Vicente Díaz, autor en Runrun

Vicente Díaz

Jacinta y el 2040, o cómo interpretar el 21N
Es responsabilidad opositora preguntarse cuál es la Venezuela que necesitamos para que Jacinta viva mejor hoy, y Venezuela enfrente con éxito los desafíos globales del año 2040

 

@vicentedz

Jacinta plancha a domicilio para comer. Lo hace cantando o silbando. Lo hace desde siempre. Siempre es mucho tiempo.

Canta cuando está alegre, silva cuando le pega la tristeza. Plancha un día en cada casa para que su familia se acueste sin hambre. Por lograrlo cada día el canto había alegrado su oficio.

Pero Jacinta, la cantarina, la que planchaba con maestría y eficiencia fue dejando que poco a poco, primero durante semanas, luego meses, finalmente durante años, el silbido se apropiara de su alma; inundara su espacio y gravitara sobre la casa donde le tocaba ese día.

Quién podía cantar si, a pesar de tanto esfuerzo cotidiano, los monstruos dolorosos de su barriga vacía hacían coro con las de su mamá y tres hijos para recordarle que ya no solo se habían quedado sin futuro, sino que pronto serían solo pasado.

Desde hace unos meses, Jacinta ha comenzado a combinar de nuevo silbidos con canciones, pocas canciones al principio. Al pasar del tiempo cada vez menos silbidos.

La moneda con que se le remunera ahora está comenzando a acallar las garras del hambre que retorcían su estómago y estrujaban su corazón.

A Jacinta no le ha interesado nunca la política, sin saber que sus silbidos y cantos dependían no solo de su esfuerzo, que no cambió nunca, sino de decisiones políticas que se tomaban en sitios inimaginables para ella. Su pago cotidiano con billetes que eran sal y agua, nada compraban de lo poco que se conseguía.

Desde hace algún tiempo cada vez más casas le iban agregando dólares a su retribución, al principio eran propinas; poco a poco remplazaron por completo a un bolívar que se extinguió

La realidad de la vida venció al dogmatismo oficial. Lo único más poderoso que el Estado es la sociedad.

La terca sociedad venció al dogmatismo de las recetas marxistas. Fue imponiendo como lechugas clandestinas al principio y luego como circulación abierta al dólar como moneda de intercambio y ahorro. Al final tuvieron que modificar leyes para que no fuese ilegal la vida real. Tuvieron que quitarse algunas de las gríngolas ideológicas que nos asfixiaban.

Esa desobediencia civil espontánea, fundamentada no en la subversión insurreccional, sino en la necesidad de respirar, comer y vivir, obligó a un cambio mínimo que hoy se recoge en una ligera pero esperanzadora mejoría para Jacinta, para los hogares que Jacinta atiende, para los comercios donde Jacinta compra, para el transporte que Jacinta usa, para la industria que suple esa agobiada demanda.

La colectividad con su quehacer cotidiano dio una lección a toda la clase política. Mientras las dirigencias estén en confrontación permanente, por muy legítima que pueda ser, pero sin poner a Jacinta en el centro de su política, toda sociedad irá encontrando sus caminos.

Serán crecientes los oídos sordos a las convocatorias de confrontaciones existenciales que no atienden lo que Jacinta necesita.

Jacinta no está feliz, pero ahora canta más. Tal vez no lo sabe, pero decisiones de políticos, con decisión o influencia, pueden hacer que ella viva aun mejor, que recupere futuro.

La elección del 21N es una elección importante, pero no existencial, ninguna lo es ni debe ser vista como tal. Nadie debe jugarse la vida, la libertad, la existencia o el para siempre como resultado de una elección. Una elección es la posibilidad del ciudadano de influir en las políticas públicas eligiendo a quien mejor crea que represente sus intereses, para quitarle apoyo a quien no ha respondido a sus expectativas. Ese es único y real valor.

La importancia de esta, la del 21N, además de elegir a las autoridades más cercanas a los problemas de los millones de Jacintas, es que permite a la oposición, que ganó las parlamentarias 2015, superar una táctica probadamente ineficaz de tratar de generar cambios a partir de la abstención. Eso jamás ha funcionado, ni en Venezuela ni en el mundo. Ya lo vivimos en 2005, y lo hemos vivido de 2017 hasta hoy. También lo vivió Chávez cuando tuvo un descomunal fracaso al pasar de golpista a abstencionista; y lo vivió la izquierda insurreccional hasta que abandonaron esa política “autosuicida”.

Los resultados del 21N son importantes. El voto popular indicará un creciente descontento con la impresentable gestión de Maduro; la cantidad de cargos en poder del PSUV será muy importante, resultado de su accionar como partido, pero sobre todo de los llamados a abstención de algunos, y la incapacidad de algunas direcciones opositoras de no jugar al juego divisionista que diseñó el Psuv al intervenir judicialmente en los partidos más importantes de la oposición.

