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Jorge Giordani.

AN aprueba comparecencia de ex ministros Jorge Giordani y Héctor Navarro

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La Comisión Permanente de Contraloría de la Asamblea Nacional aprobó este miércoles la solicitud de comparecencia de los ex ministros Jorge Giordani y Héctor Navarro, con la finalidad de que suministren información sobre la asignación de divisas por un monto superior a los 20 mil millones de dólares a empresas de maletín, hecho reconocido por el propio gobierno.

El vicepresidente de la Comisión, diputado Ismael García, afirmó que ambos ex funcionarios deben ahondar en las denuncias que han formulado públicamente cuando integraban el Gabinete Ejecutivo, por lo que se les solicitará toda la información concerniente a las referidas irregularidades.

 

CASO ALIMENTARIO

La Comisión de Contraloría también aprobó iniciar una averiguación sobre la situación de alimentos en Venezuela, tras las múltiples denuncias formuladas por la Diputada al Consejo Legislativo del estado Carabobo, Neidy Rosal.

En este sentido, se acordó realizar inspecciones a los principales puertos del país (Puerto Cabello, La Guaira, Guanta y Maracaibo), así como a las redes de distribución y almacenamiento de Mercal, PDVAL y Bicentenario, con el objeto de verificar la situación de dichas instalaciones y el estatus de inventarios de alimentos.

La parlamentaria regional recordó que 160 mil toneladas de alimentos se pudrieron en 2010 sin que a la fecha haya sido sancionado ningún funcionario. Igualmente, apuntó que 65% de la producción de alimentos del país está controlada por el gobierno nacional, a través de empresas como Diana, Fama de América, Monaca, Agropatria, entre otras, por lo consideró que la actual crisis que atraviesa el país no puede justificarse bajo una supuesta «guerra económica».

Por su parte, el diputado Carlos Berrizbeitia propuso a la Comisión elevar a la plenaria de la Asamblea Nacional un informe especial sobre las gestiones del ex ministro de Alimentación, Félix Osorio; el ex presidente de Pdval, Carlos Osorio; y al actual titular del despacho de Alimentación, Rodolfo Marco Torres, a los fines de determinar las responsabilidades políticas a que haya lugar por la grave escasez de alimentos en Venezuela.

La Comisión de Contraloría también acordó revisar el procedimiento de contratación de la empresa brasileña JBS, que recibió adjudicación directa de 2.100 millones de dólares en junio de 2015, para la importación de pollo y carne.

 

Carta pública de la ministra Iris Varela al profesor Giordani

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La ministra de Servicio Penitenciario escribió una carta al ex ministro de Planificación Jorge Giordani. En el escrito la funcionara cuestiona la postura que ha asumido en los últimos meses el profesor, quien ha hecho público su descontento con el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

En el escrito Varela confiesa que: «hago un esfuerzo por entender el  porqué  ahora,  en medio de las dificultades,  cuando debe ser el momento justo  y  necesario de la unión de los revolucionarios  y  patriotas,  para cortarle el paso a la derecha fascista,  y sales precisamente tú,  Profesor,  y  te conviertes en el paladín de las hienas que nos han acechado desde el mismo día en que un osado Comandante zambo y con verruga,  de origen humilde  y  con olor a pueblo, llegó al Palacio de Miraflores».

La ministra le pide al profesor que le expliqué ¿por qué ahora las políticas sociales no sirven? » ¿ No tiene ningún efecto en las políticas sociales la baja de los precios del petróleo ?  ¿ Cómo ha podido hacer el gobierno de Maduro para mantener las políticas sociales en medio de esta arremetida ? ¿Cómo ha incidido ‘dólar today’, ‘ó ‘el fracking, el acaparamiento, la especulación, el bachaqueo, el financiamiento internacional a grupos terroristas,  en nuestra economía ?  ¿ Cómo puede un revolucionario poner en entredicho el impacto de la arremetida golpista nacional  e  internacional contra nuestra economía buscando tumbar el gobierno,  observar que las hienas,  en contraprestación,  le otorgan su buen centimetraje  de  prensa,  y  no  reflexionar  al  respecto?», se pregunta la funcionaria.

