Dilma Rousseff fue notificada oficialmente sobre la apertura del juicio político y suspensión de mandato como presidenta después de que el Senado brasileño aprobara el impeachment en su contra. Igualmente, el ahora presidente, Michel Temer, ya fue informado que puede asumir el cargo durante, al menos, seis meses.

Durante sus primeras palabras tras conocer la decisión, Rousseff aseguró que se trata de un golpe de estado e indicó que su gobierno siempre ha sufrido de un «intenso sabotaje». «Lo que está en juego no es mi mandato (…) es el respeto a las urnas, de la voluntad de los brasileños, las conquistas de los últimos 13 años» afirmó recordando que fue electa por 54 millones de brasileños.

Acompañada de 22 de sus ministros, algunos senadores y diputados, Rousseff admitió que «he podido cometer errores, pero no he cometido crímenes. Estoy siendo juzgada injustamente». Sobre la acusación de alterar las cuentas públicas para equilibrar los balances a base de pedir dinero a grandes bancos públicos, la ex mandataria recordó que no es una práctica nueva y que nadie había sido juzgado por ello.

«El juicio sin crimen de responsabilidad es un golpe» aseguró para luego calificar de fraudulento el proceso en su contra. «Me acusan de un crimen falso. Tratan como crimen a un acto normal de gestión. Todo lo que hice fueron actos legales.»

Se mostró orgullosa de ser la primera mujer brasileña elegida democráticamente en las urnas y mencionó los desafíos que ha tenido que afrontar y sufrir durante su vida. «He sufrido el dolor invisible de la tortura, y ahora sufro, una vez más, el dolor de la injusticia. Lo que duele es la injusticia», comentó durante su discurso.

Le pidió a sus seguidores que se mantuvieran en la lucha unidos pero de forma pacífica e hizo un llamado a los brasileños que crean en la democracia apoyar su causa.

«Jamás voy a desistir de luchar». Con esas afirmación concluyó su discurso para luego sumarse a un acto con movimientos sociales en frente del Palacio de Planalto, sede del Gobierno.