Andrés Cañizales, autor en Runrun

Andrés Cañizales

El cese de Directv en Venezuela y sus implicaciones
Barrios en cerros encontraron en la televisión satelital una clara respuesta a necesidades que no se podían satisfacer por vía terrestre

El cese de las operaciones de Directv en Venezuela tiene muy diversas lecturas e interpretaciones. Me detendré sólo en algunas, las que me parecen más relevante en mi condición de estudioso de la problemática relacionada con la libertad de expresión e información en Venezuela.

Las operaciones de Directv tuvieron en Venezuela un mercado pionero en América Latina. Desde fines del siglo pasado, la empresa de televisión por suscripción ofreció un servicio innovador que se conectó con la realidad venezolana. A diferencia de otros países latinoamericanos, como es el caso de Argentina, cuyo territorio está prácticamente cableado por las operadoras de televisión por cable, la situación en Venezuela fue otra.

Los barrios en cerros, sin agua potable ni telefonía básica, encontraron en la televisión satelital una clara respuesta a necesidades que no se podían satisfacer por vía terrestre. Desde hace una década, a tono con ese servicio en los sectores populares, Directv introdujo el modelo prepago para clientes sin tarjetas de crédito.

Uniendo ambos factores, uno técnico y otro comercial, se encuentra una clara explicación sobre el porqué esta empresa devino en el principal proveedor de la televisión por suscripción. Prácticamente, la mitad de la totalidad de suscriptores venezolanos y un alcance de 10 millones de personas aproximadamente (asumiendo que en cada hogar venezolano en promedio viven unas 5 personas).

No creo que se deba banalizar el cese de Directv por la naturaleza televisiva de este servicio. No es un asunto menor que este cese ocurra precisamente en medio de una cuarentena global por el coronavirus, escenario donde la principal recomendación ha sido “quédate en casa”.

El cese del entretenimiento para muchos

Para no pocos venezolanos, sumidos desde antes en una crisis económica y humanitaria, confinados en sus casas por la inseguridad o la falta de dinero en efectivo para el transporte público, tener un servicio de televisión por suscripción pasó a ser, básicamente, el único medio de entretenimiento.

Ya la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 1948, reconocía el derecho al ocio de las personas. En su artículo 24 reza: “Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre”. Basado en otros diferentes principios que rigen a los derechos humanos, debe ser potestad de cada persona decidir cómo utiliza su tiempo libre, cómo se entretiene en sus tiempos de ocio.

Si un número significativo de venezolanos había optado por el servicio de Directv para que fuese su opción de entretenimiento, pues era una decisión muy legítima y respetable. El que las personas de forma sorpresiva, abrupta y perjudicial se vean privadas de un servicio por el que estaban pagando, es otra arista reñida con los derechos de los ciudadanos.

Puede argumentarse que esta decisión provino de la casa matriz de la empresa, la telefónica ATT, en Estados Unidos. Según el comunicado de esta firma, se vieron atrapados entre las sanciones de Estados Unidos, que incluyeron al canal privado Globovisión y al canal estatal de PDVSA, y la decisión del gobierno de Venezuela de no ceder a excluir solamente a esos canales y mantener a Directv en Venezuela.

En una de sus decisiones típicas, todo o nada, el gobierno de Maduro optó por nada. Se la jugó para no perjudicar al canal de PDVSA. Canal que mucha gente ni siquiera sabía que existía. Y, sobre todo, se la jugó para demostrar su apoyo a Globovisión.

Esta elección, que surge de la intransigencia oficial, es muy preocupante en el contexto actual. Millones de personas deben estar confinadas en sus hogares, la gran mayoría no tendrá una opción a corto plazo. Para muchos se trata de una vida llena de dificultades cotidianas y, ahora, ni siquiera tienen una opción para desconectarse con alguna serie o película.

Desde mi punto de vista, se le metió más presión a una olla que a veces parece ya a punto de estallar. Pero esta es una lectura netamente política.

Para cerrar, no es tampoco un asunto secundario que el cese de Directv en Venezuela sea una suerte de escalón más en la caída que tienen las libertades informativas y mediáticas en el país. Aunque en ese sentido Directv sea mucho más que un medio de comunicación, para muchos es otra ventana de información y entretenimiento que se cierra en una Venezuela donde la constricción de las libertades no parece tener fin.

