Leonardo Pizani, autor en Runrun

Venezuela: para salir democráticamente del autogolpe por Leonardo Pizani

AN

Desde el 19 de abril de 2013 Venezuela vive un proceso de autogolpe continuado del cual sólo se podrá salir, democráticamente, si la oposición gana y administra con responsabilidad y sabiduría su mayoría en la Asamblea del 2015.

Como en una vieja película de comienzos del siglo pasado, el 8 de diciembre del 2012 el Caudillo designó a su sucesor y, para no innovar -aconsejado por el otro caudillo caribeño-, para ese trance pensó en el más obediente y no en el más capaz. Para entonces ya habían comenzado las conspiraciones en palacio y en los cuarteles transmutados en restaurantes VIP con güisqui 18 años.

Ante los aprietes, el presidente -débil, sin liderazgo, capacidad ni popularidad- huye hacia adelante con la idea de ganar tiempo a la espera del milagro que le permita sortear una crisis económica, política y social heredada, cuyo origen no se atreve a denunciar porque lo enfrentaría con el difunto y sus otros deudos.

El Caudillo solía decir que la oposición debía agradecer su existencia y presencia en el poder ya que – de no estar él – la situación del país se haría ingobernable. El petróleo y yo, era el mensaje y su convicción de que no había en el PSUV ni en las FFAA quien lo sustituyera, la línea política.

Claro que cuando hacía esas afirmaciones, como todo buen Caudillo, el jefe se pensaba eterno, de manera que -para consolidarse en el poder- dedicó mucho esfuerzo en liquidar cualquier otro liderazgo interno que pudiera hacerle sombra.Ahora el mal ya está hecho y la pelea de los peores desatada.

Siempre como en las viejas películas, frente al fracaso de las políticas propias,lo primero que ha hecho el gobierno es responsabilizar al enemigo extranjero. Luego vinieron las denuncias de los saboteadores cuya existencia es imprescindible para poder justificar la represión, necesaria a su vez para intentar acallar el descontento de la población.

Se continuó con los presos políticos -indispensables para justificar las denuncias de conspiraciones, golpes de estado e intentos de magnicidio- mientras el apriete y la repartija tiene lugar en los salones del palacio.

La crisis se profundiza y rápidamente se pasa a la represión interna. Comienzan las expulsiones del PSUV y los despidos del gobierno. Son asesinados militantes, presos dirigentes sociales del chavismo y se oficializa la delación como política interna creando “denunciainfiltradospsuv@gmail.com, y vía sms al 04169425792″.

A los grupos internos de poder y a los militares, ni con el pétalo de una rosa aunque sean los jefes de la corrupción. Por el contrario, se les cede espacio y poder político mientras se intenta ganar tiempo. ¿Y el país? Ese es un detalle menor. Lo primero es mantener el cargo a como dé lugar. 

El caudillo no sólo se pensó inmortal, también creyó que los precios del petróleo nunca caerían pero, sobre todo, menospreció a la sociedad venezolana y nunca creyó que fuera capaz de ofrecer una resistencia tan tenaz y perseverante y una defensa tan decidida de los valores de la democracia.

Mientras el jefe cortaba cabezas internamente, la sociedad civil (SC) organizada, no sólo enfrentaba al gobierno, simultáneamente presionaba a los viejos y nuevos partidos demandando la responsabilidad y la unidad que la gravedad de la situación exige.

De ese largo y complejo proceso, surgen la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y un Programa de gobierno concebido para el tránsito hacia una sociedad democrática e incluyente en la cual todos -chavistas y no chavistas- tenemos lugar y en cuya elaboración jugaron un papel fundamental distintas organizaciones de la SC.

Elaborado de esa manera, el Programa fue aceptado como un compromiso a cumplir por parte de todos los dirigentes y partidos de la MUD.

Ese Programa, basado en la inclusión social, la democracia, la pluralidad y la libertad de pensamiento, debe ser la herramienta para sentarse a conversar sobre la transición con los dirigentes sociales y los dirigentes honestos del chavismo.

Guerra avisada no debería matar soldados

No hay duda que la política represiva del gobierno ha sido concebida para dividir a la oposición y disuadir a la disidencia interna.

La prisión de Leopoldo López y de otros dirigentes de la oposición, así como la persecución a María Corina Machado, y la detención de tres dirigentes sociales del chavismo, además de cobardes, son actos de provocación dirigidos a debilitar a la MUD y a su candidato, sea o no Capriles. La estrategia es tan evidente que nada justificaría que la oposición cayera en la trampa.

La posibilidad de ganar la Asamblea es real. Sólo la división de la oposición podría evitarlo. Aprovechar esa mayoría en la Asamblea para dotar de la gobernabilidad necesaria a los gobernadores y al próximo presidente es una obligación.

