A finales de abril de 2009, Freddy Farfán cayó abatido a fuego de pistola en las afueras de Caracas. Faltaban pocos días para que Farfán entregara ante la fiscal 50 del Ministerio Público el escrito en el cual solicitaba el sobreseimiento de la causa por la que estaba imputado. Su caso tenía que ver con la desaparición de 45 millones de dólares del portafolio de inversiones de Fogade.
Farfán había ingresado a mediados de los 90 en el organismo en calidad de técnico y ascendió al cargo de director de finanzas en tiempos del chavismo. Abandonó el puesto una vez que Jesús Caldera Infante asumiera la presidencia.
Antes el presidente había sido Rómulo Henríquez, por recomendación de su amigo José Vicente Rangel; y antes, Carlos Calderón, y antes, gobierno de Caldera, Esther Margulis.
Entre la administración de Calderón, Henríquez y Caldera Infante se desencadenaron los hechos, que condujeron al asesinato, mayo de 2006, de Arturo Erlich, 42 años, representante del Banco Nacional de París en Venezuela, quien llevaba parte de las colocaciones del fondo, y del asesinato de Farfán.
Hasta donde es posible precisar, Calderón no estaba de acuerdo con el trabajo de Erlich, y lo suspende. Calderón criticaba el manejo del fondo de inversiones que, afirmaba, llevaba 4 años sin revisarse. “Se evidenció que la política de inversiones estaba centralizada en pocas personas que detentaban un alto grado de discrecionalidad y que los recursos estaban concentrados en 3 instituciones, las cuales percibían astronómicas contraprestaciones en comisiones y diferenciales por transacción”.
Con estas palabras, escritas en un informe, Calderón apuntaba directamente hacia los operadores y hacia la administración de Esther Margulis. La verdad es que ni en este punto de las inversiones ni en la política general de Fogade, Calderón dio tregua a Margulis, quien se defendía señalando que en cuanto a la cartera de inversiones, la relación no era con personas sino con instituciones y en cuanto a Fogade, apuntaba que Calderón estaba llevando la entidad a su destrucción, tal como pasó, luego de las gestiones continuadas de Calderón, Henríquez, Caldera Infante y sucesores.
Es así como en la gestión de cartera, Calderón decide ampliar el radio de participantes. Y eso es lo que deja por fuera a los antiguos operadores. Luego llega Rómulo Henríquez, y la administración saliente de Carlos Calderón, presidente, y Jorge Rodríguez Moreno, vicepresidente, le advierten de dos episodios en particular.
Primero, el cheque supuestamente sin fondos con el que Pedro Torres Ciliberto –figura prominente de los nuevos negocios de la boliburguesía que cayó en desgracia a finales de 2009- ha comprado a Fogade un paquete de acciones de Orson Kravitz, el pequeño banco de inversión que el inversionista después transforma en Baninvest: Hay que investigar, advierten, pese a que Calderón antes de llegar a Fogade había sido condiscípulo y luego asesor de Torres Ciliberto en la adquisición del banco a sus dueños originales. Aquellas acciones que poseía Fogade le habían quedado como remanente de la intervención del Banco Italo en la crisis bancaria. Por lo que se podía apreciar, en Fogade, Calderón y Torres Ciliberto ya no llevaban las mejores relaciones.
Segundo, las presuntas amenazas recibidas de parte de Erlich por la decisión de sacarlo del combo de operadores a cargo de manejar el portafolio de inversiones del instituto. Ni en lo uno ni en lo otro, Henríquez tomó medidas extraordinarias. Torres Ciliberto, amigo de José Vicente Rangel, se queda con el lote de acciones; y Erlich vuelve a manejar los fondos.
Hay dos versiones en torno al caso Torres Ciliberto. Calderón afirma que su antiguo cliente pagó a las pocas horas, y sus colaboradores que no, que el caso se le endosó a Henríquez. Cualquiera que sea la decisión, el problema es que Fogade nunca debió entregar las acciones a Torres Ciliberto, en tanto ya su pago estaba atrasado, pues eso era romper con las reglas.
Por otro lado, en gestiones anteriores, la política de Fogade se empeñaba en buscar agentes Triple A para la administración de cartera. En el periodo chavista, cambia el esquema y hay movidas de diversa naturaleza.
Si bien Erlich era un profesional reconocido en el mercado, a su muerte dejó sembrada la duda de en qué momento, bajo qué administración, los fondos ya no existían: qué pasó con ellos, dónde quedaron.
El nuevo titular de Fogade, Humberto Ortega Díaz, solicitó la averiguación del destino de los fondos, certificando que los recursos fueron entregados el 14 de diciembre de 2001 al BNP y de allí pasaron a una cuenta de Erlich.
Los auditores han certificado que todavía en el momento de la entrega del cargo de Farfán, había constancia de la disponibilidad de los 45 millones de dólares.
En el manejo de cartera, corren muchas historias parecidas en Caracas, como la de los amigos que abrieron un fondo para inversiones particulares de otros amigos, contrataron un operador quien terminó falsificando los estados de cuenta, acarreando pérdidas a los clientes por 30 millones de dólares. Y más reciente, el manejo del Fondo de Pensiones de PDVSA por parte de la firma presidida por Francisco Illaramendi.