Pero el 21N no es tan importante por los resultados, sino lo que vale como proceso. Prácticamente todos los partidos significativos del espectro electoral están participando; las movilizaciones de campaña indican un creciente despertar de la población en el ejercicio de no dejarse quitar al voto como su principal herramienta de protesta y cambio.

Hasta la comunidad internacional, a través de la ONU y la Unión Europea, está apoyando que los venezolanos volvamos a dirimir nuestras diferencias en paz por la vía de elecciones y negociaciones.

El 21N es tan importante como las presidenciales de 2006. En ese momento, de la mano de Manuel Rosales, Julio Borges y Teodoro Petkoff, la oposición se reencontró con el voto. Y justo un año después derrotó al gobierno de Chávez en el referendo de la reforma constitucional que suspendía de hecho el pluralismo político. Ese primer paso fue el que posibilitó ganar el parlamento en el 2015.

Por eso voy a votar el 21N, por el proceso en sí mismo, obviamente apuntando a que se fortalezcan las opciones no autoritarias.

Voy a votar

Voy a votar

Y después del 21N, ¿qué?

Trabajar por Jacinta, trabajar con Jacinta.

Jacinta ahora recibe su retribución de planchado en dólares, pero sigue sobreviviendo. La vida de Jacinta aun no puede llamarse vida, necesita más para seguir cantando.

Jacinta tiene que caminar kilómetros porque el transporte público es una calamidad, Jacinta tiene que llegar temprano a cargar agua, cuando hay suerte; buscar leña para cocinar, pelear porque la bolsa clap que en ocasiones le llega viene con puras harinas y en ocasiones sin algunos productos, que se los van quedando algunos vivos e indolentes de esa esa estructura. A Jacinta las FAES le mató a su esposo, y los malandros a su papá.

Y hay millones de Jacintas y Jacintos. No están pendientes ni de las cadenas de Maduro, ni de la suerte de Álex Saab, ni del destino de Monómeros, ni de si continúa o cesa la presidencia interina, la negociación en México, o hay cese de la usurpación. Temas que son parte de la agenda política. Pero si esa agenda no pone en el centro a Jacinta, la oposición no logrará construir un referente político, social y moral que desplace al del chavismo.

Ahora vienen tres años de desierto electoral, que son los momentos en los cuales menos convocatoria tienen los dirigentes políticos. Pero eso no es fatal, ha suficientes necesidades y diversas herramientas como para construir una estrategia de acción política a favor de Jacinta.

Hay que mejorar el servicio eléctrico, el abastecimiento agrícola y sanitario, el acceso al gas doméstico, la remuneración de los trabajadores, y pare de contar…

Eso es responsabilidad de quien ejerce el gobierno.

Pero es responsabilidad opositora organizar a la gente y apoyarla en sus demandas sociales y reivindicativas, en proponer soluciones, en activar referendos anuales que persigan darles más potestades y competencias a quienes están más cerca de los problemas de Jacinta. En demostrar una referencia moral superior democratizando el poder al interior de sus partidos, y en diseñar una estrategia común que unifique a todos los venezolanos en torno a preguntarnos cuál es la Venezuela que necesitamos para que Jacinta viva mejor hoy, y Venezuela enfrente con éxito los desafíos globales del año 2040, cuando el planeta no se parecerá para nada a lo que tenemos hoy.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

¿Está funcionando el diálogo?, por Vicente Diaz

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Las cosas no son ni buenas ni malas en sí mismas. Adquieren su valoración al compararlas con expectativas, opciones y posibilidades. Si mi expectativa es ganar el mundial, el hecho de calificar para participar es una idiotez. Si mi expectativa es superar décadas de esperanzas devenidas en frustración temprana, lograr la clasificación para el gran clásico del fútbol es tocar el cielo con las manos, soñar con la gloria.

Los resultados de esta segunda reunión del diálogo se pueden comparar con la expectativa más deseable: salir de Maduro y de su modelo marxista de gestión que han arruinado al país. Es decir, compararlos con adónde queremos llegar.

También se pueden comparar contra la realidad actual y lo que tenemos realmente: AN inoperante, CNE cuatro a uno y con la posibilidad de que el TSJ «designe» de nuevo a dos rectores chavistas, Amazonas sin diputados efectivos y con la posibilidad de quedarse así por cinco años por omisión de sentencia, presos políticos como rehenes del gobierno, regionales postergadas inconstitucionalmente sin una fecha determinada, RR suspendido, canal humanitario inexistente, hilo constitucional desgarrado. Es decir, podemos compararlos con el punto de partida.

Comparados con lo que quisiéramos, con adónde queremos llegar, los resultados parecieran casi inexistentes. No se menciona ni siquiera. Quienes comparan los resultados con la salida de Maduro siempre verán lo que se logre en la negociación como carente de valor significativo. A quien le puede importar que se logre un CNE equilibrado, se restituya la majestad de la AN, se posibilite que Amazonas recupere su representación parlamentaria, se liberen presos políticos o se mejore el acceso a alimentación y medicinas, si Maduro que es el gran causante sigue en el poder y sin miras a remplazarlo. Mientras siga en el poder continuará la crisis. Así que todo lo demás es poca cosa.

