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Opinión

Después de todos estos años o la madre de Frankenstein
No hay posibilidad de mea culpa en un país de constante simulación, de constante refundación, de eterna juventud, de falsas reservas morales, de aprovechadores y cínicos. «El país de la alegría»

 

@YsaacLpez

Al recuerdo de mi primo Domingo Hidalgo López/ A la presencia de mi sobrino Felipe López Lugo, dedico

«Detrás de todos estos años, detrás del miedo y el dolor, vivimos añorando algo, algo que nunca más volvió. Detrás de los que no se fueron, detrás de los que ya no están, hay una foto de familia donde lloramos al final. (…) Tratando de mirar por el ojo de la aguja, tratando de vivir dentro de una misma burbuja, solos, solos…»

Yo cuento un país en ruinas. Un país que cree que fue mejor, feliz, pero que por culpa de la roja conspiración perdió el rumbo. La memoria es corta. El pueblo no siempre tiene la razón. De ayer medio me acuerdo, de anteayer no. Las noticias de indígenas cazados como chigüires, los tratos de la corrupción de amantes-secretarias privadas y de ministros destacados, los muchachitos disfrazados de Chávez, la muchedumbre feliz en los petrodólares de 2010 −profesores universitarios incluidos− mientras los bárbaros desmontaban la institucionalidad… Todo eso son inventos de las revistas.

Metáfora de los ciegos. Luz que no encontramos. En el espacio público nos vemos, nos mostramos. Un país de sabelotodos, de incontinentes verbales. De los que tienen todas las respuestas a los males del extravío. De gente que no sabe callarse la boca.

El país destemplado, con una moral y una ética sinuosas, de aceptación de canalladas. El profesor que toma fotografías a documentos únicos con flash sabiendo que eso acorta la vida de los materiales que deberían utilizar nuevas generaciones es tan criminal como aquellos que devastan fuentes de agua en el Arco Minero del Orinoco. Nada importa después que pase yo, nada importa después de que yo saque provecho.

El régimen juega a normalizar el caos. Unos seres en harapos escarban la basura de la esquina, mientras los bodegones rebosan de productos y de clientes. La oposición juega a liderar un nuevo reparto, a recoger las sobras del negocio. No puede con el dominio militar y pacta el reparto.

Los intelectuales −historiadores, politólogos, ilustres hombres del pensar− se dividen entre cuestiones de distinto rango. Según los intereses serán más o menos críticos. Favorecerán la adoración al liberalismo, la socialdemocracia, el fortalecimiento del libre acceso a las oportunidades…

Un país sin legados, sino con falsas herencias. Donde la reflexión se sustituye con la reacción aprovechadora.

Qué quieres que diga para que me pongas a salir en la televisión, para que me entrevistes, para que suene en tu emisora o me dejes escribir en tu revista.

Muchos de los que hasta ayer ocupaban cargos públicos, prestaban su pluma a elogiar a «el proceso» o erguían sus pechos orgullosos tras sus camisas rojas hoy se travisten de intelectuales críticos, de articulistas comprometidos con el cambio, de escritores anhelantes de la libertad. Payasos que juegan a que nadie los reconozca.

Circo y manicomio. Lugar de lágrimas y fiesta sin fin. Desorden. Bochinche. Las excrecencias se extienden en las aceras. Los zamuros parecen gallinas en su corral. Cloacas chorrean por toda la avenida. Todas las palabras son grosería. Denigración y atropello. Al fin ganaron, hablamos como ellos.

No hay posibilidad de mea culpa en un país de constante simulación, de constante refundación, de eterna juventud, de falsas reservas morales, de aprovechadores y cínicos. «El país de la alegría».

Hace poco murió en España la escritora Almudena Grandes, autora de la novela La madre de Frankenstein que cuenta los males de «la madre patria» a través de la historia de Aurora Rodríguez Carbelleida, quien mató a su hija de cuatro tiros y fue recluida en el manicomio de Ciempozuelos, donde pasó sus últimos días construyendo muñecas de trapo a las cuales pasaba horas mirando para transferirles su espíritu.

