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#MonitorDeVíctimasLara | Buscan a un zapatero por el asesinato de la maestra de tareas dirigidas
Funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc siguen tras la pista del asesino, que al parecer calzaba botas negras

@anderpinap

 

Como Giuliana Emilia Iglesia Espósito, de 44 años de edad, quedó identificada la mujer asesinada de múltiples puñaladas el pasado sábado 18 de diciembre, en la carrera 24 con calle 24 del centro de Barquisimeto.

Según versiones de vecinos y amigos de Giuliana, el homicidio se perpetró, al parecer, en presencia de su hijo menor, de tres años.

Aunque no se conoce con exactitud la hora de la muerte, se calcula que el hecho ocurrió entre las 12:00 del mediodía y las 4:00 de la tarde.

Vecinos que fueron consultados por el equipo reporteril de Monitor de Víctimas dijeron que no vieron entrar ni salir a alguien de la vivienda de Giuliana, donde, además de ella y su hijo menor, también residía una amiga.

 

 

Los vecinos manifestaron, además, que el niño pasó toda la tarde llorando, lo que llamó la atención de un miembro de la iglesia evangélica, ubicada al lado de la residencia de Giuliana, quien, como pudo, ingresó a la casa y encontró el cuerpo de la mujer tendido cerca de su cama, con al menos nueve puñaladas.

Se presume que el homicida pudo ser un zapatero. La policía sigue la pista de un hombre que usaba botas negras.

La residencia de Iglesia Expósito en la carrera 24

 

Amistades de Giuliana que estaban en la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda la describieron como madre soltera y una persona muy amable y de buen corazón.

Agregaron que era educadora con posgrado en Metodología, y maestra de tareas dirigidas.

Por su parte, funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc se trasladaron hasta el lugar del crimen para hacer las experticias correspondientes y esclarecer este caso.

 

#MonitorDeVíctimasCaracas | Denunciaron asesinato de dos personas a manos del Cicpc
Uno de los hechos ocurrió en Gramoven y el otro en el kilómetro 3 de El Junquito

Larry José Quintero Peña, de 25 años de edad, estaba comprando en una bodega en la calle San Pedro de Gramoven, en la parroquia Sucre, el viernes 3 de diciembre a las 11:00 de la mañana, cuando fue secuestrado por funcionarios del Cicpc que lo metieron en una vivienda cercana y, según su familia, lo asesinaron.

Los parientes de Quintero Peña, que esperaban por el cadáver de su familiar en la morgue de Bello Monte, manifestaron que los uniformados llevaron a Quintero Peña a la casa de una vecina y lo ajusticiaron.

Quintero Peña estuvo preso tres años en la cárcel de Tocorón por el delito de robo, y tenía un año y siete meses en libertad.

La víctima dejó dos hijos huérfanos, un niño de 8 años de edad y otro de apenas 6 meses.

Otro a cuenta del Cicpc

Keny Guzmán dijo en la morgue de Bello Monte que su sobrino Yonkleiver Rodríguez, de 20 años, fue muerto por efectivos del Cicpc en su casa del kilómetro 3 de El Junquito, este martes 7 de diciembre en horas de la madrugada.

Rodríguez estaba desempleado y, según sus familiares, tenía antecedentes penales. Dejó a un hijo huérfano.

*También puede leer: #MonitorDeVíctimasCaracas | Asesinaron a un estudiante de Psicología cuando trotaba en Santa Mónica

Crímenes sin Castigo | Bandas que se comen la luz
En 2021 se hizo inestable el relacionamiento del régimen con ciertos grupos delictivos. Los últimos eventos indican que, cuando los líderes de las megabandas sobrepasan ciertos límites, padecerán las consecuencias

 

@javiermayorca

Desde el fin de semana, la vía hacia oriente es un trayecto un poco menos inseguro.

En una operación nocturna, agentes de la Brigada de Acciones Especiales de la policía judicial se infiltraron en el caserío Las Delicias de San José de Barlovento, y mataron a Esteban Eduardo Quintana, líder de la megabanda que se había adueñado de todo ese sector cuando el propio Gobierno implantó allí una “zona de paz”, en 2013.

Junto con Quintana, también conocido como Eduardo Delicias, fue ultimado uno de sus lugartenientes Johan Iriza. La versión aportada por el director de Cicpc, comisario Douglas Rico, indica que ambos fueron “neutralizados” cuando iban en una moto, tratando de abrirse paso a tiros para escapar de lo que hasta ese momento fue su centro de operaciones.

