La Vega archivos - Runrun

La Vega

#MonitordeVíctimasCaracas | Matan de 4 tiros a perrocalentero en La Vega

Carlos Salazar León deja huérfano a un niño de dos años de edad. Foto: Cortesía

Los familiares de Carlos Enrique Salazar León (28) creen que fue asesinado por venganza, porque no le robaron sus pertenencias. Desde 2017, 253 víctimas han perdido la vida en la parroquia La Vega, por homicidio

@carlos_dhoy

 

De cuatro tiros fue asesinado Carlos Enrique Salazar León, de 28 años de edad, quien trabajaba vendiendo perros calientes en el sector Las Casitas, de La Vega, municipio Libertador del Distrito Capital.

Familiares del joven asesinado, quienes acudieron a la morgue de Bello Monte con la finalidad de realizar los trámites necesarios para sepultar su cadáver, explicaron que el hecho ocurrió el domingo 27 de agosto de 2023, a las 4:00 de la madrugada, cuando el joven se retiraba a su casa.

“Ya habían terminado la jornada y Carlos Enrique acababa de limpiar todo, cuando se iba a su casa, ubicada en el barrio Sinaí. En ese momento, se le acercó un sujeto, le disparó cuatro veces en el pecho y huyó”, explicó el pariente. El joven perrocalentero murió de manera casi instantánea.

 

Al lugar de los hechos, acudieron comisiones de la Policía Municipal de Caracas, quienes se encargaron de resguardar el sitio del suceso. Horas más tarde, llegaron comisiones de la Policía Nacional Bolivariana.

A los familiares de Carlos Salazar les informaron sobre el homicidio, aproximadamente, a las 6:00 de la mañana, cuando se trasladaron y confirmaron la información. Los familiares presumen que fue asesinado por alguna venganza, porque no le quitaron ninguna de sus pertenencias.

Recordaron que hace unos años el joven estuvo preso por robo y fue liberado.“Ya se había dejado esa vida”, señaló su madre.

Carlos Enrique Salazar León, quien también trabajaba como pintor junto a su papá, deja huérfano a un niño de dos años de edad.

Particulares como victimarios en La Vega

La parroquia La Vega acumula, por lo menos, 253 muertes violentas en el período comprendido entre mayo de 2017 y julio de 2023, según datos recopilados por Monitor de Víctimas.

De las 253 víctimas registradas, 16 eran mujeres y 237 hombres. 100 de las muertes ocurrieron a manos de funcionarios policiales: en 68 casos por presuntas ejecuciones por parte de funcionarios policiales y 32 casos de supuesta resistencia a la autoridad.

67 personas fueron asesinadas en casos de robos (34 de estas) y ajustes de cuenta (33), mientras que en 44 de los homicidios, el móvil no había sido aclarado por familiares o autoridades.

Al indagar en la identidad de los asesinos, los delincuentes individuales se llevan el primer lugar con 76 crímenes. Le siguen funcionarios del extinto cuerpo élite de la Policía Nacional Bolivariana, la FAES, con 61 muertos. Luego, continúan las bandas delictivas, con 46 asesinatos. Prosiguió el listado el Cicpc, con 27 muertes; y la PNB, con 14 decesos.

#MonitorDeVíctimasCaracas | 3 muertos, una policía herida y 33 presos en operativo de la PNB
El despliegue policial fue ejecutado por 400 funcionarios de la PNB en sectores de La Vega, El Valle y en la Cota 905. El cuerpo de seguridad tenía información de que en la zona estaban integrantes de las bandas de “el Vampi” y “el Garbis”

@SandraGuerrero1

Tres personas murieron, una policía resultó herida y 33 personas fueron detenidas durante un operativo desplegado por más de 400 funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en las parroquias La Vega y El Valle, y en la Cota 905, en Caracas.

