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Bolívar Fuerte

El Bolívar Fuerte estará vigente hasta el próximo miércoles

EL VICEPRESIDENTE SECTORIAL DE ECONOMÍA, Tareck El Aissami, informó que hasta el miércoles 05 de diciembre estará vigente el Bolívar Fuerte.

“Hasta el miércoles 05 de diciembre queda vigente el antiguo cono monetario”, indicó en rueda de prensa donde dijo que se desmonetizará todas las denominaciones de bolívares fuertes.

El Aissami detalló que los ciudadanos que aún tengan en su poder piezas del antiguo cono podrán dirigirse entre el lunes 3 y el miércoles 5 de diciembre a las sedes “del sistema bancario nacional público y privado y a las oficinas del Banco Central de Venezuela” para depositar los papeles que se desmonetizarán desde las 18.00 hora local del miércoles.

“Luego del miércoles el billete anterior fenece, desaparece y pierde su valor legal o su curso como moneda de circulación nacional”, insistió El Aissami.

Ambos conos monetarios convivían desde la implementación de la reconversión en agosto pasado, aunque Efe ha constatado que las piezas más bajas tenían poca aceptación y un casi nulo poder de compra.

Bloomberg: Venezuela retrasaría planes para introducir nueva moneda

Los nuevos billetes no han sido entregados a las instituciones bancarias. El Banco Central de Venezuela está discutiendo recortar más dígitos de la moneda

Venezuela podría retrasar los planes de introducir su nueva moneda ya que los bancos no han recibido los nuevos billetes y la inflación de cuatro dígitos aumenta la necesidad de dinero nuevo, según personas familiarizadas con el tema.

El plan inicial de redenominación monetaria de Nicolás Maduro exigía recortar tres ceros a la moneda Bolívar Fuerte (ISO VEF) ahora en uso para ser reemplazado por un nuevo Bolívar Soberano (ISO VES).

Originalmente planificado para su lanzamiento en junio, el presidente Maduro en mayo lo retrasó hasta el 4 de agosto. Los bancos sostienen que necesitarán un tiempo de entrega para garantizar una transición sin problemas, de acuerdo con cuatro personas familiarizadas con la situación. Un funcionario de prensa del BCV se negó a hacer comentarios.

El gobierno también está retrasando la operación para considerar eliminar más de tres ceros de la moneda para incluir el ritmo de la inflación, estimada en 60,770 por ciento, lo que significa que los precios aumentan alrededor de 3,4 por ciento cada día, según dos personas con conocimiento directo de las discusiones.

A partir de finales de 2017, el gobierno comenzó a solicitar más de 4.000 millones de nuevas piezas a proveedores como Basingstoke, y De La Rue , del Reino Unido , y  Crane Currency, de Boston, EEUU, según documentos del BCV y una persona con conocimiento directo de la compras.

Si bien algunas de las piezas han comenzado a llegar a Venezuela, los expertos dicen que los bancos necesitan entre 20 y 30 días para integrarlos en sus sistemas. De La Rue no quiso hacer comentarios mientras que la solicitud de comentarios de Crane Currency no se devolvió de inmediato.

La aguda escasez de papel moneda en el país se ha sumado a la miseria de los venezolanos, que dependen del efectivo para el transporte público, la gasolina y la compra de alimentos subsidiados. Los ciudadanos desesperados ahora pagan recargos de hasta 200 por ciento por el papel moneda en Caracas.

El fallecido presidente Hugo Chávez asumió un plan similar hace una década, cortando tres ceros de la moneda e introduciendo el Fuerte Bolívar. Desde que su sucesor elegido a dedo, Maduro, tomó el poder en 2013, la moneda se ha vuelto prácticamente inútil en medio de la caída de los precios del petróleo y del gasto estatal sin control.

En un discurso el mes pasado, Maduro afirmó que los pagos electrónicos representaban el 85 por ciento de las transacciones en el país, y tendrían que aumentar este año para “vacunar a Venezuela” contra un ataque al “papel moneda”.

