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Río 2016: ¿Qué pasará con los Juegos Olímpicos tras la decisión contra Rousseff?
La votación de la cámara de diputados del congreso brasileño que da el visto bueno a la apertura de un juicio político contra la presidenta, ha dejado la justa de agosto próximo ante la insólita perspectiva de ser inaugurados por un presidente distinto a la que los organizó, pero ¿están realmente amenazados los Juegos?

 

@eumaresaa

MUCHAS DE LAS PRIMERAS REACCIONES tras la votación del congreso brasileño el domingo a favor de iniciar un juicio político contra Dilma Rousseff, apuntaban a augurar una eventual suspensión o mudanza de sede de los Juegos Olímpicos de Río 2016, ante el calibre de la crisis política que se acentúa en Brasil. Sin embargo, esa es una perspectiva que incluso el Comité Olímpico Internacional niega, y que la historia ha demostrado como prácticamente imposible.

A pocas horas de la decisión que abre la puerta al “impeachment” contra Rousseff, el COI emitió una declaración, a través de su dirección de comunicaciones, en la que confirma que “acompaña de cerca los últimos acontecimientos” acerca del proceso contra la presidenta, pero aclara también que la preparación de los Juegos “ha entrado ahora en una fase muy operacional en la que este tipo de temas políticos tiene mucha menos influencia que en otras etapas de la organización”.

Efectivamente, las obras para los Juegos están concluidas en un 98%, como constató la semana pasada la Comisión de Coordinación, un enlace entre el COI y el Comité Organizador, durante una visita programada. La extensión de la línea 4 del metro, que facilitará la conexión con Barra de Tijuca (sede de buena parte de los eventos) era a principios de año la gran duda, como advirtió el alcalde de Río de Janeiro Eduardo Paes al COI, pero el martes 12, contra todo pronóstico, se completó la excavación, lo que pone a la obra de nuevo en el camino de los plazos originales de entrega.

Hasta el momento se han organizado con resultados diversos 33 de los 34 “test events” o eventos de prueba, con la única excepción del ciclismo de pista, por el retraso en la instalación de la superficie del velódromo, pero incluso esa obra está ya lista, lo mismo que las correcciones recomendadas por los atletas al trazado de BMX.

“Los Juegos están casi listos y no son una tarea sólo del Gobierno Federal. Son una tarea del Comité Organizador Río 2016, del Ayuntamiento, del Gobierno del Estado y de la Unión. No hay ningún escenario que amenace a los Juegos, que los impida”, aseguró en declaraciones al diario El País de España el ministro encargado de Deportes Ricardo Leyser, quien sustituyó a principios de mes a George Hilton, que debió renunciar luego de que su partido abandonara la coalición de gobierno de Rousseff.

Institucionalidad olímpica

Los Juegos Olímpicos son, en principio, un compromiso de los Estados, no de los gobiernos de turno, y de los Comités Organizadores, que reúnen diversos niveles de autoridades, entre ejecutivas y olímpicas. En Venezuela, hemos perdido de vista esa diferencia. Los grandes eventos deportivos que se han organizado en el país, como la Copa América de fútbol o los Juegos Sudamericanos de Playa han tenido como mandamás del Comité Organizador al presidente de la República o al ministro de Deportes de turno, en lugar de las autoridades olímpicas o federativas correspondientes.

La sede se otorga con siete años de antelación, de modo que salvo en países con dictadura (o reelección indefinida), el gobierno que organiza, e incluso el que inaugura, probablemente no es el mismo que ganó la sede.

En esta fase de la organización, el grueso de la responsabilidad recae sobre el poderoso Comité Olímpico Brasileño, cuyo presidente Carlos Arthur Nuzman es también la máxima autoridad del Comité Organizador. La recesión podría afectar su operación, pero el apoyo de patrocinantes privados y el hecho de que el grueso de las grandes obras esté completado, reduce la incidencia de la inestabilidad fiscal que atraviesa el gobierno federal sobre los Juegos.

De momento, Dilma será la gran ausente el jueves 21 durante el encendido de la antorcha en las ruinas de Olimpia, en Grecia. Tal vez no sea tampoco la que declare los Juegos oficialmente inaugurados el próximo 5 de agosto, cuando comience a arder el pebetero, si en mayo próximo el Senado decide por mayoría simple apoyar el juicio político. En ese caso, Rousseff quedaría separada del cargo por 180 días, mientras se desarrolla el proceso, y probablemente sería el vicepresidente Michel Temer quien, como presidente encargado pronuncie los discursos tanto en la apertura de los Juegos Olímpicos como en la de los Paralímpicos, eso si no procede el “impeachment” contra el propio Temer, quien podría tener responsabilidad en las “Pedaladas Fiscales” de Rousseff.

La inestabilidad política es la gran enemiga de los Juegos Olímpicos, pero la estructura cuidadosamente supervisada por el COI ya está armada y andando.

 Contra viento y marea

Los antecedentes de crisis políticas y económicas figuran en la historia de otras ediciones de los Juegos Olímpicos. Sólo en un caso hubo cambio de sede, y no por esas circunstancias, sino por una catástrofe natural: Roma debía organizar la justa de 1908, pero la explosión del volcán Vesubio agravó los problemas financieros que ya atravesaba el país, y los Juegos fueron finalmente asignados a Londres.

Grecia no contaba con suficientes recursos para albergar la primera cita de la Era Moderna en 1896, y fue la contribución de un mecenas, el comerciante George Averon, la que permitió la construcción del Estadio Olímpico donde se celebró el evento.

Las ediciones de 1916, 1940 y 1944 fueron canceladas como consecuencia de la Primera y la Segunda Guerras Mundiales, pero desde 1948 se celebran de forma ininterrumpida.

Una Alemania sumida en una profunda crisis económica, al mando de un Adolfo Hitler que ya entonces había iniciado sus prédicas de depuración étnica, organizó sin sobresaltos los Juegos de Berlín ’36, y el Londres devastado de la postguerra albergó los de 1948, con gruesos errores de organización y en medio de una gran precariedad, que obligó a usar barracas militares como Villa Olímpica.

La asignación de la sede de 1988 a Seúl nunca estuvo en duda, a pesar de las tensiones entre las dos Coreas, que ya desde entonces tenían el aderezo de las amenazas nucleares del Norte.

Beijing fue severamente cuestionada en los meses previos a los Juegos de 2008, por la represión gubernamental a las protestas por la libertad del Tíbet o a los reclamos de los uigures (minoría étnica que profesa el Islam), amén de los brutales niveles de contaminación que amenazaban las pruebas al aire libre, pero no hubo conflicto que frenara los mejores Juegos Olímpicos de la historia.

Londres enfrentó los atentados de Al Qaeda a su red ferroviaria al día siguiente de su elección como sede de los Juegos de 2012, pero logró conjurar todas las amenazas a la seguridad y organizó de