Los fallecidos fueron identificados por la policía con los apodos de “el Flaco”, “el Monstruo” y “el Cachete”. Según el organismo de seguridad, fallecieron en enfrentamientos, en los sectores Las Torres y La Pradera.

En la acción policial participaron más de 400 funcionarios adscritos a las divisiones Contra la Delincuencia Organizada e Inteligencia Estratégica de la PNB y resultó herida una policía de este cuerpo de seguridad, adscrita a la división de Investigación Penal.

Vecinos indicaron que el operativo policial tuvo un mayor énfasis en sectores de La Vega, como la calle Zulia, Los Cangilones, calle El Carmen, Los Aguacaticos y Andrés Eloy Blanco.

Una información que llegó a la sede de la PNB, y que dio origen al despliegue del operativo desplegado, indicaba que en los sectores antes señalados se encontraban integrantes de las bandas de “el Vampi” y “el Garbis”.

Según la base de datos de Monitor de Víctimas, en el Municipio Libertador, 4 personas fallecieron durante enfrentamientos con la PNB en la jurisdicción, entre enero y abril de 2022. Con estas 3 víctimas sumarían 7 en lo que va de año.

“Ni una menos”: Exigen justicia por femicidio de Arianna Parra
Tarek William Saab informó que la Fiscalía 79 Nacional del Ministerio Público presentó ante el tribunal competente a Francisco Saltrón Camacaro

Vecinos de la parroquia La Vega, en Caracas, protestaron este domingo, 15 de mayo, por el femicidio de Arianna Parra, habitante de la zona.

El grupo de manifestantes se congregó en la Redoma de La India para expresar su rechazo por el caso de la joven, quien fue asesinada por su exnovio.

«Ni una menos», era uno de los mensajes que llevaban las pancartas de los asistentes a la manifestación, quienes además, protestaron contra los femicidios de varias mujeres, cometidos por sus parejas o exparejas.

Además, los asistentes le solicitaron a Tarek William Saab, fiscal impuesto por la ANC; a la Defensoría del Pueblo y entes competentes que prevengan y castiguen la violencia de género e intrafamiliar.

La joven Arianna Parra, de 16 años, fue asesinada el 12 de mayo de 2022 a manos de su exnovio, en una vivienda del sector Unidos en Los Mangos de La Vega, municipio Libertador de Caracas.

En declaraciones ofrecidas a Monitor de Víctimas, los familiares de Parra señalaron que desde hace seis meses la joven terminó su relación con Francisco Saltrón, de 20 años de edad, y a pesar de que la joven no quería retomar la relación, él siempre insistía y le pedía que se encontraran en persona.

 

Además, pese a que, según la familia, la joven se negaba a ver a su exnovio, el hombre amenazó con quitarse la vida si ella no regresaba con él.

El día del asesinato, la joven llegó a su casa del liceo y estaba en su vivienda junto con su hermanita de 7 años de edad. En ese momento, Saltrón siguió enviándole mensajes de teléfono en los que pedía verla, y tanta fue la insistencia que ella se puso nerviosa y cerró con seguro la puerta de su casa. Sus padres no estaban porque trabajaban en ese momento.

La familia aseguró que Saltrón entró a su casa, comenzó a golpearla y después con una navaja le causó alrededor de 10 puñaladas, una en el rostro y las otras en varias partes de su cuerpo, esto con la presencia de la hermanita de la joven.

Presentado por femicidio agravado

Tarek William Saab informó este domingo, 15 de mayo, que la Fiscalía 79 Nacional del Ministerio Público presentó ante el tribunal competente a Francisco Saltrón Camacaro.

A través de su cuenta de Twitter, Saab indicó que el sujeto fue imputado por el delito de «femicidio agravado» contra Arianna Parra y solicitó medida preventiva de privativa de libertad.

Saab informó sobre detención de acusado de asesinato de Ariadna Parra
Habitantes de La Vega protestaron en la redoma La India este domingo

Tarek William Saab, fiscal general designado por la extinta asamblea nacional constituyente, informó la tarde de este domingo 15 de mayo la detención de Francisco Saltron Camacaro, acusado del feminicidio de Ariadna Joxcibel Parra de apenas 16 años de edad.