Versión de La Patilla

Alejandro Armas Mar 23, 2018 | Actualizado hace 3 semanas
Otra prestidigitación monetaria más

 

“Desvergüenzaatrevimientoinsolenciafalta de respeto”. Ese es el resultado que arroja escribir “descaro” en el buscador del Diccionario de la Real Academia Española y presionar el botón contiguo con un símbolo de lupa. Ergo, tal es el concepto al que se alude cada una de las millones de veces diarias en que un venezolano señala a la elite oficialista por su forma de comunicar a la ciudadanía (si es que tal cosa aún existe aquí) su desempeño en el manejo de las riendas del Estado. Mientras la nación se retuerce de dolor, ¿qué puede sentir uno viéndolos en la pantalla del televisor hablando muy sonrientes sobre sus planes, en un ambiente festivo en el que los chistes (pésimos), la música y el baile están a la orden del día? Para ellos el fracaso no existe. Sus gestiones son insuperablemente positivas y la única razón por la que los resultados no son aun más espectaculares es la sempiterna acción de perversos enemigos. Todas sus ideas son presentadas con denominaciones pomposas que indiquen con perfecta claridad la virtud que las recubre, incluso si son repeticiones de medidas que no cumplieron ni una sola de las expectativas planteadas al momento de su implementación original.

Es así como pasamos del “bolívar fuerte” al “bolívar soberano”. Adjetivos recargados de bondades sirven de apellido a una moneda que va para medio siglo sufriendo la alta inflación crónica y la devaluación, proceso que se ha acelerado a un paso infernal en las últimas dos décadas. La cosa es en verdad anonadante: dos reconversiones monetarias en apenas diez años. Más allá de la extrema gravedad que esto supone en cuanto al deterioro de la economía, lo que desosiega es la forma en que tanto ayer como hoy quitarle tres ceros a la moneda es descrito por el Gobierno como una panacea, cuando en realidad es un artificio que provocaría la mofa por los magos de la antigua Persia, un truco de prestidigitación que haría sonrojar a David Blaine y un acto de escapismo con respecto a la inflación que avergonzaría a Houdini.

Hagamos memoria, como se acostumbra en este espacio. En 2007, un Chávez que se sentía imbatible y capaz de todo, tras conseguir cómodamente la reelección, decidido a dar su propio “gran salto adelante” hacia el socialismo real, anunció que mil bolívares serían un bolívar muy pronto.  A pesar de la alerta de los economistas del país sobre el carácter puramente cosmético de la medida mientras no fuera acompañada de muchas otras políticas fiscales, monetarias y cambiarias, desde Miraflores y el Banco Central se insistió en que gracias a ella los problemas de nuestro medio de pago terminarían. El nuevo cono monetario hizo su aparición a principios de 2008.

Las semillas para el desastre ya estaban sembradas: controles de precios y de cambio, opacidad en el manejo de fondos públicos, gastos desbordados en proyectos de populismo nacional e internacional desbordado, financiamiento de dichos gastos cortesía de la oficina en Carmelitas (aquel “millardito”). Pero para los revolucionarios, nada de eso importaba y si algún pequeño mal había, de eso se encargaría la reconversión. En vez de discutir con seriedad sobre los oscuros pronósticos por venir, desde el poder solo se escuchaban elogios a la belleza de los nuevos billetes y hasta bromas sobre cómo la moneda del “imperio” una vez más podía expresarse en bolívares con un solo dígito. Una animación propagandística mostraba a “Mediomalo”, encarnación monstruosa de las televisoras de línea editorial crítica (hoy desaparecidas por la censura), advirtiendo sobre la inflación, la devaluación, la escasez, la fuga de inversiones y el hambre que llegarían. En cambio, un joven vestido con el tricolor nacional argumentaba que la reconversión facilitaría el uso del efectivo, fortalecería la moneda y fomentaría el crecimiento económico. Ahora todo el mundo sabe cuál de los dos personajes caricaturescos tuvo razón.

