Fernando Ochoa Antich, autor en Runrun

Carta pública al ministro de la Defensa, por Fernando Ochoa Antich

Caracas, 18 de marzo de 2018

Señor general en jefe

Vladimir Padrino López,

Ministro de la Defensa.

Presente,

Me dirijo a usted, impulsado por la angustia que siento ante la tragedia que enfrenta nuestro pueblo, para plantearle públicamente los graves peligros que, a mi criterio, acechan a nuestra Patria y a la Institución Armada. No puede usted desconocer que la situación política, económica, social y militar es de tal gravedad  que es imposible  para el actual gobierno poder encontrarle una solución adecuada. Lamentablemente, en lugar de entender esta realidad, el presidente Maduro ha creído factible poder  continuar en el ejercicio del poder mediante una inconstitucional convocatoria, realizada por la írrita Asamblea Nacional Constituyente, a unas elecciones presidenciales absolutamente plagadas de irregularidades. Esa deplorable decisión ha generado un rotundo rechazo tanto nacional como internacional.

Un nuevo gobierno de Nicolás Maduro difícilmente sería reconocido internacionalmente por los países democráticos de la América Latina, los Estados Unidos, Canadá, y la Unión Europea, los cuales rechazan las numerosas e inaceptables violaciones constitucionales y legales cometidas por su actual gobierno. Además, este rechazo se incrementaría al pretender mantenerse en el poder a toda costa. Llego a pensar que, de inmediato, esos gobiernos retirarían sus embajadores y posiblemente hasta la totalidad de sus funcionarios diplomáticos. También creo que Luis Almagro,  Secretario General de la Organización de Estados Americanos, solicitaría la reunión del Consejo Permanente para aplicar la Carta Democrática Interamericana, obteniendo con facilidad los 24 votos necesarios para suspender a Venezuela de dicha organización regional. Ante esta situación, se radicalizarían las sanciones ya impuestas y las anunciadas por los Estados Unidos y la Unión Europea. En esas circunstancias la supervivencia de su gobierno quedaría muy comprometida.

En estos días mantuve, en uno de mis artículos, que al cerrarse la solución electoral como vía posible para resolver el actual enfrentamiento nacional se abrían tres posibles escenarios: la protesta popular, la salida militar y la intervención militar multilateral. En ese momento, las consideré como escenarios probables, pero no inmediatos. Sorprendentemente, en estos últimos días la intervención militar multilateral y la salida militar se han transformado en realidades cercanas. Me imagino, general Padrino, que usted debe de haber analizado, con sus asesores, el significado que tiene la designación de Mike Pompeo como Secretario de Estado de los EE.UU. Usted debe recordar que en distintas oportunidades, en sus funciones de director de la CIA, ha mantenido posiciones muy duras sobre la situación venezolana, llegando a considerar que la presencia en Venezuela de cubanos, rusos, iraníes y miembros del Hezbollah es una potencial amenaza para la seguridad de los Estados Unidos

No fue casual que esas declaraciones de Mike Pompeo, hayan coincidido con las más graves apreciaciones mantenidas por Donald Trump sobre la situación de nuestro país: “tenemos muchas opciones para Venezuela. Por cierto no voy a descartar una opción militar. Es nuestro vecino. En todo el mundo hay problemas en sitios lejanos. Venezuela no está tan lejos” Pompeo las respaldó con fuerza: “El presidente Trump  intentó darle al pueblo de Venezuela una esperanza y una oportunidad de crear una situación en la que la democracia sea restaurada”. Sin duda existe una gran afinidad entre la visión del presidente Trump y la de su nuevo Secretario de Estado. Esta coincidencia facilitará cualquier decisión que se tome después de las elecciones. Es significativo también el anunciado viaje de Trump a Colombia después de la reunión de Lima. No hay duda que existen razones y hechos para que usted reflexione. No es con demostraciones cívico militares  que puede enfrentarse un problema de tanta gravedad. Le sugiero, general Padrino, presionar para que  el actual gobierno modifique su irresponsable y aventurera política exterior.

