“Quien acierta a pronosticar el futuro no es sabio, sino afortunado”
Proverbio árabe
La curva que uno puede trazar a lo largo de los años con respecto a los ciclos históricos y el auge y caída de los imperios y las potencias, permite a los analistas descubrir mediante variables económicas, militares, políticas, sociales y culturales, qué eventos en el futuro inmediato pudieran darse, sin recaer necesariamente en profecías o futurología.
Mucho se habla del ascenso del poder que ha tenido China en los últimos años del siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI. Unos son escépticos en creer que Estados Unidos sucumbirá a futuro para dar paso a la supremacía de potencias como China, otros son los que ven claramente un posicionamiento principal del gigante asiático en la escena internacional futura.
Sin irnos muy lejos habría que ver los espacios que han tomado los chinos: América Latina. El comercio existente entre América Latina y China se basa fundamentalmente en abastecer con sus recursos a esa zona del mundo, convirtiéndose en un significativo consumidor de materias primas, minerales, energía y productos industriales. En América Latina, el país asiático posee Tratados de Libre Comercio (TLC), uno con Chile (2005) y otro con Perú (2009), además del más reciente TLC firmado con Costa Rica (2010).
Desde la estrategia anunciada por el presidente chino, Hu Jintao, durante su visita a diversos países de América del Sur desde 2004, se anunciaban proyectos de inversión por un monto aproximado de $100 mil millones antes del 2015, con países específicos como Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Venezuela. La realidad es que la mayor parte de los lineamientos trazados desde entonces se están cumpliendo.
Existe un número importante de nuevos capitales chinos a través de alianzas estratégicas en Latinoamérica. En Venezuela se ha invertido más de $400 millones en infraestructura de 15 pozos de petróleo, producción de gas y mejora ferroviaria y de refinería; con Brasil empresas trabajan para expandir producción de petróleo, mejorar infraestructura y construir un gasoducto en unión con la empresa Petrobras; en Argentina y Bolivia las inversiones se concentran en infraestructuras y minería; en Perú las inversiones y el comercio han tenido un repunte significativo en sectores de productos no tradicionales luego de la firma del Tratado de Libre Comercio.
Relaciones Venezuela-China
Con unas relaciones diplomáticas que se establecen en 1974, los lazos bilaterales han sido definidos bajo el gobierno de Hugo Chávez como el de una Asociación Estratégica.
Desde 1999 hasta 2008, Venezuela y China han suscritos 249 acuerdos en donde figuran primordialmente inversiones chinas en áreas de minería, energía y petróleo, telecomunicaciones, vivienda, área agrícola, finanzas, créditos y armamento. El presidente venezolano Hugo Chávez ha viajado en los años 1999, 2001, 2004, 2006 y 2008 a China, se creó una Comisión Mixta de Alto Nivel Chino-Venezolano, constituida en 2001 y un Fondo de Financiamiento Bilateral en 2007 con un capital de $12 mil millones sustentado en el intercambio de 400 mil bdp venezolano.
Acuerdos y Memorándum para la transferencia de tecnología, la construcción de viviendas en el país, la explotación de petróleo, asesoría y servicios financieros en la Faja Petrolífera del Orinoco, operaciones del Banco de Desarrollo de China en el país, son parte de los arreglos recientes que se están generando entre estas dos naciones. Lo interesante sería ver, ¿qué está pasando con los acuerdos anteriores?
Si uno revista las instancias de gobierno y pregunta sobre el seguimiento que se hace a los acuerdos firmados bajo este gobierno, no se obtiene respuesta. Año tras año vemos como se firman acuerdos en materia de petróleo y la situación es que producimos menos de lo que las cifras oficiales indican, la infraestructura y la construcción de viviendas en el país está colapsada, y lejos de solventar los problemas a nivel de sector bancario y de finanzas, estamos viviendo incertidumbres constantes por las intervenciones a la banca privada.
Algo si es real donde quiera que veamos los chinos están presentes. El gobierno se queja del imperialismo y el poder de los Estados Unidos pero no se sincera con toda la entrega que se le está dando a China y otros países como Rusia o Irán, con todos estos acuerdos que se firman. Estamos simplemente cambiando un imperio por otro, el inglés por el mandarín, y además de ello, seguimos perdiendo porque el impacto que esto tiene en el venezolano, al menos en la gran mayoría, no es el de mejorar su condiciones y calidad de vida, sino más bien, el de empeorar su situación con respecto a décadas anteriores.
Adriana Boersner Herrera
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