Tan segura estaba la cúpula sobre su pronóstico de prosperidad y estabilidad, que las autoridades monetarias llegaron fanfarronear que tendrían que pasar al menos 20 años para que fuera necesario emitir un billete de Bs 200. Pues bien, tan “fuerte” resultó ser el nuevo bolívar que en menos de la mitad de aquel lapso fue lanzada una pieza de 100.000. Se ordenó diseñar tal papel, se imprimió e, incluso, se le agregaron elementos de seguridad adicional, todo lo cual cuesta, a pesar de que no tiene ningún sentido falsificar una moneda que se devalúa a paso hiperinflacionario y de que en tales contextos lo normal es reducir la calidad de los billetes para no desperdiciar fondos que servirían para atender otros aspectos de la maltrecha economía. En fin, todo esto se hizo solo para que en poco tiempo a aquellas piezas les saliera un reemplazo. En vez de cumplirse la profecía, a 10 de los 20 años previstos hubo otra reconversión.

Todos los factores que contribuyen al aumento espeluznante de los precios y a la pulverización de la moneda se mantuvieron luego de 2008, siguen presentes hoy y no hay ninguna señal de que próximamente desaparecerán. El Gobierno siguió empeñado en financiar sus gastos abultados con bolívares sin respaldo mientras la producción nacional se hundió a niveles terroríficos. Nada de eso ha cambiado. En la actualidad, la base monetaria (dinero generado por el Estado) crece de forma demencial. Muchos más bolívares persiguen cada vez menos bienes y servicios. Ley de oferta y demanda que la izquierda trasnochada se niega a entender. Tal emisión descarriada se ve estimulada (mas no justificada) por el desplome en la recaudación fiscal real. Ayer dijo el economista Francisco Ibarra que el total recolectado por el Seniat en febrero pasado apenas ascendió a 183 millones de dólares al tipo de cambio par, mientras que en ese mismo mes de 1998 fueron 504 millones. No conforme con esto, se dio una prórroga de dos meses para el pago del ISLR. Por hiperinflación, los bolívares recolectados hasta la próxima semana valdrán mucho menos para finales de mayo (Efecto Olivera-Tanzi). Es un pandemónium fiscal.

Volviendo a la década pasada, conviene igualmente recordar que se estableció un lapso de nueve meses entre el decreto de reconversión y el inicio de la circulación de los nuevos billetes. Ahora, con muchísimas menos divisas para importar las piezas, se ordenó apenas un período de tres meses. Aún la gente tiene fresco el recuerdo de los retrasos en la llegada del cono monetario de 2016. Pero excusas siempre habrá: “bloqueo financiero”, “sabotaje en el traslado aéreo del papel moneda”, etc.

Sin un plan de estabilización macroeconómica efectivo, esta reconversión monetaria será otra vez puro maquillaje. La hiperinflación seguirá y economistas ya hacen apuestas sobre cuánto valor habrán perdido los billetes que Maduro mostró ayer para el momento en que los tengamos en nuestras manos, y también sobre cuánto tiempo pasará para que se vuelvan inútiles. La explicación oficial para cuando llegue ese momento pudiera ya estarse preparando. ¿La darán a ritmo de harpa, cuatro y maracas?

 

@AAAD25

Gobierno anuncia reconversión monetaria y presenta el nuevo cono monetario
Nicolás Maduro anunció este jueves que a partir del 4 de junio el país entre en una nueva reconvención monetaria por lo que se desmonetizan los billetes que conforman el actual cono monetario para darle paso a uno nuevo.
“He decidido reducir tres ceros de la moneda y sacar de circulación el actual cono monetario y poner en circulación un nuevo cono monetario con tres ceros para garantizarle al pueblo de Venezuela sus actividades monetarias”, dijo en transmisión por VTV.
“Vamos a la reconversión monetaria y va a salir bien, ya voy a mostrar los nuevos billetes, pero la solución profunda es ir a un pago 100% por vía de las cuentas digitales, que uno pueda comprar todo en la calle digitalmente”, afirmó.

