La suerte de los Urbano comenzó y terminó en la Misión Vivienda
La suerte de la familia Urbano comenzó y terminó en la Misión Vivienda (video exclusivo)
Las autoridades investigan el motivo que llevó a un grupo de desconocidos a asesinar a sangre fría a 9 personas en el urbanismo Lomas de Guadalupe, en Ocumare del Tuy. Celos por una mujer sería lo que motivó a los delincuentes a acabar con 6 varones de una misma familia. Dos de los homicidas estarían detenidos y un GNB murió en el procedimiento

 

@ronnarisquez | Fotos y videos: @NietoAnthony

LA SUERTE DE LA FAMILIA URBANO duró apenas un mes. Después de esperar “añales” para cumplir su sueño de tener una casa, el pasado 27 de marzo recibieron, por fin, cuatro apartamentos de la Gran Misión Vivienda Venezuela, en el urbanismo Lomas de Guadalupe II, en Ocumare del Tuy.

Los 11 hermanos Urbano (7 varones y 4 hembras) crecieron rodeados de basura, en las “terrazas” del relleno sanitario de La Bonanza. Algunos nunca aprendieron a leer ni a escribir. Para la mayoría de ellos tener una vivienda, y propia, era motivo de celebración.

Por eso la música, por eso los tragos, por eso la reunión que convocó a casi todos los miembros de la familia -mamá, hermanos, sobrinos, yernos, nueras y un par de amigos- el sábado 25 de abril. Festejaban porque se cumplía un mes del “día de su suerte”, del día en que Elías Jaua, ministro de Comunas y Protector de Miranda, les entregó las llaves de las viviendas en un acto televisado.

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Tres de los apartamentos estaban ubicados en la planta baja de de la torre 15B del urbanismo Lomas de Guadalupe. Eran el 3B, 4B y 2B. Dos contiguos y uno enfrente. Esta distribución les daba la ventaja de poder usar el amplio pasillo como área social de la familia.

Allí se encontraban a la 1:00 de la mañana del domingo 26 de abril cuando recibieron la “visita” de un grupo de desconocidos: entre siete y 10 hombres y una mujer. “Saludar a algunos de la fiesta, hasta a mi papá que no los conocía. Se pusieron a tomar cerca, pero no estaban con nosotros. Nos compraron caña, y se pusieron a escuchar música. Había una mujer, ella sí iba de un grupo al otro. Se tomaba un trago allá y luego venía. Hasta llegó a entrar a uno de los apartamentos”, contó una adolescente que estaba en el lugar, hija de una de las nueve víctimas de la masacre.

La mujer, apodada “La Nena”, según se supo extraoficialmente “le sacaba fiesta a Jorge -uno de los cinco hermanos Urbano que se encontraba en el lugar-. Se tomó hasta una foto con su celular, pero era pareja de uno de los hombres con los que llegó”, contó Juana Urbano, tía de las víctimas.

La celebración continuó, con cada grupo en lo suyo. Pero aproximadamente a las 3:00 am los visitantes acabaron la fiesta a plomo. “Ellos empezaron a echarle tiro a todo el mundo. A todos los que estaban afuera. Después se metieron para los apartamentos y buscaban a los hombres. Cuando terminaron se fueron caminando”, contó una de las sobrevivientes, quien asegura que los atacantes eran muchachos muy jóvenes, menores de 20 años de edad. Recuerda que tenían armas pequeñas, que disparaban con rapidez (pistolas).

“Yo estaba cerca de la puerta de la casa y me metí corriendo. Mi papá cayó al lado mío.  Después me agache y comencé a hablarle a mi papá, porque todavía estaba vivo. Pero ellos volvieron. Un chamo me puso una pistola en la cabeza y me dijo: ‘¡párate!’. Le pedí que no matara a mi papá y dijo: ‘Todos tienen que morir’. Después lo remató, le dio muchos tiros. Era un muchacho jovencito y morenito. Eran puros carajitos”, relató una de las hija de Plácido Iván Delgado, esposo de una de las hermanas Urbano.

Delgado, tenía 49 años de edad, era albañil y le gustaba jugar beisbol. No era de los Valles del Tuy, ni vivía por ahí. “Él era de Caucagua y vivía en Catia, Tenía 9 hijos y trabajaba en Ciudad Caribia. Era un hombre sano y trabajador. Solo vino de visita, por la fiesta”, dijo Mileidis Delgado, una de las hijas de Plácido Delgado, mientras se quejaba por la demora en la entrega de los cadáveres en la morgue de Ocumare del Tuy.

Las otras víctimas de la masacre fueron los hermanos Aníbal José Cedeño Urbanos, de 40 años de edad; José Gabriel Urbano, de 29 años; Jorge Luis Cedeño Urbano, de 33 años; Yovanny José Urbano, de 37 años; y Carlos José Cedeño Urbano, de 26 años; su sobrino Jovel José Urbano Santamaría, de 20 años; y los vecinos Frank Alexander Arévalo, de 21 años; Jefferson José Reyes, de 16 años.

La matanza dejó 9 muertos y 4 heridos. Los cuerpos quedaron en el pasillo, donde minutos antes estuvieron celebrando por las casas que recibieron  la madre de los hermanos Urbano, dos de las mujeres de la familia y otro de los hombres. Este fue el único que logró salvarse del ataque, porque no se encontraba en el lugar. “Los heridos fueron tres mujeres y un muchacho que estaban en el medio cuando ellos dispararon”, contó otra testigo, que agregó que en la fiesta había unas 30 personas entre adultos y niños. 