Por medio de su cuenta de Twitter,  Saab dijo que la Fiscalía 79 presentó al presunto responsable del crimen, a quien se le acusa del delito de femenicidio agravado.

Este domingo, habitantes de la parroquia La Vega, en Caracas, protestaron en la redoma La India para exigir justicia para todas las mujeres que han muerto a manos de sus parejas y especialmente por el asesinato de Adriana Parra.

Parra murió luego de recibir múltiples puñaladas por parte de su exnovio.

#MonitordeVíctimasCaracas  | Matan a puñaladas a un hombre para robarle el teléfono
El joven era padre de tres niños y estaba desempleado

@loremelendez

 

Horas después de la celebración del Día de las Madres, los familiares de Jerwins Jesús España, de 29 años de edad, recibieron la noticia de su asesinato en medio de un robo, en La Vega. Al joven lo apuñalaron dos veces en el cuello para quitarle su teléfono celular.

El hecho ocurrió a las 10:00 pm de este domingo, 8 de mayo, cerca de la antigua fábrica Cementos La Vega, en la barriada del mismo nombre, al suroeste de Caracas. España había estado con su familia en la tarde y luego se había ido a la casa de su pareja, en el mismo sector. Sus parientes presumen que de allí se fue a una fiesta callejera en la zona, porque unos vecinos lo encontraron a pocas cuadras del festejo y le avisaron a su madre, Jerwins España, quien lo llevó al Hospital Dr. Miguel Pérez Carreño. Murió poco después del ingreso.

«Allá todo ha estado bastante tranquilo desde que se fue el ‘Koki’ (exlíder de la banda criminal), que era el que controlaba la Cota y La Vega. Allá lo que todavía hay son ‘piedreros’ que roban a la gente cuando regresa de su trabajo», comentó una familiar que prefirió mantener su nombre en reserva. Ninguno sabe quién estuvo detrás del asesinato.

Jerwins España, padre de tres niños de 9, 4 y 2 años, estaba desempleado desde hace meses. Anteriormente, se había dedicado a terminar su bachillerato. Era el mayor de cinco hermanos.

Entre 2018 y 2021, de acuerdo con la data de Monitor de Víctimas, las muertes por arma blanca crecieron, proporcionalmente, año a año. En 2018, los objetos punzo penetrantes fueron el arma utilizada en 8,3 % de los homicidios. En 2019, ese porcentaje aumentó 10,1 %, mientras que en 2020 llegó a 11 %, y en 2021 alcanzó 12,8 %.

Provea pide investigar a Carmen Meléndez y al director de las Faes a un año de masacre de La Vega
El informe también denuncia que la identidad de algunos de los funcionarios que participaron y que pudieran tener responsabilidad en los crímenes perpetrados no han rendido cuentas ante la justicia

 

Este sábado, 8 de enero, la ONG Provea denunció que al cumplirse un año de la masacre de La Vega, un operativo policial en la que fueron asesinadas 23 personas por las Fuerzas de Acciones Especiales (Faes), aún persiste el «silencio absoluto» y una «impunidad escandalosa» en el caso. 

El informe presentado por el Centro Gumilla, Provea y Lupa por la Vida sobre los hechos ocurridos en el oeste de la capital, señala que las «Ejecuciones extrajudiciales ocurridas en la masacre de La Vega podrían constituir crimen de asesinato como crímenes de lesa humanidad, según el artículo 7 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional». 

Las organizaciones también destacan que luego de un año de los lamentables acontecimientos, incluso tras denuncias formales de familias que acudieron a la Defensoría del Pueblo y el Ministerio Público de Venezuela: «No se conoce avance en las investigaciones».