En el trasfondo de este abordaje subyace la creencia de que Maduro está técnicamente caído y que una marcha a Miraflores o una calle sin retorno (o algunas de sus variedades) conduciría a su salida de inmediato. Se asume que puestos a elegir los militares tendrían que optar entre dispararle al pueblo movilizado o desobedecer a Maduro y permitir que la gesta popular acabe con este desastre de gobierno. Se asume, en esta perspectiva, que tener mayoría en opinión pública es lo mismo que tener el poder, y que basta con coraje para salir de esto.

Es natural ver, para quien se crea esto, que el diálogo es darle un salvavidas a Maduro, es oxigenarlo y permitir que gane el tiempo que ya no tendría si hubiese una oposición con bolas y ovarios. Para ellos todo resultado que se logre será: insuficiente, para los más sensatos; o una traición, para quienes pescan en río revuelto, o piensan que la dirección política solo trabaja para sus mezquinos intereses.

Para quienes entienden que lo que pasa realmente es que la FARC está en el poder en Venezuela; que mayoría y poder no siempre coinciden; que nosotros somos mayoría pero que ellos aun tienen tienen el poder; que convertir en poder a la mayoría no es un proceso mecánico, lineal o sencillo; que el gobierno colonizó al Estado y con el Estado secuestró la Constitución; que los militares están totalmente alineados con el gobierno;  que el gobierno disolvió el Estado de Derecho y está acabando con el voto como instrumento de rebeldía y cambio; para quienes están conscientes de esto cualquier avance que suponga acercarse a la restauración del Estado de Derecho, el equilibrio del árbitro electoral, la recuperación del parlamento como Poder soberano, la recuperación de la libertad de los secuestrados políticos son conquistas muy importantes en sí mismas.

Y más importantes si se evalúan por su significado profundo: ya el gobierno aceptó, luego de 18 años, que si bien no está caído como quisiera la mayoría, ya no está solo en la cancha. Ya no le basta con nombrar «protectores» para desconocer de hecho triunfos electorales adversos. Ahora tiene que negociar en serio. Ceder en serio. O alguien duda que el deseo del gobierno es que Amazonas siga sin diputados para que la oposición siga sin la mayoría calificada, que el parlamento no tenga poder y ni siquiera sueldos o electricidad, que los rehenes sigan presos, que el TSJ designe a los dos rectores y así eternizar el 4 a 1…

Ya el gobierno comenzó a ceder, ahora hay que incrementar la presión nacional, en la calle, en las instituciones, en los barrios, en las universidades; y la internacional, en UNASUR, en MERCOSUR, en la OEA, en la OIT,  para mejorar la posición negociadora de los delegados de la Unidad.

El trofeo mayor, que es la salida de Maduro será el resultado no de la estrategia, soporte y destreza de la representación opositora en la negociación, sino, sobretodo, de la capacidad de ejercer presión periférica suficiente como para que el gobierno evalúe que su mejor opción es medirse en las urnas. Eso puede ocurrir en cualquier momento entre ahora y 2018. Que sea antes no dependerá de los negociadores sino de quienes desde afuera hagamos cosas para mejorar su posición negociadora.

Lo que si depende de ellos es hacer la mejor negociación posible y eso pasa por que examinen cuidadosamente su estrategia, preparación, necesidades, recursos y carencias; y las de su  adversario.

Y esa evaluación debe incluir el manejo de la batalla comunicacional y el poder de lo simbólico, que hasta este momento es un área débil del esfuerzo opositor

El diálogo solo funcionará si se le acompaña con mucha  presión periférica (responsabilidad de todos los opositores y descontentos) y se incrementa su piso político con un manejo más acertado de la comunicación (responsabilidad del comando de diálogo) con aliados, críticos y principalmente, con un país cargado de incertidumbre, desconfianza  y desesperanza.

@vicentedz

 

Vicente Díaz Jul 04, 2016 | Actualizado hace 8 años
Camino al RR16, por Vicente Díaz

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Este es el último gobierno del chavismo, por lo menos durante un largo rato. La situación es insostenible porque el Modelo Marxista de Gestión fracasó. Siempre ha fracasado, en el mundo entero. Este es un episodio más.

La caída del ingreso petrolero solo es una excusa del gobierno. Para junio 2014 el petróleo estaba a más de 100; ya la inflación estaba desatada y los problemas de escasez de productos tenían más de un año. El derrumbe de los precios solo catalizó una enfermedad terminal.