Así nosotros ante una geografía de hilachas, ante un cuero sin brillo, ante una parcela que no se enfrenta a sí misma en sus múltiples miserias. Pisadero de mulas empeñado en llamarse país.

El exilio no es el de Ángel Rama o Alfredo Zitarrosa, el de Tomás Eloy Martínez o Mario Benedetti, no. El exilio son los free cover en los solares de Orlando del Pollo Brito. Los otros destierros, las otras penas, tienen menos cobertura. Nadie quiere saber de ese sufrimiento, a menos que sirva para tirarle otra raya al tigre.

Como canta Carlos Varela: «Detrás de toda la nostalgia, de la mentira y la traición, detrás de toda la distancia, detrás de la separación (…) Detrás de todos estos años, detrás del miedo y el dolor, vivimos añorando algo, y descubrimos con desilusión: que no sirvió de nada, de nada, de nada… O casi nada que no es lo mismo, pero es igual».

28 de noviembre de 2021.

* Historiador. Profesor. Universidad de Los Andes. Mérida

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Humano Derecho #226 con Andreína Ramírez, directora de la Fundación Ayúdate  
La Fundación Ayúdate es una ONG que atiende, ofrece formación y asesora a quienes padecen trastornos alimentarios en Venezuela

 

@_humanoderecho

¿De qué forma la Fundación Ayúdate apoya a las personas? ¿Hay causas específicas que puedan ocasionar trastornos alimentarios? ¿Estos trastornos alimentarios afectan más a mujeres que a hombres? Conversaremos de estos y otros temas con Andreína Ramírez, directora de esta organización venezolana enfocada en los trastornos del comportamiento alimentario.

La Fundación Ayúdate es una ONG que atiende, ofrece formación y asesora a quienes padecen trastornos del comportamiento alimentario en Venezuela. Su objetivo es “mejorar integralmente la calidad de vida de los venezolanos”.

Según Ramírez, estos trastornos alimentarios no se circunscriben a la mesa, tiene que ver con problemas psicológicos complejos que le preceden: “Lo que la ciencia y nosotros hemos reportado es que anteriormente hubo eventos que le hicieron daño a estas personas en su identidad y en su autoestima”.

Estos, afirma, se van agravando con el tiempo: «A veces nos llegan casos en donde las niñas están por debajo de su peso y el trabajo es más difícil. Por el estado de desnutrición que tienen es complicado controlarse y buscar atención. Aunado a esto, los niveles de miedo son más elevados por la situación que están pasando».

Presentado por Génesis Zambrano (@medicenmouzo) y Luis Serrano (@akaLuisSerrano). Somos el radio web show semanal que mezcla la buena música con gente que ayuda a gente. Transmitido por diferentes plataformas del país, es producido por RedesAyuda y Provea.

Más contenido en humanoderecho.com

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Juan E. Fernández Dic 19, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Qué pena con usted, Sr. Ladrón
Aquí les relato un encuentro desafortunado que tuve con un ladrón en Caracas… Desafortunado para él, porque no pudo robarme

 

@SoyJuanette

Hola amigo lector ¿Cómo estás? Hoy quería compartir contigo una anécdota que me ocurrió durante el último año que viví en Venezuela, es decir 2016. En este escrito les relato un encuentro desafortunado que tuve con un ladrón en Caracas… Desafortunado para él, porque no pudo robarme:

Ya hemos escuchado hasta la saciedad que Caracas es una ciudad insegura. De hecho, es normal ver a los caraqueños todo el tiempo apurados y atentos a cualquier “malandro” (ladrón, criminal, rufián, etc.) que esté al acecho para despojar a los transeúntes ya sea de algo de efectivo, la billetera o el santo grial para los hampones caraqueños: un teléfono inteligente.

Yo siempre he sido algo paranoico, lo que a familiares y amigos cercanos les molesta un poco; y no los culpo, pues no es agradable ir caminando junto a un loco que ve para todos lados, o que se baja de las camionetas y se cambia de vagón en el metro cuando ve algo que le parece sospechoso.

Pero como hasta al mejor cazador se le va la liebre, en una ocasión, cuando caminaba rumbo al metro para ir al periódico, escuché una motocicleta acercándose rápidamente y justo cuando estaba a mi lado, la persona que iba en la parte de atrás me dijo amablemente (aunque me apuntaba con un arma, siempre fue educado):

—Gordo, dame el teléfono que te vas a morir.

