[ENTREVISTA] Ewald Scharfenberg: documentar la cleptocracia chavista - Runrun
[ENTREVISTA] Ewald Scharfenberg: documentar la cleptocracia chavista
El portal de periodismo de investigación ArmandoInfo acaba de recibir la mención especial del premio Moors Cabot, de la Universidad de Harvard. Su fundador, Ewald Scharfenberg, está contento por el premio y porque sus seguimientos informativos están contribuyendo a poner en evidencia la criminal corrupción del gobierno de Nicolás Maduro en el mundo

“La cleptocracia nunca se da en términos pacíficos, siempre tiene que matar y coaccionar”, afirma Ewald Scharfenberg, cabeza de ArmandoInfo, cuyos informes o reportajes, cargados de datos duros sobre las andanzas de Maduro, Cabello y compañía, resultan escandalosamente verídicos y, sin embargo, parecen caer en una blanda piscina de almas aletargadas.

ArmandoInfo, junto a El Pitazo, Runrunes, Efecto Cocuyo y otros medios digitales, constituyen el frente beligerante del periodismo que ha debido darse en Venezuela desde hace mucho tiempo y es ahora, en medio de la inabarcable desgracia del país, cuando lo viene a tener.

Está llamando la atención del mundo, al menos del mundo occidental. Notas de ArmandoInfo han servido, recientemente, para que Washington imponga nuevas sanciones o la Fiscalía colombiana impute al comerciante Alex Saab.

Exiliado en Bogotá tras una amenaza de encarcelamiento por las denuncias en torno a los Clap, Scharfenberg, de padre alemán y madre venezolana, define a su portal como site dedicado a documentar la creación y desarrollo de la corrupción chavista. Junto a tres colegas en el tren fundador y directivo —Joseph Poliszuk, Alfredo Meza y Roberto Deniz— le sigue el rastro a un Estado criminal. Hacen un periodismo de investigación factual, sin adjetivos, junto a 18 profesionales contando periodistas, diseñadores, administrativos, etc., en la sede central de Caracas. Los cuatro líderes no pueden estar allí pues las garras de la injusticia andan pendientes. Ni piden cuartel ni lo dan: Scharfenberg anuncia nuevos informes producto de filtraciones que se están procesando, y probablemente dos libros sobre sendos casos estrella: Odebrecht y Clap.

—Les ha ido bien, se mantienen operativamente. Pero desde afuera uno tiene la percepción de que es cuesta arriba vivir de eso, del periodismo de investigación.

—Es parte de la debilidad de estos nuevos medios. Hasta nuevo aviso, al menos, esto va a ser una lucha por levantar fondos. Como bien sabes, con la quiebra del modelo de negocios tradicional del periodismo se perdieron las dos principales fuentes de sustentación: la publicidad y la compra del ejemplar en circulación. Eso nos puso a inventar. En el caso nuestro, sobre todo hablo por Joseph y por mí, creo que sesenta por ciento de nuestro tiempo se va en búsqueda de financiamiento: contactar posibles donantes, a las ONG internacionales que soportan el periodismo independiente. Es la realidad que impone el nuevo esquema de funcionamiento de las empresas periodísticas. Al principio pensábamos vivir de las suscripciones, pero con la involución de la situación venezolana lo que haríamos, de seguir en eso, sería recolectar bolívares inútiles, que no financian nada. Eso nos ha obligado a cambiar.

Pero no es lo único que hemos tenido que cambiar de nuestro plan original. Al principio queríamos hacer una especie de cooperativa de periodistas, una empresa en la cual los profesionales se podrían ir incorporando como si se tratase de un bufete. Pusimos un sistema de pago para tener acceso a ciertos contenidos. Llegamos a unos 600 suscriptores y se registraron unos veinte mil usuarios durante una primera etapa. Pensábamos perseverar en eso hasta que el año pasado comenzamos a sufrir un bloqueo constante por parte del gobierno, básicamente una avalancha de peticiones buscando colapsar nuestro servidor. Luego, directamente una agresión, al parecer, desde la propia CANTV que nos hace perder nueve de cada diez personas que hacen click desde dentro de Venezuela.

CÓMO DEFENDERSE

Ha sido una lucha constante ante el acoso gubernamental. No es el único medio que ha sufrido esto, desde luego. Scharfenberg asegura que se trata de bloqueos constantes, al estilo cubano o chino. Decidieron que, ya que apenas uno de cada diez usuarios tiene acceso, abrirlo completo a los contenidos, y ahora la página es completamente libre. Por eso empezaron a apostar más por las donaciones voluntarias, con varias opciones. Y están los otros financistas, las ONG. ArmandoInfo publica cada cuatro meses un informe de transparencia que recoge logros de audiencia y da cuenta de los financistas.

—¿Cuál es el futuro, entonces, en esta perspectiva?

—De ahora en adelante, todos estos medios, al menos los pequeños llevados por periodistas, van a tener que estar todo el tiempo viendo cómo financiarse, haciendo un mix cada vez más renovado de las fuentes de financiamiento. Es parte de lo que nos toca en esta época.

—Esta trágica situación venezolana ha hecho que el periodismo tenga un repunte, a pesar de sus carencias tradicionales en el país, ¿no?

—Sí, Venezuela es ahora, digamos, un caso “sexy” de la Prensa internacional pues finalmente, después de casi veinte años, ha concitado la atención de la Academia, de los medios y también de los donantes internacionales, que notan los esfuerzos que están haciendo estos pequeños medios electrónicos. Aunque suene un poco cínico, es verdad, la crisis venezolana le ha dado cierta vitalidad al periodismo. Y, aunque te suene un poco darwinista, ha hecho que la nueva generación haya logrado templanza al calor de esas dificultades. Por supuesto no es algo general, sigue habiendo las mismas falencias y dificultades y taras que como sabes siempre ha tenido el periodismo en Venezuela. Pero sí te podría identificar a una treintena de periodistas que hoy en día están haciendo periodismo con estándares internacionales.