Discutir en base al Programa de la MUD con las fuerzas disidentes del chavismo es una oportunidad que permitiría pensar con más optimismo en la posibilidad de una transición democrática y en paz que seguramente la Unasur apoyaría

Infobae

Nov 26, 2014 | Actualizado hace 9 años
¿Co-gobierno en Venezuela? por Leonardo Pizani

Madurojaua

En momentos en los que la sociedad venezolana vive situaciones agobiantes de inseguridad, escasez, una fuerte represión que ha producido más de 50 muertos, decenas de heridos, presos políticos, y torturados, pensar en el futuro no es tarea fácil. Paradójicamente, todo lo anterior sucede en tiempos que indican que marchamos aceleradamente hacia un complejo proceso de transición política.

Vista una fotografía de la situación actual, resulta bastante probable que, si la oposición va unida, gane las elecciones y obtenga la mayoría en la Asamblea Nacional (AN), lo que nos colocaría en una situación objetiva de co-gobierno durante un lapso más o menos largo: la oposición con mayoría en la AN y el PSUV con control del ejecutivo y de los otros poderes públicos, al menos en tanto se vayan cumpliendo los lapsos constitucionales contemplados para la renovación de esos otros poderes.

Una situación como la descripta no sería demasiado especial en una democracia cualquiera, pero ese no es el caso venezolano donde desde hace más de 14 años, un gobierno cívico militar -sostenido en la popularidad de un caudillo y disponiendo de enormes ingresos petroleros- ha venido abusando ilimitadamente del poder.

Si bien los grandes actores de la política en democracia siguen siendo los partidos, la decepción, la corrupción y los manejos a espaldas de la gente que dicen representar han llevado a una enorme desconfianza entre representados y representantes y han colocado a la Sociedad Civil -ciudadanos organizados fuera de las estructuras partidarias- a jugar papeles trascendentales en especial en complejos procesos de transición.

En América Latina el caso más emblemático ha sido, sin duda, la hermosa lucha que han llevado adelante desde hace 37 años las asociaciones de Madres y Abuelas de Plaza de mayo.

Más allá de la valentía de estas mujeres que durante todos estos años han luchado por encontrar a sus hijos y nietos desaparecidos -y en especial en el caso de la Asociación de Abuelas- es poco lo que se puede decir para hacer justicia al inconmensurable aporte que han hecho a la democracia misma y a sus instituciones.

Es que estás mujeres no sólo enfrentaron al régimen cívico militar aún a costa de la vida de varias de ellas, además, no se conformaron con la derrota de la dictadura y continuaron activas durante la democracia, obligando a los partidos políticos, a sus dirigentes y a la sociedad toda, a comprender que no buscaban venganza, que su lucha sólo podía satisfacerse, realmente, el día que las instituciones del Estado funcionaran de tal manera que garantizaran justicia.

Así como hoy es conocida la lucha de las Madres y Abuelas, es desconocida la lucha de la Sociedad Civil venezolana que durante más de 14 años ha mantenido una vigilia permanente para:

1- Sostener una movilización permanente -y en la calle- en defensa de los principios esenciales de una sociedad democrática;

2- Presionar para que la oposición actúe unida en defensa de tales principios, actuación que hoy la coloca a punto de obtener una contundente mayoría en la AN y,

3- Elaborar un Programa de Gobierno alrededor del cual se han comprometido todos los partidos de la oposición. Guiado por la SC este programa, tiene como característica fundamental impedir un regreso al pasado y claramente incorpora aquellos objetivos que la población venezolana ha visto como logros en estos 14 años además de muchas de las promesas incumplidas por el régimen actual. Todo dentro de un proyecto coherente de gobernabilidad y avance democrático.

Ahora la SC en nuestro país tiene un nuevo reto: conseguir que ese Programa de Gobierno tan trabajosamente elaborado, discutido y aprobado por todas las fuerzas políticas, sea realmente la guía de actuación de los representantes de los partidos que vayan a la Asamblea.

Así como las Abuelas de Plaza de Mayo han seguido su lucha muchos años después de alcanzada la democracia en Argentina, así la SC venezolana deberá continuar con su vigilia y movilización para evitar que los logros alcanzados hasta ahora puedan perderse.

Garantizar la gobernabilidad del país es un objetivo esencial que no va a ser tarea fácil. Controlar la corrupción y meter nuevamente los militares a sus cuarteles; desarmar a los colectivos paramilitares que el gobierno ha creado, frenar el golpismo que todavía anida en pequeños grupos militaristas opositores, requiere de una ciudadanía activa y una sociedad civil vigilante y claramente diferenciada de la sociedad política.

@PizaniLeonardo

Infobae