Las Delicias era un pueblito por el que nadie quería pasar. En Río Chico, los policías y guardias nacionales recomendaban a los conductores que no se aventuraran por esa carretera, que también llevaba a Cumbo y desembocaba en la Troncal 9. Incluso, luego de las 4 p. m. era difícil encontrar un transporte colectivo que recorriera ese tramo. Más seguro era tomar la vía hacia El Guapo.

La banda de Las Delicias operó con relativa impunidad durante ocho años. A los que se oponían a su reinado los descuartizaban. Las partes de los cadáveres eran quemadas y abandonadas en las vías de entrada a ese caserío, y también en Cumbo. En mayo, dos activistas sociales que participaban en la distribución del Clap, Glendy Castillo y Yanir Burguillos, fueron desmembradas. Dispersaron sus restos por toda la zona.

A pesar de la conmoción que suscitó este crimen, el grupo de Quintana continuó operando con impunidad. Hasta que, el 5 de octubre, mataron al jefe de la delegación municipal de Cicpc Caucagua, comisario Eduardo Henríquez, y al jefe de investigaciones de la misma dependencia, inspector jefe Joel Amador (ambos ascendidos postmortem a los grados superiores).

En las informaciones que divulgó por su cuenta Instagram sobre este procedimiento, Rico no recordó la matanza de las mujeres. Solo lo ocurrido en octubre con los funcionarios.

“Cuando un grupo atenta contra miembros de cierta importancia en el Gobierno, los van a buscar. Pero, cuando es contra la ciudadanía común, tendrán más libertad”, indicó el criminólogo Luis Izquiel.

El régimen mantiene una táctica de selectividad en su relación con los grupos criminales. Hay bandas que disponen de amplio margen de maniobra.

Por ejemplo, en octubre de 2017 dos agentes de la policía judicial fueron heridos por gariteros de Tocorón, un internado judicial que domina el Tren de Aragua. Los antisociales salieron de la cárcel y quemaron la patrulla que fue abandonada por los funcionarios en la vía que pasa frente al penal. No les importó que la entonces ministra de Servicio Penitenciario María Iris Varela había amenazado con instaurar su “régimen” en esa instalación. Al final, se salieron con la suya.

Las cárceles en las que los pranes trabajan con las autoridades no las tocan. Pero cuando se rebelan la descuadran, la vacían y luego la retoman”, sentenció Humberto Prado, un experto en temas penitenciarios que actualmente se desempeña como comisionado de Juan Guaidó para asuntos de derechos humanos.

Según este abogado, además de Tocorón hay otros tres penales que se han mantenido al margen del llamado “nuevo régimen penitenciario”: Tocuyito (Carabobo), Vista Hermosa (Bolívar) y Puente Ayala (Anzoátegui). Entre todos aglutinan a casi 16 000 presos. Sostuvo que desde allí irradia todo tipo de actividad criminal.

Prado indicó que, en foros internacionales, los representantes del régimen han tratado de justificar la inacción frente a las situaciones que se generan en esas instalaciones.

“Dicen que es un desafío recobrar la autoridad en esas cárceles. Un desafío que, por cierto, viene desde la gestión de Tareck el Aissami en el ministerio de Relaciones Interiores”, dijo.

Pactos rotos

En 2021, los cuerpos de seguridad desplegaron importantes operaciones contra megabandas que, hasta ese momento, parecían intocables. En julio, pusieron en desbandada al grupo liderado por Carlos Luis Revette.

Coki escapó, presumiblemente a Colombia, junto con sus principales lugartenientes, Garbis Ochoa y Carlos Alfredo Calderón. Esta acción estuvo precedida de numerosos enfrentamientos, con agentes policiales y con miembros de bandas rivales, que ocasionaron la muerte de por lo menos siete transeúntes o conductores, e impactaron negativamente la vida de los habitantes de cinco parroquias de la capital.

El 9 de noviembre, grupos élite de Cicpc y la PNB se desplazaron a San Juan de las Galdonas, una remota población del estado Sucre. Al finalizar esa jornada, once cadáveres eran trasladados a la morgue de Carúpano. Aunque no están plenamente identificados en las minutas, serían integrantes de una célula del llamado Tren del Llano, comandada hasta ese momento por Gilberto Malony Hernández, uno de los ultimados.

Estas acciones no responden a un cambio general de estrategia en materia de seguridad ciudadana. Según Izquiel, en el caso de Revette, la creciente y prolongada conflictividad generada por las disputas en zonas como La Vega y El Valle hizo que el líder de la banda de la Cota 905 perdiera el apoyo del que gozaba en sectores del alto gobierno. Esa imagen de caos en el centro del Poder Ejecutivo no convenía.