Yo, por nervios, o no sé todavía por qué, le contesté:

—Claro, pana, todos nos vamos a morir algún día —y procedí a entregarle mi teléfono iPhone 4S.

El Sr. Malandro tomó el teléfono y luego de decir “coño, es un iPhone”, me lo entregó y me dijo:

—Toma tu vaina y arranca —el verbo arrancar en el argot malandrístico caraqueño es una invitación “amable” para que la víctima se vaya corriendito.

Acto seguido tomé el teléfono, entré al metro y todo el día me pregunté por qué no me había robado. Rondaron en mi mente las siguientes hipótesis:

1. Tal vez mi cara de gordito le inspiró ternura y me dejó ir.

2. Mi iPhone tiene la parte de atrás de la carcasa partida, y el pobre malandro pensó que le sería muy costoso cambiarla.

3. Era un malandro experto en tecnología y conoce la aplicación “Dónde está mi iPhone” y le dio miedo a que lo localizaran.

4. No tengo ni p… idea.

Al llegar a mi trabajo llamé a mi esposa para contarle. Ese día no pude trabajar a gusto; pero no por miedo, sino porque no entendía (ni todavía entiendo) por qué el Sr. Malandro no me robó.

Al día siguiente decidí cambiarme a Android, pues así, si me volvía a cruzar con el ladrón, tendría algo para entregarle. Si llega a leer esto, señor ladrón, le pido disculpas por haber tenido un iPhone la primera vez que nos encontramos. Un abrazo y que Dios le bendiga.

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Cuestionario 2.0 | Caterina Valentino
Caterina Valentino se declara como “una fan enamorada de la tecnología, es más lo bueno que lo malo”

 

@bocaranda20

Hoy tenemos a una periodista, conductora de radio y televisión, actriz y modelo venezolana. Hija de inmigrantes italianos, nació en Catia, en donde creció y pasó tiempo importante de su niñez. Comenzó su carrera en el programa Puma TV; canal dedicado a la promoción de videos musicales, propiedad del cantante José Luis Rodríguez.

Tiempo después, fue presentadora de televisión y formó parte de programas juveniles y reality shows en canales como Radio Caracas Televisión, Venevisión, Televen, E! Entertainment y Telesistema Once, en República Dominicana.

Desde el año 2012 es corresponsal de Caracol Internacional para Venezuela, y en 2018 se incorporó a Antena3 como corresponsal en Caracas. Por su labor periodística, fue condecorada con la Orden de la Dignidad y la Patria por el Congreso de Colombia en 2017 y por el Gobierno de Italia con la Orden Estrella de Caballero Italiano en 2019, entre otros premios.

Actualmente es voz, imagen y consultora adjunta del circuito FM CENTER, columnista del diario El Nacional y del medio Caraota Digital.

Para mí es todo un gusto tener hoy en este Cuestionario 2.0 a Caterina Valentino.

−¿Qué es lo mejor que te ha dado la tecnología?

−La proximidad de estar con la gente que amo y que quiero. Gracias a la tecnología puedo hacer un programa de radio a la distancia, puedo estar en comunicación con la gente que adoro… La tecnología me ha acercado a esas cosas que para mí son importantes; no solo el trabajo, sino también lo afectivo. Y bueno, para mí la tecnología ha sido una bendición.

−¿Cuál dispositivo es indispensable para tu día a día, y por qué?

−El iPhone, sin duda. Yo tengo iOS y Android, pero el iPhone es para mí lo más importante porque yo tomo el teléfono y hablo con mis productoras, decido qué es lo que voy a sacar para el programa durante el día; luego chequeo qué es lo que puedo postear en mi cuenta de Twitter. Cada cuenta es completamente distinta; Twitter, Instagram, TikTok, Facebook.

Sin duda alguna, el dispositivo me mantiene conectada con el resto del mundo. Yo soy de las que cree que hoy estamos viviendo dos realidades; la que podemos tocar y la realidad intangible, que es la que vivimos a través del social media y de la tecnología. 

