Cuando el presidente Nicolás Maduro anunció que venían unas medidas económicas debo confesar que me preocupé bastante. Pasé horas pensando cuáles eran las medidas que se podían tomar que tuvieran un impacto en el muy corto plazo. Para decir verdad, a 30 días para las elecciones regionales, son muy pocas las cosas que se pueden hacer para “mejorar” la imagen del gobierno. Pero como mis respuestas no fueron convincentes, opté por ver la cadena de radio y televisión con la misma ansiedad que veo un juego de la vinotinto.
Pasé más de 3 horas escuchando al jefe de Estado y cada vez que subía el tono de voz yo me decía: ¡Aquí viene la medida! Al ver que no decía nada, seguía con entusiasmo y con nervios escuchando. Pasaban los minutos y crecía la ansiedad y de repente escuché los objetivos de las medidas; en ese momento dije: ¡Esta sí es la antesala, aquí vienen las medidas! Mi decepción fue grande porque los objetivos no fueron la antesala que esperaba. Sin embargo, no perdí la esperanza, crucé los dedos y finalmente escuché las palabras más esperadas por el presidente: Estas son las medidas…Estuve a punto de gritar gol, de verdad, pero lo cierto fue que me decepcioné muchísimo del jefe de Estado. Este señor me hizo que lo escuchara atentamente para que no dijera nada, absolutamente nada.
Como venezolano, uno espera que su presidente tome decisiones para mejorar el rumbo del país. Especialmente, cuando al mismo tiempo que está hablando en cadena, el Banco Central de Venezuela anuncia que la inflación del mes de Octubre es de 5.1% lo cual sube la acumulada del año a 46% . Pero la verdad es que lo que reina en Miraflores, o en la casa de la montaña (nose de donde despacha este señor), es el silencio.
La vinotinto genera pasiones en Venezuela y nos ha unido como jamás lo hará ningún político ni ningún profeta en nuestro país. Pero hablando objetivamente, a nuestra selección le falta algo muy importante: el gol. La tabla de posiciones de las eliminatorias del mundial indica que sólo marcamos 14 goles en 16 partidos y en consecuencia fuimos el equipo con menos goles a favor en Suramérica. Este hecho hace que uno como fanático sufra muchísimo los partidos, porque siempre nos emocionamos con cualquier jugada y con miles de casi goles.
Esta misma falta de gol y de decisión de la vinotinto, la padece el presidente Nicolás Maduro. El presidente simplemente no toma decisiones importantes así como nuestros jugadores tampoco marcan ese gol decisivo.
La gran diferencia es que meter la pata en un caso implica perder el partido mientras que en el otro implica ahondar en la crisis.
