¿Qué dicen las encuestas del 26S? - Runrun
Redacción Runrun.es Sep 17, 2010 | Actualizado hace 14 años

Hoy es el último día en el que se permite por ley divulgar encuestas en los medios de comunicación. Por ello en esta oportunidad he dedicado este espacio para comentar qué están reflejando los principales sondeos de cara al próximo domingo 26 de septiembre. Cómo se los anticipé, las encuestas han circulado mucho en los últimos días y cada bando político se atribuye la victoria. En cada campaña electoral, las encuestas dan para todo. Intentaré en las próximas líneas realizar un análisis lo más desprejuiciado posible de esas encuestas a las que he tenido acceso.

Revisaremos acá por razones de espacio sólo sondeos nacionales, sobre los cuales seguramente usted ha leído bastante. He sostenido que las encuestas nacionales hay que leerlas con mucha cautela y que nos dirán poco sobre cómo podría quedar el balance final en términos de escaños. Esto sigue siendo así. Sin embargo, estos sondeos globales sí nos pueden decir qué ocurriría a nivel del Parlamento Latinoamericano (única elección verdaderamente nacional este 26S) y podría arrojar luces sobre el balance de fuerzas entre el chavismo, la oposición y el PPT. Dado que el debate sobre quién será mayoría toma cada vez más importancia en los días finales, me parece oportuno que hagamos un examen de estos estudios de opinión, claro está, tomando en consideración que la gran mayoría de estas encuestas son de cobertura nacional urbana.

Los Sondeos

Comencemos por los estudios de Hinterlaces. La última encuesta de Hinterlaces en su tracking parlamentario con fecha de cierre 14 de septiembre, señala que la Oposición goza de un 34% de las preferencias electorales, mientras el chavismo tiene 32% y el PPT un 4%. Esto es, un empate técnico. No obstante, la misma empresa para el 29 de agosto aseguraba que la Oposición tenía 41% y el oficialismo 37%. Así que ambas fuerzas pierden caudal (7% y 5% respectivamente) y todos esos votos se desplazan hacia los indecisos. La pregunta lógica acá es: ¿todos esos indecisos votarán? La experiencia sugiere que no todos.

La firma Varianzas, también publicó un sondeo de fecha muy reciente: 16 de septiembre. En su informe, reportan que el oficialismo nacionalmente concentra el 48% de los votos (4 puntos porcentuales más que en su último corte de mayo), mientras que la oposición dispone del 47% (el mismo número que en mayo). Otro empate técnico. Varianzas afirma en ese mismo trabajo que “el número de diputados para la oposición se redujo de acuerdo al pronóstico de mayo, ya que la tendencia de votos se frenó en septiembre y el chavismo aumentó 4 puntos. A su vez la construcción de los circuitos favorece a la tendencia oficialista”. Ya abordaremos el tema de los circuitos, pero por lo pronto un comentario importante: esta encuesta –como bien señala el periodista Carlos Subero– tiene un fuerte sesgo urbano y ya sabemos qué significa eso en términos políticos: tiende a sobre representar a la oposición.

La encuestadora Datanalisis también ha hecho un tracking nacional en su encuesta Ómnibus que creo es importante detallar, porque muestra cómo se han movido las tendencias, aspecto clave a la hora de considerar qué es lo que puede ocurrir en una elección. La firma consultora destacó que durante todo el comienzo del año 2010 la oposición se mantuvo en un proceso de franco crecimiento. Para febrero tenía un 24,1%, en abril escaló a 26,7% y en mayo se ubicaba en 31,3% (por su parte el oficialismo escaló de 20,8% a 29%). En su penúltimo estudio (que cerró el 19 de julio), la oposición arribó a 35,8%, mientras que el voto por candidatos del oficialismo disminuyó notablemente a un 22,5%.

¿Qué dice su último estudio al 30 de agosto? Que los candidatos del chavismo obtienen 27,2% (subiendo 5 puntos) y los candidatos de la oposición descienden a 24,9% (una caída de 11 puntos). ¿Adónde se van todos esos votos que pierde la oposición? Pues a aquellos que afirman que “es muy temprano para pensar en eso”, dicho otro modo, a los indecisos. En el escenario de voto polarizado Datanalisis destaca que el oficialismo obtiene el 52% de los votos, mientras que la oposición el 48%, margen que debo decir, está por encima del error muestral.

Consultores 21 por su parte al 4 de junio indicaba que entre electores probables en un escenario polarizado, los candidatos de la Unidad de la Oposición obtenían el 52% de los votos, contra un 42% del PSUV. En su último estudio de septiembre –no divulgado a los medios de comunicación– entre electores probables reveló lo mismo que los estudios de Datanalisis: la oposición disminuye su caudal electoral y el chavismo lo aumenta. Ahora quien gana es el gobierno por un margen pequeño.

También hay un par de estudios de julio y septiembre de una firma encuestadora muy prestigiosa, que por razones de estricta confidencialidad me veo imposibilitado divulgar, pero cuyos resultados más o menos replican lo que ya he resumido sobre Datanalisis y Consultores 21.