Lea la carta completa a continuación.

CARTA PÚBLICA AL PROFESOR GIORDANI

Conocí al Profesor Jorge Giordani empezando mi activismo político en el MBR-200. Tal vez él no lo recuerde, dado que para entonces yo tenía el privilegio de ser una muchacha de poco más de 20 años  y  una solemne desconocida en la política nacional.

Siempre he sentido un profundo respeto por todas las personas, especialmente por aquellas que se sumaron al llamado, hecho por el Comandante Chávez,  cuando irrumpió contra la arruinada Venezuela de la década de los 90.  La Venezuela de los excluidos,  de los desaparecidos,  de los maltratados  y  torturados;  de los Juan Bimba  y  de los pata en el suelo;  de los desdentados;  de los bachilleres sin cupo,  de los niños sin escuela,  de los indios, negros  y  discapacitados, ignorados e invisibilizados hasta entonces,  por una élite corrupta,  enriquecida groseramente al amparo de las grandes contrataciones públicas otorgadas a sus entornos familiares e íntimos (ejemplos sobran).  La misma Venezuela que 3 años antes de Chávez, ya había dicho  ‘Basta’,  y  se lanzó a las calles el  27  y  28 de febrero de 1989.

No me sorprendió el Giordani incólume en el Palacio de Miraflores el 11 de Abril de 2002, cuando luego de múltiples intentos de la derecha,  con el apoyo internacional que nunca les ha faltado,  lograron consumar el Golpe de Estado contra el Comandante.  No puedo olvidar sus expresiones,  menos aún aquella frase inmortalizada en el documental  «La revolución no será transmitida»,  donde  sentencia:  «Esta es la victoria de la muerte».  No llevo la cuenta de cuánto tiempo exacto duró Giordani desempeñándose como uno de los más importantes Ministros de nuestro Comandante Supremo,  lo que si sé,  es que ese tiempo  fue más largo que el de Nicolás Maduro como Canciller,  ya que para entonces  (Abril 2002)  Maduro era,  al igual que esta servidora,  un Diputado de la Asamblea Nacional.

A mi llegada al Gabinete,  exactamente el 26 de Julio de 2011,  sentía un gran orgullo compartir espacios de trabajo con tan notable e importante personaje del acontecer político  y  económico nacional.  Ya comenzaba a evidenciarse la articulación y arremetida del poder económico,  desplazado con la llegada de Hugo Chávez al Poder,  contra las políticas sociales del Gobierno Nacional,  insostenibles si no se cuenta con ingresos,  inviables si no es un gobierno revolucionario  el  que  dirija los destinos de la nación.

Esa arremetida contra las políticas sociales del gobierno nacional,  las sentí impactando especialmente en la tarea que me ocupa.  Recuerdo las constantes advertencias de Giordani sobre la carencia de recursos, las dificultades para presentarle la solicitud de un crédito adicional,  ya que sin su ‘visto bueno’,  eso no llegaría al despacho del Presidente y sí, las recomendaciones de ejecutar nuestras funciones con políticas de austeridad.

Soy protagonista  y  testigo del esfuerzo de  «todo»  el gabinete del Presidente Chávez,  en cumplir con las recomendaciones del Profesor Jorge Giordani.  Así como también soy protagonista y testigo,  de los frutos de ese esfuerzo colectivo,  que le han puesto un signo a una política revolucionaria que ha caracterizado el Gobierno de nuestro Presidente Obrero Nicolás Maduro  y  que distingue a todo punto de cuenta en la aprobación de recursos a las carteras ministeriales,  cuando de su puño y letra nuestro Presidente Maduro nos pide:  «hacer  más  con  menos».