Las organizaciones hicieron un llamado a las autoridades venezolanas a investigar a los autores materiales y la cadena de mando con responsabilidad en los crímenes perpetrados en la masacre de La Vega.

«Personas como la Almirante Carmen Meléndez, quien en su momento era la que dirigía todos los organismos policiales en Venezuela, al frente del Ministerio del Poder Popular de Interior, Justicia y Paz; a José Miguel Domínguez, director de las FAES que dirigió el operativo; como a otros funcionarios que participaron», se lee en el texto.

Política de Estado

Las organizaciones alertan que la masacre de La Vega es el resultado de una política de Estado con ejecuciones extrajudiciales generalizadas y sistemáticas contra la población civil en las zonas pobres de Venezuela, las cuales podrían constituir crímenes de derecho internacional.

«Una política apuntalada por una impunidad estructural que favorece la repetición de las violaciones con pleno conocimiento de las más altas autoridades del Estado venezolano», denuncia el informe.

El silencio del MP 

Marino Alvarado, Coordinador de Investigación de Provea, destaca que el informe insta a que El Ministerio Público dé a conocer la identidad de cada una de las víctimas del operativo policial militar que culminó en una masacre: “El Ministerio debe garantizar protección a los testigos claves y familiares de cada una de las víctimas” 

Alvarado recalca que la Defensoría del Pueblo debe convocar y acompañar a los familiares en la exigencia de justicia, exhortando y cooperando con el Ministerio Público en las investigaciones correspondientes.

*Vea el informe completo AQUÍ

#MonitorDeVíctimasCaracas  | A un año de la masacre de La Vega no se ha iniciado investigación
Entre el 8 y 9 de enero de 2021 fueron asesinadas 14 personas, según registros del Monitor de Víctimas, en un operativo policial en la parroquia. Durante la presentación del informe “25 años de ejecuciones extrajudiciales en Venezuela”, Marino Alvarado, coordinador de investigación de Provea, expresó que los asesinatos siguen impunes

Caracas. En un año Miyanllela Fernández no ha olvidado ningún detalle del asesinato de su hijo mayor, Richard de Jesús Briceño Fernández. A las 9:00 a. m. del viernes 8 de enero de 2021, el joven recibió dos disparos, que ella escuchó mientras unos funcionarios la retenían dentro de su casa

Lo arrodillaron frente a la casa de mi vecina y yo gritaba que no se arrodillara. Le supliqué a los funcionarios, les decía que él era sano y no quería que se muriera desangrado. Lo mataron en mi cara.

Una comisión de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) entró a la casa de Miyanllela, donde había dos menores de edad, entre ellas la hija de Richard, de un año y medio. Sacaron al joven, aunque él les explicó que trabajaba en una cauchera y no era delincuente. A las cuatro mujeres que estaban dentro de la casa las retuvieron los efectivos. 

Cuando Miyanllela volvió a ver a su hijo los funcionarios lo trasladaban al hospital Pérez Carreño. Y en la escena del suceso vio cómo ponían un arma y casquillos para simular que él se enfrentó a las autoridades. Al día siguiente confirmó que el cadáver de su hijo estaba en la morgue del centro asistencial. Entré de nuevo a mi casa, lloré, grité, maldije, me volví loca. Luego salí a buscar a mi hijo al hospital. No me importaba que en todo el barrio hubiesen tiros por todos lados y pudiera recibir una bala perdida. Ya me habían quitado la vida, todo.

Richard tenía 23 años. Su nombre figuró en la lista de personas asesinadas, e identificadas por sus familiares, en una masacre durante un operativo policial en La Vega, entre el 8 y 9 de enero de 2021. El Monitor de Víctimas confirmó la muerte de 14 personas, mientras que la organización Provea aseguró que se trató de 23 víctimas. 

El Manual de clasificación de delitos del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) define a las masacres como homicidios masivos, las muertes de cuatro o más personas ocasionadas por las acciones ilegales de terceros.