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Mataron a 9 por una mujer 

Jovel José Urbano Santamaría era el orgullo de la familia, se había graduado de bachiller hace dos años y desde entonces se dedicó a trabajar con su papá vendiendo productos de limpieza. “Él no vivía allí. Fue a la fiesta en la casa de su abuela”, dijo su papá, uno de los dos hermanos Urbano, que sobrevivió.

Prefirió no decir su nombre por seguridad y explicó que sus hermanas abandonaron los apartamentos y no piensan volver. Van a pedirle al alcalde de Charallave, Humberto Márquez que los cambie para otro urbanismo. “Mis hermanos recogían aluminio y papel en La Bonanza. Siempre vivieron allí, hasta que les dieron los apartamentos. Ellos solo estaban pendientes de su trabajo y de su aguardiente. No estaban metidos en nada”, dijo el hombre, que desmintió las versiones sobre un posible ajuste de cuentas por droga y una guerra de supuestos pranes de la misión vivienda por el control del lugar.

“Esos tipos eran de otro edificios de la zona. Y se lacrearon (se divirtieron, se sintieron poderosos) matando a ese poco de gente ahí sin necesidad”, aseguró el hermano de las víctimas.

Un funcionario del Cicpc, que trabaja en Ocumare del Tuy, tiene una opinión similar. “A lo mejor los mataron por nada. Esto aquí está así”. Los jefes de la Delegación de Ocumare, que se encontraban el edificio donde ocurrió la masacre, prefirieron no ofrecer versiones sobre el móvil. “Aquí estamos investigando, igual que ustedes”, dijo uno de los comisarios.

Sin embargo, algunas de las sobrevivientes aseguran que el motivo del ataque fue la mujer que acompañaba a los homicidas. La llamaban “La Nena” y según versiones de familiares de los Urbano coqueteaba con Jorge Urbano, mientras compartía con sus acompañantes, entre quienes estaba su pareja. El hombre celoso decidió acabar con todos los varones de la fiesta en venganza.

La mujer estaría identificada por fotos y el Cicpc ya habría detenido a dos de los presuntos homicidas, según versiones extraoficiales. También habrían muerto en un enfrentamiento con la Guardia Nacional Bolivariana otros tres hombres, presuntamente responsables de la masacre.

Un GNB y tres delincuentes caídos

A mediodía del lunes, mientras la GNB realizaba un operativo, en el marco del despliegue de seguridad anunciado por Elías Jaua en el estado Miranda, el viernes 24 de abril, se produjo en un enfrentamiento en los edificios de Ciudad Betania II, otro urbanismo de la Misión Vivienda.

El sargento segundo de la GNB, Ensoni Mendoza Rojas, murió al ser atacado con una granada, en ese sector de Ocumare, donde funciona desde 2013 una de las zonas de paz implementadas por el viceministro de Seguridad Ciudadana, José Vicente Rangel Ávalos, para pacificar a las bandas delictivas y reducir la criminalidad.

“Nos dijeron que hay que poner orden aquí. Los Valles del Tuy es los sitios más peligrosos del país”, soltó entredientes un funcionario de la GNB, mientras intentaba impedir el paso a los residentes de Ciudad Betania, para protegerlos del tiroteo que duró dos horas.

El GNB confirmó que también trabajaban en la captura de los autores de la masacre de La Guadalupe. Más de 200 funcionarios tomaron una decena de torres de Ciudad Betania. Había equipos de inteligencia, que cubrían sus rostros con pasamontañas, y efectivos con chalecos de la Guardia del Pueblo.

No permitían el paso de vehículos y todos las personas que salían en carros eran requisadas. Comisiones del Cicpc llegaron al lugar para apoyar en el procedimiento y un centenar de jóvenes fueron detenidos.

“No entendemos qué está pasando. Esto aquí es muy seguro y muy tranquilo. Yo duermo con las puertas abiertas”, decía una residente de Ciudad Betania, mientras sus acompañantes le daban la razón. Parecía que no se habían enterado de la matanza de 9 personas, ocurrida a unos 300 metros de sus casas. Seguramente también desconocen que el municipio Tomás Lander (Ocumare), donde viven, tiene una de las tasas de homicidios más alta del país: 129 asesinatos por cada 100.000 habitantes.

Su reclamo airado por la acción de la GNB, seguía acompañado de improperios contra los funcionarios. Sus vecinos la secundaron y aseguraron que los uniformados no entraban a ese urbanismo de la Misión vivienda desde hacía un par de años.

Familares victimas ocumare de tuy

Mientras el procedimiento se desarrollaba, los familiares de las víctimas la masacre se encontraban en la morgue de Ocumare, donde no hay forense desde hace 7 años y las cavas no funcionan hace dos. Estaban allí desde el mediodía del domingo. Primero esperaron por la firma de un fiscal del Ministerio Público y luego por la de un funcionario de la medicatura, que realizaba el levantamiento del cadáver del GNB asesinado en Ciudad Betania.

La espera se prolongó hasta pasadas las 7:00 pm del lunes, cuando finalmente los cadáveres de los 9 hombres fueron trasladados a la morgue de Los Teques para las autopsias. Todavía no estaban listos.

Las mujeres, entre ellas la matrona, de la familia Urbano, aseguran que no regresarán a los apartamentos de Lomas de Guadalupe II. Esos que les dio el Gobierno y les cambiaron la suerte…