−¿Cuál fue el primer celular que tuviste y cuál es el primer recuerdo que tienes de una computadora?

Dios mío, el primer celular que yo tuve fue el ladrillo, ¿se acuerdan? Era la versión siguiente del ladrillo, era uno que se doblaba cuando uno hablaba. Recuerdo que era pesadísimo el ladrillo plegable, era supermoderno con su antenita y todo. Yo hoy veo lo que hago con el iPhone y dónde lo meto y digo “Dios mío, cómo ha evolucionado la tecnología”.

El primer teléfono de Caterina Valentino fue un ladrillo plegable «con antenita y todo».

Y el primer computador… Yo estudiaba Ingeniería en Sistemas y la primera computadora que tuve fue una gigantísima, pesada y creo que era del tamaño de un televisor, nada que ver con lo que tenemos el día de hoy. Yo creo que somos unos bendecidos, en muchos aspectos yo sé que la tecnología nos separa un poco, pero creo que es más lo bueno y lo positivo que lo negativo.

−¿Qué es lo peor que te da la tecnología?

−Lo peor es que a veces no tengo privacidad. Si alguien te capta o te ve, agarra una foto tuya y sube la foto y la gente sabe dónde estás; yo creo que es eso, pero al final no creo que haya nada malo, todo lo contrario. La tecnología ha sido, para mí, un gran aliado en estos tiempos. Yo me considero una fan enamorada de la tecnología, yo agradezco que hoy pueda estar conectada con el mundo a través de la tecnología.

−¿Cómo ha impactado la tecnología el trabajo que haces y cómo crees que lo impactará en el futuro?

−En esto yo suelo ser un poco soñadora. No sé si mi visión esté equivocada o no, pero creo que vamos a vivir en dos realidades y es un poco lo que estamos viviendo hoy. Vamos a tener una realidad tangible y otra realidad, no sé, un poco como estas aldeas virtuales… yo creo que para allá vamos. Aunque no me gustaría, porque creo que el humano es humano y por eso necesitamos el contacto físico y la socialización.

Y a mi trabajo lo ha impactado de una forma positiva: gracias a la tecnología yo puedo estar conectada y hacer trabajos en distintas partes del mundo, cosa que antes no podía hacer.

−¿Cuál es la peor pena que has pasado en WhatsApp?

−¡Ay! ¿Por qué me hacen decir estas cosas? ¡No es nada VIP! La peor pena ha sido mandar una foto equivocada, jajaja. Cuando le quiero mandar una fotico a alguien y, sin querer, se la envío a otra persona, mmm… ¡Error, error, error!

−Si tuvieses que recomendar un pódcast, ¿cuál sería?

−Recomendaría el mío, pero todavía no lo tengo, así que cuando lo tenga lo recomiendo, pero todavía no.

−Si solo pudieras seguir una sola cuenta de Instagram, ¿cuál sería?

−Creo que seguiría una cuenta de noticias, como NBC o CBS. Que me permita estar conectada con lo que pasa en otras partes del mundo.

−Todos tenemos una app favorita, ¿cuál es esa app que abres varias veces al día?

−Instagram, sin duda. Es la app que más visito y me encanta.

−¿Cuál es la página web que visitas todos los días religiosamente?

El País de España, para revisar información. Todos los días la chequeo. Y bueno, caterinavalentino.com obvio también porque necesito saber qué está saliendo al aire y qué es lo que está online cuando estoy en mi programa de radio. Esas dos websites son las que visito todos los días religiosamente.

−¿Estás viendo alguna serie o película vía streaming? ¿Cuál?

−Sí, la vi en italiano: Quién mató a Sara, y me encantó. Me encantó la actuación de don Lascano, el papá de Rodolfo. Me encantó, pero ya la terminé de ver, yo no soy mucho de meterme a ver series, pero esa me gustó mucho.

Vídeo: Quién mató a Sara | Tráiler oficial | Netflix Latinoamérica

−Cuéntanos de alguna vez que recuerdes que un avance tecnológico te haga sorprendido. 