En cualquier forma, y aún cuando la caída del petróleo hubiese sido la causa, que no lo es, insisto, igual evidencia el fracaso de un proyecto que en casi dos décadas en el poder fue incapaz de diversificar la economía para liberarla de los vaivenes propios de las materias primas; o por lo menos de ahorrar para el inevitable periodo de las vacas flacas.

Esto lo sabe el presidente Maduro y su cúpula gobernante. Lo de la guerra económica es parte del circo cuando se acaba el pan. Ellos saben que el fracaso del de su modelo los condenó hace tiempo a salir inevitablemente del poder. Lo que tratan es de incidir en el cómo y en el cuándo.

En su fantasía ideal aspiran culminar su período y salir en las presidenciales del 18: como si en el país no pasará nada, como si ellos pudieran resolver lo que pasa. Apuestan a una recuperación del petróleo que les permita reactivar, deliran, la piñata populista y clientelar que destruyó Venezuela para no salir tan mal en las presidenciales de final de periodo y tratar de preservar algo de su capital político. Eso no pasará.

Es tal la devastación nacional que hasta el chavismo sabe que su única esperanza de sobrevivir es deslastrarse del presidente y de la cúpula que lo envuelve. El imperativo de cambio se ha transformado en clamor, en sentimiento nacional. Eso también lo sabe el gobierno. Por eso hará lo imposible para que no haya Revocatorio. No tiene forma de ganarlo.

Frente a eso las fuerzas del cambio tienen un enorme desafío: lograr que se materialice ese referendo a pesar del control que tiene el gobierno sobre el aparato del Estado. No para simplemente reemplazar al gobierno, sino para iniciar el rescate de Venezuela; sustituyendo ordenadamente el Modelo Marxista de Gestión por un Modelo Democrático de Gestión viable, abierto e incluyente, para que el clamor de cambio derive en progreso y calidad de vida.

El Referendo Revocatorio en el 2016 (RR16) sólo se logrará si la masa crítica de los factores proclives al mismo supera amplia y activamente la resistencia de los factores inerciales y antagónicos.

Para ello hay que considerar que a pesar de la creciente y poderosa alineación opositora alrededor del RR, inicialmente promovido por Capriles y Primero Justicia, todavía hay factores que se inclinan por estrategias diferentes. Ese esfuerzo de alineación y consolidación hay que continuarlo.

Al igual que hay que trabajar pedagógicamente para que la actual desesperación social de la familia venezolana, cristalice en fragor y activismo por el RR16 como primer paso para el rescate nacional

También hay que considerar como factores coadyuvantes al cambio:

Que no todo el chavismo está en contra del RR16. Saben que el madurismo puede ser el sepulturero del chavismo y, especulan, que un gobierno opositor de dos años, hasta el 2018, puede significar su retorno al poder a la vuelta de la esquina por las descomunales dificultades que ese gobierno de transición tendrá que encarar. Esa percepción, que agrieta al bloque en el poder, hay que profundizarla.

Que la FANB estará con quienes generen la mejor salida a la crisis con el menor costo para ellas. La FANB no actuará para sostener al gobierno por encima de sus obligaciones en materia de derechos Humanos. Ellos saben que hay una crisis, saben que hay caminos constitucionales para que los civiles la resuelvan; no se expondrán a acusaciones de crímenes contra los Derechos Humanos, imprescriptibles nacional e internacionalmente, para respaldar fujimorazos ni patadas a la lámpara.

Que la calle tiene valor como amenaza creíble sólo en tanto sea percibida como capaz de afectar la gobernabilidad. Y como cualquier amenaza desaparece al usarla infructuosamente. Calle solo tiene sentido cuando no se le desgasta, cuando es poderosa; cuando contribuye a que el gobierno te tome en serio y se siente entonces a negociar no para ganar tiempo, lavarse la cara internacionalmente o enredar el juego opositor, sino para buscarle una salida a la situación.

Que la negociación es otra forma de lucha convergente con y potenciadora del RR16. El gobierno está en el diálogo obligado, nadie negocia con su adversario si puede evitarlo. Ahora que se obligó al gobierno a negociar hay que dar el siguiente paso lógico: obligarlo a ceder. Eso será la resultante de una inteligente combinación de una mesa de diálogo con la potenciación de los factores nacionales e internacionales que lo obligaron a sentarse.  

Que la actuación de la AN es un factor crítico para el logro del RR16. El gobierno ya no puede endeudarse a capricho, ni nombrar embajadores, ni aprobar créditos para financiar campañas. Necesita el visto bueno de la AN. Ningún país, organismo multilateral, banco de desarrollo o empresa del planeta le soltará plata sin la garantía de la AN de que ese crédito será honrado. La AN tiene un poder constitucional que lubricará el camino al RR16.

Un paso importante en ese camino es disminuir las aprehensiones frente al RR16 en la cúpula gobernante.