Por estas razones  y  otras de orden político  y  personal,  no puedo entender al Profesor  y  revolucionario Jorge Giordani,  salir  hoy,  cuando nuestro proceso está siendo duramente golpeado por el poder económico nacional e internacional,  a erigirse como vocero de la oposición que bien repudió,  cuando esa oposición vitoreaba la muerte el 11 de abril,  y  que continúa hoy vitoreando la muerte  porque ese es un intento que no ha cesado.

Giordani,  camarada:  esa  «Victoria de la Muerte»  que repudiaste el 11 de abril de 2002,  continuó sus andanzas con el paro petrolero de finales de ese año y principios de 2003;  se manifestó en las guarimbas de 2014;  llegó a tu casa y a tus espacios académicos y laborales,  a pretender lincharte por el delito de haber acompañado a Chávez  y  por permitirte no pensar como ellos;  negó 18 veces  y  más,  el triunfo del pueblo en múltiples elecciones;  se regocijaron con la muerte de nuestro Comandante;  se llenó de arrechera  y  murieron 14 personas. Continúa con su danza fúnebre  y  segaron la vida de 43 personas más,  dejando heridas  a  otras  800…

Confieso que hago un esfuerzo por entender el  porqué  ahora,  en medio de las dificultades,  cuando debe ser el momento justo  y  necesario de la unión de los revolucionarios  y  patriotas,  para cortarle el paso a la derecha fascista,  y  sales precisamente tú, Profesor,  y  te conviertes en el paladín de las hienas que nos han acechado desde el mismo día en que un osado Comandante zambo y con verruga,  de origen humilde  y  con olor a pueblo, llegó al Palacio de Miraflores.

Quiero creer que jamás ha sido tu intención servirle al enemigo de la patria,  pero recuerdo cuando dijiste una vez que  «a tu edad podías permitirte decir ciertas cosas».  En realidad,  a tu edad,  a la mía  o  a la edad de cualquiera de las generaciones que vienen detrás,  sencillamente un revolucionario echa la palabra,  como decía Alí,  pero no se deja coger por el enemigo  y  menos para ser utilizado por éste.

Ciertamente yo no soy economista, pero sí una revolucionaria que está dispuesta a dar su vida por la defensa de mi Patria  y  de nuestro proceso.  En consecuencia,  quisiera una explicación clara,  sencilla,  convincente  y  oportuna,  de un revolucionario que duró algunos años al frente de las políticas económicas impulsadas por la revolución bolivariana,  y  cuyas recomendaciones hemos cumplido al pie de la letra.  ¿ Por qué ahora esas políticas sociales no sirven ?  ¿ No tiene ningún efecto en las políticas sociales la baja de los precios del petróleo ?  ¿ Cómo ha podido hacer el gobierno de Maduro para mantener las políticas sociales en medio de esta arremetida ? ¿Cómo ha incidido ‘dólar today’, ‘ó ‘el fracking, el acaparamiento, la especulación, el bachaqueo, el financiamiento internacional a grupos terroristas,  en nuestra economía ?  ¿ Cómo puede un revolucionario poner en entredicho el impacto de la arremetida golpista nacional  e  internacional contra nuestra economía buscando tumbar el gobierno,  observar que las hienas,  en contraprestación,  le otorgan su buen centimetraje  de  prensa,  y  no  reflexionar  al  respecto ?

Querido  Profesor,  siguiendo la Agenda Económica Bolivariana,  impulsamos  y  creemos en la economía productiva. ¿ No merece ninguna consideración de su parte,  el titánico esfuerzo de nuestro Presidente,  en medio de esta vorágine, por convertir nuestra economía rentista,  esa que usted dirigió varios años,  en una economía productiva,  a través de la siembra  y  de la producción nacional,  pasando  por  la  sustitución  de  importaciones ?