“Cuando una banda se come la luz y atenta contra los intereses del poder va a tener problemas”, advirtió.

Lo de Malony, en cambio, es más confuso, puesto que nada parecía justificar una acción tan avasallante en contra de una organización que ni siquiera figuraba entre las más peligrosas del estado Sucre. Malony, como se recordará, desarrolló la mayor parte de su carrera criminal en el estado Guárico, a la sombra de José Tovar Colina, el Picure, y tenía poco tiempo en las costas orientales. Según el autor de Revolución de la muerte, en este caso el grupo tuvo que afectar intereses de personas muy importantes, al intentar controlar un punto de salida de drogas hacia el Caribe.

Al sacar del juego a Malony, los cuerpos policiales dejaron el terreno abierto para que esas playas sean retomadas por la banda de Zacarías, o incluso el propio Tren de Aragua. Esta es, por cierto, una dinámica muy parecida a la que se ve en México.

Breves

El 5 de diciembre, efectivos del Comando Antiextorsión y Secuestros de la Guardia Nacional apresaron en Barcelona (Anzoátegui) a Merys Salazar, de 24 años de edad, señalada de ser la persona que prestaba su cuenta bancaria para recibir los pagos de extorsiones efectuadas por una banda que opera en oriente del país. De acuerdo con el parte correspondiente, las experticias de telefonía indicaron que ella supuestamente mantenía contacto con reos del internado judicial de Monagas, mejor conocido como La Pica. Desde allí emanaban las llamadas mediante las cuales amenazaban a profesionales independientes y comerciantes en el oriente venezolano.

En Venezuela, una legislación vigente permitiría ejercer mecanismos de control sobre las llamadas que entran y salen de todos los centros de detención.

Sin embargo, hay lugares en los que las autoridades no aplican estos mecanismos. La cárcel de Maturín es uno de ellos. Pero no es el único. Este año los militares han instruido casos similares al relatado aquí, en los que los mensajes amenazantes surgieron de Puente Ayala (Barcelona) y Uribana (Lara). Desde esta última, intentaron generar miedo entre empresarios diciendo que la llamada era hecha por un comandante del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Ante tales situaciones, los investigadores se encuentran prácticamente atados de manos. En un caso conocido este año solicitaron al Ministerio Público que ordenara la anulación de la línea usada para extorsionar. Pero este es un paño tibio. El delito regresa con apenas un cambio de chip.

Los permanentes señalamientos sobre presuntas atrocidades cometidas por agentes de la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim), adentro o afuera de las instalaciones de este despacho, han ocasionado que un sector del oficialismo plantee una regulación más rigurosa a las competencias de ese cuerpo. De la noche a la mañana, la temible Dgcim es vista como un lastre, un fardo al que convendría aplicarle un maquillaje, por lo menos en la actual coyuntura. Esto, desde luego, tiene que ver con el expediente conocido como Venezuela 1, que el 3 de noviembre pasó a ser conocido formalmente por la Corte Penal Internacional.

Desde antes de esa fecha, los diputados de la Asamblea Nacional que surgieron de los comicios de diciembre de 2020 evalúan opciones para poner una “camisa de fuerza” a las actividades que desarrollan desde el cuerpo con sede en Boleíta, e igualmente a las que llevan a cabo los agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). La idea es que ellos solo participen en la recopilación y el procesamiento de informaciones, para la toma de decisiones en instancias del Gobierno. Es decir, inteligencia, pura y simple. Nada de andar pateando puertas y obteniendo “confesiones” a golpes y baldazos. Pero en la Dgcim esta idea parece que no ha gustado. Y ahora tratan de elevar un poco el perfil, recordando que ellos son como son en buena medida por mandato del extinto Hugo Chávez. Recordemos que el mandatario en su momento compró como buenas las ideas que le vendió el entonces zar de la inteligencia venezolano, mayor general Hugo Carvajal, envueltas en un celofán que decía Plan Libertad, y que ponía énfasis en la necesidad de detectar y neutralizar las amenazas de origen interno. De allí que la Dgcim montara una valla en plena base aérea La Carlota, con una foto en la que el teniente coronel pareciera exigir “lealtad”.

