Alejado de la celebración, el 27 de junio, día del periodista en Venezuela se ha convertido en una fecha para demandar la devolución del derecho a la información y la libertad de expresión, así como el cese de la criminalización del periodismo, la persecución y la exigencia de libertad plena para una veintena de comunicadores sociales actualmente encarcelados.
“El 27 de junio es un día para recordar esas condiciones en las que está trabajando el periodista en Venezuela y para exigir las garantías para poder ejercer el oficio de manera libre y segura”, dijo Marianela Balbi, directora ejecutiva del Instituto de Prensa y Sociedad (Ipys).
A juicio de Andrés Cañizález, director de Medianálisis, la cifra de periodistas encarcelados es inédita en la historia contemporánea de Venezuela.
“Si uno revisa todas las declaraciones que ha habido en los últimos años en Venezuela, se dice que hay una situación de extrema gravedad con el periodismo, pero la ex ministra Mercedes Pulido de Briceño dijo en una ocasión que las sociedades nunca tocan fondo porque siempre se puede caer más bajo y ciertamente en lo que respecta a las libertades informativas en Venezuela, siempre se puede estar peor”.
Según Balbi, el ejercicio del periodismo libre e independiente atraviesa su capítulo más oscuro, especialmente después de las elecciones presidenciales de 2024 y la ola represiva desencadenada por el gobierno de Nicolás Maduro.
“El 28 de julio fue un antes y un después para el ejercicio del periodismo. A partir de ese momento empezó una persecución muy directa hacia las coberturas de protesta. Fue un momento crítico no solamente para la democracia en Venezuela, sino también para el periodismo”.
Balbi sentenció que a partir del 28J el espacio cívico se ha ido estrechando.
“Se coarta la libertad de expresión y asociación y el derecho a la protesta pacífica”.
Periodistas presos
De acuerdo al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (Sntp), 20 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación se encuentran tras las rejas y al menos una docena están sometidos a procesos penales con medidas cautelares.
A la mayoría no se les ha permitido contacto con abogados privados ni con familiares y se ha vulnerado el debido proceso. Se les acusa de instigacion al odio y terrorismo sin mayores pruebas.
“Nunca como ahora habíamos tenido tantos periodistas detenidos, muchos de ellos aprehendidos simplemente por su labor reporteril, especialmente la cobertura de sucesos ha sido muy señalada”, manifestó Balbi.
La directora de Ipys expresó que las detenciones de periodistas al igual que la de otros miembros de la sociedad civil violan derechos fundamentales.
“Además están enviando mensajes de intimidación al resto de los periodistas que cada vez trabajan con más temor”.
A propósito del día del periodista, el Sntp lanzó por sus redes sociales la campana #ElPeriodismoCuenta.
“Exigimos la libertad de los colegas en un país donde se impone la censura, la autocensura y el silencio”, dijo Marco Ruiz, secretario general del Sntp en X.
Balbi sentenció que existe un patrón sostenido de criminalización de la prensa y se emplea al aparato penal para silenciar el derecho a informar.
“Tenemos que alertar en el día de hoy sobre el uso del sistema penal como herramienta de censura y cómo eso se está manifestando en las detenciones de periodistas”.
Para Tinedo Guía, presidente del Colegio Nacional de Periodistas, el ejercicio de la profesión siempre ha estado amenazado, pero en esta oportunidad se quiere asfixiar la libertad de expresión.
“Hay que tener mucho cuidado con lo que se escribe y dice, haciendo uso de más inteligencia que nunca para informar lo que está sucediendo”.
Desde el anonimato
La directora de Ipys expresó que posterior al 28J algunos periodistas de medios independientes optaron por no aparecer en reportajes o firmar artículos por miedo a ser aprehendidos, perseguidos o amenazados.
“Incluso hay quienes temen desplazarse, ya sea a pautas o incluso los lugares donde viven. Cada vez más periodistas se inhiben de hacer una cobertura porque incluso son amenazadas las fuentes de información si hablan con la prensa y eso se ha convertido en el día a día del ejercicio del periodismo. Estamos viendo cada vez más casos de periodistas en el exilio, periodistas que deciden hacer coberturas, pero sin aparecer, sin firmar las notas y todo esto se desató a raíz del 28 de julio y los días sucesivos”.
Balbi expresó que se evitan tocar temas que pueda herir susceptibilidades.
“Y sobre todo en resguardo de la integridad física de los profesionales”.
Persecución a fuentes
Guía aseveró que algunas fuentes y temas son intocables porque se corre el riesgo de ser reprimidos.
“Si comentas lo que está pasando con el dólar corres el riesgo de que te detengan”.
Balbi expresó que además de perseguir a la prensa, también se hostiga a las fuentes de información.
“El caso de los economistas que están detenidos y algunos desaparecidos responde a esa política de silenciamiento y así podemos seguir sumando episodios para un capítulo negro que va a estar siempre en el recuerdo como uno de los años más difíciles para el ejercicio del periodismo”.
