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De Hugo a Lorenzo: Antipolitica y outsiders en Venezuela, por Armando Armas

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Es una realidad. Estudios de opinión como el de Datincorp y la gente en la calle lo dice: «Lorenzo Mendoza Presidente»
Pero, ¿cómo es que alguien sin carrera política y sin ambiciones manifiestas en este sentido, ha logrado impactar en la opinión pública para encarnar una esperanza de liderazgo nacional?,  ¿esto es bueno o es malo?
*Aclarando los conceptos*
La llamada “antipolitica” fue el mecanismo de defensa que usó una desprestigiada clase política a partir de los años 90 para rebatir su incapacidad de evolucionar el sistema democrático reformando sus instituciones. Aunado a ello, el auge de los grupos de presión, organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación, partidos y grupos políticos antisistema colaboraron en mayor o menor medida a que llegara a la presidencia un caudillo que, con la promesa de cambios estructurales, lo único que hizo fue exacerbar las fallas que se habían criticado y agregar nuevos vicios a la política venezolana. El resultado, como mal lo estamos padeciendo, fue un cambio de élites y todo el desastre que tenemos hoy por hoy.
La “antipolitica” puede ser entendida básicamente de dos maneras:
Por un lado se traduce en frases populares como: “No creo en nadie”, “Todos los políticos son iguales”, “Yo no soy político, sino trabajo no como”. Bajo esta acepción la “antipolitica” se refiere a la decepción de la ciudadanía que conlleva a dejar de participar en la toma de decisiones en la esfera pública.
Por otro lado la “antipolitica” tiene que ver con la pérdida de confianza en las instituciones políticas convencionales y especialmente en los partidos políticos. En este sentido se busca canalizar el descontento con soluciones como un golpe de estado militar o alguien externo al sistema de partidos. Alguien de afuera del sistema político; lo que en inglés se define como un “outsider”.
Pues déjenme decirles algo. Esta segunda acepción no es para nada de “antipolitica”. Es una política que busca promover nuevos actores porque los tradicionales no supieron brindar soluciones ni corresponder a la esperanza de quienes claman por un cambio.
Hay varios tipos de outsiders. Caldera por ejemplo se presentó como un “outsider” solo por hacer apología del intento de golpe de estado en el 92 y luego deslindarse de una de las instituciones de la democracia que él había fundado como lo fue el partido Copei. Haciendo una coalición con partidos y actores antisistema y alianzas con actores del sistema que no querían transformarlo allanó el camino para que un verdadero “outsider” se erigiera con el poder bajo la consigna de cambio total de sistema.
Luego de dos décadas, las condiciones objetivas en Venezuela son similares desde el punto de vista de desencanto de la población con respecto a la clase política. El sistema político ha mutado de una imperfecta democracia a una dictadura posmoderna y en cuanto a lo económico hay una caída de todos y cada uno de los indicadores. Nunca antes país alguno del hemisferio había tenido una crisis económica como la que padece nuestro país el día de hoy.
*Hugo y Lorenzo*
La llegada de Hugo Chávez al poder fue el éxito de un discurso y un accionar que trasmitía indignacion, resentimiento y venganza. Luego de dos décadas se puede comprobar que esos sentimientos fueron los que moldearon el conjunto de políticas que nos llevaron a esta catástrofe. Fue una gran estafa de proporciones históricas.
Al igual que hace 20 años, la gente deja de confiar en nosotros los políticos pero esta vez decide poner su mirada en una persona como Lorenzo Mendoza: el carismático heredero y gerente de Polar: la empresa privada insignia de Venezuela. En este sentido creo que ha habido una evolución en el sentimiento y el pensamiento de la población.
Creo que la popularidad de Mendoza se traduce en la madurez de un pueblo que hoy, igual que ayer, se siente indignado, pero valora más el mérito al trabajo sobre el resentimiento, y sabe diferenciar la venganza de la justicia.
Lorenzo Mendoza evoca el éxito que no llega de la noche a la mañana, el trabajo duro, la capacidad de hacer equipo con los mejores, la sencillez de un patrono que se hace uno más entre los trabajadores y que vela por su calidad de vida, que apuesta por el talento nacional a pesar de las dificultades y se hace coprotagonista de los logros culturales y deportivos que nos llenan de orgullo dentro y  fuera de nuestras fronteras.
¿Y el slogan de campaña? «Lorenzo: El que pone la arepa en tu mesa”
Yo soy político, creo en la política sana, de ideas y valores. Tengo más de una década trabajando en un proyecto llamado “La Mejor Venezuela”. Ese proyecto lo lidera Leopoldo Lopez a quien considero además de líder un mentor, y estoy convencido que lo vamos  a hacer realidad. Uno de los pivotes de este proyecto está en el emprendimiento. En lograr tener un sistema político y económico que haga posible que tengamos “muchos Lorenzos Mendozas”.
Pero como político, entiendo qué la política tiene sus tiempos, y por ende soy de los que creé que, si mi candidato natural sigue inhabilitado por el régimen, y si Lorenzo Mendoza decide empinarse por el pais, estoy seguro que contará con la inmensa mayoría de millones de venezolanos respaldándolo; entre ellos este servidor.
El lema de La Mejor Venezuela es “lo mejor de nosotros” y así como tenemos un líder como Leopoldo que es referencia moral y de sacrifico de un pueblo que resiste y lucha por su libertad, también tenemos a un Lorenzo Mendoza que representa lo mejor del gentilicio venezolano y de lo que somos capaces cuando se hacen las cosas bien y con amor por Venezuela.
Y a los políticos de esta generación nos tocará reivindicar la política.

@ArmandoArmas