En relación al problema interno de la Fuerza Armada, usted tiene información de primer orden para conocer lo que allí ocurre. De todas maneras, creo mi obligación advertirle que existen grandes rumores en la opinión pública sobre un creciente descontento militar. No tengo manera de confirmarlo, pero hay razones para pensar que puede ser cierto. La angustia y desesperación que azota a la sociedad venezolana también afecta a los familiares de los cuadros militares. Usted conoce perfectamente bien que la manera de pensar en los cuarteles es un fiel reflejo del sentimiento nacional. También me preocupan  las denuncias que hacen los familiares de profesionales militares detenidos, en los medios de comunicación, ante la certeza que tienen del irrespeto a sus derechos humanos y de las pocas consideraciones que se le tiene a su grado militar. De igual manera, surgen en la opinión pública rumores sobre la detención  y destitución de oficiales, comandantes de unidades tácticas, gracias a informaciones procesadas a la ligera por la dirección de Inteligencia  Militar y fundamentalmente por el SEBIN. En todo caso, sería lamentable que esas quejas estuviesen justificadas y que precisamente los atropellos  y las vejaciones que se denuncian hayan sido perpetrados por otros compañeros de armas y peor aún, con la anuencia de sus superiores, quienes por ley y, por un mínimo principio ético, están obligados a velar por el respeto del honor y la dignidad de sus subalternos.

A mí me correspondió ser ministro de la Defensa en circunstancias muy complicadas. Por lo que veo, usted también las está enfrentando. De todas maneras, le aseguro que si la Fuerza Armada Nacional logra, a través de una presión respetuosa, pero firme,  que Nicolás Maduro tome la acertada decisión de solicitarle al Consejo Nacional Electoral la suspensión de las elecciones del mes de mayo, realizarlas en diciembre como corresponden, con un nuevo y equilibrado Consejo Nacional Electoral, acompañado de las necesarias condiciones de equidad y justicia, estoy seguro que los delicados problemas que usted tiene que enfrentar se superarían inmediatamente y los venezolanos  quedarían inmensamente agradecidos de usted y de nuestra Institución. De no ocurrir una rectificación de parte del presidente Maduro, debido a su ambición personal, la historia lo responsabilizará por comprometer gravemente la soberanía nacional y exponer a la Fuerza Armada a la vergüenza de un inmenso fracaso.

Sólo espero, general Padrino, que usted reflexione sobre el contenido de esta carta, la cual, como le dije al principio, la escribo impulsado por la angustia que siento ante la grave tragedia que enfrenta Venezuela. Nuestro pueblo espera una respuesta que le permita superar, por la vía democrática, y constitucional, tan complejas circunstancias. No aspiran a nada más.

Atentamente,

Fernando Ochoa Antich

May 30, 2016 | Actualizado hace 8 años
A mis compañeros de armas por Fernando Ochoa Antich

MilitaresVenezuela

Una vez más, Nicolás Maduro y el Alto Mando Militar han contribuido a poner en tela de juicio la credibilidad de los venezolanos en la institución armada. Los recientes ejercicios militares, “Independencia II 2016”, han generado en la opinión pública toda clase de comentarios negativos y hasta de burla por la manera como fueron ordenados y posteriormente ejecutados, demostrando, además, falta de seriedad y sobre todo de credibilidad en las motivaciones que, según Nicolás Maduro, estaban destinadas a la comprobación del apresto operacional para enfrentar una supuesta amenaza internacional o una ruptura del orden interna por acciones de la oposición política, sin haber presentado una sola evidencia aceptable de la existencia de alguna de esas amenazas. Lo que sí han percibido los venezolanos es que se trató de un intento de amedrentamiento en contra de las libertades ciudadanas ante la valiente presión popular que han empezado a ejercer amplios sectores de la vida nacional, para contrarrestar las maniobras que realiza el régimen a objeto de impedir la celebración del referendo revocatorio durante este año. Tengo la convicción de que ustedes conocen esta realidad.