Valla del DGCIM en la base aérea La Carlota

También han enviado videos de corte propagandístico para destacar sus ejecutorias en las averiguaciones sobre el caso de los drones que estallaron en la avenida Bolívar, en agosto de 2018, y que llamaron “magnicidio frustrado”. ¿A quién van dirigidos estos mensajes? En este caso, a lo interno del oficialismo.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

#MonitorDeVíctimas | Grupos armados no estatales y cuerpos de seguridad monopolizan la violencia en Bolívar
279 homicidios se registraron entre enero y julio del 2021, 146 de estas muertes ocurrieron en el municipio Caroní, mientras que al sur del estado Bolívar se contabilizan unos 70 casos
 En Bolívar operan al menos seis organizaciones de crimen organizado, dedicadas principalmente a la minería ilegal, que junto a los cuerpos de seguridad del Estado son responsables de la mayoría de los homicidios
 El tráfico de armas hacia el estado Bolívar también tiene un peso significativo en las cifras de violencia 

 

Nuevamente las ráfagas de disparos se escucharon a lo lejos. El sonido de proyectiles disparados por armas largas se ha vuelto cotidiano en las poblaciones ubicadas al sur del estado Bolívar, la zona minera de Venezuela. Las balaceras ya no sorprenden, todos saben que luego de cada tiroteo hay muertos y desaparecidos.

La noticia de lo que había sucedido se confirmó minutos después en la población de El Callao, funcionarios adscritos a los Comandos Rurales de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) habían sostenido un presunto enfrentamiento con integrantes de la Organización R o 3R, como se le conoce a uno de los grupos criminales que ha emergido con fuerza en la región. El incidente ocurrió en el sector Mina Belén del municipio El Callao.

En el hecho murió un hombre conocido por el apodo de “Manuelito”. En el lugar incautaron: un Fusil Automático Liviano (viejo FAL de la GNB), un cargador y 10 cartuchos, cuatro chalecos tácticos identificados con emblemas de los GEDOS MG Y R, un radio transmisor, un artefacto explosivo de fabricación rudimentaria, un cargador de fusil AK-47 con cinco cartuchos, 315 balas de diferentes calibres, 77 cartuchos de diferentes calibres y una granada de mano.

Ese mismo día, 8 de julio de 2021, a través de un comunicado, integrantes de la banda Organización R desmintieron que el fallecido fuera parte de sus filas, aclarando que “ninguno de nuestros integrantes porta armas tan obsoletas”, se leía en parte del texto, difundido en redes sociales. La declaración –más allá de si la persona muerta formaba parte o no del grupo criminal— y el reporte sobre el armamento incautado por las autoridades ilustra sobre el poder de fuego que tienen los grupos armados no estatales en el estado Bolívar y cómo esto se expresa en la violencia homicida en la entidad.

Reportes del Observatorio Venezolano de Seguridad Ciudadana del Ministerio de Relaciones Interiores de octubre de 2021, a los que se tuvo acceso para este trabajo, ubican al estado Bolívar entre los cinco estados con más homicidios en el país.

Mientras según el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), en 2020 Bolívar ocupó el segundo lugar entre los estados con más violentos con una tasa de 62 homicidios por 100.000 habitantes.

Adicionalmente, un reporte del OVV publicado el 5 de noviembre de 2021 confirma que la mayoría de los homicidios ocurridos en el estado este año fueron cometidos con armas de fuego. “En los casos de homicidio intencional el medio predominantemente utilizado fue el arma de fuego en el 49,1% de las muertes”.

Estos datos se corresponden con hallazgos de investigaciones previas, que indican que en el estado Bolívar se han convertido en el primer destino de las armas de fuego, de todo tipo, pero principalmente de armas largas, en el país desde 2015. La razón es la presencia de una importante cantidad de grupos armados no estatales –megabandas, sindicatos, guerrilla colombiana y colectivos—dedicados a la minería ilegal.

En esto coinciden un expresidiario, que fue testigo de la comercialización y distribución de armas desde distintas cárceles hacia Bolívar; y funcionarios de cuerpos de seguridad que pidieron no revelar su identidad y que han sido testigos frecuentes incautaciones. 

Si hay armas, hay violencia y muerte

Durante los primeros siete meses de 2021, entre enero y julio el estado Bolívar registró 279 homicidios, entre los que se incluyen 32 casos por resistencia a la autoridad, perpetrados por cuerpos de seguridad.

Los datos corresponden al monitoreo realizado por periodistas de fuente policial en la entidad, porque no hay acceso a cifras oficiales.

“Llevar un control de los homicidios en esas zonas es complicado, debido a que son zonas muy boscosas y profundas, se registran enfrentamientos de los que muchas veces no llegamos a tener conocimiento y mucho menos sobre la cantidad de muertos, ya que son enterrados en esas áreas”, destacó un funcionario del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), que pidió no colocar su nombre por seguridad.

