Según Paul Copan, profesor de filosofía y ética, para el postmodernismo todos los metarrelatos, bien sea sistemas o grandes historias, son “sospechosos” sean éstos o no religiosos. Para esta corriente del pensamiento, expresa Copan, no existe ningún fundamento universal para la verdad, la moralidad o la dignidad humana, ya que después de las dos guerras mundiales, la confianza en el progreso y la autonomía humana se vieron seriamente comprometidos por escandalosos hechos como la limpieza étnica contra los judíos o los terribles gulags soviéticos.
Así, continuando con Copan, aquellas “grandes historias” como el nazismo, el marxismo, el cientificismo o el racionalismo terminaron convirtiéndose en herramientas para oprimir “al otro”, es decir, a los judíos, a los capitalistas, etc. Dichos sistemas, entonces, resultaron ser un total fracaso. Para el postmodernismo, ya no sólo Dios resultaba excluido como principal fundamento para dar sentido a la realidad, sino que terminante no podemos hablar de ninguna realidad, razón o moralidad universales.
Si bien, de seguro, en este punto muchos estarán dando hurras a esta corriente del pensamiento filosófico del siglo XX, mi atención se centra más en las nefastas ¿desviaciones? o interpretaciones que se derivan de sus postulados fundamentales. Así, de nuevo con Copan, este recuerda que en uno de sus diálogos, Platón citaba al pensador Protágoras señalando que cualquier cosa “es para mí lo que a mí me parece, y para ti lo que a ti te parece”. Tan consideración se ve claramente expuesta cuando escuchamos lemas que vocean cuestiones tales como “eso es verdad para ti, pero no para mí” o “esa es sólo tu perspectiva”. Estas frases, según el autor tantas veces citado, reflejan el modo de sentir postmodernista que afecta y moldea a la cultura occidental.
En esta turbulenta crisis que atraviesa Venezuela, en donde la esencia del postmodernismo nos lleva a sospechar –cuestión ya confirmada- de la tremenda estafa que representa el denominado “Socialismo del Siglo XXI”, como metarrelato salvador de la humanidad, también es conveniente tener cuidado con las últimas consideraciones planteadas. Una estafa es una estafa, el robo de las elecciones es el robo de las elecciones y una máquina electrónica no es una urna de votación. Por más postmodernistas que sean las rectoras del CNE.
Centro Latinoamericano de Estudios de Seguridad
Universidad “Simón Bolívar”
Leopoldo E. Colmenares G.