Dichos ejercicios, según parece, se realizaron en 7 estados de la zona norte costera y se orientaron a la posible defensa de un hipotético desembarco de tropas enemigas y ataques a instalaciones eléctricas. El ministerio de la Defensa informó de la movilización de 520.000 combatientes entre efectivos militares y milicias supuestamente entrenadas. Este número equivale a 2 veces las tropas que intervinieron en el desembarco de Normandía en 1944 para invadir Europa y acabar con el Tercer Reich. Si esto fue así, causa sorpresa su desconocimiento por la mayoría de los venezolanos y la muy escasa reseña en los medios de comunicación que ha debido causar una movilización de personal y equipos de esa magnitud. De igual manera, no se tuvo conocimiento de operaciones logísticas de la envergadura necesaria para apoyar una movilización de esa magnitud. Tampoco se sabe de ejercicios previos realizados por unidades de menor nivel, para luego integrarlas en la ejecución de la maniobra “Independencia II 2016”. Estos hechos nos conducen a concluir que lo que realmente se pretendió fue causar una presión  psicológica para tratar de  inhibir la protesta ante la amenaza de una brutal represión armada.

El general Vladimir Padrino López expresó en unas declaraciones que “el pueblo también está participando en lo que hemos llamado los órganos de dirección de nuestra defensa integral”. Esta afirmación, aunada a otra del Tcnel. Reyes Reyes, connotado dirigente del PSUV, sobre una supuesta convocatoria de unos 80.000 miembros de las unidades de batalla Hugo Chávez y personal civil de los Claps y de las comunas, todas estructuras politizadas por el chavismo, para formar parte de la Milicia Bolivariana causa una gran preocupación. También ocurre con la utilización del término “contrarrevolución”, utilizado por algunos jefes militares participantes en el ejercicio, que nos permite concluir, una vez más, que la realización del ejercicio estaba destinada a utilizar a la Fuerza Armada como brazo político armado del régimen, para disuadir a la oposición política por considerarla una amenaza a la estabilidad del gobierno de Nicolás Maduro. En tal sentido, convendría recordarle al ministro de la Defensa y a los miembros del Alto Mando Militar el contenido del artículo 328 constitucional que afirma: “La Fuerza Armada Nacional está exclusivamente al servicio de la nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política”. Siempre se ha pretendido justificar estos hechos en el deber que tienen todos los ciudadanos de contribuir a la defensa nacional. Eso es verdad, pero la Constitución Nacional establece taxativamente que cada uno lo hará en el área de su especialidad u oficio y no como integrante de una de esas organizaciones armadas de carácter político partidista.

Esa simbiosis de grupos civiles disfrazados de militares dentro de la organización castrense debe terminar. De lo contrario, su presencia pone en serio riesgo la unidad interna de la institución militar, empeora su ya maltrecha credibilidad y la descalifica como un factor catalizador negativo ante un proceso de violencia generalizada. Por ello, también debe finalizar la falsa prédica de que la Fuerza Armada es chavista, revolucionaria y socialista, más aún cuando existe un creciente descontento en la mayoría de los cuadros militares por la difícil situación económica que los agobia. Reflexionar sobre estos delicados asuntos es una obligación patriótica. Estoy plenamente seguro que de esa reflexión surgirán recomendaciones que permitirán encontrarle alternativas políticas a la crisis nacional. Una de esas soluciones podría ser el referendo revocatorio. Ustedes conocen la verdad de lo que ocurre en Venezuela: el malestar y la desesperación de nuestro pueblo en las largas colas que deben hacer para conseguir los productos de primera necesidad o cualquier medicina es más que evidente. En vez de apoyar una posición absolutamente inconveniente para la estabilidad del país contribuyan a desactivar el peligro de un estallido social, del que todos, incluidos nuestros seres queridos, podrían ser las primeras víctimas.

 

@FOchoaAntich

El Nacional