Por su parte, otro funcionario del CICPC, destaco que “hay mucha cifra negra de casos que no llegan a la ciudad. Los casos se quedan dentro de las minas, es decir, hay muerte que sabemos suceden allá adentro pero nunca son denunciadas, no hay cuerpo, por lo que es imposible contabilizarlas, podríamos decir que de un 100 por ciento solo llegamos a tener conocimiento en menos del 30 por ciento de esos casos”.

De los 279 homicidios que se registraron en Bolívar entre enero y julio del 2021, 146 ocurrieron en el municipio Caroní, que es Ciudad Guayana; 55 el municipio Angostura del Orinoco; 70 en los municipios del sur de la entidad; y los 8 restantes en otros dos municipios.

De los 32 casos de resistencia a la autoridad, 4 se registraron en el municipio Piar entre enero y julio. En una de esas confrontaciones fallecieron 3 integrantes de la Organización R. Se conoció que eran señalados de extorsionar y robar a ganaderos del sector El Palmar.

Estos murieron en un presunto enfrentamiento armado con comisiones mixtas de la GNB y el CICPC. El enfrentamiento ocurrió en la finca Agua Blanca del sector Chaguaramal. Los fallecidos quedaron identificados como Elio Ramos González, Elvis José González y Luis Custodio Velásquez, alias Luisito.

Para los líderes de la Organización 3R, estos nos fueron hechos fortuitos, ni están relacionados con un combate al crimen. En el comunicado que difundieron aseguraron que las autoridades del estado Bolívar “tienen acuerdos con otros grupos para sacarnos del juego y permitir que a los municipios El Callao y Sifontes regresen grupos que solo siembren terror entre la población minera”.

Ante esta situación, los jefes del grupo criminal afirmaron que no se iban a dejar “amedrentar” por las autoridades policiales quienes, a su juicio, solo ven el beneficio propio y no el de la población minera.

Este hecho es apenas una muestra de la dinámica de violentas disputas entre grupos armados, y grupos armados con distintos cuerpos de seguridad que son una constante en la entidad minera.

La situación con grupos armados al sur del estado Bolívar, no es nueva, pobladores han señalado que dichas bandas tomaron más “fuerza” de la mano con Julio César Fuentes Manzulli, quien se desempeñaba como Secretario de Seguridad Ciudadana durante el gobierno de Francisco Rangel Gómez.

El gobierno de Nicolás Maduro, ha intentado implementar “planes de seguridad” para “erradicar” la presencia de estos grupos en las zonas mineras, pero todos sin éxito.

“La agitación política, la devastación económica y las crecientes tensiones con países vecinos han creado un ambiente propicio para que grupos armados no estatales, incluidas las guerrillas colombianas, los sindicatos criminales, grupos paramilitares y las milicias que apoyan al gobierno, conocidas como colectivos, expandan su influencia y su presencia en Venezuela”, destaca Crisis Group.

El gobierno venezolano también lanzó un plan para frenar la minería ilegal en el 2018, y las autoridades han emitido órdenes de arresto contra 39 personas que supuestamente están involucradas en la venta ilegal de oro en el extranjero.

Sin embargo, el control de las zonas mineras y la violencia continúa en manos de al menos seis poderosas organizaciones de crimen organizado, que participan -como perpetradores o víctimas- en un importante porcentaje de los homicidios que ocurren en Bolívar.

Bandas que operan en Bolívar

“Muchos grupos irregulares tienen relaciones directas e intereses comunes con partes del Estado, que los apoyan o influyen ya sea en privado o abiertamente. Para algunos funcionarios estatales o políticos, estos grupos en la sombra resultan atractivos porque pueden generar ingresos a través de sus actividades ilícitas y al mismo tiempo cumplir fines políticos, por ejemplo, intimidando ciudadanos para asegurar votos”, asegura un informe de la organización Crisis Group.

 

Entre los grupos de más poder, que guardan relación con hechos de violencia, destacan:

 “Tren de Guayana”: Tras el asesinado de Jorman Pedro Márquez, alias «Gordo Bayón», luego de salir de una reunión en el Palacio de Miraflores en Caracas en 2014; Phanor Vladimir Sanclemente Ojeda, alias “Capitán” tomó control de varios sectores mineros, así como de Ciudad Guayana. Pero el gobierno de este criminal solo duró cuatro años, y murió en un presunto enfrentamiento con funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) en octubre del 2018 en Río Chico, Barlovento, Miranda. Desde entonces el poder paso a manos del “tercero al mando”, Ronny Yackson Colomé Cruz, alías Ronny Matón, el cual ha pasado en reiteradas ocasiones por los calabozos del CICPC y la Policía del Estado Bolívar (PEB).