La incursión de comisiones mixtas en la comunidad se efectuó para capturar a miembros de grupos criminales que operaban en la zona. Crónica.Uno conoció, a través de testimonios anónimos de vecinos, que desde diciembre de 2020 presuntos miembros de la megabanda del Coqui estaban en la zona. 

La megabanda liderada por Carlos Luis Revette, apodado el Coqui, junto con Garbis Ochoa y Carlos Alfredo Calderón, conocido como el Vampi, operaba en la Cota 905, El Cementerio, El Valle y, según expertos en criminología, tenían aliados en los estados Miranda y Aragua.

En los meses posteriores a la muerte de Richard, Miyanllela se topó en varias ocasiones con el funcionario que, presuntamente, le disparó a su hijo y con otros dos efectivos que estaban en el lugar. Su nietas, de cinco y dos años, se ponen nerviosas cuando ven a hombres identificados con uniforme policial. 

Tiene rabia. Habla con indignación cuando se refiere al caso de su hijo mayor. Si yo hubiese sabido que a mi hijo lo iban a matar, la primera que lo hubiese sacado de ahí hubiese sido yo. Si él fuese delincuente, no se quedaba en la casa esperando que llegaran ellos (las FAES) a matarlo.

La madre esperó seis días para enterrar a Richard. Los trámites en la medicatura forense de Bello Monte se demoraron. Una comisión policial escoltó el cadáver del joven hasta el cementerio de El Junquito, donde Miyanllela consiguió una fosa prestada. No hubo oportunidad de velorio. 

El cuerpo de mi hijo salió de la morgue al cementerio escoltado como si fuese el Chapo Guzmán

Amnistía Internacional hizo una investigación a través de fuentes abiertas de la masacre en La Vega, entre el 6 y el 9 de enero de 2021, y concluyó que hay suficientes indicios para considerar que se cometieron presuntas ejecuciones extrajudiciales que podrían constituir crímenes de lesa humanidad. 

De acuerdo con Marino Alvarado, director de investigación de Provea, un año después ningún funcionario policial que participó en el operativo, o de la cadena de mando, es investigado por la masacre de La Vega. “Reina la impunidad”, dijo durante la presentación del informe “25 años de ejecuciones extrajudiciales” de Provea. 

El párroco de la parroquia La Vega, padre Alfredo Infante, añadió que luego de que los vecinos protestaron por el derecho al agua potable y otros servicios públicos fueron objeto de operativos policiales que ocasionaron los enfrentamientos entre bandas y fuerzas del Estado.

Se constató que muchas de las personas fueron ejecutadas y no estaban involucradas en la confrontación ni pertenecían a las bandas. Hasta el día de hoy la masacre se mantiene en total impunidad.

Familiares de otras víctimas relataron que, presuntamente, los funcionarios entraron a sus viviendas y sacaron a los jóvenes, luego simularon enfrentamiento. En el operativo también se registraron algunos robos de pertenencias de las viviendas a las que ingresaban los uniformados.

En enero de 2021, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le insistió al Estado venezolano en su recomendación de disolver las FAES e investigar las muertes que ocurrieron en La Vega, así como a sancionar a los responsables.

Meses de balaceras en La Vega desplazaron a vecinos

Posterior a la masacre de La Vega, las bandas continuaron con el control de la zona e inició una serie de balaceras en el sector, aproximadamente desde abril, que se incrementaron con el paso de los días e hicieron que los vecinos vivieran una pesadilla.

Testigos consultados por Crónica.Uno contaron que los presuntos delincuentes habían construido garitas en la zona montañosa del sector El Carmen, en La Vega, así como trincheras, desde donde disparaban hacia la parte baja cuando veían a algún funcionario acercarse. 

Los tiroteos cada vez fueron más frecuentes y los vecinos comenzaron a desplazarse a casa de familiares o amistades en otras zonas de Caracas, o fuera de la capital, por temor a que una bala perdida entrara a sus viviendas, como le sucedió previamente a varios habitantes.

