Es muy difícil para algunos autócratas reconocer el momento en que su régimen ha llegado a su fin! Pero es mucho mas grave en el caso de un déspota como Kadafi quien pretende aferrarse al poder contra viento y marea, y mantenerse aun mas allá de los 42 años de tiranía, sin importarle que su pueblo sea masacrado, humillado y vejado.
Otros dictadores como Mubarak en Egipto, o Ben Ali en Túnez –hoy sometidos a juicio- entendieron que no podían masacrar a su pueblo, y aceptaron dejar el poder. Otros regímenes como el de Jordania, Marruecos o Argelia, han propuesto transformaciones Constitucionales o legales para permitir un dialogo que evitara confrontaciones.
Ello no es así para Kadafi y sus secuaces, que tratan a los disidentes que luchan por una Transición, definiéndolos como “ratas, apátridas, drogadictos y canallas” a los que “hay que aplastar”, promoviendo en sus alocuciones el culto del odio que ha logrado destruir un país petrolero rico, en un país devastado y hundido en la pobreza de sus mayorías.
La Comunidad Internacional no pudo tolerar los crímenes de lesa humanidad ni permanecer indiferente ante la masacre, la utilización de mercenarios y la aniquilación de la población civil, cuyo “delito” había sido sumarse a la exigencia de cambios al igual que en toda la región como consecuencia de la irrupción de la Primavera Árabe.
No solo el Consejo de Seguridad de la ONU, sino también la Liga Árabe, la Unión Africana, países emergentes como Brasil, India y China y la casi unanimidad de los países del mundo, aprobaron una resolución que permitió utilizar los mecanismos contemplados en la Carta de las Naciones Unidas para frenar la masacre y para ayudar a encontrar una solución pacifica en la que los Libios sean artífices de su propio destino.
A pesar de las bravuconadas de Kadafi, el Consejo de Transición Nacional iniciara su difícil tarea de reconstrucción de un país devastado, y para hacerlo deberá dedicarse a impulsar el cambio en base a las libertades, encaminarse a curar las heridas, y exigir un régimen de tolerancia, sin dejar de juzgar a los criminales. No hay duda de que la transición será compleja y larga, y lo será aun mas, mientras permanezca y se radicalice el desequilibrio de un Kadafi que no quiere entender que termino su dominación.
La incondicional relación del Gobierno “bolivariano” con su aliado estratégico no ayuda a la transición pacifica y democrática requerida, ya que con su complicidad justifica que surjan obstáculos adicionales de fuerzas extremistas de uno y otro lado, que polarizaran y dificultaran las acciones en pro de la tolerancia y de la unidad. Pero con o sin el respaldo de Chávez, la comunidad internacional vibrara con entusiasmo con los demócratas libios cuando se consolide la libertad, y podamos todos vibrar con un gran aplauso afirmando “VIVA LIBIA LIBRE”…
Caricatura por : @CarlosLatuff