 

 

Sobre el nuevo cono monetario

En el nuevo cono monetario habrá 2 monedas y 8 billetes. Además de las denominaciones ya conocidas, se agregaron las de 200 y 500. Pasará de ser Bolívar Fuerte a Bolívar Soberano.

Estos nuevo cono monetario suplantaría al anunciado apenas en enero de 2017.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los Runrunes de Bocaranda de hoy 09.02.2017: BAJO: Circulando libremente
BAJO
EL MARRÓN:

Nicolás Maduro hace ya dos meses, el 11 de diciembre pasado: «…Queda sin efecto el billete de 100 bolívares. A partir de las 72 horas las personas podrán depositar o hacer los canjes en las entidades bancarias en un período de 10 días…Calculamos que más de 300 mil millones están en poder de mafias internacionales dirigidas desde Colombia y Brasil… Se deben cerrar inmediatamente todas las posibilidades terrestres, aéreas y marítimas, para que no regresen esos billetes que las mafias internacionales se llevaron, entonces que se queden con su estafa… pido la máxima pena a todos los responsables que surjan de las investigación…”.  Pasado mañana se cumplen dos meses de tan enérgicas como inútiles palabras. Ninguna mafia derrotada. Ningún militar preso. Todos los billetes de 100 circulando libremente. Hace solo 96 horas aparecieron decenas de bultos llenos con esos billetes en Moscú. Muy lejos de los países “inamistosos”. En la tierra del “camarada Putin”. Hay rusos presos pero aquí ni chistar. Algún día conoceremos como fue el guiso, quiénes se volvieron a enriquecer a punta de la angustia de los más humildes y pobres. ¡Así, así es que se gobierna!. Por cierto, para no enfadar al expresidente del BCV tras colocarlo como el “pagap…” del ardid lo nombrarán asesor mayor del BCV para que se jubile contento. La robolución de 19 años si paga…

TIBI:

Dijo en el directorio que cumplirá con el cronograma electoral y que el TSJ validará a la Asamblea Nacional tras aceptar desincorporación de diputados por Amazonas y convocar nueva elección. ¿Han movido piezas en el registro local?. Dijo a Nico que había “unanimidad” en el directorio para la validación de los partidos y que tanto el PSUV como la MUD están totalmente legales. Saben que varios partidos afectos al régimen de oprobio y a la oposición dividida quieren protestar la decisión en la calle. Las palabras de Juan Barreto apuntan por el lado rojo. No atacarán a Maduro sino al CNE…

 

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El cuento de nunca acabar de los billetes de 100

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La salida de circulación de los billetes de 100 y sus prórrogas han generado situaciones dignas de un cuento. La trama iría cambiando con cada episodio, habrá eventos de violencia y más de un anuncio sorpresa. Tendría tres personajes principales: el billete de 100, el presidente Nicolás Maduro y los venezolanos. Por ello, en Runrun.es armamos los hechos y te presentamos la historia de la (casi) muerte del mayor de la familia Bolívar Fuerte.

Capítulo I: El adiós

Una cálida tarde del domingo 11 de diciembre de 2015 y durante su programa dominical, En Contacto con Maduro, el presidente hizo un anuncio que sorprendió a todo el país. “En el marco de guerra económica y por el decreto de emergencia económica”, el mandatario sacaba de circulación, y con apenas 9 años, al mayor de la familia Bolívar Fuerte: el billete de 100. ¿La razón? frenar la extracción de estos billetes que son llevados por mafias del contrabando a ciudades fronterizas de Colombia”, aseguró.

Por decisión de Nicolás Maduro, a los de 100 solo le quedaban 3 días de vida, para cambiarlos, y luego los venezolanos, con los restos de este difunto, tendrían otros 10 días para entregarlos en el Banco Central de Venezuela (BCV).

