La otra cara de la crisis: así vive la clase alta en Venezuela
Es viernes en Caracas. Su hijo se despide y el padre se persigna: “¿Qué voy a hacer?”, pregunta. ¿Encerrarlos?”.
Golpeada por la inseguridad, la noche venezolana ha perdido vigor pero sigue siendo Venezuela, donde el alma caribeña y la fiesta a flor de piel perviven.
Este empresario de 50 años habla con BBC Mundo desde su casa en El Hatillo, una acomodada zona residencial de la capital.
Accede a conversar, pero por motivos de seguridad prefiere que su nombre no salga publicado.
Su hija también salió este viernes. Le mandará un mensaje cuando ya esté junto a sus amigas.
Más que la escasez de alimentos o medicamentos, la falta de seguridad en Caracas -que tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo- es quizás donde los más pudientes sienten el deterioro de la situación del país.
Se vive con el miedo constante a que pase algo, pero no por ello se deja de vivir.
Decidido a seguir disfrutando, este empresario todavía frecuenta sus restaurantes preferidos y esta noche va a unos de los lugares más exclusivos del país: el Lagunita Country Club, un sitio donde la membresía puede alcanzar los US$100.000. Aunque no es socio, lo invitan sus amigos.
Hasta hace no mucho ganaba hasta US$30.000 al mes, pero ahora no llega a mil luego de que la producción de su compañía cayera un 90% en los últimos tiempos.
Dice que es resultado de las trabas impuestas desde el gobierno y a que prefirió hacer las cosas por derecha aunque se viera afectado. Mantiene su estilo de vida gracias a otros negocios en el exterior.
Una clase especial
Pueden ser grandes empresarios, directores de compañías, profesionales exitosos y “boliburgueses”, personas cercanas al chavismo que crearon su riqueza gracias al gobierno.
El que tiene acceso a dólares en Venezuela todavía vive cómodo, a diferencia de la muchos que apenas pueden sobrevivir.
Se calcula que esta clase pudiente representa el 16% de la población, un poco menos de 5 millones de personas.
Se dividen en un segmento A/B, que pasó de ser el 3,1% en 1999 al 1,3% este año, y el C, que era el 18,2% cuando Hugo Chávez llegó al poder y ahora es el 14,8%.
Es un grupo de la población que, históricamente, se ha acostumbrado a un elevado nivel de vida en un país petrolero.
“Desde los 80 nadie ahorra en bolívares, Venezuela ha estado sobrevaluada, ganábamos dólares a borbotones y ahora tienes ahorros relevantes en divisas, mucho más que cualquier otra clase media-alta de América Latina”, explica Luis Vicente León, economista y director de la encuestadora Datanálisis.
Pese a que mantienen su nivel de vida, apunta que “están perdiendo capacidad de comprar y encareciendo de manera significativa su vida. Se reducen sus ahorros y sus ingresos, su flujo de caja se paró y están viviendo de lo que hicieron, no de lo que están haciendo”.