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Implicaciones del apoyo venezolano al gobierno de Bashar al Assad por Adriana Boersner


Desde el comienzo de la primavera árabe, el gobierno de Venezuela ha sido abiertamente generoso con aquellos países que desde la pretensión de un frente común antiimperialista se enmarcan en la misma ideología de Chávez a saber dentro del Medio Oriente y Magreb: Irán, Siria y Libia, no así Egipto o Túnez.

En este sentido, Libia y ahora Siria parecen ser el espejo en el que lamentablemente Chávez quiere verse. El agotamiento interno del mismo discurso anti imperialista que le queda grabado sólo a sus acólitos más fervientes y la poca contundencia que tiene Venezuela  hoy en la escena internacional,  ha colocado a Venezuela como un actor poco serio y fiable con el cual contar.

Es por ello que el gobierno ha decidido en cierta forma retomar esa idea de la intervención internacional a los cuales estarían expuestos países petroleros como Venezuela o Libia, además de seguir vendiendo el apoyo y la asociación de una oposición política venezolana con países como Estados Unidos o aliados europeos de Estados Unidos, para estigmatizar cualquier avance o fortalecimiento de la oposición política.

Violencia en Siria

Una multiplicidad de fuerzas de oposición que hace siete meses se levantó contra el régimen de Siria, logró forjar el pasado 2 de octubre en Estambul, un Consejo Nacional Sirio (CNS).

El malestar popular en el país árabe que comenzó en marzo con reclamos de reformas y críticas contra la corrupción, violencia y opresión por parte del gobierno,  ha visto patentado, no sólo la formación de un frente unitario que representa un espectro que va desde la izquierda a la Hermandad Musulmana, sino también, una estructura organizada y diversa que no ha podido en sus mejores momentos establecer el propio gobierno por falta esencial de voluntad política.

Una oposición inexperta bajo el paraguas de un Consejo Nacional que cuenta con una asamblea general de 230 miembros, un comité ejecutivo de 29 (entre los que hay cuatro kurdos, un asirio y varios cristianos, drusos y alauitas), y un consejo presidencial de siete representantes, se enfrenta a un gobierno opresor y a una comunidad internacional sin voz unificada que apoya, en algunos casos, sanciones contra el país y posibles intervenciones, en otros, rechazo al propio Consejo por la alianza que existe entre países como China, Rusia, Irán o Venezuela con el gobierno de Al Assad.

Ataques, explosiones, muertos, restricciones por parte de las fuerzas de seguridad sirias, violaciones a los derechos humanos, son eventos que se están recrudeciendo en Siria y ante el cual, los países de la comunidad internacional no saben cómo responder. Resoluciones del Consejo de Seguridad parecen no ser una vía ya que dentro del propio Consejo hay diversas voces. La intervención no es una opción en lo inmediato y menos cuando hay tantos frentes inconclusos, guerras no deseadas y problemas internos en los países con poder que necesitan ser resueltos en lo inmediato.

¿Qué implica el apoyo de la ALBA al gobierno de Bashar al Assad?

El Alba es un mecanismo construido básicamente por Venezuela y Cuba del cual Chávez espera una retribución: la solidaridad automática a una política exterior con fuerte apoyo en el recurso petrolero. Sin embargo, esto ha traído debilitamientos dentro del esquema ya que las relaciones construidas sólo sobre la base de la fortaleza del petróleo y no sobre la base de intereses mutuos, ha hecho que países del Caricom no decidan apoyar completamente y reiteradamente, los postulados de Venezuela como por ejemplo en el caso del apoyo al gobierno sirio.

Esto brinda una aproximación de lo que realmente constituye la ALBA, un club de países solidarizados entre sí ideológicamente y sostenidos solo por el petróleo venezolano.

Es así como las implicaciones de que la ALBA apoye al Assad serían mínimas, teniendo en cuenta además que los países que están al frente del esquema están desprestigiados por sus propios problemas domésticos, ante la comunidad internacional. Venezuela hace uso del esquema regional para pretender una mediación y negociación que no logró en solitario ante la crisis en Libia.

Apoyar a Al Assad ¿qué revela del gobierno venezolano?

a) Desesperación por mantener un frente internacional anti imperialista que se le está yendo de las manos. No tiene a Libia, Siria tiene sus problemas al igual que Irán, y Rusia y China están emergiendo inteligentemente sin ese discurso fanfarrón anti Occidental.

