stefany hernández archivos - Runrun

stefany hernández

Stefany Hernández: acorazada contra los golpes

stefanyhernandez_200816

La medallista de bronce del BMX sufrió convulsiones este año tras una caída en Santiago del Estero, y perdió a una sobrinita recién nacida poco antes de los Juegos Olímpicos, pero siempre ha encontrado la reserva espiritual para seguir adelante

Eumar Esaá @eumaresaa

Una conseja entre madres advierte sobre las pequeñas catástrofes que se avecinan cuando los niños están en silencio. Departiendo en medio de una parrilla, Carmen Mendoza no escuchaba de la pequeña Stefany desde hacía rato, hasta que su compadre le señaló a lo alto del partidor de la pista de BMX. La niña de apenas cuatro años, que hacía apenas días había dejado las rueditas laterales de su bicicleta, se lanzó a toda carrera desde lo alto, antes de que su madre pudiera detenerla. Pero llegó perfectamente, sin novedad, a terreno plano. El pequeño torbellino de rizos flotantes y despeinados seguiría sobre dos ruedas, sorteando rectas, curvas y morritos, con la misma actitud de la niña atolondrada de aquel día, hasta convertirse en la primera medallista olímpica del ciclismo venezolano y la tercera criolla que sube al podio en Río 2016.

Stefany Hernández, de 25 años, ha visto de cerca el fin de su carrera en los últimos años, pero siempre consigue la reserva anímica para salir de los baches y tomar el vuelo al siguiente tramo del trazado. Hija de padres divorciados, creció marcada por esa separación, pero encontró en su amor por el deporte la alianza perfecta para superar cualquier tormenta.

Al menos eso creía hasta que fracasó en clasificar a la final de Londres 2012, un golpe para el que no estaba preparada. En octubre del año anterior había sufrido una fractura en entrenamientos, un día antes de su debut en los Panamericanos, cuando se encontraba en un gran momento personal. A principios de ese ciclo, en los Bolivarianos de Sucre 2009, había logrado la impensable hazaña de superar a la colombiana Mariana Pajón en la categoría de Rin 20, la modalidad no olímpica del BMX, y eso había alimentado la ilusión de cara a Guadalajara 2011. Sin embargo, Stefany absorbió el golpe, se recuperó a tiempo, clasificó a los Juegos Olímpicos y terminó novena en la general, a un pasito de apartar uno de los ocho cupos para la final.

La decepción de no llegar a un objetivo para el que se sentía embalada, la hizo cuestionarse si deseaba continuar en el BMX. Pasó los últimos días de esos Juegos recorriendo Londres en monopatín, de fiesta para borrar el dolor de lo que consideraba un fracaso. Regresó a Venezuela y se inscribió en la Universidad Santa María para estudiar Derecho, pero en medio del extravío personal de esa temporada, tampoco eso cuajó, hasta que en 2013 le llegó la oportunidad de irse a entrenar a Aigle, Suiza, al Centro Mundial de Preparación de la Unión Ciclista Internacional (UCI), y correr de manera estable en el circuito de Copa del Mundo.

Stefany fue escalando, hasta que llegó su 2015 mágico. Ese año se ensambló el Team 469, como el número que muestra en su bicicleta en cada carrera, que incluye a su entrenador Thomas Allier al frente de un equipo multidisciplinario, y consolidó su lema personal (consistencia) con una temporada extraordinaria. Comenzó dejando a Mariana Pajón fuera del podio en la Copa del Mundo de Supercross de Manchester, donde se quedó con el bronce mientras la colombiana se ubicaba cuarta. Repitió el bronce en Papendal, Holanda, donde la campeona fue la antioqueña. En Santiago del Estero y Rock Hill escoltó a la colombiana, con sendas medallas de plata. Sólo en la válida de Ängelholm, en Suecia, donde fue cuarta, quedó fuera del podio. Finalmente, cerró el año de segunda en el ranking de la Copa del Mundo, y campeona de la Liga Europea, donde no tuvo rivales.