El asesinato de Leonardo Polanco, apodado el Loco Leo, y líder de la banda homónima aliada de la megabanda de la Cota 905, que operaba en El Valle, desencadenó casi tres días de conflicto armado que paralizó al menos cinco parroquias de Caracas. Cifras oficiales indicaron que fallecieron 22 supuestos delincuentes en presuntos enfrentamientos, 12 de ellos estaban identificados.

Durante este conflicto armado de casi 72 horas, Crónica.Uno conoció de personas que se desplazaron de sectores de La Vega, la Cota 905, El Cementerio y Coche, pues los funcionarios habían tomado las comunidades y temían por la vida de los jóvenes de las familias. 

Jóvenes de zonas populares víctimas de ejecuciones extrajudiciales

El párroco Alfredo Infante, director de Derechos Humanos del Centro Gumilla, sostuvo que un indicador de las ejecuciones extrajudiciales es que la mayoría de las víctimas son jóvenes, masculinos y de sectores populares. Esa combinación de joven, más masculino, más origen popular es igual a criminal hasta que no se pruebe lo contrario, sumado a la idea de que el criminal en este país no tiene derechos humanos y por tanto el joven de origen popular, considerado criminal o potencial criminal, es enemigo público y merece la muerte, sostuvo durante la presentación del informe “25 años de ejecuciones extrajudiciales en Venezuela”.

Lupa por la Vida, un proyecto del Centro Gumilla y Provea, arrojó que en el año 2020 los operativos policiales fueron más letales que la pandemia de COVID-19. Según el monitoreo nacional de ejecuciones extrajudiciales del proyecto, la violencia institucional y militar provocó el asesinato de 7180 personas, desde enero 2015 hasta junio de 2021.

Un año después de la masacre de La Vega, y seis meses después de las balaceras que paralizaron cinco parroquias de Caracas, los habitantes temen que las bandas criminales regresen a tomar el control.

 

#MonitorDeVíctimas | Balas perdidas: un fenómeno silencioso en Caracas
Las balas perdidas son un síntoma letal de la realidad a la que es sometida la ciudadanía: los enfrentamientos entre bandas, las armas en manos de delincuentes y las inexistentes políticas de seguridad

 

@miconvive

Bala perdida: “Aquella bala disparada intencionalmente, que ocasiona daños letales o no letales a una persona diferente a la que es el objetivo de quien acciona el arma de fuego.” 

Deisy Rivas, de 55 años de edad, es una de las treinta y dos víctimas de balas perdidas en lo que va de 2021. Fue el viernes 19 de marzo, cuando cocinaba en su casa ubicada en El Paraíso. Su esposo la llamó para advertirle sobre el tiroteo que estaba ocurriendo en la Cota 905 y que fuese precavida, pero no pasaría mucho para que una bala impactara su hígado, colon y páncreas. Como pudo, se arrastró por el pasillo y pidió ayuda a sus vecinos, quienes la trasladaron al Hospital Pérez Carreño donde horas más tarde perdió la vida.

Síntoma de un problema estructural

Cientos de habitantes del área metropolitana de Caracas han sido víctimas de una violencia silenciosa, como consecuencia de un problema estructural de violencia que hace ruidos estruendosos en toda la ciudad. Según Monitor de Víctimas, las balas perdidas han cobrado la vida de al menos 162 habitantes en la ciudad capital en los últimos 4 años. Ninguno de ellos estuvo ligado al conflicto donde se originó la detonación que acabó con sus vidas.

De esta manera, de acuerdo a los registros de Monitor de Víctimas, hasta la fecha 2018 destaca como el año con la mayor cantidad de víctimas por balas perdidas, concentrando el 30,2 % de la incidencia total de estos sucesos. Sin embargo, luego de experimentar caídas importantes durante el año 2019 y 2020, las víctimas por balas perdidas comenzaron a registrar un aumento significativo durante 2021.