Según fuentes policiales la banda es señalada de cometer delitos como: minería ilegal, sicariato, extorsión, robo; tráfico drogas, tráfico de materiales estratégicos, robo y hurto de vehículos, terrorismo sindical. Operan en Guasipati, municipio Roscio. Cuentan fusiles AR-15, FAL- Pistolas-Granadas, cámaras de vídeo, etc. Durante este año han existido enfrentamientos entre este grupo y la Organización 3R, por el control de Ciudad Guayana, pero nada de esto ha sido confirmado por las autoridades.

“El Ciego”: Esta banda es liderada por Reiniero Alberto Murgueytio Bastardo, alías “El Ciego”. El grupo delictivo opera en el sector de La Paragua, municipio Angostura y en zonas de Ciudad Bolívar. Murgueytio Bastardo perteneció a la banda de Wilmer José Brizuela, alías “Wilmito”, expran del Internado Judicial de Vista Hermosa. Estuvo involucrado en el sicarito de la hermana de la exjefa del Circuito Judicial de Bolívar, Mariela Casado.

Fue el único de los delincuentes que no fue encarcelado por este crimen. Este conformó su propia banda, la cual opera desde hace más de 10 años.

Mantiene importantes nexos con los pranes de la cárcel de Vista Hermosa, con quienes formo parte de la banda de alias “Wilmito”. También se le ha relacionado con dirigentes políticos de la región, lo que explicaría porque no está en prisión.

Este grupo criminal opera en El Manteco, municipio Piar y La Paragua, municipio Angostura. Cuentan con vehículos de alta gama, poseen armas de diferente calibres, marcas y modelos, predominando armas de fuego tipo pistolas, calibres 9 mm, 380 mm, entre otras; así como también armas de fuego de largo alcance, como FAL, Fusil R15, Fusil Kalashnikov, granadas de mano entre otros.

Son señalados por delitos como: minería ilegal, homicidio, cobro de vacunas, extorsión, venta y distribución de droga. El Ciego se encuentra solicitado según oficio 15-51, de fecha 06/07/2010, por tribunal primero de control del estado Bolívar, por homicidio Intencional, según expediente I-434-124; tiene una segunda solicitud según oficio 486-12, de fecha 16-02-2012, por tribunal primero de control del estado Bolívar, según expediente K-12-0070-00467; otra según oficio 1270-12, de fecha 09-05-2012, por tribunal primero de control del estado Bolívar. Expediente  K-12-0070-00360, por el delito de homicidio y robo contra  Edgar Andrés Gómez Sánchez y Paula Ornela Fonseca Grisales, ambos de 21 años. También es señalado de ser responsable de la masacre de Ikabarú en el 2019.

 “Zacarías y Toto”: La banda es comandada por Eleomar José Vargas Vargas, alias “Zacarias” y Alejandro Rafael Ochoa Sequea, alias “Toto”. Ambos operan en la zona de El Callao. Son señalados de cometer delitos como: minería ilegal, sicariato, extorsión, robo; tráfico de sustancias psicotrópicas y estupefacientes, tráfico de materiales estratégicos, robo y hurto de vehículos, terrorismo sindical. Cuentan fusiles AR-15, FAL- Pistolas-Granadas, cámaras de vídeo, etc. Son señalados de haber matado a 7 personas en El Mirador, San Félix. También tienen operación en el estado Sucre.

“Organización R”: El grupo es liderado por el exjugador de fútbol profesional, Eduardo Natera, alias “Run”, ejerce el control en Tumeremo y en El Callao. Tienen poder en las minas Tommy y Belén, las cuales pertenecían a el “Tren de Guayana”, situación que ha causado enfrentamientos entre ambas bandas.

Son señalados de cometer delitos como: minería ilegal, sicariato, extorsión, robo, tráfico de drogas, tráfico de materiales estratégicos, robo y hurto de vehículos, terrorismo sindical. Cuentan con fusiles AR-15, FAL, pistolas y granadas. Son buscados por el asesinato del teniente coronel Ernesto Solís León, de 41 años de edad, quien además era comandante del 512 Batallón de Infantería de Selva “G/D. Tomas de Heres”, ubicado en Fuerte Tarabay, Tumeremo.