“Sigue un interés de los gobernantes por conculcar cada opinión que no sea anuente con lo que ellos hacen”, agregó Guía.
Cañizales dijo que después del 28J se percató de un fenómeno que hasta ahora no se había dado en la sociedad venezolana.
Miedo a informarse
“Tiene que ver con el empeoramiento de las condiciones y con el miedo, pero el miedo ya no del periodista, sino del ciudadano a recibir información, miedo a informarse por temor a las represalias”.
Cañizales expresó que a raíz de improvisadas alcabalas de funcionarios en las calles donde buscan en los teléfonos de los ciudadanos contenidos que consideren contrarios al régimen madurista, algunos han optado por asumir medidas extremas.
“Gente pidiendo que las saquen de grupos de WhatsApp donde recibían información de medios independientes, para mí en este momento eso es lo más grave y creo que marca un punto de inflexión en años donde continuamente hemos registrado un empeoramiento de las condiciones de libertad de expresión”.
Confiscación de equipos y leyes para amordazar
Balbi informó que en los últimos 25 años, los medios de comunicación privados han sido prácticamente desmantelados por funcionarios del Estado.
“Otro patrón que vemos con preocupación es la intimidación a los periodistas y la agresiva forma como despojan de sus equipos de trabajo a colegas para verificar imágenes, información y hasta estados de WhatsApp”.
La directora de Ipys sentenció además que nadie está exento de ser procesado por alguna de las leyes discrecionales y restrictivas aprobadas por la Asamblea Nacional con dominio chavista para coartar la libertad de expresión y prensa.
En noviembre del año pasado, la AN aprobó la Ley Orgánica Libertador Simón Bolívar contra el Bloqueo Imperialista y por la Defensa de Venezuela, la cual establece una pena de hasta 30 años de prisión e inhabilitaciones para aquellos que de alguna manera avalen sanciones internacionales contra la administración madurista.
El instrumento jurídico contempla castigos para los medios de comunicación que difundan “medidas coercitivas o restrictivas”. Las penas van desde revocatoria de la concesión hasta una multa entre mil y un millón de veces el valor del tipo de cambio publicado por el Banco Central de Venezuela (BCV).
A esta ley se suman otras discrecionales como la del Odio, Fascismo, Antibloqueo y la llamada Antisociedad que fiscaliza el desempeño de las ONG, principales aliadas de medios de comunicación independientes en Venezuela.
Precariedad para el trabajo
Balbi también expuso que la escasez de empleos e inversiones, inflación y diáspora empresarial han hecho que el periodista se vea obligado a contar con más de un empleo para poder subsistir, incluso algunos se han visto en la necesidad de migrar a otras profesiones u oficios.
“En muchos casos, las condiciones de precariedad en las que trabajan los periodistas es bastante alarmante. El ejercicio de la profesión se desarrolla actualmente en condiciones que están condicionadas por riesgos físicos, jurídicos y también por los ataques digitales”.
Guía informó que durante el mandato chavista se han cerrado 463 medios de comunicación, incluyendo radios, televisoras, periódicos y páginas web.
“Es un reto para cualquiera”, esbozó.
Panorama incierto
“No veo claro cuál va a ser el futuro para la sociedad civil en general y por tanto no sé si esta vaya a poder tener capacidad de seguir operando en Venezuela generando o propiciando la circulación de información y eso también aplica al periodismo independiente”, asomó Cañizález.
El director de Medianálisis dijo que a la persecución a la prensa independiente se suma la decisión del gobierno del presidente de Estados Unidos Donald Trump de no proveer de recursos o financiar proyectos periodísticos en Latinoamérica.
“La combinación de estos dos factores nos coloca en un momento delicado. Creo que si las cosas no cambian, vamos a estar en un año donde el ecosistema mediático y el espacio cívico se puede reducir aún más”.
Resiliencia
Para Balbi, los periodistas venezolanos están transitando un camino de resistencia cotidiana por el derecho a informar.
“Porque los periodistas no han perdido su vocación y su sentido del deber. Cada vez somos más testigos de que en estas horas oscuras se está haciendo un gran periodismo y muestra de ello es el premio Rey de España que recién ganó la coalición de medios agrupados en La hora de Venezuela y Venezuela Vota”.
Balbi expresó que el periodista tiene clara su labor de denunciar, preguntar y documentar, y que esa práctica no constituye un delito.
“El periodismo venezolano sigue haciendo un gran papel, un papel muy luminoso y que sigue con un pulso muy vital”.
A juicio de Guía, informar con propiedad es una obligación del periodista.
“Y por eso estamos dispuestos a seguir adelante. El periodismo se está haciendo con más inteligencia, con más cuidado, precisión y delicadeza, porque podrán desaparecer muchas cosas, pero la curiosidad del periodista jamás. La matrícula en las escuelas de comunicación social ha aumentado, hay cada vez más jóvenes que quieren estudiar la carrera”.
*El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa, con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes “contra el odio”, “contra el fascismo” y “contra el bloqueo”. Este contenido está siendo publicado teniendo en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.