En un sentido análogo al presentado por Alexis de Tocqueville en su obra El antiguo régimen y la revolución, las transformaciones que experimenta el sistema internacional siempre muestran novedad en medio de vestigios del sistema anterior, lo que condiciona las acciones de los Estados en tiempos de paz y de guerra. La herencia de la Guerra Fría sigue acompañándonos, enormes arsenales convencionales y las armas de destrucción masiva (junto a su proliferación) condicionan hoy el uso de la fuerza. En el caso de los regímenes democráticos, la opinión pública se ha convertido en el centro de gravedad que determina el éxito o el fracaso en incursiones armadas, de allí la necesidad de minimizar el costo político del uso de la fuerza.
No obstante las limitaciones, en los últimos años una potencia ha venido ejerciendo fuerza y alcanzando objetivos con un costo mínimo, nos referimos a Francia. Sólo este año podemos destacar acciones: a) intervención multilateral en Libia (con una clara iniciativa francesa); b) intervención unilateral en Costa de Marfil (en la que las tropas en el terreno siguen siendo garantía de gobernabilidad); y c) amenaza de ataque preventivo contra instalaciones nucleares de Irán (desde la perspectiva de teoría de juegos, amenazar con usar la fuerza puede ser tanto o efectivo que ejercerla).
Cada una de las tres acciones destacadas responde al interés francés por seguir siendo una referencia en seguridad internacional, lo que constituye un rasgo ineludible en una gran potencia comprometida con el orden. Pero esto se hace en un ambiente adverso para Francia, pues la preeminencia americana sigue haciendo sombra sobre el protagonismo europeo, y los BRICS claman, cada vez con mayor crédito, por posiciones determinantes en el sistema. En esta ambiente, el gobierno de Sarkozy ha optado por explotar el poderío militar y la credibilidad diplomática francesa, sin arriesgarse a ser desgarrado por la opinión pública al evitar apuestas que no pueda pagar. Así, las acciones mencionadas, aunque distintas, no sólo coinciden en el marco de la gran estrategia francesa, sino comparten rasgos que podrían darnos un perfil del uso francés de la fuerza en el temprano siglo XXI, y hasta podrían constituirse en lecciones para revalorizar las acciones en pro de objetivos de seguridad, sin caer en la paradoja de desatar una confrontación directa entre grandes poderes. Estos rasgos son:
1. Lateralismo selectivo. Ir solo en aquellas acciones que se puedan emprender sin ayuda y que sean temas de baja densidad para las grandes potencias, y hacerse acompañar para legitimar acciones más delicada y complejas. Unilateralismo en Costa de Marfil, multilateralismo en Libia.
2. Producción propia de armas. Una ínfima minoría de Estados puede afrontarlo, pero para las grandes potencias (o los aspirantes) depender cada vez menos de tecnología militar extranjera asegura un suministro íntimamente ligado al interés nacional. Los Rafale fueron la vanguardia en la instauración de la zona de exclusión aérea sobre Libia.
3. Alianzas operativas. A pesar de la autonomía que Francia siempre ha reclamado, su reincorporación plena a la OTAN evidencia la utilidad estratégica y política de una alianza operativa. El uso de la fuerza se legitima cuando se está en una alianza que concentra el 60% de los vetos del Consejo de Seguridad y del gasto militar del mundo.
4. Compromisos selectivos. Actuar de modo más directo y comprometido en aquellas zonas en las que existan condiciones socio-históricas para intervenir. Así, por ejemplo, Francia interviene de modo más asiduo y profundo en su antiguo espacio colonial, en donde su cultura es la principal referencia.
5. Generar credibilidad para vivir de ella. Una secuencia de acciones de fuerza puede convencer al resto del mundo de la disposición a la acción de un Estado. La amenaza de ataque preventivo contra Irán no parece ser más que un mensaje dentro del concepto de la diplomacia de la violencia, pero no cabe duda que su impacto es mayor en tanto viene de una potencia que ha llevado adelante, sólo este año, dos intervenciones militares simultáneas.
Muchas otras lecciones podrían desprenderse si ampliamos el rango de acciones y de tiempo, pero ya esta muestra parece representativa y nos indica cuál pude ser el patrón del uso de la fuerza en esta década que comienza.
Por @vmijares