Pero su gran momento fue en el Mundial de Zolder, en Bélgica. Una caída dejó fuera de la final a Pajón, que venía de coronarse en la modalidad contrarreloj, y la guayanesa no desperdició su oportunidad para confirmarse como campeona del planeta. Un par de semanas antes, las dos se habían visto afectadas en los Panamericanos de Toronto por una caída provocada por la misma atleta, la estadounidense Alise Post, que el viernes conquistó la plata en Río.

No sería ese su último golpe, ni el más grave. Este año su temporada se vio interrumpida dos veces por terribles caídas, sobre todo la sufrida en marzo en Santiago del Estero, donde salió en camilla de la pista, inmovilizada con collarín, y llegó a convulsionar tres veces, afectada por un golpe que pudo haber tenido consecuencias devastadoras. Hernández aseguraba que se sentía en condiciones de seguir corriendo, pero los médicos de la competencia determinaron que si volvía a sufrir un golpe de esa intensidad podía incluso quedar paralizada de la cintura para abajo.

Su confianza se fue a pique. La próxima vez que apareció, dos semanas después en Manchester, volvió a caerse, y debió permanecer de reposo por todo el resto de la Copa del Mundo. No volvió a competir hasta el séptimo lugar en el Mundial de Medellín, que fue a su vez su última competencia antes de Río.

Stefany de nuevo entró en sintonía con su confianza en esa oportunidad. Poco después del Mundial, cuando se confirmó su cupo olímpico, dejaba ver que era de nuevo la mejor versión de sí misma: “No es que llegue a Río de favorita, para mí en realidad lo importante es llegar con este nivel que tengo. Me encanta, me da confianza. Me monto en cualquier partidor de pista y sé que soy capaz, que la única persona que me detiene soy yo misma, que todo depende de mí. Tener esa madurez, conseguir ese estado, esa forma técnica de vivir el momento, de saber que todo está en ti, de manejar tu cuerpo, tu mente, es una cosa que me encanta”.

Sin embargo, un nuevo revés anímico la resquebrajó de cara a Río 2016. La sobrina que con tanta ilusión esperaba, murió apenas un día después de nacer. El llanto era su estado natural semanas antes de los Juegos Olímpicos. Pero de alguna manera, Stefany volvió a conectarse con sus objetivos, y volvió a entrar en ese estado de trance que le impidió siquiera mirar que había dado la vuelta más rápida de su carrera en Río.

Alguna liberación personal ocurrió durante estos últimos dos años, en los que renunció a alisarse sus rizos salvajes, los dejó a su aire, les dio incluso un impulso extra para que se alborotaran aún más, y sintonizó esa entidad con personalidad propia que es su cabello, con el torbellino de energía que es ella en sí misma. Tal vez por eso pudo alzarse sobre el dolor físico y emocional, sobre el miedo a la pérdida y a la derrota, sobre cualquier duda que se atravesara en su camino. Quizás por eso cuando declaraba a la prensa después de su bronce no se sentía eufórica como en Zolder, sino más bien serena, como quien llega a puerto después de un viaje prolongado y agotador.

Stefany Hernández y Yoel Finol: bronces de puro coraje

stefany hernandez

La ex campeona mundial de BMX, Stefany Hernández, se recuperó de una caída en la semifinal y de un mal arranque en la final, para quedarse con un bronce que, sumado a la plata de Yulimar Rojas y el tercer lugar del boxeador Yoel Finol, configura la mejor cosecha de todos los tiempos para Venezuela en Juegos Olímpicos, superando los tres bronces de Los Ángeles ’84

Eumar Esaá

@eumaresaa

Stefany Hernández apeló este miércoles a su lema personal: consistencia. No se dejó derrumbar por una caída en la segunda manga de la semifinal del BMX, y en la ronda decisiva supo remontar para probar que sí era capaz de subirse al podio del que algunos dudaron, pero no ella. Casi simultáneamente, Yoel Finol caía en la penúltima fase de los 52 kgs del boxeo, en una pelea ante el uzbeko Shakhobidin Zoirov en la que el merideño echó mano de toda su garra para tratar de dar vuelta en el tercer asalto. Su derrota , sin embargo, no borraba el bronce asegurado en la fase previa, la primera medalla olímpica del boxeo en 32 años.

