Cae imagen de presidentes por baja en economía latinoamericana
Cae imagen de presidentes por baja en economía latinoamericana

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Desde México hasta Argentina, los mandatarios latinoamericanos registran descensos en su popularidad, golpeados por la crisis económica, escándalos de corrupción y la incapacidad de sus Gobiernos para responder a las demandas sociales.

En Brasil, la imagen de Dilma Rousseff ha caído drásticamente a casi 20% en los dos primeros meses de su segundo mandato. La mandataria atraviesa una crisis política tras el escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, aunado a perspectivas económicas negativas para el país.

Cristina Fernández de Kirchner, en Argentina, ve transitar su último año de Gobierno en medio de una crisis de confianza por parte de los mercados financieros internacionales, además de condiciones internas negativas debido a la escasez de divisas, alta inflación y merma en las reservas del Banco Central. La popularidad de la mandataria austral cayó en febrero del 32,5% al 29,8% luego de la polémica muerte del fiscal Alberto Nisman.

En Chile, la aprobación de Michelle Bachelet cayó 18 puntos porcentuales, del 52% al 34%, en la primera semana de marzo, tras hacerse pública la presunta vinculación de su hijo Sebastián Dávalos con un caso de tráfico de influencias.

El colombiano Juan Manuel Santos, por su parte, mantiene niveles de popularidad que no sobrepasan el 40%, en el contexto del proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para poner fin a un conflicto armado de más de medio siglo.

La violencia y el débil desempeño económico de México ha impactado también en la imagen de Enrique Peña Nieto, cuya popularidad ha bajado del 50% al 39% al iniciar 2015.

Sin embargo, la baja popularidad afecta más a los mandatarios de Perú y Venezuela, Ollanta Humala y Nicolás Maduro, respectivamente, con niveles que rondan el 22%.

En febrero, Humala se vio obligado a renovar parcialmente su gabinete para evitar una moción de censura en el Parlamento. En tanto, la caída de los precios del petróleo ha agravado la crisis económica en Venezuela y erosionado la imagen del jefe de Estado a su nivel más bajo, según la firma privada Datanálisis.

«La crisis económica evidentemente tiene un efecto político… Los gobiernos de la región se están viendo afectados y por eso podemos hablar que el fin de ciclo de la bonanza producto del crecimiento de los países emergentes está teniendo un impacto», explica Kenneth Ramírez, presidente del Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales (Covri).

Tras una década de crecimiento económico elevado producto de las exportaciones de materias primas, la región sufre ahora por la caída de los precios del petróleo, el cobre y la soya. El bajón económico se traduce inevitablemente en malestar social, que termina por minar la imagen de los gobiernos.

En Brasil, el primer periodo de Dilma Rousseff sufrió olas de protestas de las clases medias, que exigían mejoras en los servicios públicos y la educación. En los comicios por su reelección, la mandataria consiguió un triunfo muy ajustado, al tiempo que su campaña estuvo marcada por una retórica para atraer el voto de los sectores pobres. El impacto negativo de la crisis ha colocado la posibilidad de un impeachment (juicio político) contra Rousseff dentro de la agenda política, resalta Ramírez.

El boom de las exportaciones de materias primas durante una década coincidió con el auge de gobiernos de izquierda progresistas, que llevaron a cabo procesos de inclusión social importantes. «Hay nuevas demandas por parte de estas sociedades que salieron de la pobreza y ahora se ven frustradas por las altas tasas de inflación», señala el analista.

La corrupción pasa factura

En contextos económicos difíciles, los escándalos de corrupción se hacen más notables. Varios de los partidos que gobiernan en países de la región tienen muchos años en el poder. «En una situación de crisis económica, eso genera una respuesta de indignación y de repudio, por más que los gobiernos intenten abrir procesos de investigación», sostiene.

La bonanza económica que experimentó América Latina al comenzar el siglo, basada en la exportación de commodities, produjo un crecimiento elevado, pero volátil.

«Nos seguimos insertando en el sistema económico mundial como países exportadores de materias primas y eso no genera desarrollo», asevera el analista, que considera que uno de los retos de la región es mantener los avances en equidad social y reducción de la pobreza logrados durante el repunte económico, a la par que se busca retomar el crecimiento.