Faltan tres semanas para que comience oficialmente la campaña electoral y ya estamos viendo cualquier tipo de faltas por parte de los candidatos a la Ley de Procesos Electorales. Es muy común escuchar por la calle hoy en día las promesas de los candidatos, muchas de las cuales sorprenden por su surrealismo, pero sorprende aun más ver acciones desproporcionadas de ciertos candidatos.
Hace dos semanas leí un reportaje en El Universal llamado “El poder es usado como plataforma electoral” donde de manera muy acertada los periodistas desnudaban aquellas aberraciones que vemos tanto del chavismo como de la oposición en sus respectivas campañas. En el artículo se hizo alusión a los candidatos oficialistas de Caracas quienes utilizan recursos públicos para hacer campaña pero también se mencionó de manera superficial lo que está sucediendo en el municipio de El Hatillo.
Durante las últimas semanas he visto como el candidato de Primero Justicia para este municipio, Elías Sayegh, ha venido desarrollando una peculiar estrategia de precampaña llamada “Plan Calle Sin Huecos”. No es sorpresa para nadie que las vías del municipio, al igual que las vías del resto de Venezuela, están en un estado lamentable. Ante esta realidad el joven Sayegh decidió saltarse cualquier tipo de normativa municipal y utilizar sus recursos para tapar los huecos y asfaltar las calles.
El municipio el Hatillo es considerado hoy en día el municipio más opositor del país y los últimos resultados electorales son una fiel prueba de ello. Es sorprendente entonces ver cómo se desarrolla en este espacio una estrategia populista de precampaña de semejante envergadura.
El asfaltar las calles como estrategia de campaña no es algo nuevo, de hecho hace menos de un año vimos a Hugo Chávez hacer exactamente lo mismo en su recorrido por el país. Es simplemente una vulgar manera de “comprar” votos. Sin embargo, hay cuatro diferencias claves si comparamos los casos. Hugo Chávez utilizó los recursos del Estado para hacer sus obras y siendo presidente tenía la autoridad para desarrollar ese tipo de iniciativas. Elías Sayegh por su parte está actuando de manera irresponsable pues se está atribuyendo funciones que no son propias de un candidato y los recursos que financian estas obras públicas nadie sabe de donde están saliendo.
La tercera y cuarta diferencia son muy sutiles, tanto que bien podrían ser similitudes. Hugo Chávez utilizaba una franela roja y llamaba a su estrategia la Gran Fiesta del Asfalto, mientras que por su parte Sayegh utiliza una franela amarilla y llama a su estrategia Plan Calle Sin Huecos. Como les dije, diferencias muy sutiles.
Es interesante ver como Sayegh argumenta su iniciativa: “… hemos decidido asumir la responsabilidad de mejorar la vialidad con nuestras jornadas de asfaltado y nuestro Plan Calles sin Huecos. Aquí no venimos a prometer, aquí venimos a trabajar; … y por eso desde ya aplicamos las soluciones”.
En su planteamiento podemos ver de manera obvia la gravedad y lo incorrecto de esta iniciativa. Un candidato, es decir un ciudadano común y corriente, no puede ni debe auto atribuirse responsabilidades de un alcalde. En otras palabras, un “ciudadano de a pie” no puede, sin haber sido electo, hacer gestión pública. Punto. Ni siquiera teniendo los recursos para hacerlo, es simplemente injustificable e irresponsable.
A uno como elector le surgen muchas preguntas al ver este tipo de iniciativas en una pre campaña. Como por ejemplo: ¿Cuánto costará tapar un hueco? ¿Cuánto costará asfaltar las calles? ¿Por qué las autoridades del Hatillo no se han pronunciado al respecto? ¿Por qué el Consejo Nacional Electoral no investiga de donde vienen los recursos de todos los candidatos? Es común que las autoridades en Venezuela ignoren este tipo de acciones, sin embargo los que no debemos ignorarlas somos nosotros los electores.
El principal problema de la ciudad de Caracas, y de Venezuela, es la inseguridad. Ante esta realidad, debemos cruzar los dedos para que el resto de los candidatos no utilicen en su campaña la lógica de Sayegh, es decir, la de intentar resolver el problema con sus propios medios. De lo contrario, sólo es cuestión de tiempo para que comencemos a ver en la calle a unos candidatos enmascarados con capa combatiendo la delincuencia, o dicho coloquialmente “disparándole a los choros”, al mejor estilo de Batman, Robin y otros súper héroes.
El criterio y la racionalidad de los electores del Hatillo se pondrá en juego el 8 de Diciembre. Esperemos que su decisión se incline por un plan de gobierno serio, por una persona honesta y transparente y por un plan de seguridad a la altura de las circunstancias. De lo contrario, tendremos otros 5 años de una pésima gestión…