−Me sorprendió mucho una vez que mi papá estaba con problemas del corazón y recuerdo que un médico me dijo “no, no, si ya hay un robot que hace las operaciones de corazón abierto”; y cuando vi las imágenes de cómo evolucionó la medicina del corazón, y cómo un robot está operando, me impactó muchísimo.

Antonio José Monagas Dic 18, 2021 | Actualizado hace 1 mes
¿Navidad ultrajada…?
Se asume la Navidad no solo como razón de celebración cristiana, sino también como ritual para festejar la esperanza de un nuevo tiempo

 

@ajmonagas

Desde que Roma instituyó la Navidad, hace más de dos siglos, su celebración ha sido parte de la vida social del hombre. Aun cuando la Navidad no concuerda con la Biblia. Su origen reside en costumbres y ritos paganos. De hecho, en Corintios 6:17 puede leerse algo que asienta la susodicha consideración: “Salgan de en medio de ellos y apártense, dice el Señor. No toquen nada impuro y yo los veré con agrado”.

Ni los apósteles de Jesús, ni los primeros cristianos, celebraban la Navidad. Jesús solo mandó que se recordara su muerte. No su nacimiento. (Léase Lucas 22: 19-20). Es por tanto que la Biblia no refiere la Navidad como razón a ser celebrada. Además, no hay prueba de que Jesús hubiese nacido un 25 de diciembre. Sin embargo, el mundo cristiano celebra la Natividad como expresión de renovación de la esperanza. Valor que sirve el hombre como fundamental puntal de vida.

Sumado a esto, la Epístola a los gálatas 4: 4-5 pone de relieve una motivación que exalta la cristiandad en su mejor significado. Escribe Pablo de Tarso que al llegar la plenitud de los tiempos, “(…) Dios envió a su hijo quien nació de mujer y para ser quien libertaría de la Ley a todos los que estaban sometidos. Así llegamos a ser hijos de Dios”.

De ahí pues que la Biblia invite a emplear la razón como soporte de vida. Lo hace para que sean tomadas aquellas decisiones que mejor proyectan las capacidades de cada ser humano. De esa manera, esta acción busca que cada individuo pueda brindar lo mejor de sí mismo (léase Romanos 12: 3-8)

No obstante, por lo arriba expuesto no debe desdeñarse la crudeza propia de los tiempos presentes. Realidades estas forjadas por la violencia, el resentimiento, la codicia, la envidia, el odio y el egoísmo que consumen la espiritualidad del ser humano.

Así que se asume la Navidad no solo como razón de celebración cristiana, sino también como ritual para festejar el recibimiento de un nuevo tiempo. Todo, por supuesto, desde la perspectiva de la dinámica social, política y económica que se vive. Lo cual no invalida la necesidad del hombre por reflexionar de cara a la esperanza que la vida es capaz de ofrecer.

Y hacerlo ante los problemas que contrastan las realidades de países oprimidos y reprimidos (como Venezuela), lleva a inferir que el tiempo que suscribe la Navidad es exacto para encarar lo que las petulancias, presuntuosidades, fastuosidades y apariencias intentan ostentar.

La Navidad entre dos acepciones

Reconocer la Navidad compromete dos acepciones. Primeramente, su esencia y sus vivencias en lo que desde la esperanza puede lograrse. Y es lo que esta disertación plantea para sembrar la reflexión necesaria que termine haciendo ver la siguiente consideración. Y es que entrar en tiempo de Navidad no implica separar la esperanza de las duras realidades por las que los actuales tiempos atraviesan.

Cabe entonces la segunda acepción, que tiene que ver con las vivencias que el individuo se permite en tiempos navideños. Pero, sobre todo, en medio de tiempos tan complicados y desconcertantes como los actuales. Particularmente, en el contexto de un país que (como Venezuela), se encuentra asediado por los más atroces episodios que pueden caber en la narrativa histórica contemporánea. Episodios que dan cuenta de estar viviendo en un precario remedo de república.

Se vive bajo un régimen que no ha sabido asumir responsabilidad alguna, pues la desvergüenza y la deshonestidad son sus más resueltos criterios de gobierno.

