“Papá, ¿la gente está tan brava porque Maduro hace mal su trabajo?”. Fue la pregunta que Valentina, de cinco años de edad, le hizo a su papá, Antonio Silvera, quien, sorprendido por la repentina curiosidad de la niña, optó por responderle con un ejemplo, explicándole que Nicolás Maduro era como el jefe de una gran familia, encargado de proveer a sus hijos de las cosas que necesitaban y que ahora no tenían, pero que ella solo debía dedicarse a ser una niña feliz.

Escenas como esta se repiten a diario en los hogares venezolanos, en los que resulta casi imposible mantener a los niños al margen de la situación de protestas, violencia y descontento que abruma al país en la actualidad y que ha elevado los niveles de estrés de todos los ciudadanos.

Silvera describió este como un momento inédito, pues asegura que su hija “jamás se había interesado por estos temas, pero me hizo la pregunta mientras veíamos las noticias en casa”.

Los expertos explican esta situación alegando que ningún venezolano está fuera de la tensión política que vive el país, y aclaran que es el deber de padres y representantes darles a sus niños información de lo que está ocurriendo y protegerlos tanto como sea posible del contexto que les ha tocado vivir.

Yelena Yanes, presidenta del Colegio de Psicólogos del estado Miranda, puntualizó la importancia de no mentir a los infantes y de responder “sin drama” a cada una de sus preguntas sobre este tema, pues eso evitará la incertidumbre o los mensajes equivocados.

“Lo estresante no son las marchas o el clima político, sino cómo los niños perciben esa situación. No es la circunstancia, sino la percepción de esta en sí misma”, explicó Yanes al referirse a los agentes estresores, y aclaró que los niños se contagian de las emociones de sus padres, de allí la importancia de que estos procuren no discutir, frente a los infantes, asuntos políticos que expongan su repudio hacía algún sector.

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