 

Capítulo II: A correr

Al día siguiente, en las ciudades y pueblos venezolanos, ya no solo estaban las colas en supermercados, abastos o panaderías. Se instalaban unas nuevas e igual de largas: las colas en las puertas de los bancos. A las bolsas de supermercados se le unieron cualquier tipo de bolsos y maletines, llenos de los billetes sentenciados a ser cambiados.

Llegó la fecha límite, viernes 16 de diciembre. Empezaron las filas pero en dos puntos mucho más específicos: la sede del BCV en Maracaibo, estado Zulia; y en su sede principal, ubicada en la esquina de las Carmelitas del centro de Caracas. Los ciudadanos acudieron desde tempranas horas y eran resguardados por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). Habían 30 taquillas dedicadas a dar un voucher con el monto recibido como promesa de canje por dinero válido. En el interior del país, quien no pudo hacer el entierro (cambio) en un cementerio (banco) público o privado, se quedaría con su difunto de recuerdo.

 

Capítulo III: Una feliz navidad

Fuera de la capital, si bien la gente no se desgastaba esperando una detrás de la otra para canjear billetes, tenían que enfrentar un pasaje de autobús, una carrera de taxi o cualquier antojo en un kiosko sin nada de efectivo. Esto produjo que en varios estados del país se desencadenaran protestas y robos a instituciones bancarias. En Ciudad Bolívar se llegó a dictar toque de queda, mientras que en los pueblos mineros de Bolívar y zonas fronterizas de Táchira se registraron más de 50 saqueos.

La tensión se sentía y los venezolanos seguían sin conseguir dinero en los cajeros, cuando el sábado 17 de diciembre, al caer la tarde, el presidente Nicolás Maduro se volvió a encadenar. En esta oportunidad, era para hablar de los logros del año que terminaba y “dar importantes anuncios”. “Este golpe ha sido altamente exitoso, es impresionante”, empezó el mandatario hablando del difunto y su decisión de terminar de liquidarlo. “En tres días pasamos de tener el 5% de billetes de 100 bolívares en el país, a más del 70%, por el acaparamiento de las mafias”. Entre estas afirmaciones y más logros, anunció: he decidido prorrogar la validez de los billetes de 100 bolívares hasta el 2 de enero del 2017, por decreto de emergencia especial”. Se prolongaba por más de 15 días la agonía. “Ahora sí hay billetes para el pueblo”.

Capítulo IV: Por segunda vez

Ya había nacido el niño Jesús, el mundo se estaba preparando para un nuevo año y el billete de 100 seguía más vivo de lo que se esperaba para la fecha. Volvía a ser dispensado por los cajeros y era aceptado en los comercios.

La tarde del jueves 29 de diciembre, el presidente y sus ministros decidieron reunirse en Miraflores para reflexionar sobre el 2016, hacer algunas críticas e incluso corregir ciertas medidas. Los medios oficiales cubrían con atención la reunión. Maduro estaba comentando algo sobre Maiquetía, cuando de la nada dijo: “he decidido extender la validez del billete de Bs 100 hasta el 20 de enero por decreto presidencial (…) ahora tenemos casi el 62% de los billetes de Bs 100 (…)”. Otras sorpresa más. El más grande de los Bolívar Fuerte consigue llegar al 2017. “El país está buchón y no hay apuro. Los tengo derrotados”, soltó un sonriente Maduro.

Capítulo V: A la espera

El 2017 arrancaba y los venezolanos ya tenían la sospecha de que el billete de 100 estaba agarrando más fuerza de lo que aparentaba. El lunes 9 de enero la mayoría del país arrancaba. Incluso el Poder Ejecutivo. Comienza una alocución. El presidente menciona el billete. Pareciera una nueva prolongación del sufrimiento. Sin embargo, en un arranque de honestidad, Maduro admite “en el momento en que decidí dar 72 horas como medida radical para el reingreso de los billetes de 100 bolívares no teníamos piezas ni para un día de funcionamiento. Había 18 millones de billetes de 100 y debíamos pagar 120.000 pensiones y teníamos para pagar 600”. ¿Qué ocurrió con las mafias? ¿Haber dejado algunos días fuera de circulación el billete tuvo tanto éxito? ¿Significa esto que el mayor del Bolívar Fuerte seguirá entre nosotros después del 20 de enero?.