De esta forma, Venezuela igualaba la histórica cosecha de Los Ángeles ’84, la mejor producción en cuanto a volumen, con los bronces de Omar Catarí, Marcelino Bolívar y Rafael Vidal, pero la superaba en calidad de los metales, pues su botín en Río incluye la plata de Yulimar Rojas en el salto triple.

Hernández brilló en una prueba en la que su archirrival, la colombiana Mariana Pajón, se convertía en la primera mujer sudamericana con más de un oro olímpico en una prueba individual de cualquier deporte. Fue segunda en la primera manga de la semifinal, sufrió una caída en la segunda, pero tuvo arrestos para reaccionar, tomar su bicicleta, y atravesar la meta con ella en las manos, y se repuso a tiempo para repetir en la tercera el puesto dos.

En la final, Hernández llegó a estar quinta, pero aprovechó la primera curva del circuito para recortar, sobrevivió a las caídas de la francesa Manon Valentino y la holandesa Laura Smulders, ambas ocurridas en su línea de carrera, y retuvo el tercer luchar, preservándolo del asedio de la estadounidense Brooke Craine.

Fue como si la suerte olímpica quisiera poner a prueba su fortaleza mental, después de que dos graves caídas en Manchester y Santiago del Estero pusieran en riesgo su temporada completa. Pero Stefany no cayó en la trampa, se sacudió el polvo y siguió adelante, con su objetivo claro.

Finol, que había ganado por decisión unánime sus tres combates previos, se vio ampliamente superado por el uzbeko Zoirov, quien sacó en la ronda precedente al gran favorito de la categoría, el azerbaiyano Elvin Mamishzada. Pero también él conjuró sus fantasmas personales, y confesó después del combate que el podio representaba una compensación luego de una larga temporada de pérdidas personales y tragedias.

Jefferson Milano se cayó en dos de las tres mangas semifinales del BMX masculino y quedó fuera, Jesús Liranzo y Robert Páez fueron eliminados en la fase inicial de la plataforma de 10 m de los saltos ornamentales, y el relevo 4×400 se quedó corto en su intento de repetir la final de Londres 2012: fue sexto en su serie con 3:02.69, y duodécimo entre las 16 cuartetas.

El Rayo Usain Bolt completó este viernes su tercer ramillete de tres oros olímpicos, para igualar su saldo de Beijing 2008 y Londres 2012. Protagonizó un extraordinario remate en el relevo 4×100 y sumó esa corona a las que ya había conseguido en 100 m y 200 m. De esa forma, igualaba al “Finlandés Volador”, Paavo Nurmi, y al “Hijo del Viento” Carl Lewis, como los mayores ganadores de oro en la historia del atletismo olímpico, con nueve cada uno. Pero mientras Jamaica se quedaba con una corona predecible, la cuarteta de Japón sorprendía y vencía en el foto finish a Estados Unidos, para adueñarse de la plata. Luego Justin Gatlin y compañía resultarían descalificados por una entrega fuera de la zona de cambio, y el bronce iría a dar a manos de Canadá.

En la posta corta femenina, las norteamericanas se quedarían con un oro teñido de polémica, por delante de Jamaica. En semifinales, Tori Bowie y las suyas fueron eliminadas, luego de que ni siquiera culminaran la prueba, por un error en la entrega del segundo al tercer tramo, entre Allyson Felix y English Gardner. Sin embargo, presentaron un reclamo, acusando a Brasil de haber obstaculizado su carrera. Las locales fueron descalificadas, e insólitamente, a las estadounidenses se les permitió correr una nueva eliminatoria solas, en la que clasificaron a la final, en medio de las protestas de China, que se quedaba afuera.

En el voleibol, Italia venció en cinco sets a Estados Unidos y Brasil sólo necesitó tres para deshacerse de Rusia en semifinales. Ahora definirán entre los dos al ganador del oro en masculino.

En el baloncesto, Estados Unidos derrotó por apenas seis puntos a España, por 82-76, para clasificar a la final, donde enfrentará a Serbia, que despachó a Australia 87-61.

En el fútbol femenino, Alemania liquidó 2-1 a Suecia, para quedarse con el oro, mientras Brasil no lograba ni siquiera el consuelo del bronce, derrotado 2-1 por Canadá.

Título de caja