Marta Colomina, autor en Runrun

La obra de Maduro: violencia, corrupción y pobreza, por Marta Colomina

 

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A medida que se acerca el 6-D y las encuestas siguen registrando una derrota creciente e irreversible del oficialismo, las amenazas de Maduro de salir a la calle y no entregar la “revolución” si el oficialismo pierde el 6-D, se traducen en violencia ejecutada por sus grupos armados contra las manifestaciones pacíficas opositoras. Ocho ataques violentos contra actos políticos de la disidencia –seis de ellos con armas de fuego y protagonizados por grupos identificados con el gobierno– ocurrieron en pocos días, el último de los cuales fue el vil asesinato del dirigente de AD en el estado Guárico, Luis Manuel Díaz. Ya es costumbre de Maduro, que antes de que la Fiscalía “investigue” aquellos delitos que apuntan a paramilitares del chavismo, él culpa a “sicario” o, como en el crimen de Díaz, a “un ajuste de cuentas” entre supuestas mafias sindicales. El secretario general de AD, Henry Ramos, desmintió que “Díaz estuviese involucrado en mafias sindicales, como quiere hacer ver el gobierno”. Y añade contundente: “Cuando matan a alguno de la oposición el gobierno lo quiere presentar como un delincuente, pero cuando caen ellos, como Robert Serra o Eliézer Otaiza, son héroes de la patria”.

El día 8 Capriles denunció que un grupo armado lo atacó en un acto político en los Valles del Tuy, del que culpa a Maduro y al alcalde oficialista de Yare. El 18, grupos violentos de camisas con “Vote por Cilia Flores”, esposa de Maduro, atacaron en Cojedes una caravana de Lilian Tintori, esposa del líder y preso político Leopoldo López. El 21 en Petare, la caravana del opositor Miguel Pizarro fue atacada a tiros por las “brigadas paramilitares del chavismo con armas largas”, de cuya acción delictiva presentó varios videos. La pregunta que debería responder Maduro es: “¿Cómo se permite que personas no pertenecientes a la FAN tengan ametralladoras y fusiles de guerra?”. El lunes 23 por la noche bandas armadas identificadas con el oficialismo atacaron a los candidatos opositores Richard Blanco e Ivlev Silva. Al día siguiente, en Maracay, un equipo de la MUD fue emboscado a tiros por 15 motorizados identificados con el PSUV. El 25, opositores fueron atacados con disparos mientras esperaban a Capriles en el estado Bolívar y el mismo día Lilian Tintori fue retenida varias horas por las autoridades del aeropuerto de Porlamar cuando se dirigía al acto en Guárico en el que sería vilmente asesinado el dirigente de AD, Luis Manuel Díaz. En vez de prometer que los atacantes serían investigados y castigados, Maduro aumentó su lista de desvaríos diciendo que “la oposición está pagando con dólares a quienes fungen ser chavistas, para que salgan con armas”.

Enorme ha sido la reacción mundial ante el asesinato de Díaz. El secretario general de la OEA llamó a detener la violencia: “Lo sucedido no es un episodio aislado, sino que se da conjuntamente con otros ataques contra dirigentes opositores”. Maduro responde a la justa preocupación de Almagro llamándolo “basura”. Estados Unidos critica el asesinato diciendo “que las campañas de miedo no tienen cabida en democracia”. La misión de Unasur expresó su “más enérgico rechazo”. El gobierno chileno condenó públicamente el homicidio. Amnistía Internacional y la UE piden que actúe la justicia. El candidato presidencial del PSOE, Pedro Sánchez, dijo tajante que “Maduro será el máximo responsable si matan a Lilian Tintori”.