Ya corrían rumores dentro de la misma familia oficial (el gobierno) sobre una tercera resurrección del billete de 100, por lo menos hasta febrero, pues esperaban que dure hasta el nacimiento de nuevos miembros de los Bolívar Fuerte: el billete de 500, 1.000, 2.000, 5.000 y 20.000.

 

CONTINUARÁ …

El retiro de los billetes de 100, por José Toro Hardy

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Con asombro hemos visto la medida de retirar de la circulación en un plazo de 72 horas (Gaceta Oficial 6.275 del 11-12-2016, Decreto 2.589) los  billetes de 100 que circulan en nuestra economía. Con aún mayor asombro escuchamos las explicaciones dadas por altos personeros del régimen que hablan de una conspiración del Departamento del Tesoro de los EEUU con el objeto de privar de estos billetes al país hasta que salga el régimen. Más aún, nos cuentan de galpones enteros en Suiza, en la República Checa y en otros países repletos de billetes de 100.
¡Válgame Dios! ¡Que sarta de estupideces! ¡Qué complejo de superioridad¡ Es que esta gente acaso no entiende que ni siquiera los venezolanos queremos esa moneda que con tanto afán ellos han destruido. A la hora de ahorrar, nuestros compatriotas prefieren refugiarse en el dólar.
Tratemos de entender lo que pasa. Cabe mencionar dos antecedentes que constituyen el pecado original de la debacle monetaria que enfrentamos. Veamos:
El primer pecado original lo comete el presidente Chávez cuando haciendo gala de gran voracidad fiscal decide exigirle al Banco Central de Venezuela que le entregue «un millardito» de las reservas internacionales para la agricultura. A partir de allí rodó por el suelo la autonomía del BCV y en los siguientes años progresivamente perdió su función de garante del valor de la moneda para transformarse de Banco Central en Imprenta Central, cuya función principal era la financiar el déficit fiscal y el déficit en el flujo de caja de PDVSA mediante la emisión de dinero inorgánico.
Del segundo pecado original también fue responsable Chávez cuando decide quitarle tres ceros a nuestro signo monetario para crear lo que él, en su ignorancia, denominó el «bolívar fuerte». Hasta la saciedad se le advirtió que ese bolívar fuerte nacía débil si no se tomaban medidas inmediatas para combatir el déficit fiscal.
Pues bien, hoy en día está pasando lo que todos los economistas sabíamos que iba a pasar.  Entre 2008 y diciembre del 2015 la inflación acumulada fue de 2.258%. Suponiendo que la inflación del 2016 alcance a 400% (que será mucho más), se necesitarían Bs 10.000 de hoy para comprar lo que en el 2008 se podía adquirir con un billete de Bs 100.
¿Quién es responsable de esta descomunal inflación?
El culpable es el gobierno. Y dentro del gobierno los dos principales responsables son el BCV y PDVSA, que actuando de manera agavillada, son los mayores culpables de lanzar una incontenible cantidad de «bolívares falsos» (digo falsos porque no tienen respaldo) al torrente monetario. En efecto, para que PDVSA pueda seguir operando, el BCV tiene que emitir ingentes cantidades de esos ‘bolívares falsos» para cubrir el fenomenal déficit en el flujo de caja de la petrolera. Al revisar los informes del Banco Central,  -«agregados monetarios (base monetaria)»-  encontramos que el BCV le ha prestado auxilios financieros por un total de 3,6 billones de bolívares, equivalentes a la asombrosa cifra de 31 veces el monto de las reservas internacionales totales en poder del BCV.
Por supuesto, esos bolívares se incorporan a la liquidez monetaria e inevitablemente generan demanda de bienes y servicios en nuestra economía. Ahora bien, dada la inmensa escasez de todo tipo de bienes que existe en el país, al final del día esos bolívares se desvían hacia la compra de dólares en el mercado paralelo y son responsables de la brutal devaluación que ha experimentado el bolívar en ese mercado.
Entre el 15 de junio y el 16 de setiembre del 2016 los auxilios financieros del BCV a PDVSA aumentaron en un 90%.  He ahí la causa de lo que en las últimas semanas ha ocurrido con el paralelo. Nada tiene que ver Dolar Today. Esta página no es más que un termómetro. Podría argumentarse que no está bien calibrado y muestra más fiebre de la debida, pero en ningún caso  el termómetro puede ser responsable de la fiebre.
En todo caso, una parte de esa liquidez excedentaria está representada en la inmensa cantidad de bolívares impresos por el BCV. Los billetes de 100 equivalen al 77% del efectivo en poder del público y al 6% de la liquidez monetaria (M2).
Para noviembre de 2016, 12.852 millones de piezas de billetes estaban en circulación en Venezuela. De ellas el 48%, o sea, 6.111 millones de piezas correspondían a billetes de 100. Es evidente que el canje de esos billetes no puede realizarse en 72 horas.
Quizá lo que pretende el régimen es disminuir el circulante excedentario al eliminar parte de los «billetes falsos» (sin respaldo) impresos por el BCV, al ordenar la desmonetización de aquellos que no hayan sido canjeados en tan perentorio lapso.
Un gran número de personas, en particular aquellos que no tengan cuentas bancarias, perderán enormes sumas. Al desconocer dichos billetes el BCV se quita una inmensa obligación de encima. Es casi como robar juguetes.