La ALBA no tiene un discurso negociador o mediador o al menos una hoja de ruta, ya que ellos no son un intermediario válido a nivel internacional. Con o sin ALBA, el problema sirio se escapa de las acciones de Venezuela y sus países aliados.

También hay que tener en cuenta que Chávez privilegia los negocios con sus socios ideológicos. Con Siria para 2010 tenía firmado un fondo de financiamiento por $100 millones, empresas mixtas binacionales, construcción de una refinería en Siria con alianza también de Irán, con una inversión de $4.700 millones, entre otros negocios sustanciosos, que no son fáciles de romper y tampoco se quieren romper.

b) Este apoyo refleja lo que realmente es el gobierno de Venezuela hacia lo interno. Defender ante la EPU “avances en materia de DDHH” para luego salir a defender a un gobierno opresor, compromete al país entero, y además demuestra la poca que el gobierno le da a la defensa de los derechos humanos, al menos los que universalmente se entienden como tal.

c) Desconocimiento de la relevancia del momento que vive el mundo islámico. Pretender estigmatizar la imagen de la oposición siria por sus “supuestas alianzas con el imperialismo”, es una visión reduccionista ante las trágicas décadas de autocracia y violencia vivida bajo estos gobiernos gerontocráticos y de partido único.

d) Otra intervención por parte de la comunidad internacional a un país, tras los sucesos recientes en Libia, sería nuevamente el espejo en el que Chávez quiere verse para acallar también el clima de tensión interno. El imperialismo siempre está detrás de lo que ocurre en Venezuela. El mismo discurso se escucha en Al Assad y en Gadafi.

e) Apoyar Al Assad justo cuando se está siendo examinado ante el Consejo de Derechos Humanos es un riesgo pero también una respuesta como descredito que emplea el gobierno para contrarrestar embates internacionales que sancionen o llamen la atención al Estado Venezolano. Prueba de ello son las aproximadas 148 recomendaciones que el Consejo extendió al gobierno de Venezuela el 11 de octubre en materia penitenciaria, de libertad de expresión, estado de derecho y separación de poderes, mayoritariamente.

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Desde el comienzo de la primavera árabe, el gobierno de Venezuela ha sido abiertamente generoso con aquellos países que desde la pretensión de un frente común antiimperialista se enmarcan en la misma ideología de Chávez a saber dentro del Medio Oriente y Magreb: Irán, Siria y Libia, no así Egipto o Túnez.

En este sentido, Libia y ahora Siria parecen ser el espejo en el que lamentablemente Chávez quiere verse. El agotamiento interno del mismo discurso anti imperialista que le queda grabado sólo a sus acólitos más fervientes y la poca contundencia que tiene Venezuela  hoy en la escena internacional,  ha colocado a Venezuela como un actor poco serio y fiable con el cual contar.

Es por ello que el gobierno ha decidido en cierta forma retomar esa idea de la intervención internacional a los cuales estarían expuestos países petroleros como Venezuela o Libia, además de seguir vendiendo el apoyo y la asociación de una oposición política venezolana con países como Estados Unidos o aliados europeos de Estados Unidos, para estigmatizar cualquier avance o fortalecimiento de la oposición política.

Violencia en Siria

Una multiplicidad de fuerzas de oposición que hace siete meses se levantó contra el régimen de Siria, logró forjar el pasado 2 de octubre en Estambul, un Consejo Nacional Sirio (CNS).

El malestar popular en el país árabe que comenzó en marzo con reclamos de reformas y críticas contra la corrupción, violencia y opresión por parte del gobierno,  ha visto patentado, no sólo la formación de un frente unitario que representa un espectro que va desde la izquierda a la Hermandad Musulmana, sino también, una estructura organizada y diversa que no ha podido en sus mejores momentos establecer el propio gobierno por falta esencial de voluntad política.

Una oposición inexperta bajo el paraguas de un Consejo Nacional que cuenta con una asamblea general de 230 miembros, un comité ejecutivo de 29 (entre los que hay cuatro kurdos, un asirio y varios cristianos, drusos y alauitas), y un consejo presidencial de siete representantes, se enfrenta a un gobierno opresor y a una comunidad internacional sin voz unificada que apoya, en algunos casos, sanciones contra el país y posibles intervenciones, en otros, rechazo al propio Consejo por la alianza que existe entre países como China, Rusia, Irán o Venezuela con el gobierno de Al Assad.