Sobre el último estudio del GIS XXI –encuestadora evidentemente asociada al chavismo- el dato de su último estudio es prácticamente idéntico al de Datanalisis: le otorga a los candidatos del chavismo un porcentaje de votación cercano al 52%. Vale decir que todas las demás proyecciones que hace Jesse Chacón sobre este estudio a nivel de escaños, no tiene nada que ver con encuestas, sino con proyecciones históricas de resultados electorales.

Los últimos estudios nacionales del IVAD –tampoco divulgados masivamente– reflejan que hay una distancia todavía favorable al oficialismo en términos de votación nacional: entre 5 y 6 puntos. Destaco nuevamente que el Instituto Venezolano de Análisis de Datos es una de las empresas cuyos estudios representan casi la totalidad del país en sus muestreos y por lo tanto, presentan una información muy certera de lo que está ocurriendo actualmente en términos de tendencias.

En resumen, los estudios nacionales nos dicen hasta los momentos que habrá unos resultados parejos, pero cuya primera opción en términos de votos la tiene el oficialismo. Cada vez que miro a estas encuestas estoy pensando en un resultado nacional muy similar al de noviembre de 2008 en el que hubo no más de 6 puntos a favor del chavismo. Insisto en el tema de la cobertura de estos sondeos: muchos de ellos tienden a potenciar un poco más de lo debido a la fuerza opositora y eso es clave tomarlo en consideración en los resultados finales.

¿Y los circuitos?

Acá la información ha sido muy restringida pero diversas empresas se han dedicado a estudiarlos, aunque vale decir, en algunas casos no hay información sino sólo históricos electorales. Aprovecho nuevamente la oportunidad para mencionar que los resultados acá estarán fuertemente condicionados por tres determinantes ya comentadas por mí en otros espacios: 1) el desequilibrio entre las zonas rurales y las zonas urbanas, en beneficio de las primeras y el chavismo 2) la modificación realizada a comienzos de año en circunscripciones en 6 estados del país, fundamentalmente en zonas urbanas en detrimento del voto opositor y 3) El uso de un sistema electoral “cuasi mayoritario” en vez de la proporcionalidad histórica a la que estábamos acostumbrados, que sobre representa a la primera minoría electoral.

El principal estudio que conozco elaborado sobre circuitos lo está desarrollando el IVAD y hasta finales del mes pasado, por las tres determinantes que acabo de referir, había una ventaja importante del oficialismo que lo colocaba al borde de los 110 escaños, acariciando de ese modo la mayoría calificada.

¿Esto puede cambiar? Pues de eso se tratan las elecciones, de cambiar y persuadir. Por ejemplo, he visto como unos circuitos en Anzoátegui –especialmente los que recogen las poblaciones del sur y el oeste en las que hay un gran componente rural– se han movido y se han estrechando las diferencias.

Una gran pregunta que me queda después de ver toda esa información circuital es saber si al final del día ocurrirá en algunos circuitos binominales o trinominales (ubicados en varios estados como Anzoátegui, Aragua, Barinas, Miranda, Distrito Capital, Lara o Bolívar), el fenómeno del “voto cruzado”. Si los electores cruzan su voto, candidatos como Yvan Olivares, Richard Mardo, Julio Borges, Jesús Paraqueima, Antonio Rojas Suárez y otros más de la oposición tendrían un gran chance de convertirse en diputados y mejorar los números globales. Si por el contrario lo que se impone es el tradicional “tubo”, casi siempre esa tendencia favorecerá al oficialismo en la confrontación entre bloques políticos. Cómo no podré escribir más acá al respecto sobre el devenir de los circuitos, lo que ofrezco es informar sobre algún cambio en las tendencias por mi cuenta de Twitter @gedgard en la que con gusto responderé a todas las inquietudes.

El desenlace

Sobre los escenarios que planteé el pasado miércoles y que han generado polémica, toda la información que hasta ahora he planteado me sigue sugiriendo que estamos más cerca del número 1 que de cualquier otro, pero la gran pregunta que me hago es si el gobierno podrá hacerse de la mayoría calificada que tanto busca, o si la oposición podría quebrarla. Aún restan 7 días para el proceso e historias que contar.

Digo esto último porque aún falta algo demasiado importante, que por cierto las encuestas no recogen: el día mismo de la elección. Allí entran a jugar aspectos que pueden alterar los resultados finales. En particular un factor tremendamente importante es la capacidad de movilización de las fuerzas en pugna, otro es la propia motivación de los electores y también… la desmovilización de los mismos. Otro elemento clave es –ante resultados estrechos, y estoy seguro que habrá varios en diversos circuitos– la capacidad de defender esa voluntad expresada en las urnas. La presencia de testigos en mesa por parte de la Oposición es vital. Movilizar y defender entran en la ecuación

Si lo que ha leído acá no es de su agrado y usted quiere cambiar el curso de los acontecimientos, sólo tiene un camino: Vote y movilice a sus conocidos, exhórtelos a votar. Si quiere ir más allá, participe en la organización electoral, apoye en todo lo necesario porque ayuda nunca sobrará. Es la mejor  manera que conozco de cambiar la historia.