Desde 2013 Maduro duplicó la cantidad de militares en su gabinete
Desde 2013 Maduro duplicó la cantidad de militares en su gabinete

Foto: @PresidencialVen

56% de los ministros del área económica provienen de la FANB
Durante el gobierno de Hugo Chávez, el promedio era de 2 militares por cada 10 carteras ministeriales

 

@FranzvonBergen

EN LA PROCESIÓN DE LA DIVINA PASTORA, el domingo 14 de enero en la ciudad de Barquisimeto, estado Lara, la tarima con toldo dispuesta para que las autoridades militares se sentaran a salvo del sol quedó vacía: los feligreses lanzaron naranjas, mandarinas y les gritaron “¡Fuera, fuera!” a los uniformados, que debieron irse. Después de la actuación de los miembros de las Fuerzas Armadas durante las protestas de abril de 2017, el rechazo de la calle hacia los militares parece crecer.

En el entorno de Nicolás Maduro, sin embargo, el fenómeno del pretorianismo, entendido como “la influencia política abusiva ejercida por un grupo militar”, ha llegado a su mayor grado en Venezuela. Desde que inició su periodo presidencial, el peso dentro de su gabinete de oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, retirados o activos, no deja de aumentar.

En su primer año de gobierno, controlaron la mayor parte del tiempo 21,9% de los puestos, cifra que subió a 25,8% en 2014; a 27,6% en 2015; a 29,4% en 2016; a 37,1% en 2017; y que inicia 2018 en 40%. Se puede decir que los militares han duplicado su presencia, pasando de ser 6 en 2013 a ser 14 actualmente.

Los porcentajes superan ampliamente a los del gobierno de Hugo Chávez, en cuyos casi 15 años de gestión los militares controlaron 2 de cada 10 carteras en promedio. El actual gabinete de Maduro tiene a oficiales al mando en 4 de cada 10.

Durante los años de gestión de Chávez, 2004 fue el que contó con mayor presencia militar en el gabinete: oficiales activos o retirados estuvieron a cargo de 31,8% de los 22 ministerios que había entonces. Eran momentos de inestabilidad. La popularidad de Chávez venía de su peor año en 2003, al llegar a 39,3%, según Datanálisis. Acababa de superar el golpe de Estado de abril de 2002 y el paro petrolero que se prolongó hasta 2003; además, el 15 de agosto de 2004 tuvo que ganar un referéndum revocatorio para poder continuar su gestión. Ergo: el chavismo se pinta de verde oliva cuando es impopular y se complica su manejo de los hilos del poder, como ha pasado con Maduro en los últimos años.

Dueños de la economía

En 2004 la preponderancia castrense se limitó al área política del gabinete. Oficiales controlaron los ministerios de Comunicación e Información, Despacho de la Presidencia, Interior y Justicia y Defensa, mientras que solo mandaron en 30% de los despachos relativos al sector económico y ninguno del área social.

La situación es distinta ahora. En medio de la crisis más severa de la historia reciente, la economía está mayoritariamente en manos militares. Manejan 3 de los 4 ministerios relacionados con la alimentación y 6 de 4 vinculados a la producción. Finanzas es la única sub área que ha quedado enteramente en manos civiles. En total, mandan actualmente sobre 56% de los despachos relacionados con la actividad económica, algo nunca antes visto en los años de chavismo.

Por si fuera poco, tienen también un control importante sobre el área política, en la que son la cabeza de la mitad de las carteras, incluidas algunas de gran importancia como Interior, Defensa y Despacho de la Presidencia.

Proyecto verde oliva

El nuevo despertar del pretorianismo en Venezuela ocurrió el 4 de febrero de 1992, cuando Chávez dirigió el golpe de Estado contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Desde 1958, luego de la caída de Marcos Pérez Jiménez, el sector militar se había mantenido a raya luego de años de controlar la política nacional desde que Juan Vicente Gómez institucionalizó las Fuerzas Armadas a principios del siglo XX y se apoyó en estas para gobernar por 27 años.

Ahora, con un presidente civil, el pretorianismo se fortalece y no se limita a los ministerios. También se incrementa en la comunicación presidencial y en los candidatos que escoge el oficialismo. Maduro, por ejemplo, no habla de dirección política a secas. Le agrega el epíteto de “dirección política militar”. Además, tal como hacía su predecesor, utiliza un lenguaje estrictamente castrense: nombra unidades de batalla, habla de guerra económica, invasiones, de ofensivas y contraofensivas, y se apropió de la figura organizativa castrense del Estado Mayor para enfrentar problemas de toda índole como el contrabando, la crisis eléctrica o las epidemias.

Gabinete Maduro3-01