Ataques, explosiones, muertos, restricciones por parte de las fuerzas de seguridad sirias, violaciones a los derechos humanos, son eventos que se están recrudeciendo en Siria y ante el cual, los países de la comunidad internacional no saben cómo responder. Resoluciones del Consejo de Seguridad parecen no ser una vía ya que dentro del propio Consejo hay diversas voces. La intervención no es una opción en lo inmediato y menos cuando hay tantos frentes inconclusos, guerras no deseadas y problemas internos en los países con poder que necesitan ser resueltos en lo inmediato.

¿Qué implica el apoyo de la ALBA al gobierno de Bashar al Assad?

El Alba es un mecanismo construido básicamente por Venezuela y Cuba del cual Chávez espera una retribución: la solidaridad automática a una política exterior con fuerte apoyo en el recurso petrolero. Sin embargo, esto ha traído debilitamientos dentro del esquema ya que las relaciones construidas sólo sobre la base de la fortaleza del petróleo y no sobre la base de intereses mutuos, ha hecho que países del Caricom no decidan apoyar completamente y reiteradamente, los postulados de Venezuela como por ejemplo en el caso del apoyo al gobierno sirio.

Esto brinda una aproximación de lo que realmente constituye la ALBA, un club de países solidarizados entre sí ideológicamente y sostenidos solo por el petróleo venezolano.

Es así como las implicaciones de que la ALBA apoye al Assad serían mínimas, teniendo en cuenta además que los países que están al frente del esquema están desprestigiados por sus propios problemas domésticos, ante la comunidad internacional. Venezuela hace uso del esquema regional para pretender una mediación y negociación que no logró en solitario ante la crisis en Libia.

Apoyar a Al Assad ¿qué revela del gobierno venezolano?

a) Desesperación por mantener un frente internacional anti imperialista que se le está yendo de las manos. No tiene a Libia, Siria tiene sus problemas al igual que Irán, y Rusia y China están emergiendo inteligentemente sin ese discurso fanfarrón anti Occidental.

La ALBA no tiene un discurso negociador o mediador o al menos una hoja de ruta, ya que ellos no son un intermediario válido a nivel internacional. Con o sin ALBA, el problema sirio se escapa de las acciones de Venezuela y sus países aliados.

También hay que tener en cuenta que Chávez privilegia los negocios con sus socios ideológicos. Con Siria para 2010 tenía firmado un fondo de financiamiento por $100 millones, empresas mixtas binacionales, construcción de una refinería en Siria con alianza también de Irán, con una inversión de $4.700 millones, entre otros negocios sustanciosos, que no son fáciles de romper y tampoco se quieren romper.

b) Este apoyo refleja lo que realmente es el gobierno de Venezuela hacia lo interno. Defender ante la EPU “avances en materia de DDHH” para luego salir a defender a un gobierno opresor, compromete al país entero, y además demuestra la poca que el gobierno le da a la defensa de los derechos humanos, al menos los que universalmente se entienden como tal.

c) Desconocimiento de la relevancia del momento que vive el mundo islámico. Pretender estigmatizar la imagen de la oposición siria por sus “supuestas alianzas con el imperialismo”, es una visión reduccionista ante las trágicas décadas de autocracia y violencia vivida bajo estos gobiernos gerontocráticos y de partido único.

d) Otra intervención por parte de la comunidad internacional a un país, tras los sucesos recientes en Libia, sería nuevamente el espejo en el que Chávez quiere verse para acallar también el clima de tensión interno. El imperialismo siempre está detrás de lo que ocurre en Venezuela. El mismo discurso se escucha en Al Assad y en Gadafi.

e) Apoyar Al Assad justo cuando se está siendo examinado ante el Consejo de Derechos Humanos es un riesgo pero también una respuesta como descredito que emplea el gobierno para contrarrestar embates internacionales que sancionen o llamen la atención al Estado Venezolano. Prueba de ello son las aproximadas 148 recomendaciones que el Consejo extendió al gobierno de Venezuela el 11 de octubre en materia penitenciaria, de libertad de expresión, estado de derecho y separación de poderes, mayoritariamente.

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