Le digo,  querido profesor,  que las políticas económicas que adelanta Nicolás Maduro para este momento histórico,  darán su resultado  tal como lo ha planificado nuestro Presidente batallador.  Y  veremos los resultados a corto,  mediano  y  largo plazo.  Lo que no se logró  por múltiples factores,  con barril de petróleo  a  100  dólares  y  con usted al frente de la Política Económica, administrando cada dólar que ingresaba a nuestras arcas públicas,  lo logrará Maduro,  obrero  y  chofer,  para beneficio de nuestro pueblo,  con el nuevo modelo económico productivo,  que impulsa a través de 14 motores  y  no tengo  dudas  al  respecto.

Fue muy fácil ser revolucionario al lado de Chávez  y  con boyantes ingresos petroleros que el mismo Comandante forjó;  esos ingresos que están reflejados en educación,  salud,  viviendas,  becas,  pensiones,  disminución de la miseria  y  de la pobreza.  Obras de vialidad,  sistemas de transporte,  pago del servicio de la deuda  y  hasta un nuevo sistema penitenciario,  que incluye infraestructura y atención integral a cada privado de libertad,  adulto o adolescente.

En honor a Chávez,  los verdaderos revolucionarios se conocerán en esta etapa,  donde la derecha fascista,  entreguista  y  terrorista,  ha alcanzado una posición política que no puede subestimarse.

Con el respeto de siempre,

Iris  Varela

El día que Giordani salió por la cocina  por Laura Helena Castillo

Giordani sale por la cocina

Foto: @robertodeniz

@laurahcastillo

“¿Cuándo será que van a llegar Chino y Nacho?”, dice un camarógrafo que lleva casi una hora esperando. La rueda de prensa convocada por los exministros de Hugo Chávez, Jorge Giordani y Héctor Navarro, comenzó tarde pero terminó temprano.

En el salón Maracaibo del Hotel El Conde hace calor. El aire acondicionado no alcanza para enfriar un cuarto pequeño con unos 40 reporteros, una decena de camarógrafos, las historias del 6-D y el vapor de la expectativa. Poco antes de comenzar la puerta principal quedó bloqueada: había demasiada gente. Los que entraron, entraron; y, para salir, había que pedir permiso –y perdón- a los demás. A lo Chino y Nacho.

Casi a las 11:00 am entraron por la puerta de atrás Giordani y Navarro. Evitaban atravesar la madeja de periodistas, como solía hacer el antiguo jefe de las finanzas del país en sus tiempos de ministro. Flashes y aplausos de algunos seguidores políticos. Los dos hombres se quedaron un rato mirando la convocatoria que su llamado había logrado. Parecían sorprendidos. La noche anterior el presidente Nicolás Maduro había hecho publicidad –a su manera-, a esta rueda de prensa.  No dijo los nombres de nadie, pero no hizo falta.

Primero habló Navarro. Dijo que lo que estaba ocurriendo en el país era una catástrofe y que ellos ya habían advertido las consecuencias políticas de los errores económicos. Dejó entrever que los diputados de oposición estaban tentados a acabar con los logros sociales de la revolución. Cito a Chávez. Leyó a Chávez. Recordó a Chávez. Y no mencionó a Maduro directamente. Después le tocó a Giordani, que leería unos pliegos que llevaba redactados. “Hay que refundir la república. No refundar, refundir los pedazos rotos”. Con cada línea que leía iba  mostrando más soltura, más ímpetu. Improvisaba, recordaba a su papá, a Pérez Jiménez, a Chávez. Manejó bien el volumen de la voz, dijo groserías. Dijo “jalabolas”.

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Llegaron las preguntas. Unas en orden, otras espontáneas. “¿Ellos me están interpelando aquí?”, preguntó Giordani a unos periodistas que lo interrogaban en coro. Ya no estaba tan cómodo. Hasta que, casi a las 12 del mediodía, sonó la sirena.

Sirena.

Gente volteando a la puerta.

Sirena. Más cerca. Como una ambulancia subiendo la escalera.

“Llegó el Sebin”, broméo alguien. Pero no dio risa.