Todo esto coadyuvó a que el régimen hiciera de Venezuela un país reducido por la corrupción e inmoralidad. Situación presidida por un militarismo codicioso, un funcionariado adulón y por acólitos altaneros y mal portados. Un país donde hasta las ilusiones son difíciles de creer.

Un país donde quienes ejercen el poder actúan cual desaforados vividores del pueblo. Que se ha situado al borde de la memoria. Un país que ha comenzado a vivir de no hacer nada.

Aun así, no por ello debe abolirse la esencia de la Navidad. Aunque las vivencias sean tan duras como el golpe que el asesino procura dar cuando busca exterminar a su víctima de manera fulminante. Sin embargo, sigue habiendo y sobrando razones para preguntarse si acaso estos tiempos de regocijo cristiano son tiempos para renovar esperanzas. O acaso ¿serán nuevamente otras navidades ultrajadas…?

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Tuberculosis, desnutrición y retardo procesal, el balance carcelario del 2021
2021 ha sido el peor año de toda la historia penitenciaria venezolana. El balance carcelario arroja muertos por hambre, tuberculosis y un hacinamiento sin precedentes

 

@cnietopalma

Finalizamos el año 2021 y es propicia la ocasión para hacer un balance general de lo ocurrido en este año que termina en materia penitenciaria. Me atrevo a decir que es el peor que hemos vivido en la historia penitenciaria venezolana, que ya es mucho decir.

Yo insisto en que nuestras cárceles siempre han sido muy malas. Tanto en la cuarta como en la quinta república han sido depósitos de seres humanos, muy lejos de cumplir con la función de la cárcel de reeducar a los hombres y mujeres que allí caen, sino más bien convirtiéndose en universidades del delito.

Este 2021 nos trajo, aunado al desastre que se vive en las cárceles, la desnutrición y la tuberculosis, que nunca se había vivido antes. Estos males se apoderaron de las cárceles y centros de detención preventiva de Venezuela.

Nuestros presos se están muriendo de hambre y enfermedades, donde la tuberculosis lleva la voz cantante.

Hasta hace unos años las muertes en las cárceles y centros de detención preventiva tenían como principal causa las riñas y enfrentamientos entre reclusos, hoy esta cifra cambió.

Tomo un dato del último informe de la organización que dirijo, Una Ventana a la Libertad, correspondiente al primer semestre de este año 2021: “En los calabozos de la Policía Nacional de Boleíta, también conocidos como la antigua Zona 7 de la extinta Policía Metropolitana, hay un recluso con VIH, al menos 109 con tuberculosis y 114 con desnutrición”. Una cifra que alarma a cualquiera y nos da una breve panorámica de lo que pasa en las cárceles y centros de detención preventiva de Venezuela.

Definitivamente las autoridades penitenciarias venezolanas han fracasado en tener unos recintos medianamente acondicionados para que los presos vivan de manera honesta y con el respeto a sus derechos humanos. Este fracaso lo vemos en las cifras de muertos cada año por enfermedades no atendidas.

Otro de los graves problemas que hay que sumar es el retardo procesal. Nunca con cifras oficiales, una gran debilidad como país. Tenemos como apoyo las investigaciones de Una Ventana a la Libertad, que nos dicen que el 70 % de nuestros presos tienen retardo procesal, es decir no saben si son culpables o inocentes.

Estos datos que me atrevo a dar son cifras generales, el próximo año daremos cifras definitivas. Pero es claro que este 2021 ha sido el peor año de nuestro sistema carcelario. Nunca pensábamos los que conocemos el tema que la situación se desbordaría.

Nadie nos hizo caso cuando dijimos lo grave que era que convirtieran a los centros de detención preventiva o calabozos policiales en cárceles permanentes. No nos equivocamos. Y al régimen de Maduro le tocó crear una comisión para solucionar el problema en 60 días. No cumplieron, pero reconocieron el error. Ojalá lo solucionen.

Aprovecho de despedirme por este año de todos mis lectores, gracias por leerme y nos vemos la segunda quincena del 2022. Una feliz Navidad y lo mejor en este nuevo año 2022.

