Protestas 2017 | Paul Moreno: El único paciente que no atendió la Cruz Verde - Runrun
Protestas 2017 |  Paul Moreno: El único paciente que no atendió la Cruz Verde
El brigadista y estudiante de medicina fue la víctima número 62 de las protestas antigubernamentales de 2017 y uno de los 12 caídos en el estado Zulia según el registro de  Runrunes
La nueva audiencia donde acudirá el supuesto victimario, Omar Barrios, se llevará a cabo a principios de junio de 2018
Familiares y compañeros decidieron crear una asociación con el nombre de Paul para ofrecer atención médica gratuita y dotar de medicinas a personas de escasos recursos

 

@franzambranor

A UN COSTADO DE LA AVENIDA Fuerzas Armadas en Maracaibo, a la altura de la calle 42, Paul Moreno, descansaba sentado luego de prestar servicios como brigadista voluntario en una marcha que nunca llegó a la sede del Consejo Nacional Electoral. Eran días de intensa protesta en la capital zuliana y ese 18 de mayo de 2017, pasadas las 3:00 pm, Paúl había dado por concluida su misión con la Cruz Verde. Una camioneta Hilux con vidrios ahumados se detuvo a metros de donde estaba el estudiante del quinto año de Medicina en la Universidad del Zulia, pero a diferencia del resto de los vehículos no dio una vuelta en “U” para sortear la barricada que habían levantado algunos manifestantes. Aceleró, hizo un rápido giro y se llevó por delante a Paul.

El joven falleció casi en el acto. Giovanni Varela, coordinador de primeros auxilios de LUZ, estaba a una cuadra de distancia y escuchó el brusco escape del carro. Minutos después, un desconocido se le acercó diciéndole: “mataron al paramédico, lo mataron, lo mataron”.

Varela, junto al grupo de profesionales que lidera, corrió al sitio y cuando llegó presenció una escena que jamás olvidará. “No vi a Paul tendido en el suelo, ya se lo habían llevado porque el Hospital Adolfo Pons queda muy cerca de allí. Había demasiada sangre en el piso, sabía que algo estaba mal…fue el único paciente que no pudimos atender y cuánto lo sentimos”.

En el Adolfo Pons no cabía un alma, según Varela. Allá también arribó instantes después la persona que más lamentaría el deceso de Paul: su madre, Marlene Camacho, quien solía acompañarlo a todas las manifestaciones. Ese día casualmente se quedó en casa. El propio Paul le pidió que bajara la frecuencia de participación en las protestas de calle porque se estaban tornando cada día más peligrosas. “Me tocó la puerta un compañero de él y me dijo: mami vístete porque a Paul lo atropelló un carro y necesitan tu sangre”, dijo Camacho.

Sacó fuerzas desde donde no tenía para vestirse y emprendió camino. Entró como una tromba a la emergencia del hospital. Allí un grupo de médicos la esperaban con caras largas, como tratando de atajarla antes de confrontar la dura realidad de haber perdido a un hijo.

“Yo confieso que me volví como loca, lo tenían en una camilla, me despedí con un beso, nunca me olvidaré de eso”.

Camacho asegura que ese fatídico día llamó por teléfono a su hijo cerca de la 1:00 pm y le dejó un mensaje de voz para recordarle que lo esperaba para almorzar.

“Él me dijo que no me preocupara, que iba a regresar temprano porque tenía que seguir trabajando esa tarde…a mí me daba miedo, porque para esa época ya habían como 40 muertos en el país, pero él siempre me tranquilizaba, me comentaba que ese era su trabajo: salvar vidas”.

Su hermano mayor Carlos estaba a miles de kilómetros de distancia, en Madrid, donde reside desde hace dos años. Era inevitable que Carlos, quien es periodista y fue director del periódico Versión Final, se enterase por las redes sociales porque además seguía el desarrollo de las protestas con especial interés.

“Hablamos un par de días antes del suceso y le pedí que se cuidara porque la represión estaba recrudeciendo. Le dije que los cuerpos de seguridad estaban saliendo a matar; él siempre me daba tranquilidad y me decía que ese era el trabajo que le correspondía”, aseveró Carlos desde España.