“Fabio o Negro Fabio”: La banda es lidera por Fabio Enrique González Isaza, y es conocido por el alias del “Negro Fabio”. Opera en la zona de El Dorado, y tiene minas como: San Luis de Morichal, El Chivato, La Pelota, La Pelotica, y otros yacimientos explotados en los ríos de Cuyuní y Yaruani. Su primera orden de captura se dio a mediados del 2018 por la Operación Manos de Metal. Es señalado de delitos como: minería ilegal, extorsión, homicidio, secuestro, venta de armas, contrabando de material estratégico y explotación sexual. Poseen armas de diferente calibres, marcas y modelos, predominando armas de fuego tipo pistolas, calibres 9 mm, 380 mm, entre otras. Así como también armas de fuego de largo alcance, como FAL, fusil R15, fusil Kalashnikov, y granadas de mano, entre otras.

“Juancho o Negro Juancho”: El grupo es liderado por Wilson Starlys Rodríguez Aponte, apodado “Juancho” de nacionalidad colombiana, también es conocido como “el colombiano Jairo”. El otro líder, no menos importante es Johan Romero, alias “Johan Petrica”, creador y jefe máximo de la megabanda el Tren de Aragua, en la cárcel de Tocorón.

Algunas de las zonas en las que operan son: Km 88, de la parroquia San Isidro del municipio Sifontes, dominando la mina Mesones, mina Piedra Dura, mina La Pelota, mina El Portón, mina Maluga, Mina CuyunÍ, Mina Brisas, Mina La Papaya, Mina La Leona, Mina La California, mina La Gusanera, mina San Marcos, mina Dinamita y mina El Playón.

Están involucrados en los delitos de: minería ilegal, extorsión, secuestro, homicidio, robo, tráfico de droga y sicariato. Cuentan con AR-15, FAL, pistolas, granadas, entre otras.

Un actor extranjero, busca rol protagónico

 Una fuente militar señaló que cada sector minero tiene su particularidad. “El antiguo gobierno tenía intereses vinculados a esas zonas. Los grupos decidieron mover a personas de nacionalidad colombiana, disidentes de la guerrilla para que fueran adiestrados. Se establecieron mayormente entre Tumeremo y San Martín de Turumbán, a 3 kilómetros de la isla Anacoco y frente a la zona en disputa entre Guyana y Venezuela; por la salida hacía el río Cuyuní”.

Hay zonas en las que no hay presencia de la GNB o del Ejército, como por ejemplo desde el punto de control de Casablanca hasta Hoja de Lata. Son estos espacios los que habrían sido tomados por esos grupos de origen colombiano, tales como el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

El militar hace referencia a que el paso por el río se ha vuelto el principal canal de contrabando, no solo del oro sino también de armas, “presuntamente sería un hombre de nacionalidad libanesa el que estaría operando con parte de estos grupos armados, trasladando diamantes hasta la zona de Guyana, y regresando al territorio venezolano con armas”.

Mientras que una fuente ligada a la Gobernación del estado Bolívar hizo referencia a que “sigue la corrupción por parte de los militares. Ellos son los que principalmente están ligado a esas bandas. No niego que otros organismos estén vinculados, pero ellos son el principal (…) Aquí se puede controlar las cosas y acabar con todas esas bandas, si se pone en las manos correctas, pero acá son pocos los que realmente quieren acabar con eso”, dijo el funcionario.

#MonitorDeVíctimasCaracas | Muere hombre en Plaza Venezuela en presunto enfrentamiento con el Cicpc
El tiroteo ocurrió el pasado 23 de noviembre a la 1:00 pm, a un lado de la torre Phelps. En el lugar se recuperó un arma de fuego

@carlos_dhoy

Un presunto delincuente resultó muerto en un supuesto enfrentamiento con comisiones de la División Contra Bandas del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). El hecho ocurrió en las inmediaciones de la Torre Phelps, en Plaza Venezuela.

Según informaciones suministradas por fuentes policiales, el suceso se registró  el pasado 23 de noviembre aproximadamente a la 1:00 pm, cuando miembros de la mencionada comisión de la policía científica intentaron detener al hombre, identificado como Leonardo Favio Araque Rondón.

De acuerdo con la versión oficial, al verse sorprendido, Araque Rondón supuestamente esgrimió un arma de fuego y disparó, lo que habría generado el enfrentamiento en el que resultó muerto.

El hombre tenía historial por el delito de homicidio intencional, de fecha 14 de marzo de 2017. En el lugar se recuperó un arma de fuego tipo revolver presuntamente utilizada por Araque Rondón.