En 16 años el chavismo ha recibido recursos de la bonanza petrolera que duplican los ingresos de los 40 años anteriores juntos, que, en vez de ser ahorrados para los tiempos de crisis, fueron dilapidados en chatarra militar, regalos milmillonarios en dólares a sus compinches en el exterior y, sobre todo, en la corrupción de los “boliburgueses” que, a través de empresas de maletín, hoy viven con lujo extremo y poseen nutridas cuentas en paraísos fiscales, mientras el pueblo pasa hambre. Maduro y su ministra Gladys Requena mienten al decir que “en 2015 la pobreza extrema se redujo en 4,9%, en comparación con 2014 que era de 5,5%”. La pasada semana, un estudio de las universidades Católica, Central y Simón Bolívar, revelaba que “la pobreza en hogares subió a 73% este año por contracción de ingreso”. El mismo estudio desmonta las mentiras oficiales sobre la construcción de viviendas y la inversión en las misiones, reducidas en extremo. Y lo más terrible “los niños están condenados por bajo consumo de proteínas. Un menor que no ingiera la carne, huevos, leche y granos requeridos puede experimentar un leve retraso mental y otros males, Según el INE oficial, entre 2012 y 2014 hubo un descenso en todo los grupos alimenticios. La leche registró un descenso del 43 en 2 años. En los menús hospitalarios faltan también proteínas, lácteos, verduras y frutas”. Los “exprópiese” hicieron caer la producción de alimentos (hoy las fincas e industrias confiscadas son peladeros) así que la prometida “soberanía alimentaria” se convirtió en otra mentira más: “Cayó la producción de alimentos por falta de divisas e insumos. Polar, Heinz y Kraft enfrentan dificultades porque no cuentan con materia prima ni dólares para pagar a sus proveedores” (El Nacional 23-11-15). Conindustria reporta que “más de 75% ha caído la producción en lo que va de año. La cesta básica costó en octubre 110.117 bolívares (12.464 más que en septiembre), lo que significa que una familia de 5 miembros necesitó 14,8 salarios mínimos para cubrir sus gastos del mes. Ecoanalítica calcula la inflación en 2016 en 300%. Mientras Maduro dilapida las divisas existentes en costosos viajes innecesarios y gasta millones en publicidad electoral, la Sociedad Anticancerosa y la USB calculan que este año fallecerán 24.812 personas por tumores malignos, un incremento significativo atribuido a la falta de fármacos y de tratamiento de radioterapia y quimioterapia.

La burla cruel de que “Con Maduro hay futuro”, en páginas enteras de publicidad electoral y cuñas pagadas ilegalmente con dinero público, choca con la miseria sufrida por los venezolanos cuyo futuro ha sido truncado por la violencia criminal, las humillantes colas, la escasez y la inflación que conducen al hambre y a la pobreza generalizadas. Ese 84% de los electores que culpan a Maduro de la ruina económica, que no se comen el cuento de una “guerra económica” y que no votarán por el PSUV el 6-D, saben que Maduro les ha robado el presente y que, lejos de garantizar su futuro, lo que tendrán con él será un vida miserable y llena de sobresaltos dictatoriales. Los venezolanos nos merecemos el cambio que vendrá a partir del 6-D y lo tendremos si todos vamos a votar masivamente el próximo domingo.

@ColominaM

Publicado en El Nacional

¿Para ir contra la corrupción o para ocultarla? por Marta Colomina

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Las más de 50 “leyes” y “reformas” aprobadas por Maduro para cerrar el ciclo de su Ley Habilitante no tienen el propósito de reactivar la ruinosa economía venezolana, ni de disminuir la escasez o reducir la creciente pobreza de los 2 últimos años (la canasta familiar subió en octubre a 26.576 bolívares, equivalentes a 6,3 salarios básicos). Tampoco aminorar la inflación o estimular la producción nacional, y mucho menos cumplir su promesa de luchar contra la corrupción o combatir la inseguridad. Lo que busca Maduro es centralizar aún más su poder, cada vez más autoritario y con menos apoyo popular, y sustentarlo en las “comunas”, figura que no está en la Constitución. Esas leyes “ahondan la inseguridad jurídica e instauran un estado de excepción permanente porque violan garantías constitucionales que ni siquiera en estado de guerra pueden suspenderse”, apuntan los expertos (El Nacional 21/11/2014). Amparadas en la aprobada “ley de las comunas”, con varias de esas nuevas “normas” se pretende despojar a alcaldes y gobernadores de sus atribuciones y presupuesto y otorgárselos a las “comunas”, cuya estructura rompe con el principio democrático de la elección directa en primer grado para escoger a “los enchufados” que ejercerán las funciones ejecutivas de mando en el ámbito territorial de estados y municipios, como nos recuerda Antonio de la Cruz. Es decir, que bajo el falso manto del “poder popular”, el castrocomunismo de Maduro pretende sustituir a los alcaldes y gobernadores, elegidos democráticamente por el pueblo, por “comunas” cuyas órdenes y dirección provienen del poder central