@josetorohardy

petoha@gmail.com

 

Al “bolívar fuerte” lo mataron, por Henrique Capriles Radonski

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Para que una economía tenga un rumbo sano, debe haber un equilibrio en las cuentas, es decir, la balanza de pagos y la productividad deben tener un peso proporcional.

Eso no pasa en nuestra Venezuela, porque a pesar de la mayor bonanza de toda nuestra historia, proveniente del volumen de ingresos procedentes del petróleo, el gobierno se convirtió en un perfecto fracaso improductivo e ineficiente.

Los enchufados pensaron que la borrachera de precios altos del petróleo iba a ser eterna y nunca llegaría la resaca, pero la insuficiencia de ingresos petroleros ha hecho que el esquema importador sea insostenible y que mermara a niveles críticos, minado a la corrupción nunca antes vista en nuestro país.

El panorama no es alentador, cada vez se hace más urgente un cambio de modelo, ya que estamos frente a una mezcla completamente volátil, que es el caldo de cultivo para una explosión social, porque el sector productivo está deprimido, la economía en franca recesión y la principal industria del país está debilitada y es incapaz de sostener por más tiempo el peso que le han hecho cargar.

Estamos acostumbrados que en momentos de apremio el gobierno intente reinventarse ante la opinión pública, como recordamos la tesis de la reconversión monetaria que nos vendieron en 2007 para disfrazar una inflación que empezaba a proyectarse, como una solución para facilitar las transacciones monetarias, para simplificar los cálculos y los registros contables.

En 2008 entró en vigencia el actual cono monetario, que se basaba en la teoría de que nuestra moneda se hacía fuerte, quitándole tres ceros. Sin embargo, con el paso de pocos años el bolívar fuerte llegó a su fin, se murió. El “bolívar fuerte” no duró ni una década. No fue capaz de resistir la incontrolable y galopante inflación a la que nos condujo la mal llamada revolución y acentuó el gobierno de Nicolás Maduro y su combo.

Con la puesta en marcha del nuevo cono monetario que entrará en vigencia el próximo 15 de diciembre, quedó al descubierto la gigantesca inflación que el Banco Central de Venezuela se empeñó en esconder por años, pero como la  mentira tiene patas cortas y no se puede ocultar el sol con un dedo, la verdad salió a flote.

