La pasada semana el gobierno venezolano tuvo tres acciones que se podrían enmarcar en el nuevo rumbo de las relaciones colombo – venezolanas y que se vienen desarrollando desde el año 2010 cuando asumió la presidencia Juan Manuel Santos.
En primer lugar se realizó una reunión para impulsar planes de seguridad en la frontera. En esta reunión se adelantaron acciones para formar un sistema fronterizo de seguridad y defensa que permita combatir a la guerrilla, paramilitares y narcotraficantes. Así mismo se dispuso de un sistema de monitoreo de cultivos ilícitos.
En segundo lugar, se extraditaron al vecino país dos paramilitares que fueron capturados en Venezuela. Estas extradiciones responden de cierta forma las presiones políticas de cada lado de la frontera ya se demostró con el caso Mackled.
Por último, se retomo formalmente el proyecto de oleoducto desde la Faja del Orinoco hasta el Pacifico colombiano, que de esta forma le permitiría a Venezuela poder abrir comercialmente hacia otros destinos en esa zona.
Todas estas acciones descritas brevemente nos llevan a preguntarnos algunas cosas en torno a la relación binacional: ¿realmente el gobierno venezolano está dispuesto a enfrentar a los irregulares colombianos? ¿Las relaciones van más allá de lo comercial y terminarán impulsando un nuevo modelo de seguridad fronteriza? ¿Qué hay detrás de las extraditaciones de delincuentes hacia ambos países? y ¿ por qué no se hicieron esas mismas gestiones durante el gobierno de Álvaro Uribe si tan importante era el tema de seguridad? ¿Responde a una estrategia de basada en el interés nacional el proyecto del oleoducto hacía el Pacifico? ¿Qué tanto tiempo se mantendrán las relaciones a este nivel de convivencia? ¿Están definitivamente encaminadas las relaciones colombo – venezolanas? Amanecerá y veremos.