Hasta el mes de octubre de este año se incrementaron en 128,6 % los decesos por balas perdidas respecto al volumen registrado el año anterior.

De 14 víctimas en 2020, en 2021 se registran 32 muertes violentas por estos hechos; muertes consideradas por las partes en pugna como “daños colaterales”, pero que significan una descomposición gradual de los núcleos familiares en la ciudad. Y aumentan la sensación de inseguridad en los caraqueños, ya que “nadie está a salvo”.

Particularmente, los municipios Libertador y Sucre han vivido durante el año 2021 el embate −continuado de años pasados− de las bandas y megabandas; así como también la implementación de operativos policiales que buscan enfrentar a dichos grupos criminales. Dos dinámicas que han dejado un saldo de 32 víctimas colaterales en lo que va de año.

Las balas que se adentran en los hogares de las víctimas no distinguen entre involucrado o indiferente, inocente o culpable. En específico, de acuerdo con cifras de Monitor de Víctimas, el 50 % de los casos de balas perdidas se concentran en las parroquias El Paraíso y La Vega; ambas rodean la Cota 905, un sector popular de la ciudad de Caracas donde operan megabandas organizadas.

En julio llovieron las balas

El mes de julio merece un análisis particular en esta cronología. Durante este período se registró uno de los hechos violentos más trascendentales de la ciudad en los últimos años, lo que muchos medios de comunicación reseñaron como el “Tiroteo en la Cota 905”. Según cifras de Monitor de Víctimas, 7 parroquias fueron afectadas de forma directa por los sucesos: El Valle, El Paraíso, La Vega, San Juan, Santa Rosalía, Coche y San Pedro.

También en esas zonas, a raíz de los enfrentamientos, se desplegó el Operativo Gran Cacique Indio Guaicaipuro, que en teoría buscó el cese de los enfrentamientos, pero en la práctica cobró la vida de personas inocentes sin ningún tipo de afinidad o afiliación con la banda.

Por esta razón, julio de 2021 destaca, según los registros del observatorio, como el mes más violento de 2021. Y también como el período más violento registrado en los últimos 30 meses en la ciudad. No se registraba una cantidad tan alta de víctimas desde enero de 2019.

Se puede observar, de igual manera, que en este mismo mes se registró el mayor volumen de víctimas por balas perdidas: 10 caraqueños perdieron la vida por esta circunstancia durante los hechos ocurridos en la Cota 905. De acuerdo a las cifras de Monitor de Víctimas, no se registraban tantas víctimas desde el mes de mayo de 2017, lo cual evidencia los daños colaterales de los sucesos en la Cota 905 durante ese mismo período.

Síntoma de una dinámica cada vez más violenta

Vemos entonces cómo las balas perdidas suelen ser consecuencia de encuentros entre bandas y cuerpos policiales, siendo las parroquias aledañas a las zonas de conflicto las más afectadas por los mismos.

En otras ciudades de la región, como Cali (Colombia), las cifras de muertes por balas perdidas se incrementan cuando hay partidos de fútbol o fiestas patronales. En Venezuela las cifras de balas perdidas también ocurren en eventos particulares, pero son recurrentes durante todo el año.

Esta situación deja una estela de miedo e incertidumbre en una gran cantidad de personas en la ciudad, cobrando la vida de caraqueños inocentes, muchas veces en sus propias casas.

Sin una política de seguridad efectiva para el combate de la violencia y los grupos irregulares en la ciudad, la situación continuará.

Las balas perdidas son un síntoma letal de la realidad a la que es sometida la ciudadanía: los enfrentamientos entre bandas, la gran cantidad de armas en manos de delincuentes y las inexistentes políticas de seguridad por parte del gobierno nacional. Los “síntomas” también se lloran. Lo inesperado de los sucesos suponen un trauma emocional y social profundo en las poblaciones que viven de forma directa e indirecta estos sucesos.