Según especialistas, la actualización del cono refleja una inflación implícita de 17.011%, en promedio, en los últimos 8 años. El  billete de 100 bolívares, que se convertirá en moneda muy pronto, perdió 99% de su valor desde el momento de su salida al mercado en enero de 2008, es decir, con el pasar de los años, el poder de compra de nuestra moneda se perdió tras un tsunami de políticas económicas erradas que no atacaron las causas de la inflación, sino sus consecuencias, sin resultados favorables.

Los nuevos billetes que entrarán en circulación tienen los mismos diseños que se estrenaron en 2008, con la diferencia de que el de 2 bolívares ahora será de 500, el de 5 representará 1000 bolívares, el de 10 pasa a 2000 bolívares, el de 20 a 5000 bolívares, el de 50 representa 10.000 bolívares y el de 100 pasa a 20.000 bolívares. Serán los mismos billetes de 2008, pero valdrán mil veces menos.

Uno de los costos asociados a los procesos inflacionarios es aquel conocido como “costo suela de zapato”, que se origina por acudir constantemente a las instituciones financieras a retirar efectivo. Es decir, en la medida en que el billete de más alta denominación compra menos bienes, la demanda por éste se incrementa para cumplir con las transacciones deseadas.

¿Qué pasó con nuestro bolívar, qué hizo el gobierno con nuestra moneda nacional? Simplemente la destruyó. Ese nuevo billete de 20.000 bolívares, si le colocamos los tres ceros como antes de la reconversión, sería de 20 millones de bolívares.

El nuevo billete de mayor denominación alcanzará para comprarle a un vendedor informal un kilo de arroz, uno de harina de maíz y uno de azúcar, uno de pasta y medio kilo de café.

Mientras que la moneda de mayor denominación, que será de 100 bolívares, solo servirá para pagar un pasaje en transporte urbano, dos tickets multiabonos del Metro de Caracas y un par de caramelos de leche.

El salario mínimo incluyendo el bono de alimentación se podrá pagar a partir del 15 de diciembre, con cinco billeticos de 20.000 bolívares y 8 monedas de 100 bolívares.

El nuevo cono monetario solo simplificará las transacciones de compra y venta en efectivo, pero no resolverá la crisis inflacionaria en el país. El billete de más alta denominación, el de 20.000 bolívares también desaparecerá, si no se hace nada para controlar la inflación.

El gobierno perdió la ruta de la disciplina fiscal y adoptó políticas económicas equivocadas, como la sobrevaluación y los posteriores ajustes del tipo de cambio y la aparición de la liquidez monetaria, que se tradujeron en una altísima inflación, que podría llegar según algunos especialistas al más de 700% a final de este año.

Debemos entender que el índice de la inflación puede convertirse en el impuesto más barato para los gobernantes o en el más costoso para el pueblo como pasa en Venezuela. En nuestra amada tierra, Nicolás Maduro y su combo  financia su permanencia en el poder con cargo a los ciudadanos, con más y más inflación.

La inmensa mayoría de nuestro pueblo ha perdido sus ahorros, ingresos e inversiones y se encuentra ante la imposibilidad de planificar un futuro sostenible. Ante esto, el gobierno no habla de cómo controlará la inflación, solo presentaron los nuevos billetes, pero no hablaron de soluciones.

No es posible hablar de inflación como una consecuencia que tiene asidero en ataques especulativos, incrementos de costos y aumentos de demandas. Hay que tener responsabilidad y entender que la inflación no es otra cosa que el deterioro del poder adquisitivo del dinero y que en Venezuela ha sido una política continuada.

En este momento, estamos llamados a no ser pasivos ni simples espectadores. Tenemos que seguir luchando juntos para lograr el cambio político que rescate el valor de nuestra moneda y restablezca el poder adquisitivo del pueblo. Este lamentablemente ha sido el tiempo que nos ha tocado vivir y nos toca seguir luchando para tener el tiempo que merecemos vivir, un tiempo de progreso ¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela!

 

@hcapriles