El gobierno sabe que lo perderá. Si piensa que después de eso lo que les espera es cárcel, inhabilitación o exilio tendrá todos los incentivos para tratar de impedirlo o retrasarlo al máximo. Afortunadamente la conducción opositora ha mostrado suficiente visión de Estado y disposición democrática para mandarle un claro mensaje público de palabra, a través de sus declaraciones, y de hecho, mediante el trato respetuoso, incluyente y democrático a la bancada oficialista en la AN.

El país no está para revanchas y ajustes de cuenta propias del malandraje hamponil. La conducción del nuevo gobierno hará valer su consigna política pero también ética de “aquí cabemos todos” y ese mensaje debe ser transmitido reiteradamente y con toda claridad al chavismo. Justamente en eso radica el cambio: no se repetirán desde el poder las actuaciones hegemónicas, represivas y sectarias de quienes hoy sienten el sol en su espalda.

Pero el mensaje al gobierno no es solo sobre cuál será la actuación de la oposición una vez en el gobierno.

También debe recibir un poderoso mensaje de que el costo de tratar de impedir el RR16 será impagable. Redundaría en la activación de medidas y acciones nacionales e internacionales, institucionales y de calle, en la capital y en la provincia, necesarias y suficientes como para hacerlo entender que su opción más barata es acogerse a la consulta popular.

Finalmente el país nacional y la comunidad internacional deben saber que el RR16 no es un salto al vacío, deben saber que después del RR no viene caos ni improvisación. Por el contrario, que la oposición sabe exactamente cuál es el  modelo de gestión que emprenderá, el proyecto de país que procurará, como se desmantelará ordenadamente lo inadecuado del actual andamiaje jurídico y burocrático del modelo marxista de gestión y  cual es el plan de rescate nacional que asumirá en términos inmediatos.

La oposición tiene perfectamente claro que el RR16 no se trata (solo) de firmas, huellas, normas y plazos. Es principalmente estrategia, presión, comunicación y negociación. Hacer política, pues.

 

@vicentedz

Muchas gracias, también por Vicente Díaz

teodoroP

 

Hay seres que nacen para dejar huella, para transformar lo que tocan. Teodoro es de esos. Ha hecho de todo, y en todo ha cambiado todo.

En plena Guerra Fría, cuando la pesadilla nuclear gravitaba sobre el futuro del planeta, y los bloques más poderosos militares amenazaban con destruirse, y destruirnos, Teodoro desde las propias filas del comunismo denunció al totalitarismo soviético cuyos tanques acabaron con los siete meses de liberación y esperanza de la Primavera de Praga.

Rompe con el Partido Comunista y funda el MAS, junto al legendario Pompeyo Márquez, ese otro guerrero épico de la historia contemporánea, cautivando de inmediato la imaginación de buena parte de la juventud política y de la intelectualidad venezolana, quienes veían por fin amalgamarse la posibilidad del cambio social con los valores más caros de Occidente: libertad, democracia y progreso.

Como guerrillero volvió locos a los órganos de seguridad que nunca alcanzaron a mantenerlo en prisión por mucho tiempo al protagonizar las fugas más audaces que se conozcan: la del Hospital Militar, cuando bebió sangre para vomitarla y engañar a sus captores fingiéndose moribundo y así poder descolgarse varios pisos por sábanas amarradas. O la de cuartel San Carlos, a través de un largo túnel excavado para que pudiera escaparse junto con Pompeyo y Guillermo García Ponce.

Como economista, se graduó con honores y terminó ocupando la más alta responsabilidad en la conducción económica de la nación, dejando como ministro una huella imborrable al convertirse de hecho en la cabeza visible y más lúcida del gobierno de Caldera.

Su estilo áspero y frontal le ha valido no pocos enemigos por enfrentar decididamente y sin cuartel al proyecto político de Chávez pero también al golpe de Estado de abril de 2002, y locuras de algunas corrientes opositoras como convocar una huelga en pleno proceso de negociación, cantar fraude sin pruebas en 2004, o boicotear  la elección de 2005.

En su faceta de escritor, varios de sus libros han marcado un antes y un después en la reflexión política nacional, integran acervo cultural del pensamiento político latinoamericano, y se convirtieron en parte  de la chispa que encendió el debate irreverente en la izquierda europea en contra de las atrocidades del socialismo marxista entronizado en el régimen totalitario soviético. Sus titulares  y editoriales en El Mundo, primero, y en TalCual después con aquel memorable “Hola Hugo”, han reinventado el periodismo de opinión, convirtiéndose en referencia orientadora de la oposición democrática.

Teodoro se ha codeado y ha sido amigo de lo más destacado del mundo político, cultural e intelectual del hemisferio. Le acaban de otorgar otro premio, de los más destacados en el mundo periodístico.

Es un orgullo para Venezuela. Hoy está demandado, perseguido, impedido de salir del país, bajo un malévolo régimen de presentación. A sus 83 años de edad, en lugar de hacerle una estatua han intentado arruinarlo y acabarlo. Pero no se deja. Allí está.