Por lo demás, hay constancia de que el último presidente de Fogade en reunirse con Erlich había sido Caldera Infante. Y Erlich había asistido años atrás a la primera boda de Farfán.
Dos meses antes de caer, Erlich había sufrido un primer atentado. En esa oportunidad, fue él quien abatió a uno de los atacantes. En la segunda, los asesinos le dispararon a mansalva delante de su novia: lo cosieron a tiros, lo remataron en el piso.
Es a la muerte del operador que los estados de cuenta dejan de ser enviados a la institución, en tanto que Fogade ya había reclamado el pago de 2 millones de dólares en intereses, que tampoco llegaron a destino.
¿Es el signo de los tiempos en Venezuela? ¿Es la nueva manera de ajustar las cuentas?
En fin, el escrito que los abogados de Farfán habían preparado, aporta otros detalles:
“Con las diligencias efectuadas por el Ministerio Público quedó demostrado o evidenciado que: a) no incurrí en ninguna conducta dolosa dirigida a apropiarme, distraer, o que otro lo hiciera, de los fondos investigados. b) que mi actuación, junto a Mauricio Roitman, cumplió la orden de ejecución del contrato –asset management- dada por la junta directiva de Fogade, en los términos y condiciones en que fue firmado, una de las cuales era que el BNP suministraría la cuenta donde debían ser transferidos los fondos -USA $45 millones- porque el propio contrato, por su amplitud de manejo de esta operación, no contenía esa información y el BNP debía suministrarla después de firmado el contrato; c) que los fondos fueron transferidos a la cuenta Nº 03737354576, ABA 063100277, en el Bank Of America, de SBP Investments, por instrucción del Banco Nacional de París indicándola como su filial, y no por iniciativa mía destinada a sustraerlos o distraerlos para mí o a favor de terceros, todo según los términos del contrato de asset management para el manejo de los indicados fondos. d) que la transferencia de los fondos sí fue notificada a la Gerencia de Contabilidad de Fogade y que su registro se hizo relacionándola con el BNP como banco contratado para manejar los fondos, y no registrándola a nombre del Bank Of America porque éste no era el contratado; e) que todos los miembros de la junta directiva de Fogade tomaron la iniciativa de contratar, conocieron, discutieron y aprobaron los términos y condiciones del contrato de asset management objeto de esta investigación, así como ordenaron ejecutarlo a través del Comité de Inversiones y la Gerencia General de Administración, este último a mi cargo para entonces; f) Que el ciudadano ARTURO ERLICH era el representante del Banco Nacional de París ante Fogade para el momento de la celebración del contrato de Asset Management por US $45 millones, g) quedóconfirmado que en el período 2002-2004 los fondos, $45.000.000, permanecieron, por ejecución del asset management, en la cuenta Nº 03737354576, ABA 063100277, en el Bank Of America, estando el registro contable a nombre de “Banco Nacional de París” como banco contratado. Es decir, después de dejar mi cargo en Fogade, los fondos, contable y materialmente, seguían bajo control de BNP.
Tales comprobaciones reafirman, y en ningún caso contradicen, mis propias conclusiones sobre lo que realmente pudo haber sucedido. Así, el denunciante dijo que los estados de cuenta dejaron de llegar a FOGADE a partir de abril de 2006, siendo que en el mes siguiente -mayo 2006- murió el ciudadano Arturo Erlich, hecho público y notorio reportado en los medios de comunicación venezolanos. Mientras, se dice, que el Banco Nacional de París negó tener bajo su custodia y manejo los US $ 45 millones a partir del año 2002, todo lo cual permite suponer:
A) Que el occiso, o personas allegadas a él, tenía el control total de la auténtica y/o supuesta correspondencia del Banco Nacional de París contentiva de los estados de cuenta y demás conceptos sobre el contrato Asset Management, y por eso tales documentos dejaron de recibirse en FOGADE un vez que ocurrió el deceso de ese representante del BNP, como se evidencia de la denuncia la que, además anexa, marcada “G”, folios 273-275 pieza 1, un reporte tomado de Internet de la página Web www.clbspa.com donde se anota que a partir del 13/6/2006 la misma expiró y no fue renovada, siendo que a través de esa página web presuntamente se “podrían” observar los estados de cuenta del Asset Management. Significativo, de acuerdo con el orden de ideas expuesto, es que al fallecer Arturo Erlich, también fenece la página en cuestión (junio 2006);
B) Que de ser cierta la sustracción de los fondos de la cuenta de Asset Management de BNP, este hecho fue perpetrado en un período posterior a la salida del suscrito del cargo de Gerente General de Administración y Finanzas de Fogade.
C) Antes estos hechos, el Banco Nacional de París pretende desentenderse, y por ello niega su vinculación con los mismos, a fin de evadir su responsabilidad civil como custodio administrador de los fondos a través del asset management”.
Por Juan Carlos Zapata