*Director de Una Ventana a la Libertadcnietopalma@gmail.com | Instagram: @carlos_nieto_palma

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Roberto Patiño Dic 16, 2021 | Actualizado hace 1 mes
¿Y ahora qué?
El venezolano tiene que recuperar el voto en todo su sentido contestatario, como un paso previo para lograr la vuelta de la democracia

 

@RobertoPatino

En las visitas que he venido realizando en las últimas semanas junto con los líderes de los sectores populares en Caracas, la pregunta que más escucho es la siguiente: ¿y ahora qué hacemos?

Las elecciones del 21 de noviembre nos dejaron un sabor agridulce. Por un lado, confirmamos el compromiso de un pueblo que se organiza para defender, en cada centro electoral, la voluntad del voto; por otra parte, vimos que muchos venezolanos han perdido la confianza en las elecciones como un mecanismo para lograr, de manera pacífica, el cambio que todos queremos.

Los resultados están lejos de representar lo que el pueblo quiere. No logramos convencer a muchos venezolanos sobre la importancia del voto. Y la falta de unidad de algunos de nuestros líderes, junto con la escogencia de candidatos sin preguntar a la base, nos alejó del triunfo que necesitamos para avanzar en la vuelta a la democracia que tanto quiere Venezuela.

Aquella fecha quedará marcada en el calendario no como el día de una derrota, sino como el momento en que renovamos el compromiso para convocar a más personas a apoyarnos en este proyecto por el cambio.

Hay que recuperar, en la calle, junto a la verdadera organización popular, el valor del voto; hay que reconstruir el lazo que une la elección de autoridades con la calidad de vida de cada familia. El venezolano tiene que recuperar el voto en todo su sentido contestatario, valor y compromiso con el futuro, como un paso previo para lograr la vuelta de la democracia y las libertades en nuestro país.

Desde hace nueve años venimos trabajando en un proyecto que tiene como norte la formación de un liderazgo social, de fuertes vínculos con las comunidades; un liderazgo que se construye de abajo hacia arriba y que trabaja todos los días para lograr el verdadero empoderamiento de las comunidades. Nuestro compromiso de vida no estará nunca detrás de un escritorio. Sabremos que hemos llegado a nuestro destino cuando hombres y mujeres de estas nuevas generaciones de líderes nos representen en una alcaldía, gobernación, sean diputados y presidentes.

Creemos en el voto y creemos en la política porque hemos sido parte de un movimiento que nace en los sectores populares; una generación que se ha organizado para garantizar mejores condiciones de vida y, tras muchos años de lucha, ha decidido dar un paso más y servir a todos desde un cargo de elección popular.

En la calle, conversando con nuestros líderes, hemos podido confirmar que la ambición no es el principal motor de quienes quieren hacer política en Venezuela. Existen muchos liderazgos que trabajan movidos por el compromiso de lograr el regreso de la democracia en Venezuela; un liderazgo que cree necesario poner fin a las divisiones y participar ¡todos juntos! en la reconstrucción de nuestro país. La solidaridad para nuestro pueblo es un valor más poderoso que la ambición.

¿Y ahora qué?, me preguntan, pues bien: ¡seguir en la calle!, luchando junto con nuestros líderes por la Venezuela del reencuentro. Por el país de la solidaridad que quiere un cambio en democracia.

Este es nuestro compromiso.

Dueños de nuestro futuro

Dueños de nuestro futuro

*Cofundador de Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Conviverpatino.com

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Es dictadura, su afán es borrar el pensamiento libre
El significado de dictadura no es tan claro como parece. El concepto tiene zonas grises. Lo que está claro es que no admite el pensamiento libre

 

@ArmandoMartini

Hace un tiempo el informe Democracy Index (Índice de democracia), publicado por Economist Intelligence Unit (la Unidad de Inteligencia de The Economist) sorprendió al informar que más de 2000 millones de personas viven sometidas por un régimen autoritario. En más de 55 países, el ciudadano está imposibilitado de ejercer derechos, sujeto al poder de un partido, o a la voluntad única de una persona que dirige a capricho.

El significado de dictadura no es tan claro como parece. El concepto tiene matices y zonas grises. Lo que está claro es la negación de la democracia, el desgobierno y la anarquía. La supresión de derechos humanos y la subordinación ciudadana a la voluntad despótica e injusta. También la ausencia de separación de poderes y el control artero de los medios de comunicación.