Durante mi estadía en el CNE nunca perdí oportunidad para consultarlo. Muchas gracias.

Hoy lo que le han hecho a Teodoro, lo repiten contra los medios que no se han dejado comprar. A El Nacional tratan de quebrarle las rodillas escamoteándole el papel y demandándolo junto con La Patilla.

Tengo profundas diferencias con las líneas editoriales y estilo de periodismo de La Patilla y El Nacional. Pero es su estilo, su derecho. Ojalá hubiesen cada vez más estilos y líneas editoriales diversas que enriquecieran la forma de ver las cosas y estimularan el pensamiento crítico. Todo lo contrario.  Por eso hay que agradecer a los accionistas, directivos, periodistas y trabajadores de esos medios indispensables su tesón y  compromiso para impedir que en Venezuela la única verdad sea la verdad oficial. Muchas Gracias, también.

 

@VicenteDz

El Nacional

Vicente Díaz Feb 26, 2015 | Actualizado hace 9 años
¡Desenchúfalos! por Vicente Díaz

desenchufalo

 

El ventajismo en Venezuela no es solo abusar con la propaganda en los medios del Estado o  hacer cadenas con fines electorales. Eso es sólo la punta del témpano de hielo. Es lo más visible. Es lo que hace menos daño.

El duro, el verdadero, el maligno es el que permea todo el Estado y lo enfoca en un sólo objetivo, supremo y definitivo: mantenerse en el poder. No importan las reglas. No importan los principios. Si sirve para mantener el poder es válido;  si no, es superfluo.

Por ese tamiz pasan todas las acciones y decisiones, todos los proyectos y presupuestos. Algo sirve para ganar la elección, adelante; no sirve, archívalo. Así funciona la lógica de este  poder, peor aún de los Poderes

Por eso en víspera del Revocatorio se inventaron las misiones; de las presidenciales del 2012, las grandes misiones. No es que no hicieran falta algunas de ellas, sólo que su objetivo social y motivación moral no es la comprensión del dolor del débil sino la supervivencia política a como de lugar. Por eso se lanzaron a la vertiginosa e insostenible construcción de viviendas tratando de paliar en pocos meses la percepción de desidia tras década de abandono habitacional; y cuyo efecto devastador en la economía derivó en una desaforada impresión de billetes, demoledora para el bolivar fuerte  ahora valiendo menos que un céntimo de dólar

Esa es la lógica detrás de golpes de efecto como el Dakazo, prolegómeno desesperado de las últimas municipales. Detrás de allanamientos de diputados como Mardo que perfilaba como seguro  ganador de la alcaldía de Maracay. Por eso la extraña epidemia de medios de comunicación vendidos cuyos dueños no aparecen y, coincidencialmente, con líneas editoriales inclinadas hacia el gobierno.

Y el ventajismo ahora se potencia, es proporcionalmente inverso a la popularidad. Es como un sube y baja que todos cabalgamos alguna vez. Como las encuestas los dan en el piso el abuso se exacerba. Las elecciones parlamentarias no han sido convocadas, pero ya empezaron. Esa es la explicación de lo que pasa.

El gobierno necesita que los suyos vayan a votar. Tiene que presentarse como fuerte y agresivo, nadie vota por líderes pusilánimes, necesita polarizar; por eso arremete:  detiene a Ledezma, persigue a Borges, amenaza a la MUD, allana a Copei. Externaliza la culpa y revive el patriotismo: hay una guerra económica, me quieren dar un golpe, el eje Washington-Madrid-Bogotá conspira contra la patria. A falta de prueba en contra, el Tucano aparece por miedo electoral.

Necesita que los inconformes no voten por la oposición. Debe mostrar que está trabajando para los pobres: por eso mantiene hasta el absurdo el surrealista precio de la gasolina o el dólar a 6,30 que inviabilizan las finanzas públicas en esta economía desquiciada. También mantiene subsidiado el dólar viajero el más descabellado de los subsidios pero de alto impacto electoral.

Y finalmente el gobierno necesita que la oposición no vote: espantar y desmoralizar sus electores. Por eso la continuidad de la autoridad electoral, por eso la  reiterada insinuación pública de que controla las decisiones electorales, por eso la fastidiosa reiteración de que esa elección la ganan seguro, por eso la promoción del ejercito de tuiteros cuyos únicos mensajes son que no vale la pena votar sino coger calle y no abandonarla hasta que se vaya.

Nada de eso le servirá. El ventajismo trata de ocultar la realidad pero no la cambia. La gente se obstino. La oposición vence seguro si consolida su unidad y no se desgasta en tanto cacerolazo, tuitazo, marchadera y se concentra en organizase para ganar las elecciones no dejándose provocar ni desviarse del camino.

Los enchufados quebraron el país, para mantener el poder están llenando las cárceles. Para ver  libres  a los presos políticos, para que el país supere este capítulo, se puede (y debe) protestar y denunciar, pero sólo el voto  les corta la corriente. Desenchúfalos.

