Elecciones universitarias: ¿despiertan o entumecen? - Runrun
Elecciones universitarias: ¿despiertan o entumecen?
En la proximidad de las elecciones universitarias, de gobierno y cogobierno, se vislumbran torcidas intenciones para eludir conflictos

 

@ajmonagas

El país presencia, amenazado y temeroso, el acontecimiento político-electoral que depara el abrumador tránsito del 2024. Este tipo de evento, que igual lo vive la política de gobierno toda vez que se fijó el mes de julio como momento para llevarse a cabo elecciones presidenciales, lo están atravesando algunas universidades. Especialmente aquellas que secundaron el ejemplo de la Universidad Central de Venezuela en junio de 2023, cuando luego de catorce años de atascamiento electoral procedió a realizar dicho proceso. Un problema que había conducido a la inmovilización de su dinámica administrativa universitaria.

Quizás, procediendo a destrabar la universidad autónoma mediante el proceso político-electoral que dictamina la Ley de Universidades, algunas de ellas deberán renovar sus cuadros académico-dirigenciales. Por consiguiente, podrán restituirse libertades y derechos atascados en el tiempo. Así, la universidad venezolana podrá continuar el cometido que la Ley de Universidades le delega cuando dictamina la obligación de “… realizar una función rectora en la educación, la cultura y la ciencia …”. La valiosa y necesaria misión la obliga a que la enseñanza universitaria se infunda a partir de “… un definido espíritu de democracia, justicia social y de solidaridad humana…”.

Afianzar la autonomía universitaria

Esta introducción busca reivindicar el carácter autonómico de las históricas universidades venezolanas, toda vez que, en la proximidad de sus elecciones de gobierno y cogobierno, se vislumbran torcidas intenciones para eludir conflictos. Porque, tal como se lee en El Quijote de Cervantes, “en todas partes se cuecen habas”.

El hecho es que se ha desfigurado el esfuerzo y anhelo de toda comunidad universitaria de respetar lo que prescribe la Constitución Nacional cuando exalta el hecho académico, laboral y organizacional de dedicarse a la búsqueda del conocimiento mediante la investigación, la docencia y la extensión en cuanto a su corresponsabilidad con la vida del país.

Narrativas que salpican

Sin embargo, alrededor de tan pertinentes objetivos, ruedan presunciones que desdicen de la teoría política. Es cuando se lanzan “análisis políticos”, desasistidos del rigor de la ciencia política. A este respecto, es prioritario entender que un “análisis político” es un estudio basado en el comportamiento de las variables más inmediatas o que mayormente provocan un problema o proceso observado. De esa forma, se llega a inferir el cómo y el por qué ocurren. Y para lo cual se necesitan instrumentos de medición que permiten prever el impacto de las variables en el curso de los hechos bajo revisión.

De manera que un “análisis político” se halla sujeto a variables que responden por el problema analizado. Específicamente, por su estructuración, por el impacto que las variables debidamente categorizadas, incitan y por las acciones emprendidas.

Por tanto, no cabe calificar de “análisis político”, a una presunción realizada al calor de un evento acalorado, impetuoso o exaltado por causas político-electorales que adquieren movilidad en cualquier ámbito de la vida.

Opiniones distorsionantes

En torno a las aludidas situaciones, se advierten opiniones que no atinan a enfocar las variables que sustentan ciertas conductas políticas. Y que, por la confusión propia de un análisis impropio, desfiguran razones. Ello ocurre a desdén de esclarecer situaciones políticas enmarañadas por el alto número de variables intervinientes. Además, sin ser debidamente identificadas. Por tanto, convierten dichas opiniones en una “mazamorra” mal preparada por la falta de los exactos ingredientes y de una correcta preparación.

De esos “análisis”, se infieren ciertas observaciones. En principio, es pertinente señalar que entre una elección universitaria y la elección presidencial no caben comparaciones exactas. Aun cuando ambas sean procesos político-electorales, que buscan seleccionar entre candidatos y propuestas políticas, hay razones que no permiten el correspondiente cotejo.

Por cuanto:

  1. El tamaño poblacional o universo de votantes, no es variable propiamente comparable.
  2. Igual problema ocurre con el marketing político de uno y otro proceso.
  3. Asimismo, sucede respecto de los mecanismos de escrutinio.
  4. Las movilizaciones de operadores políticos difieren en cuanto a los objetivos trazados a instancia de los intereses declarados.
  5. Los lapsos operativos de fases logísticas no tienen punto de comparación. 6). El proselitismo como canal para cautivar votos es en cada caso diferente respecto del modo de ser ejercido.

Primeras inferencias

A decir por lo que exponen los “análisis” publicados, vale disentir de lo expuesto pues acontece todo lo contrario. O sea, los problemas que confronta la universidad autónoma venezolana no constituyen variable alguna que tenga injerencia directa como componente de un “análisis político”. O que funja de elemento de juicio capaz de estructurar un “análisis político” tal como lo exhorta la teoría política.

Los problemas que enfrenta la universidad autónoma, entre las cinco que existen en Venezuela, justifican todo cambio o transformación. Debe saberse distinguir entre un revés que valga como justificación, y una variable sensible de un “análisis político” que descifre el embrollo de una situación en estudio.

La misma ofuscación se advierte cuando tales análisis hablan de insuficiencias económicas y desigualdades sociales como razones que se prestan para negar realidades impulsadas por el clamor colectivo. Además, equivocadamente, son consideradas como variables de un “análisis político”. En consecuencia, es aventurado asegurar que cualquier intento comicial en paralelo con la elección presidencial nacional está destinado a no darse en 2024.

Otras inferencias

Cualquier razón que pueda argumentarse en la misma dirección es una mera especulación montada que acude a alegatos unidimensionales estructurados en un solo recurso operativo y un único criterio de eficacia. Lejos de lo que exige el cálculo de la realidad. Asunto este sujeto a la casi imposible definición de la incertidumbre.

Sin duda, es de la mayor importancia la necesidad de desentrañar la naturaleza de divergencias que la rutina, en complicidad con el inmediatismo y la improvisación, ha ocasionado en la Universidad como punto de descomposición y conflicto. Más aun, cuando se ha demostrado que esta disfuncionalidad ha venido arraigándose en la brecha que se depara entre las realidades y el gobierno de instituciones importantes para el desarrollo de la nación, como en efecto son las universidades públicas.

Y es que dichas divergencias, más allá de las ideologías culpables de actitudes equivocadas en dirigentes que apoyan los distintos proyectos políticos de gobierno, generan una pesada ineficacia en la acción y un grueso déficit de credibilidad de la sociedad en sus dirigentes. Y que, en última instancia, se torna en grave amenaza al sistema de valores y a los compromisos que enfocan el futuro. Es ahí cuando vale preguntarse si acaso las elecciones despiertan o entumecen.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es