No pasa nada por Luis De Lion @LDeLION
La realidad sigue siendo más chocante, a pesar de los eufemismos izquierdosos, que las misiones, que los planes, que los proyectos. Desde que ejerce el poder supremo, Nicolás Maduro, sigue una ruta zigzagueante, ante los obstáculos propios del mundo real, los cuales apenas esquiva. Su resistencia ante el desastre impresiona. Un síndrome particular: mientras más evidencias de su incapacidad para gobernar, parece que más se atornilla. A su extrema confianza en sí mismo, unas certezas que confunden, que engañan y que le permiten ser indiferente ante la impopularidad. Su popularidad nunca fue un punto fuerte, la misma ni siquiera se estanca, simplemente no tiene prestigio. En un primer tiempo, dicho marasmo para algunos se debía a la inexperiencia. Pero resulta que es estructural. Paradójicamente, dicha debilidad, parece ser la fuerza de Maduro. Poco o nada importa, cuando uno controla y dispone ampliamente de todos los poderes del Estado y si además tienes frente a ti a una oposición mediocre.
Amplia mayoría en la Asamblea, pero una evidente incoherencia. Esa suerte de brebaje, ideológico, acomplejado y conservador, que apesta desde la bancada oficialista legislativa, constituye una política. Imposible darle una definición precisa. Se dicen socialistas, pero ante la interrogante, qué es hoy el socialismo, en qué se ha convertido dicho término, arrebatan, y responden que hay una sola línea la de Chávez y Bolívar. ¿Cuál es esa línea? Maduro tiene en su mayoría dentro de la Asamblea Nacional, una diversidad en la cual cada quien reivindica una izquierda de acuerdo a su cultura, a su historia y lo más importante, de acuerdo a sus propios intereses. El resultado, es la suma de una mayoría incoherente, de la cual extrañamente la oposición, no logra sacar provecho político alguno.
Impopularidad e incoherencia, se ejerce el poder por aproximación política. Parece que va a ser así. Lo peor, es que nos acostumbremos a ello. ¿Quién o qué se opone realmente a ese desorden ideológico, a ésta confusión ejecutiva, a éste martirio judicial? La ruta opositora parece guiarse por lo irónico, lo humorístico y la indignación ciudadana, a falta de una organización verdaderamente política y no solo electorera. La preocupación es una supuesta “unidad” electoral, en lugar de preparar una alternativa al mandato de Maduro.
Es en medio de dicho clima sofocante, que vamos una vez más a, acercarnos a una enésima cita electoral.
Maduro ya mostró cuan extensible es su incapacidad. Está convencido de su eficiencia y de la homogeneidad de los interesados que conforman su contradictoria mayoría en la Asamblea.
¿Y la oposición? ¿Es inofensiva? ¿Cuál oposición?