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El dólar de Cristina, Raúl y Nicolás por Walter Spurrier Baquerizo

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Hace 11 años

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Ecuador.-

Los tres países con los que el presidente Correa muestra mayor afinidad, Venezuela, Argentina y Cuba, tienen todos problemas vinculados a la manipulación cambiaria. A Dios gracias estamos dolarizados.

En Argentina, el dólar del mercado negro está a 10 pesos mientras que el oficial a 5,85. Con ese tipo de cambio, es mejor producir para el mercado interno y no exportar. Los argentinos con acceso a dólares oficiales y los extranjeros que venden en alguna de las innombrables “cuevas” encuentran al país barato. Los argentinos viajan al exterior y tarjetean, más barato que el turismo interno por el tipo de cambio, y Argentina tiene ahora un déficit de turismo, que contribuye al déficit de la balanza de pagos.

Se espera para después de las elecciones alguna corrección cambiaria importante.

El dilema argentino palidece ante el venezolano. El columnista de El Universal, Víctor Salmerón, opina que el tipo de cambio de 6,30 bolívares fuertes por dólar no sobrevivirá enero (por lo visto, el Código Penal venezolano sí permite advertir de peligros económicos).

El gobierno cambia cada dólar que recibe del petróleo a 6,30 y con esos ingresos debe pagar a la burocracia, lo que no le alcanza y pide que el Banco Central imprima moneda. Mientras tanto los precios en la calle están de acuerdo al dólar ilegal, a 53 pesos. Todo se importa y solo se exporta petróleo.

La situación es tan caótica que hasta el putativo padre del Socialismo del Siglo XXI, el economista alemán Heinz Dieterich de la UNAM declara fracasado al gobierno bolivariano: “Si el gobierno de Maduro y Cabello no toma medidas inteligentes y drásticas de manera inmediata en lo económico y político, tiene los meses contados”, y le da un plazo a su gobierno similar al que Salmerón le da al tipo de cambio.

Dieterich pide una solución de mercado: “Se debe flotar el dólar libremente para liquidar de tajo el mercado negro”, declara en un artículo en Aporrea, portal de izquierda. Qué extraño este socialismo del siglo XXI.

Mientras tanto, La Habana anuncia el abandono de su peculiar sistema de acuñar dos monedas distintas, el peso en que los cubanos reciben sus sueldos cuya cotización está fijada a 24 por dólar, y el peso “dolarizado” en que ganan los vinculados al turismo internacional y al que se cotizan los bienes en el mercado negro, que es virtualmente todo, excepto lo que se recibe en las exiguas raciones. Un guía de turismo extranjero gana por propinas más que un cirujano por sueldo.

El cambio será paulatino, sin prisa pero sin pausa, como caracterizó Raúl Casto a su sistema de reformas, y estaría en una primera etapa dirigido a las empresas, para que obtengan un mejor cambio en las ventas al exterior, y exporten.

La unificación cambiaria en Cuba es una buena decisión de Castro, pero será difícil de implementar puesto que el drástico cambio de valores generará ganadores y perdedores, causando desigualdad social. Además requeriría el aumento de sueldos en la administración pública, lo que ante la falta de producción, atizaría la inflación.

Fuente: El Universo

Una base de datos de mujeres y personas no binarias con la que buscamos reolver el problema: la falta de diversidad de género en la vocería y fuentes autorizadas en los contenidos periodísticos.

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