“Él estaba allí para todos, tanto para los que eran opositores como para los chavistas, socorría a los que sufrían de un lado y otro”, asegura el tío de Paul, Octavio Gómez, director de Finanzas de la Asociación Civil “Dr. Paul Moreno Camacho”.

Marlene Camacho relató que horas antes de morir Paul había auxiliado a un manifestante que sufría de asma y se había ahogado con el humo de una bomba lacrimógena. Paul se quitó la máscara que portaba y se la puso al joven afectado.

“Luego durante uno de los homenajes a mi hijo, la mamá de ese muchacho se me acercó y me dijo que Paul le había salvado la vida a su hijo”.

El supuesto culpable y proceso judicial

Luego del suceso, el Ministerio Público aún comandado por Luisa Ortega Díaz, designó al fiscal 4to del Zulia, Israel Vargas para dirigir la investigación.

A bordo de la camioneta Hilux blanca de vidrios ahumados nunca se determinó cuántas personas iban en realidad. En un principio se hablaba de tres individuos y luego se expuso que una pareja formada por Omar Andrés Barrios, de entonces 22 años y Liz Mary Hernández, de 20. También se creía que quien estaba al volante era Hernández, pero en la audiencia de presentación de ambos, Barrios asumió la conducción del vehículo.

Omar Andrés es hijo de Omar Barrios, dueño de la farmacia La Zuliana y el Supermercado La Fiorella, establecimientos donde en diciembre de 2017, la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) incautó 600 cajas de medicamentos provenientes del convenio Cuba-Venezuela.

Luego de arrollar a Paul, Barrios y su compañera huyeron del lugar. Siete días después familiares del señalado como asesino de Paul aseguraron que se entregó voluntariamente, aunque Carlos Moreno niega rotundamente esa tesis.

“Estaba oculto en su residencia que, por cierto, queda en una zona acomodada de Maracaibo”, dijo el mayor de los Moreno. “Quisieron hacerlo ver como que sí se entregó y eso es mentira, fue una captura empujada por la presión social y la indignación que había en ese momento, ellos incluso trataron de contactarnos para ver si llegábamos a un arreglo”.

Posterior a dos días de deliberaciones, la jueza sexta de control, Milagros Méndez, dictó libertad plena para Hernández, mientras que a Barrios le ratificó la privativa por el supuesto delito de homicidio calificado con alevosía.

“Eso es una aberración jurídica porque ella sabía el paradero del victimario de Paul y de algunas modificaciones que se le hicieron a la camioneta Hailux que lo arrolló con la intención de que no la encontrasen, ella es cómplice”, sostuvo Carlos Moreno.

“El habló cerca de dos horas y ella por 50 minutos y ambas declaraciones estuvieron repletas de contradicciones. Ella dijo que Barrios había bajado el vidrio para mediar con quienes obstruían el tránsito, cuestión que él no hizo, entonces él manifestó que le habían lanzado piedras al vehículo y ella no, y cosas así por el estilo”, indicó Moreno.

“Tuvimos seis meses de retardo procesal por razones tan banales como que la jueza se sentía mal o que no había luz en el juzgado”, agregó.

Aunado a esa decisión en noviembre de 2017, la jueza encargada Yesiré Rincón emitió la sentencia Nro 050-2017 en la que ubica la muerte de Paul Moreno el 2 de agosto de 2009.

Con el cambio de fechas, Rincón eximió parcialmente a Barrios de la calificación intermedia de homicidio intencional a título de dolo eventual, una sentencia de criterio aprobada por el Tribunal Supremo de Justicia en 2011.

En el texto, la jueza Rincón argumenta que aunque el homicidio de Paul se trató de un accidente por imprudencia de Barrios y la falta de cuidado del joven brigadista por estar en una vía pública, el hecho no encajaba en la calificación de homicidio intencional a título de dolo eventual.

“Ella dijo que no se podía apegar a una sentencia de 2011 del TSJ porque Paul había muerto en 2009, así de simple”, expuso Moreno.

De esa manera, Barrios quedaba en libertad con régimen de presentación de un año y siete meses, además de prohibición de salida del país.

“Otro de los argumentos que esgrimió la juez fue que Paul no tenía derecho de estar obstruyendo el tránsito y este señor sí lo tenía para circular”, reclamó el hermano de la víctima.

