Las reacciones exageradas y desmedidas de los sectores oficialistas en respuesta a las sanciones a PDVSA, me hacen recordar al cuento del pastorcito que amenazaba a la población con la falsa noticia de que “Ahí viene el lobo”, pero cuando el lobo apareció de verdad, el pueblo no le hizo caso.
La adopción de la denominada Ley CISAD es complementaria a la Resolución 1929 del Consejo de Seguridad de la ONU aprobada en junio del 2010, ya que esta le faculta a los países miembros adoptar otras medidas que refuercen el embargo adoptado contra Irán con el fin de frenar la desaforada carrera armamentista nuclear de ese país ante su rechazo de cumplir con los compromisos internacionales acordados.
La Unión Europea se baso en esa misma resolución al adoptar reglamentaciones en el ámbito financiero para sancionar a los Bancos que aceptasen depósitos del Irán. Hace algunos meses se anuncio el bloqueo de las cuentas de un Banco Venezolano-Iraní en Europa, que obedece a sanciones derivadas de esa disposición.
El Departamento de Estado adopto dos cláusulas de las nueve establecidas en la nueva legislación contra Irán: 1.- la exclusión de los créditos de Eximbank y 2.- no aceptar la contratación de PDVSA con el Estado Norteamericano. Estas medidas no tienen repercusión efectiva sobre las actividades concretas de PDVSA, porque hace ya 23 años no se usa el crédito de Eximbank y porque la contratación se hace a través de CITGO.
Si bien la medida es una advertencia, lo aconsejable hubiera sido que el Gobierno asumiera una posición diplomática firme pero cautelosa en defensa de los intereses que tenemos ambos países en mantener una relación petrolera sana, y no marcando una posición en apoyo a la fraternidad con Ahmadinejad “porque nos da la gana” como afirmo el Vice Presidente de la Asamblea Nacional Aristóbulo Isturiz.
En vez de actuar por la vía diplomática, se opto por el habitual enfrentamiento que es fácil iniciar, pero muy difícil saber hasta donde puede llegar. La acalorada Sesión de la Asamblea Nacional, unida a la radical Conferencia de Prensa Maduro-Ramirez transmitida en Cadena Nacional y la serie de manifestaciones “patrióticas” con sus declaraciones altisonantes, podría hacerles pensar que redundara en beneficios electorales, pero pone en peligro la estabilidad de nuestras ventas de petróleo a futuro.
La “Diplomacia Espectáculo” continuara probablemente en Foros internacionales, mientras que en lo interno se tratara de descalificar a quienes no nos sumemos al patrioterismo, tildándonos de manera simplista como “pitiyankis, apátridas y traidores”, que por supuesto, no lo somos. Que fácil es hacer una revolución de micrófono y seguirle vendiendo petróleo al “Imperio”, mientras se grita “Ahí viene el Lobo”.