 

@VicenteDz

El Nacional

Vicente Díaz Feb 06, 2015 | Actualizado hace 9 años
Está ganando la sombra por Vicente Díaz

Sombra

 

Alirio Camacho tiene un peñero, sale en la madrugada con sus compañeros a probar suerte. El Caribe generoso generalmente le deja regresar con algo en las redes. Vivía de la pesca. Ahora ya no. Vendió las redes. Compró bidones. Ahora lleva gasolina para Curazao.

Tomás Chacón maneja un taxi. Ya no es un taxi. Ahora es una mula, con ruedas, pero mula. Le acondicionó puertas y maletero, también asientos y el bajo techo. Le cabe de todo, ya no traslada gente sino comida, para Cúcuta. Parte la cochina con el guardia, pero en un solo viaje gana más que en un mes de taxista. De allá pa’ca trae repuestos que aquí no hay.

Doña Zoyla está nerviosa, se encomienda a Dios mientras el avión acelera para levantar vuelo. Jamás había salido del país. Los sobrinos la convencieron, total, va toda la familia. Pasarán la semana en Cuba. El viaje les sale gratis, se paga solo cuando cambien los dólares que rasparán de su tarjeta.

Zoyla, Alirio y Tomás no son delincuentes. Son pueblo llano, supervivientes. Igual que Franklin, buhonero que cambió las carteras por leche en polvo, o Jacinto que guarda puestos en la cola de Bicentenario por una módica suma.

Gente común ahorcada por una economía enloquecida buscando la manera de mantener la nariz fuera del agua. No son delincuentes. Este no es un país de delincuentes. Estos son los pendejos. No están enchufados.

Los de a de veras, los que han hecho de esto una verdadera industria con producción en serie y cadenas de logística son los enchufados. Han convertido en ciencia el oficio de aprovecharse de una economía sin rumbo ni timonel. Donde hay más incentivos para contrabandear, bachaquear, raspar cupos, o engañar a Cadivi que para producir. El gobierno ha logrado que hasta el más humilde venezolano esté tan pendiente del valor del dólar como cualquier planificador financiero.

La economía, como la vida misma, depende de incentivos. De niño lo aprendemos rápido por aquello del que no llora no mama. Un llanto atrae una rica teta alimenticia. Causa y efectos.

Pero el gobierno odia los incentivos; o mejor, odia los incentivos positivos. Privilegia los negativos, la amenaza, la expropiación, la cárcel. El capital si se asusta se va, amedrentar es cavar en el foso. Un crédito ocasional no compensa una expropiación potencial

No entiende que la economía se basa en incentivos positivos: confianza y rendimiento. Si creo que me vas a expropiar mañana o pasado, no invierto. Si no tengo rendimientos por encima de la inflación, no invierto; si temo que no conseguiré dólares subsidiados, fijo precios a dólar libre. Mientras eso no lo entiendan no habrá productividad ni inversión y, peor, no habrá entusiasmo ni pasión.

Solo es posible especulación si hay inflación; acaparamiento, si hay escasez; bachaqueo, si hay control de precios; raspacupismo, si hay subsidio al dólar. El gobierno crea sus delitos y luego se le va la vida persiguiendo “delincuentes” que en su mayoría son solo pueblo llano o pagapeos.

La última estupidez es lo de Farmatodo.  Segurito que sus dueños van seguir invirtiendo en el país.

De nada les valdrán tantas reuniones con empresarios si al día siguiente los insultan, acusan de parásitos, o les inventan cuentos de acaparamiento para tratar de ganar puntos. Señor presidente, no es guerra económica es boxeo de sombras, y la sombra le está ganando.

@VicenteDz

El Nacional

Vicente Díaz Dic 04, 2014 | Actualizado hace 9 años
Libertad para Leopoldo por Vicente Díaz

Liberenaleopoldo

 

Conocí a Leopoldo multándolo. La Alcaldía que encabezaba había violado las normas de campaña electoral. Presenté la violación en la Comisión de Participación Política y Financiamiento del CNE, que me ha tocado presidir desde el año 2006. Leopoldo me solicitó una audiencia para exponer su caso. Al final el Consejo desestimó el caso y no fue sancionado.

En todos estos años fue el único funcionario público que pidió ser escuchado por la Comisión de Rectores encargados del tema. Lo conocí defendiendo sus derechos y utilizando la vía institucional para hacerlo. Me pareció un joven político apasionado por lo que hacía, y muy inteligente.

Luego de eso me tocó muchas veces reunirme con él por razones diferentes. Yo había estado absolutamente enfrentado al carácter de inhabilitación política que en la práctica han asumido las inhabilitaciones administrativas que sanciona la Contraloría. No es posible que se le suspenda el derecho constitucional al sufragio pasivo (derecho de ser elegido) que sólo se debe perder como pena accesoria a una condena penal definitivamente firme.