—¿Cómo funciona esta red de bases de datos y acceso a leaks de los que han podido extraer información que hasta ahora permanecía oculta?

—Somos el primer medio con una unidad interna de bases de datos y a partir de allí hemos hecho varios trabajos. Uno de ellos ganó un premio, hace dos años, de periodismo de investigación: cruzamos la data de diez años de la Gaceta Oficial venezolana con el registro nacional de contratistas que antes era público, luego el gobierno lo tumbó pero nosotros tuvimos la previsión de bajarlo. Lo cruzamos además con un libro que tiene todas las graduaciones de las diferentes cohortes militares. Ese trabajo nos permitió encontrar que más de 200 militares en activo eran contratistas del Estado. Sabes que por ley los militares tienen prohibido contratar con el Estado.

 

En Venezuela los registros no están informatizados, se ha tumbado información que antes estaba en línea pero, a la vez, este gobierno es amante de las bases de datos como medio de control social: saber qué personas están en cuál misión, quién ha votado por el PSUV alguna vez. Eso es una buena fuente y supongo yo que por la misma crisis del gobierno de Maduro algunas fuentes, que hasta ahora estaban cerradas, han empezado a soltar información. Eso nos ha puesto contentos porque hemos sentido que estamos preparados para recibirla y procesarla. Pronto tendremos temas como producto de algunas filtraciones que hemos recibido.

—¿Cómo ves, desde esta atalaya privilegiada, el caso Venezuela como centro de una red internacional de corrupción?

—Diría que a final de cuentas nuestra misión es documentar la evolución de un Estado que es una cleptocracia. Forma parte de los gobiernos que, más que ideológicos, son concertaciones de grupos del crimen organizado para usar los recursos del Estado en su favor. En ese grupo incluiría a Rusia, por ejemplo, muchos estados africanos e islas del Caribe dedicadas al off shore. Hemos ido entendiendo que este es nuestro trabajo, centrarnos en la cleptocracia venezolana. El dinero venezolano, que ahora no es tanto pero antes sí era mucho, contribuyó a corromper administraciones públicas e instituciones privadas en el exterior. Dicho de otra manera, queremos documentar cómo se han desarrollado las grandes fortunas del chavismo. Lo documentamos para que algún día la justicia pueda tomar acciones a partir de esos datos o bien quede como memoria histórica. Y, además, documentar las consecuencias de eso en términos de derechos Humanos, porque la cleptocracia nunca se da en términos pacíficos, siempre tiene que matar y coaccionar.

—¿Qué piensas del comportamiento de España respecto al flujo de capitales provenientes de la corrupción entre las dos orillas?

—En general es vergonzoso y se puede corroborar tanto en las administraciones del PP como del PSOE. España en primer lugar, y luego República Dominicana, son los dos grandes aliviaderos de las fortunas hechas de manera corrupta durante la revolución bolivariana. Y a veces es tan obvio que uno no puede sino preguntarse cómo es que las autoridades españolas no hacen nada frente a eso. Probablemente haya un tema allí de procesos judiciales que yo desconozco. Pero la Prensa española ha denunciado estos casos de propiedades mal habidas, y sin embargo las autoridades permanecen bastante inactivas.

 

-ArmandoInfo saca casos de miles de millones. ¿La gente ha perdido su capacidad de escandalizarse quizás? ¿Incluso los organismos internacionales la han perdido?

—En efecto, al menos en Venezuela estamos hablando de miles y miles de millones de dólares. Y son cosas que ocurren mientras la sociedad se iba hundiendo en esta espantosa tragedia. Sí, a veces uno se siente frustrado: uno dice, oye, mira, esta historia es sensacional y debería tener un efecto, y no lo tiene. Por supuesto, esto tiene que ver con la situación venezolana, como el control de los medios masivos por parte del gobierno y ese cierto carrusel de fake news que se producen a diario: si te escandalizaras por todo lo que aparece en Twitter todos los días, llegaría un momento en que te saturarías. Una vez hablaba con Ricardo Uceda, del Ipys [Instituto Prensa y Sociedad, una institución que nació en Perú durante el fujimorato]: él personalmente cubrió varias cosas terribles, de matanzas y actos de corrupción. Sentían los periodistas peruanos cierta frustración porque publicaban esas cosas y pensaban, bueno, esto sería suficiente para tumbar cualquier gobierno. Pero eso no sucedió hasta que aparecieron los famosos vladivideos. Pero entonces, comentaba Uceda, hay que pensar que quizás no hay una sola “bala de plata” que hace que esto suceda, sino que lo que uno puede esperar es el efecto acumulativo.

—¿Y ha habido feedback por parte de organismos financieros internacionales frente a lo publicado por ustedes?

—Eso ha sido un consuelo frente al silencio del público local. De hecho, la semana que nos anunciaron que nos habían dado el premio Moors Cabot fue la misma semana en que Estados Unidos impuso sanciones financieras a la pareja Saab-Pulido [protagonistas del comercio Clap] y la misma en que un tribunal de Florida les abrió un juicio por lavado de dinero en Miami. Esas dos cosas las sentimos casi como un trofeo, nos alegramos tanto como con el premio. Y en Colombia se abrió una investigación contra esa pareja. La Fiscalía imputó a Saab, incluso. En esos casos sabemos que nuestros datos les han sido útiles a las autoridades.

@sdelanuez