En los últimos 8 meses el índice de escasez promedio en nuestro país ha sido de 20% según el Banco Central de Venezuela, sin embargo hay rubros específicos cuyo índice es hasta 3 veces ese número, lo cual no hace sino magnificar el desastre que tenemos en el tema alimentario. En la última publicación del BCV para el mes de agosto vimos que el índice de escasez de la leche en polvo era de 86%, azúcar 85%, aceite 84%, 71% la harina precocida de maíz y 62% la mantequilla. Estos números no son graves, son gravísimos.
Son muchas las causas de la escasez en Venezuela; entre las más importantes tenemos por ejemplo: la irregularidad con las divisas, el control de precios, la falta de incentivos en las políticas públicas, las medidas en contra de los productores nacionales, el contrabando y por supuesto las mafias de los buhoneros.
Quisiera centrarme en la última causa a propósito de las declaraciones del presidente del Indepabis, Eduardo Samán, esta semana. En un recorrido por el mercado de Quinta Crespo, Samán dijo lo siguiente: “los culpables no son los buhoneros (…) ¿Por qué se empeñan en que tenemos que arremeter contra los buhoneros? Lo voy a decir claramente, no voy a arremeter contra los buhoneros, el Gobierno revolucionario no arremeter contra el pueblo. Vamos a hablar con ellos y vamos a resolver el problema mediante la palabra”.
Estos señores, quienes compran comida en los supermercados y luego la revenden a precios mucho más altos por fuera, cometen un delito al ejercer esta práctica. El control de precios distorsiona normalmente el mercado, eso es bien sabido. También es sabido que no hay producto más caro que el que no se consigue. Ahora bien, una cosa es que los venezolanos sepamos de la existencia de un mercado negro de alimentos, a los cuales inclusive se debe acudir para conseguir lo que necesitamos, y otra cosa muy distinta es que el órgano encargado de vigilar los precios y las buenas prácticas en el país declare abiertamente que a estos mafiosos no se les va aplicar la ley.
Si nos vamos al estado Zulia, por ejemplo, podemos darnos cuentas que los buhoneros en alianza con los “bachaqueros” son responsables por la fuga de toneladas de alimentos de nuestro país. Las autoridades locales y nacionales saben quienes son las personas que cometen este delito, pero a su vez estas personas saben que hay altos funcionarios rojos que “los protegen” y en consecuencia no les pasará nada. Este ciclo vicioso dificulta que se resuelva puntualmente el desabastecimiento en el estado.
Las leyes deberían sancionar a todas las personas que cometan una falta. Justamente el aplicar las normas trae como consecuencia el orden. Pero si Samán y compañía son selectivos con los culpables, no hay manera que resolvamos la escasez en el país ni en el corto ni en el mediano plazo.