Está la estructura militarista en el ejercicio del poder y el culto a la personalidad del líder. No hay dictadura sin dictador.

Por la historia dejaron impresa su huella autoritaria Julio César, Robespierre, Napoleón, Mussolini, Franco, Stalin, Hitler, Husein, Gadafi, entre muchos otros. Cada uno impuso su estilo de arbitrariedades, abusos, violaciones y atrocidades. En fin, de crímenes de lesa humanidad.

El ser humano es libre de pensar como quiera y parezca. Pero cuando ingresa a una sociedad que impone limitaciones a esa libertad, lo hace con pleno albedrío de renunciar voluntariamente a determinados derechos en función del objetivo superior de esa comunidad. Es el caso, por ejemplo, del que decide sacrificar su libertad de acción, como sucede con quienes integran instituciones que demandan obediencia jerárquica.

En las fuerzas militares la subordinación es clave para el cumplimiento de sus funciones en defensa de la colectividad. Mal funcionaría un ejército si cada oficial tuviera que convencer a subalternos sobre la observancia de cada orden. Por eso el nivel de responsabilidad al dar y cumplir órdenes, aumenta con cada rango. Un general no puede ordenar solo por serlo. Su experiencia, estudios, conocimientos le permiten tener una visión más amplia de aquellos a los que comanda, cada uno de los integrantes de la llamada “línea de mando”.

En la religión la obediencia no es parte de una estrategia de acción, sino un acto de humildad, de cesión personal del individuo que se dedica al servicio de Dios y, como muestra de su voluntad, acepta el mandato del superior.

Pero el pensamiento sigue siendo libre. El teniente puede estar en desacuerdo con la orden del mayor, así como el sacerdote con el mandato del obispo. No obstante, surge un problema cuando la discrepancia emerge de un mandato que va contra las convicciones del individuo.

Ser militar, sacerdote, policía, bombero no es acto de fuerza. Un padre no puede imponer el ingreso de su hijo en una orden religiosa o convento. El sacerdote que no ejerce a cabalidad su trabajo de guía moral, comete actos lascivos y pederastia, debe ser juzgado, sancionado y echado de la Iglesia. El militar desobediente debe ser retirado de la institución militar.

Más allá, ningún jefe puede ordenar eventos que vayan contra leyes y conciencias, ni tampoco tolerar violaciones a los derechos humanos por parte de sus superiores.

Cuando un subalterno acepta cumplir una orden inmoral e ilegal, no puede alegar obediencia a su favor. Se convierte en cómplice.

Quienes privan de libertad sin cumplimiento de los requisitos legales, torturan y asesinan, son culpables, encubridores de los que ordenaron delinquir, y, cometen delito que se agrava por proceder de un funcionario que jura cumplir y hacer cumplir la ley. Además, se instituye de inmediato una colaboración criminal.

En Venezuela de estos últimos años, son delitos que se cometen casi a diario; apuntan al cerebro reptil, despiadado, para convertir a jueces y fiscales en incondicionales que solo dicen sí al tirano. Y convierten las injusticias en sentencias o silencios criminales. Hoy más de 250 venezolanos son víctimas de quienes deben defender sus derechos.

Pensar libre y como quiera es libertad. La censura de medios, redes sociales, testimonios y pareceres, es delito anticonstitucional y antihumano. La dictadura, cualquiera sea su orientación, lo es porque no tolera la libertad de pensar. El absolutismo autoritario tiene lo que una democracia jamás se permitiría: presos y exiliados por sus ideas, torturados por pensar diferente, víctimas de la aplicación de la justicia a conveniencia.

Pero, hay factores que favorecen la dictadura. Obediencia y sumisión ciegas a una autoridad es posible únicamente cuando el ciudadano renuncia a la crítica, al libre pensamiento, a la independencia. Y, debilitado por el temor, inseguridad e impotencia, busca apoyo y salvación del mismo modo que un niño ingenuo confía en el padre y lo envuelve en un aura de mitología creyendo en sus promesas. La posición del dictador, en su borrachera de poder, sería inconcebible sin el apoyo de sus subordinados.

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