La cama está tendida en el deficitario presupuesto de 2015 para las “comunas”: los dos únicos “proyectos” que recibieron aumentos escandalosos, comparados con la merma de los recursos para educación, salud y seguridad, fueron los de las “comunas”, que crecerán 62% y los de medios y propaganda oficial, que recibirán 3.610 millones de bolívares, con lo que podrían construirse 301 escuelas (El Nacional 17/11/2014). En ese presupuesto se comprueba que la PNB no podrá expandir sus planes de seguridad por falta de recursos porque en 2015 apenas le asignaron 2,2 millardos de bolívares de los 15,5 millardos que necesita. Haciendo caso omiso de la pandemia de dengue y chikungunya, Min-Salud redujo 46% el presupuesto para control de zancudos.

Con las leyes tributarias Maduro arremete con mayor crueldad contra el sector privado, acosado por las “expropiaciones” y ahora por la escasez brutal de divisas que han hecho mermar la producción agrícola e industrial de manera alarmante. El presidente de Fedecámaras calcula en 10.000 millones de dólares la deuda del sector, al que sus proveedores internacionales le han cerrado el crédito porque el gobierno no entrega las divisas. En esas condiciones, Maduro lanza una reforma tributaria suicida: con la que “sancionarán a las empresas que paralicen líneas de producción” y el “Seniat podrá hacer embargos sin pasar por un tribunal”. Así que un régimen que ha dilapidado más de 1 billón de dólares en regalos a sus compinches de Cuba, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y otros, en armas de guerra innecesarias y en corrupción, culpa ahora de su propio despilfarro a quienes han sido sus víctimas. La voracidad fiscal para paliar el enorme déficit fiscal ha llevado a Maduro hasta a pechar a las depauperadas universidades del país y a las ONG, y con ello debilitan aún más el pensamiento crítico y a los defensores de los derechos humanos. Ni una palabra de Maduro sobre recortar el inmanejable gasto público que sigue creciendo con nuevas vicepresidencias y viceministerios, más oficinas, más gasto y más caos, hasta llegar a la surrealista paradoja de crear más burocracia para dizque “disminuir la burocracia”.

Maduro firmó la reforma de la Ley Anticorrupción que ahora dependerá directamente de él y cuyo contenido no tiene el propósito de combatirla, sino de silenciarla a través del secreto, la censura y el castigo a los denunciantes, al autoasignarse la presidencia el “carácter secreto, reservado, o de divulgación limitada de información”, con la excusa de que “la información sobre corrupción no será utilizada para chantajear. Maduro perdió la oportunidad de intentar convencernos sobre su propósito de luchar contra la corrupción, si hubiera anunciado una sanción contra su caro Jaua por haber usado para asuntos personales los aviones de Pdvsa, o si hubiera dicho que quedaba sin efecto el nombramiento diplomático de la infanta mientras se investiga el enorme sobreprecio del maíz y del arroz importados de Argentina, denunciado por productores y prensa de ese país. Podría haber inaugurado esa reforma dando a conocer los nombres y empresas de maletín que acabaron con las reservas internacionales y que aún siguen vivitas y coleando en el Sicad. Nada de eso ocurrió, ni ocurrirá. La Ley Anticorrupción no es contra los “enchufados” corruptos, sino para silenciar y castigar a los que denuncian. Es decir, para que haya más impunidad.

 

@colominaM

El Nacional