“Los asesinos de mi hijo andan caminando tranquilamente por la calle”
“Los asesinos de mi hijo andan caminando tranquilamente por la calle”

 “Los asesinos de mi hijo andan caminando tranquilamente por la calle, seguramente… La PTJ (sic) no me ha dicho nada, no ha agarrado a nadie, y a uno no le queda más que resignarse”. Al hijo de Rafael Cedeño lo asesinaron cerca de su casa, en la urbanización Gran Sabana, conocida como Core 8, en la parroquia Unare de Puerto Ordaz, estado Bolívar. El Estado no parece hacer justicia.

A Henry José Cedeño lo mataron en su cumpleaños número 27, el pasado 27 de abril. Celebró modestamente en su casa, ubicada frente a la iglesia evangélica Maranatha Gran Sabana. Al terminar su reunión decidió continuar su cumpleaños en una fiesta callejera que tenía lugar cerca de su hogar, adyacente del Mercal de Core 8. Hacia las 2:00 de la madrugada, Rafael Cedeño fue despertado por sus vecinos para que fuera al Centro de Diagnóstico Integral (CDI) del sector. Al joven lo habían asesinado con un tiro en la cara.

A dos meses del homicidio, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) no tiene información para los deudos de Henry José Cedeño. Lo último que le dijeron a Rafael fue que se dirigiera a la sede del Ministerio Público en Puerto Ordaz a averiguar qué fiscal está encargado de su caso. “Con el caos del transporte y el trabajo yo no he podido ir… Pero yo quisiera que se hiciera justicia”, dijo tímidamente Cedeño.

El tiempo le ha endurecido los ánimos. Henry José es el segundo hijo que Rafael pierde en manos del hampa. Su primogénito, Jesús Gregorio Cedeño Rivas, fue asesinado en 2005 por antisociales que lo secuestraron y arrojaron su cadáver en el sector Sierra Parima, también en la parroquia Unare, cuando tenía 18 años. Este crimen quedó impune y el hampa siguió reinando en la zona.

El tiempo le ha endurecido los ánimos. Henry José es el segundo hijo que Rafael pierde en manos del hampa. Su primogénito, Jesús Gregorio Cedeño Rivas, fue asesinado en 2005 por antisociales que lo secuestraron y arrojaron su cadáver en el sector Sierra Parima, también en la parroquia Unare

La zona más peligrosa de Puerto Ordaz

La urbanización Gran Sabana se ubica en la Unidad de Desarrollo (UD) 337 de Puerto Ordaz, y fue planificada por el Estado a través de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) hace unos 30 años. Es conocida como “Core 8” porque, para el momento de su fundación, el único punto conocido del sector era el Comando Regional N° 8 (Core 8) de la Guardia Nacional, actualmente renombrado como Comando Zonal N° 62.

La presencia de una sede militar no significa seguridad. Al contrario, el sector Core 8 y sus adyacencias son las zonas más peligrosas de Puerto Ordaz, al agrupar la mayor cantidad de homicidios.

De acuerdo a cifras de Monitor de Víctimas en Bolívar, entre el 1 de marzo y el 21 de mayo se han registrado 128 muertes violentas en Ciudad Guayana, 36 de ellas en la parroquia Unare de Puerto Ordaz. De las 36, 16 fueron entre la urbanización Gran Sabana e invasiones cercanas.

Es así desde hace años. En 2015 la parroquia Unare fue la más violenta de las 11 parroquias de Ciudad Guayana, de acuerdo a cifras de Correo del Caroní. Ese año acumuló 136 de las 547 muertes violentas del municipio.

Muestra de que el auge criminal continúa son el aumento de prácticas sanguinarias. En lo que va de año se contabilizan tres decapitados en la invasión Bendición de Dios, ubicada en los alrededores de la urbanización Gran Sabana. A Víctor Manuel Martínez, de 18 años, lo decapitaron el pasado 4 de marzo. Los antisociales colgaron su cabeza en un poste de luz, a la vista de todos los vecinos. Luego, el 15 de mayo fueron decapitados dos hermanos: A Mayerlin y Anderson Jaramillo Guerra, de 18 y 22  años, respectivamente, los encontraron sin cabeza en el patio de su propia casa. Los cráneos fueron hallados al día siguiente en la invasión Los Corales. Ninguno de los dos sucesos ha sido esclarecido por la policía científica.

“Esto se volvió horrible. Vivir aquí es como estar preso. Uno tiene que salir solamente de día, ya a las 5:00 nos metemos en la casa, con pavor cada vez que alguien toca la puerta, porque aquí atracan, matan, y nadie va a hacer ni decir nada, porque mandan los malandros”, sentenció Rafael Cedeño, con referencia al sector Gran Sabana.

Cedeño vive en el sector desde hace 28 años a su casa. Fue reubicado por la CVG, junto a un grupo de familias que había invadido ilegalmente terrenos no zonificados para viviendas en la avenida Atlántico, a la altura del centro de rehabilitación Dr. Carlos Fragachán. “Nos dieron el terreno y nos hicieron la casa. Esto era tranquilo, andábamos tranquilos… Aquí se criaron mis cuatro hijos, sin problemas”, recordó el entrevistado.

Con el pasar de los años la atención del Estado fue mermando y el crecimiento poblacional superó al proyecto de la CVG y los terrenos urbanizados. El proyecto de Guayana como la segunda ciudad mejor planificada de Latinoamérica se fue olvidando.

Hace al menos 10 años se conformaron invasiones como Bendición de Dios, Pueblo de Dios, Los Corales, entre otras zonas aledañas a la urbanización Gran Sabana, en donde la calidad de vida es pésima. La anarquía elevó el índice delictivo en la zona que antes era tranquila. En 20 años de gobierno del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) tampoco han llegado mejoras estructurales, y cada día las bandas delictivas toman más y más poder sobre toda la zona.

Desesperanza

Rafael Cedeño insiste en su llamado de justicia. Su hijo Henry Cedeño dejó huérfano de padre a tres niños: dos varones de 7 y 4 años, y una bebé de 8 meses, que ahora ayudan a mantener entre toda la familia.

De sus cuatro hijos, solo dos quedan vivos, una adolescente de 15 años y un adulto de 31, que es técnico en Contaduría Pública. “Les pido que se cuiden, que no salgan tarde por ahí, que se porten bien, porque ahorita, en esta situación tan difícil que estamos viviendo, el gobierno no hace nada… A los matones no se atreven a buscarlos”, lamentó y cuestionó las políticas de seguridad del Estado.

Lea también: #MonitorDeVíctimas | “De lejos reconocí la cabeza de mi nieto”

Intentará ir al Ministerio Público la semana que viene para presionar por justicia en el asesinato de su hijo, pero no tiene esperanzas y no es para menos. Bolívar se ubicó como la cuarta región más violenta del país, según el informe del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) en 2017. “De cada 10 asesinatos, seis se cometen en el municipio Caroní”, reportó la ONG. Aunque San Félix es la zona más violenta de Guayana, la parroquia Unare de Puerto Ordaz compite a diario con las ocho de San Félix en cantidad de homicidios. “Los asesinos caminan tranquilamente en las calles”, resume y lamenta Rafael Cedeño, desde su casa en Core 8.

El proyecto de Guayana como la segunda ciudad mejor planificada de Latinoamérica fue quedando al olvido

@OrianaFaoro