El potrerito financiero por Francisco Ibarra Bravo
Argentina es famosa por su tango, sus carnes, su futbol y su genial humor negro. La creatividad argentina no se expresa solo en las letras, la música o en un campo de futbol, hay momentos donde se manifiesta en otras áreas. Cualquier economista que se interese por temas de economía internacional tiene en la Argentina un inmenso laboratorio donde se ha ensayado de todo . La economía Argentina ha dado para todo, incluso para el fracaso económico más estruendoso del siglo pasado que quizás nuestro país logre superar. Argentina se juzga por lo que no pudo ser, pero también se juzga por lo que es. En ese ir y venir se han acuñado palabras para definir situaciones, pocas evocan tanto el “corralito financiero”.
El corralito fue implantado en diciembre de 2001 para prevenir el colapso del sistema financiero ante la compleja situación económica que vivía el país desde finales de los noventa. En resumen, el corralito imponía serias restricciones de retiro de los activos que los particulares tenían en el sistema financiero. Como era de esperarse, el corralito generó un profundo descontento social que dio al traste con gobiernos y finalmente fue solo el preludio del fin de la convertibilidad. El corralito solo fue una manera, drástica eso sí, de como un gobierno puede reprimir financieramente a sus ciudadanos. Estos episodios de represión financiera generalmente acaban con profundas transferencias entre sectores de la economía y en el mayor de los casos, directamente con confiscaciones de la riqueza de sus ciudadanos por parte del gobierno.
La idea de un corral describe perfectamente la situación financiera en la que se encontraban los ahorristas argentinos: atrapados. Si bien el ahorrista venezolano no está atrapado en un corral, tampoco puede disponer libremente de su dinero por cuanto hay infinidad de activos a los que no puede acceder por el control de cambio. Esta situación se agravó luego le la criminalización del dólar permuta. La situación del ahorrista venezolano, si bien no es lo dramática de un corral se asemeja más a un potrero. El potrerito financiero vigente en Venezuela es solo la manifestación de la represión financiera que existe en el país. Esta represión tiene un absoluto beneficiario y este es el gobierno.
La represión financiera es una forma de gravar la riqueza de los ciudadanos; sin lugar a dudas, una muy poco transparente. Cuando a usted le cobran el IVA usted entiende claramente que el estado se ha quedado con parte de su riqueza pero esta situación no es tan clara en el caso de la represión financiera que actualmente vivimos. La represión financiera en Venezuela es la principal responsable de que por un largo período de tiempo las tasas de ahorro sean reales negativas. Esto implica una transferencia de riqueza del ahorrista al deudor y en Venezuela, el principal deudor es el gobierno. El ahorrista venezolano vive pues en un potrerito financiero. Puede ahorrar en el banco, disponer de sus bolívares y adquirir productos. Lo que no puede hacer el ahorrista venezolano es, salvo contadas excepciones, ahorrar en una moneda dura, con tasas reales positivas y poder acceder a una inmensa gama de instrumentos financieros que le permitan proteger y aumentar su patrimonio. Es preciso que la población entienda los efectos de la represión financiera y comprenda que es solamente otra manera mediante la cual el gobierno confisca cada día la riqueza de sus ciudadanos. Solo una más de tantas.
Francisco Ibarra Bravo
@franibar10