Pero las acciones de la familia Moreno surtieron efecto y la Corte de Apelaciones con ponencia de la magistrada Maurelis Vílchez decidió el 31 de enero de este año revocar la libertad a Barrios y ordenó arresto domiciliario mientras se espera una nueva audiencia preliminar.

Moreno denunció que el pasado 9 de mayo intentaron hacer una audiencia sin la presencia de los familiares y la defensa.

“A todas estas no sabemos si Barrios está cumpliendo ese arresto domiciliario, no sabemos qué organismo lo custodia, a mí me da la impresión que incluso podría estar fuera de Venezuela”, indicó Marlene Camacho.

Moreno aseguró que la nueva audiencia tendrá lugar el próximo 4 de junio. “Nosotros no confiamos en la justicia venezolana, no solo por el caso de Paul, sino por todas las familias de muchachos que han sido asesinados. Pese a eso, no vamos a dejar de luchar para que se haga justicia dentro y fuera del país”.

La vocación y la asociación

Para Giovanni Varela, coordinador de primeros auxilios de la Universidad del Zulia, Paul Moreno era una inspiración. “Yo pienso que Paul era un ejemplo porque la facultad de Medicina de LUZ tiene 8 mil estudiantes y de esos, 30 preferimos estar en la calle, ayudando a la gente”.

La brigada de la Cruz Verde surgió de manera espontánea afirmó Varela.

“El equipo comenzó a trabajar el 19 de abril de 2017 a propósito de las intensas protestas aquí en Maracaibo y motivados también por el trabajo que hicieron los colegas de la UCV en 2014”, dijo.

Varela manifestó que el grupo de voluntarios llegó a atender entre 40 y 50 heridos por día durante las protestas del año pasado.

“Establecimos una hermandad entre nosotros, nos dimos cuenta que las protestas iban escalando y también los heridos, tanto manifestantes como miembros de cuerpos de seguridad del Estado, así como gente que no tenía que ver con el asunto”.

Varela aseguró que entre los afectados resaltan 8 por arma de fuego, uno de ellos un menor de edad de 17 años que tenía una herida en la arteria femoral.

Manifestó que posterior al asesinato de Paul hubo un obvio luto y repliegue de los miembros de la Cruz Verde. “Muchos no querían salir por miedo”.

Pero pasado el tiempo retomaron las calles y concluidas las manifestaciones presenciaron un fenómeno que no esperaban.

“Hubo un interés inmenso en formar parte del equipo, desde que Paul murió empezamos a recibir solicitudes, hoy en día somos 120 voluntarios”.

“Luego de que cesaron las marchas, nos reunimos para replantearnos nuestra labor y decidimos que teníamos que ayudar a las comunidades más necesitadas, ahora hacemos jornadas médicas en 13 sitios diferentes del estado Zulia y atendemos a 4 mil pacientes”.

Pero la repentina muerte de Paul Moreno no solo inspiró a cientos de compañeros a hacer labor social, también a sus familiares que crearon una asociación con su nombre.

“La asociación civil la hicimos para que prevalezca el anhelo que Paul tuvo en la vida, que era la lucha por la igualdad”, sentenció su tío, Octavio Gómez.

La asociación se encarga de llevar a cabo acciones sociales y recolectar medicinas y nutrientes para personas de escasos recursos. Funciona tanto en Venezuela como en España con el apoyo de la Unión Europea. “Atendemos a enfermos y hacemos entregas de medicamentos gratuitos a la gente”, agregó Gómez.

Marlene Camacho, madre de Paul, entrega un donativo a nombre de la asociación

Este 18 de mayo, a un año del asesinato de Paul, familiares y compañeros aspiran llevar a cabo varios actos.

Rendirán tributo al estudiante en la Facultad de Medicina, donde hay un mural con su imagen, harán una misa cerca de su residencia y acudirán al sitio donde fue asesinado en la avenida Fuerzas Armadas, vía a la que la alcaldesa Eveling Trejo de Rosales le puso el nombre de “Paul Moreno Camacho” y posteriormente el dirigente municipal Willy Casanova optó por quitar.

“Estas fechas son fuertes porque se revive todo, no hay un día que pase que no piense en mi hermano”, dijo Carlos Moreno. “Este año se me hubiese graduado de médico”, recordó su madre Marlene Camacho.