Andrés Cañizales Oct 22, 2015 | Actualizado hace 9 años
Venezuela: El día después del 6D

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A escasas semanas de unas elecciones parlamentarias que resultarán vitales para Venezuela, existen pocas dudas de lo que pasará el día de la elección. La identificación política con el modelo de la llamada “Revolución Bolivariana” viene en caída notable, tras el fallecimiento de Hugo Chávez, junto a un descontento generalizado alimentado por una crisis económica sin precedentes. En el país se dejaron de publicar estadísticas económicas oficiales, pero recientemente el Fondo Monetario Internacional señaló que el Producto Interno Bruto tendrá un caída del 10% y la inflación superará el 150% en este 2015.

El gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), junto a otros partidos aliados, asiste en este 2015 a unas elecciones en su peor momento según lo reflejan diferentes estudios de opinión pública. De acuerdo con la firma Venebarómetro, la identificación del venezolano con el chavismo cayó de 55,9% (en marzo de 2013) a 21,3% en septiembre de 2015. De forma paralela, la identificación con la oposición democrática subió de 31,6% a 68,3% en el mismo período.

Por su parte, otro analista de opinión pública como Alfredo Keller apunta que desde enero de 2013, cuando saltó a la palestra Nicolás Maduro como “heredero” de Chávez, la tendencia de identificación positiva con el PSUV registra la caída como tendencia sostenida. Según Keller, en diciembre de 2012 la mitad de los venezolanos manifestaba su apoyo al PSUV, mientras que en una investigación realizada la primera semana de septiembre este apoyo había caído a 18%.

¿Qué nos dicen todos estos números? Lo que va a ocurrir el día de la elección parece estar claro. Se puede predecir un voto castigo para Maduro, aún cuando él personalmente no sea candidato. La impopularidad de Maduro terminará arrastrando al PSUV a una derrota electoral el 6 de diciembre. Ese es un pronóstico que tiene base de sustentación en lo que están señalando los estudios de opinión pública.

¿Qué hará el chavismo con este resultado electoral? Esta es tal vez la gran pregunta que hoy ronda a Venezuela. ¿Qué pasará el día después?

En mi opinión el partido gobernante y las Fuerzas Armadas deben estar en este momento valorando dos opciones. No puede obviarse que los uniformados se han alineado, hasta ahora, con Maduro incluso llegando a la represión masiva de opositores, tal como se registró entre febrero y junio del año pasado.

En el sendero democrático, a su vez, si el PSUV acepta la derrota electoral tendrá una gran oportunidad para seguir siendo un factor de poder político en el largo plazo, en medio de la restitución democrática que se abrirá con una Asamblea Nacional controlada por los factores de oposición. Las Fuerzas Armadas tendrán un rol esencial en la decisión que se tomará una vez que la sociedad venezolana se haya manifestado en las urnas de votación. La reciente jubilación de una docena de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), para ser sustituidos antes de las elecciones parlamentarias, reflejan cómo el chavismo se prepara para la derrota el 6 de diciembre, ya que está apostando a mantener el control que ejerce sobre el poder judicial.

En el campo autoritario, la decisión del PSUV y las Fuerzas Armadas puede ser el desconocimiento de la voluntad popular, con lo cual se llevaría al país por el camino de un ejercicio abiertamente dictatorial del poder. Tendría que apelar de nuevo a la represión y profundizar el autoritarismo en el control de las instituciones públicas. No reconocer un triunfo popular opositor sólo podría ejecutarse con represión.

Sin pecar de ilusos, en esta ocasión el día después de las elecciones podría tener elementos novedosos. Por una parte, una comunidad internacional atenta a los resultados de las elecciones. Aún cuando no haya observación electoral independiente, hoy el gobierno de Maduro es evaluado negativamente y se duda de su talante democrático. Por el otro lado, una población que ya hoy, en su mayoría, pronostica que la oposición se impondrá en las elecciones, con lo cual el desconocimiento de resultados tendría un costo político elevado.

Serán unas votaciones vitales, el chavismo tendrá que tomar una decisión determinante el día después de las elecciones.