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Yogi Berra: El Sabio

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Hace 13 años

Hoy está cumpliendo años Lawrence Peter Berra, mejor conocido como “Yogi” Berra, el filósofo del beisbol.

Nació el 12 de mayo de 1925 en San Luís, Missouri y creció en una barriada de inmigrantes italianos, “The Hill.”

Aunque se le recuerda como receptor, una de sus grandes virtudes era la versatilidad, podía defender también las esquinas y jugar en el jardín derecho o el izquierdo; donde era necesario, estaba Berra.

Debutó con los Yankees de Nueva York en 1946 con 21 años y por 18 temporadas fue uno de los Yankees más celebres; su último año como pelotero activo en las Mayores transcurrió con los Mets.

En 3 oportunidades ganó el premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana, en dos votaciones alcanzó el segundo lugar y en otra la tercera posición entre los mejores de la temporada. Fue invitado 15 veces al  Juego de las Estrellas y tiene importantes records de Serie Mundial: más juegos (75),  más hits conectados (71) y es el líder en Series Mundiales ganadas con 10 de las 14 en las que participó; además fue el catcher en el único juego perfecto en Serie Mundial, ocurrido en 1956 haciendo batería con Don Larsen.

Se dice y puede comprobarse a través de los videos, que era buen bateador. Se paraba a la zurda y sabía conectar bolas malas. De hecho una vez le comentaron al respecto y soltó una de sus frases: “Si se pueden conectar son bolas buenas”. Era un bateador tan difícil de ponchar,  que en 1950 recibió nada más 12 ponches en 656 turnos, lo que quiere decir que abanicaba una vez cada 50 veces.

La época que le tocó vivir fue la post-guerra, cuando los jugadores de pelota eran considerados verdaderos héroes; y él lo era. Fue firmado por los Yankees en 1942, pero no debutó hasta 1946  porque tuvo que servir en la Marina de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Sobre eso dijo una vez: “Yo estaba en la armada, pero mi corazón estaba en el Béisbol y con los Yankees”.

Berra consiguió el apodo cuando aún era un jovencito y un amigo, Jack Maguire, también beisbolista y quien jugó un par de temporadas en las Grandes Ligas, le dijo que él se parecía a un “fakir” haciendo yoga, así que le llamó “Yogi”. Años más tarde, jugando para los Yankees, se supo el “mote” y es como lo conoce el mundo entero.

El sobrenombre “Yogi” se hizo tan famoso, que fue inspiración para William Hanna y Joseph Barbera, cuando en 1958 crearon la comiquita del oso glotón del Parque Yellowstone: “Yogie Bear” por  “Yogi Berra”.

Fue Coach de los Mets de Nueva York y también de los Yankees, con estos últimos ganó dos Series Mundiales (1977 y 1978), con lo que su fama de “amuleto de la buena suerte” con los del Bronx quedó más que consolidada.

Veo que después de una página refiriéndome a la genialidad del pelotero Yogi Berra, es preciso decir que más allá de todo eso, el legendario careta adquirió fama mundia por sus frases, hoy definidas como “yoguismos”.

Algunos se burlan y dicen que más bien parecen disparates, verdades de Perogrullo, frases “obvias” y no pocos lo comparan con “Cantinflas”,  lo que creo no debe molestar a Yogi.

Hay montones de citas; unas que tienen que ver con el beisbol y que reflejan su forma de ver la vida y otras divertidas, relacionadas con su cotidianidad y su peculiar decir los momentos vividos.

Cuánta generosidad hay en esta que dedicó a uno de los mejores lanzadores de la historia: “Comprendo por qué Sandy Koufax ganó 15 juegos en 1963, lo que nunca me he explicado es cómo perdió cinco”.

“Yo diría que ha hecho más que eso”, cuando se le preguntó si Don Mattingly había superado las expectativas que despertó cuando llegó a los Yankees.

Para referirse al beisbol, a su trabajo: “¿Pensar? ¿Cómo diablos se puede pensar y batear al mismo tiempo?” o “Si no puedes imitar a un pelotero, no trates de copiarlo”.

“En el beisbol todo ocurre de un momento a otro, y a veces antes” completamente comprensible para fanáticos de la pelota que sabemos que algunos juegos se pierden antes de la voz de Play Ball o por fracciones de segundo.

Expresiones que reflejan su magnífico sentido del humor y la ironía: “Nadie va ya al Yankee Stadium, porque sierre está lleno” que podría parecer un disparate hasta que descubrimos cuánta gente no puede ir un juego en el Bronx porque no consigue entradas.

O esta, que tiene que ver con la suerte, que siempre está con quien lo hace bien, en el diamante y en la vida real: “Solía tener mejor suerte cuando bateaba mejor”.

Hay humildad y sabiduría en otra frase que mucho recordamos: “Siempre pensé que el record duraría hasta que alguien lo rompiera”.

Son cantidad de palabras,  decenas de citas que cada vez que es oportuno alguien por ahí compila y que siempre divierten y nos ponen a pensar… “La mayor genialidad consiste en no decir nada cuando nada genial hay que decir”.

Y claro, de todas ellas, la más pronunciada: “El juego no termina hasta que termina”, filosofía que trascendió al juego de beisbol.

Centenares de veces debió ocurrir que un juego que parecía ganado se perdió faltando un strike. Millares de juegos se voltearon luego de remontar diferencias que parecían imposibles.

Todas la veces del mundo hay que esperar a que caiga el último out para cantar victoria.

Es una frase cargada de optimismo; nunca hay que rendirse, siempre se puede venir de atrás, el peor momento puede cambiar en segundos y convertirse en la gran oportunidad para demostrar que con voluntad no hay imposibles, que no hay que entregarse antes de tiempo, que no puede decaer el ánimo ni en la situación más adversa…

“La esperanza es lo último que se pierde”, reza otro dicho, pero el del beisbol es mejor.

Unos prefieren a Heidegger o a Nietzsche, a los Griegos, Los Beatles, Winston Churchill o Daniel Santos; a los beisboleros nos gusta citar a Yogi Berra.

Y así nos gusta ver las cosas: “¡Si, pero estamos gozando un mundo!”, replicando a quien le dijo “Oye, Yogi, creo que perdimos”.

Tratando de no quitarle la vista a la pelota. Atentos porque “Uno puede observar muchas cosas sólo con mirar”, enfocados: “Si no sabemos dónde vamos terminaremos en cualquier otro lugar”.

A veces, muy pocas, cometemos errores que nos salen bien, o que no cuestan tanto, de resto decimos como él: “Cometí un error equivocado”, seguramente el amable lector sabe a qué errores se refiere el catcher predilecto de Casey Stangel.

A Yogi le ha ido bien con sus cosas, aunque una vez dijo: “En realidad nunca dije lo que dije”, pero no le creemos.

No es una locura “Mi futuro ya pasó” cuando pienso en lo que no hice o en lo que ya no tiene remedio, entonces vuelvo a la más famosa de todas.

Y no hay que tratar de “enmendarla”, de corregir la “redundancia”. La frase dicha en el dugout de los Mets, durante un juego que parecía perdido fue: “No termina hasta que termina”, como canta Leny Kravitz:

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