Para quienes nos movemos en el espacio de la academia, entre las aulas de clases y los jóvenes, quizás también en la investigación, la lectura resulta una práctica no solo de obligación para ir enriqueciendo nuestras lecciones y estar al día, sino que también es un ejercicio que sirve para confrontar el pensamiento e irlo nutriendo de nuevas referencias. Desde esa óptica, quizás muy academicista, la lectura de libros-ensayos sobre temas puntuales, parciales o de largo alcance tiene que ver con nuestra área de interés y con la necesidad de nutrir la llamada jerga académica tan exigida en los recintos universitarios (Homo academicus). En esos ambientes la novela, como parte del mundo literario, no siempre es muy bien vista para referir desde ella teoría o formular alguna hipótesis con sentido de cientificidad.
La novela, a la que acudimos en ciertos momentos, ya sea para pasar un rato o para saber por dónde anda el mundo de la ficción, de los imaginarios y de las identidades de la cultura, resulta un ejercicio de lectura que nos permite acceder a otras vidas y circunstancias que pueden servir para vernos en ese espejo, para introducirnos en otros planos y descubrir el encanto de la buena escritura. Desde la literatura se nos revela de qué esta hecha la imaginación, pero ella también puede ser fuente de inspiración y refugio, incluso ser una estupenda compañía de travesía.
Todo esto viene a cuento para referirnos a que el 12 de mayo se llevó a cabo, en la ciudad de Madrid, un diálogo entre los tres escritores más leídos de la Editorial Alfaguara que está cumpliendo cincuenta años de existencia: Mario Vargas Llosa, Javier Marías y Arturo Pérez-Reverte. Ese diálogo fue reproducido aquí en Venezuela por el portal Prodavinci el 19 de mayo. Relatos de vida; cotidianidades y manías literarias; relación de los tres escritores con sus libros, con su infancia; historias anecdóticas; secretos personales y literarios y su relación con el público convertido en lector… Toda una experiencia y obligatoria referencia para conocer en detalle, a viva voz, el espesor literario y humano de estos tres escritores iberoamericanos: un latinoamericano nacido en Perú y dos españoles. Un premio Nobel de Literatura, actor clave del llamado boom y voz autorizada para hablar y escribir del nacionalismo latinoamericano sin prejuicios. Por el otro frente, dos escritores del mundo español, testigos desde niños del desmoronamiento de la dictadura franquista (nacidos ambos en 1951) y consecuentes articulistas de la democracia como utopía de vida y críticos frente a lo político, pero admitiendo la necesidad de la política. Son Javier Marías y Arturo Pérez-Reverte.
Si la sociología, o la psicología social, la historia y hasta la economía sirven para desentrañar temas que tienen que ver con nuestras vidas y realidades, con problemáticas de interés público… Ahora la pluma de los escritores, a través de la novela en su acepción precientífica como aluden algunos, nos muestra los mismos análisis con una visión más próxima, con formas menos enredadas. Lo hacen a través de historias de ficción en las cuales creadores como Vargas Llosa, Reverte o Marías rompen las fronteras y se adentran en un mundo imaginado, con personajes también imaginados, pero que tienen sus referentes, casi seguro, en la realidad concreta y diaria. De alguna manera la novela, la buena obra literaria, es un trabajo de paciente arqueología que va construyendo línea tras línea, párrafo tras párrafo y página tras página la historia. Así, la buena novela se convierte o deviene en objeto mágico como diría Ítalo Calvino. Acudimos a ella cada vez que sea necesario porque descubrimos desde la narrativa que la vida transcurre sin teorizaciones y sin hipótesis, sino desde cómo se percibe lo vivido. Es lo que dijera en cierta ocasión Juan Rulfo: “A los escritores les toca aportar el realismo o la irrealidad; lo mágico es la existencia de lectores”.
Y vaya que estos tres tienen lectores. Recorramos solamente lo último publicado. El sueño del celta (2011), El héroe discreto(2013) de Mario Vargas Llosa. De Arturo Pérez-Reverte lo más reciente: El tango de la guardia vieja (2012) y El francotirador paciente (2013), y de Javier Marías Los enamoramientos (2011). Cada una de esas novelas, tan distintas y distantes, no son más que creación y experiencia de personajes, temporalidades y tramas, que circulan a través de la ficción que sirve para entender cómo la realidad “no es una referencia objetiva, externa al discurso, sino que siempre es construida en y por el lenguaje”.
En este des-orden en el que estamos todos sumergidos en el país, la lectura de esas novelas nos pueden ayudar no a olvidar lo que sucede, sino más bien a no perdernos en nuestra tragicómica y cínica realidad.
Marcelino Bisbal