Leopoldo fue objeto de ese procedimiento (cabe decir aquí que muchos funcionarios afectos al gobierno también) y se le impidió postularse al cargo de Alcalde Metropolitano. Defendí su derecho a postularse, y el de todos los que estaban en esa misma condición. Fui testigo de su extraordinaria batalla por sus derechos, que no era otra cosa que la defensa del cabal cumplimiento de la Constitución. Siempre por la vía institucional sin dejar de comprender la dimensión política que suponía la presión cívica en la calle y en los medios de comunicación.

Leopoldo cambió de partido dos veces, supongo que buscando caminos. Finalmente decidió capitalizar su trabajo político de años fundando su propio partido; también a través de la Copafi. Voluntad Popular se inauguró de manera inédita: ha sido el único partido que eligió su primera directiva mediante el voto popular con el apoyo técnico y logístico del CNE. El PSUV lo ha hecho en varias oportunidades, pero VP es el primero en hacerlo a la primera, siempre un riesgo para un partido en pleno alumbramiento.

En todos estos años nos hicimos amigos. Nos reunimos infinidad de veces, como lo he hecho con innumerables jefes políticos a quienes he aprendido a respetar y en muchos casos admirar. Reuniones para hablar de las garantías electorales, de los derechos políticos de los venezolanos, de la pobreza, de la economía. De la ruta electoral no como una opción sino como la única opción legítima, deseable y viable para hacer vigente la alternabilidad política en el país.

Actualmente Leopoldo está preso. Promovió una política en la calle, La Salida que, según su propio manifiesto de lanzamiento, procura la sustitución del actual gobierno por medio de la activación de mecanismos constitucionales, antes del vencimiento de su período. No comparto esa política por varias razones: abre un período de inestabilidad política que atenta contra el desarrollo económico y potencia la pobreza, impide que el pueblo asuma a cabalidad las consecuencias del proyecto político en el poder y, finalmente, porque todos los intentos de hacer eso desde la caída de la dictadura han fracasado, con la sola excepción del juicio a Carlos Andrés decidido por el propio bloque en el poder.

Pero La Salida podía ser indeseable o inconveniente pero no era ilegal. Era un llamado político a emprender acciones políticas en el marco de la Constitución, según se desprende de cada proclama voceada por sus convocantes. Leopoldo fue apresado a raíz de los acontecimientos en los que derivó una marcha para protestar frente a la fiscalía. Esas marchas son rutina en cualquier país democrático del mundo. Incluso el policía las protege, como ha sucedido infinidad de veces en el país. Al final de esa marcha hubo acontecimientos confusos, lamentables y violentos que culminaron con el asesinato de dos jóvenes venezolanos, dirigentes sociales uno del chavismo y otro de la oposición. Estos acontecimientos deben ser investigados y castigados los responsables sean quienes sean. La violencia política hay que desterrarla de la vida nacional.

Si esa investigación debe incluir a Leopoldo, aún sin indicio alguno de inclinación por acciones violentas de su parte, que así sea. Lo que es inaceptable es que la investigación e incluso el juicio se hagan con Leopoldo recluido. Él es inocente hasta que un juicio justo, independiente y donde tenga todas las oportunidades de defenderse se lleve a cabo públicamente y frente al país, y lo condene. Hasta tanto Leopoldo debe estar libre.

Las guarimbas y demás actos violentos, así como la represión brutal e indiscriminada deben ser condenadas por todos los venezolanos. 43 venezolanos perdieron la vida por la represión o por acciones vinculadas a las propias guarimbas. Eso no puede repetirse nunca más. Como tampoco deben repetirse jamás cuatros de febrero, veintisietes de noviembre o doces de abril. Todos ellos acontecimientos de violencia política lamentables y vergonzosos. Qué pena da ver venezolanos reivindicando algunos de ellos.

Por cierto, el protagonista de dos de ellos, que luego aprendió también que el único camino es electoral, fue apresado y luego liberado por medida de gracia. Eso le permitió a Hugo Chávez alcanzar la presidencia. A pesar de protagonizar la intentona golpista más contundente y violenta de la historia venezolana, fue preso respetándosele todos sus derechos. Al contrario de Leopoldo, nunca estuvo en situación de aislamiento e incomunicación. Puedo dar fe del aislamiento de Leopoldo porque yo mismo he hecho diversos esfuerzos para visitarlo. Todos infructuosos.

Eso no está bien. Es una violación de sus derechos humanos.

Leopoldo debe ser liberado ya. Su juicio debe ser transparente, imparcial y público.

El presidente Maduro tiene una historia personal de lucha en partidos que fueron víctimas de la violencia de Estado y de la violación de los derechos humanos. En honor a esa historia debería ser el primero en exigir que cese el aislamiento de Leopoldo López y su inmediata liberación.

 

@VicenteDz

El Nacional