#MonitorDeVíctimasTáchira | Baleado fue encontrado el cadáver de un joven a pocos metros de un punto de control de la GN
Hace poco más de un mes había sido encontrado en ese mismo sector un hombre de nacionalidad colombiana, que había sido asesinado por el ELN

 

La tarde del pasado viernes 15 de octubre fue localizado a escasos metros de un punto de control de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en el sector El Carira, municipio García de Hevia, el cadáver de un joven de aproximadamente 25 años de edad.

Con múltiples heridas producidas por un arma de fuego estaba tendido en una zona boscosa el cuerpo del joven, el cual fue visto por los transeúntes, quienes informaron del hallazgo a los organismos de seguridad.

La víctima vestía una franela blanca, pantalón tipo mono color gris y zapatos deportivos blancos.

Otro dato aportado para su posible identificación es que el cuerpo presenta un tatuaje con la forma de una flor de cayena en la clavícula izquierda.

Al lugar del hallazgo acudieron funcionarios del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) La Fría, quienes procedieron a realizar el levantamiento del cadáver y colectar aquellas evidencias.

Ya el pasado 11 de septiembre de este año había sido localizado en ese mismo sector el cadáver de un joven de nacionalidad colombiana, el cual fue asesinado aparentemente por miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que opera en la zona. Ante esto, se podría presumir que este último homicidio también podría haber estado en manos de ese mismo grupo irregular.

En todo caso, una semana después de este último hallazgo no habían acudido familiares o conocidos de la víctima a la Morgue del Hospital Central de San Cristóbal para su identificación y retiro.

#MonitorDeVíctimasCaracas | Hallan el cadáver de una mujer dentro de su carro en Boleíta

Fotoleyenda: El hallazgo fue efectuado la mañana del pasado 15 de octubre. El cadáver fue llevado a la Morgue de Bello Monte

 

La víctima tenía 75 años de edad y al parecer había salido a comprar unos repuestos

 

@lysaurafuentes

 

Con heridas por arma blanca fue encontrada muerta una mujer identificada como Ana Cristina González González, dentro de su vehículo. El hallazgo se registró la mañana de este viernes 15 de octubre en Boleíta, estado Miranda.

La víctima tenía 75 años de edad y se supo que había salido a comprar unos repuestos para su carro, pero no regresó. Al parecer varios delincuentes la sorprendieron para robarla.

Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) trasladaron el cadáver hasta la morgue de Bello Monte.

Para el mes de septiembre Monitor de Víctimas contabilizó 10 asesinatos de mujeres en la Gran Caracas. La mayoría de estos casos fueron por hechos pasionales y también por ajuste de cuentas o venganza.

#MonitorDeVíctimasCaracas | Masacre protagonizada por la Brigada de Acciones Especiales del Cicpc deja al menos 10 muertos
Al parecer la acción, ocurrida en El Valle, se registró cuando los funcionarios efectuaban averiguaciones relacionadas con la banda El Loco Leo

 

Entre 10 y 12 se estima el número de hombres que  murieron la madrugada del pasado 1° de octubre en un presunto enfrentamiento con comisiones de la Brigada de Acciones Especiales (BAE) del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). La masacre ocurrió en el sector Los Robles, parte alta de la calle 18 de la parroquia El Valle, municipio Libertador.

En el hecho resultó herido Gregory Ortiz, funcionario de la BAE, quien recibió un disparo en la región lumbar y fue ingresado al Hospital Pérez Carreño, adonde también llevaron a los hombres heridos que luego fallecieron.

Trascendió que la mencionada comisión hacía presuntas averiguaciones relacionadas con la banda del Loco Leo, que estaría operando en la Cota 905.

Algunas personas acudieron a la morgue de Bello Monte para conocer la identidad de los individuos que, según las primeras versiones, fueron víctimas de ejecuciones extrajudiciales. Se supo que cuatro de estos individuos eran conocidos con los alias de Maikel el Violento, Richard el Menor, el Huerfanito y el PDVSA.

Un costurero entre los fallecidos

Andrew Smith, de 18 años de edad, quien trabajaba como costurero, figuró entre las víctimas. Su padre, José Smith, que acudió a la morgue para identificarlo y realizar los trámites para el retiro del cadáver.

El hombre explicó que para evitar que lo mataran, su hijo repetía su nombre a los policías y suplicaba: «no me maten». Cuando entró a la sala de autopsias reconoció a Andrew por una protuberancia que tenía detrás de una pantorrilla. La familia del fallecido profesa la religión evangélica.