Un hombre con megáfono: “UakjdsfajsdfMADUROñlkajsdkfjasdlMADUROñlakjsdñlajsfñsa. VENIMOS DEL 23 DE ENERO”. Era lo único que se entendía. Un coro le respondía. Eran muchos. Se identificaron como Grupo 23 de enero en vanguardia. No iban armados.

Giordani se puso de pie y caminó hacia la puerta por la que entró. La del fondo. Algunos periodistas logramos seguirlo y un buen grupo, sobre todo los camarógrafos de los canales de televisión, tuvieron que quedarse ahí cuidando los equipos. Bajamos por unas escaleras y llegamos al comedor de los trabajadores del hotel. Una mujer comía albóndigas con arroz en un tupperware.

-Buen provecho.

-Gracias.

Nos miraba, sin ningún interés, ir y venir desorientados por los intestinos del edificio. Entramos al restaurante por la cocina. “Venezuela es un laboratorio social, político, económico”, dice Giordani: ojos azules más azules, cara de resignación con topping de angustia. “Profesor Giordani, siéntese en la mesa del fondo para que no lo vean”, recomienda un hombre que parecía el encargado de la seguridad del hotel mientras trata de cerrar las puertas de vidrio.

—¡Tráiganme un palo de escoba para trancar!, grita empujando las puertas.

—¿Y de qué te va a servir un palo de escoba?, responde una mujer del grupo.

A través del vidrio oscuro se ve gente moverse. Se escuchan gritos.

Giordani se sienta unos segundos en el restaurante, pero vuelve a pararse. “¿Dónde está Héctor?”, dice. Está calmado pero no tanto como para conversar tomándose un jugo de guayaba. Le ofrecen salir de allí. Los periodistas lo grabamos, le tomamos fotos, algunos le hablamos. En eso estamos cuando salimos por una galería a la parte de atrás de la Asamblea Nacional. “Pero no le hagan fotos para que la gente no lo vea”, pide el empleado que no encontró el palo de escoba.

Salimos al bulevar. Se acerca la gente. Creen que es un diputado. Caminamos hacia la Baralt, unas motos pasan. Los que lo reconocen lo insultan. Ya no hay mucho ambiente Chino y Nacho. En la esquina de la avenida, el exministro de Finanzas se detiene y conversa con los periodistas que todavía lo siguen. Y ahí cae el chorro de agua desde un apartamento. Lo mojan. Mojan a los periodistas.

—¿Estará limpia?, es lo primero que se escucha. Se huelen las ropas.

Casi por el medio de la calle Giordani sube vía al Ávila. Nadie sabe a dónde va pero igual hacemos lo que él hace. Unos militares están frente a una tienda viendo sin entender nada. Él se acerca y los confronta. “Yo era ministro de Chávez y acabo de ser atacado. Pido protección”. Dos de los tres guardias se escurren; uno queda atrapado por el exministro, que habla con él.

Llega un carro para auxiliarlo. En todo el trayecto no se acercó ningún funcionario a ofrecerle protección a pesar del evidente desorden en la calle.

Justo antes de que el grupo que decía apoyar a Maduro disolviera la rueda de prensa, el periodista de The Wall Street Journal acababa de hacerles una pregunta a Giordani y Navarro: “¿Por qué ustedes están diciendo esto ahorita y no hace tres años?”. A los exministros de Chávez no les dio tiempo a responder. Los salvó la sirena.

Video de @robertodeniz (9 de diciembre de 2015)

Ibsen Martínez Oct 28, 2015 | Actualizado hace 8 años
El cargo habilita por Ibsen Martínez

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Se cuenta de un puñado de intrigantes palaciegos que recusaban la designación de un protegido del dictador argentino Juan Domingo Perón como alto funcionario de la Secretaría de Trabajo y Previsión.

Por ver si modificaba su decisión, los cortesanos impartían al Jefe las insuficiencias del candidatito quien, según esta leyenda, ni siquiera era sindicalista de una rama industrial importante, de esas cuyas luchas forjan reputaciones.

No había pasado por un directorio sindical realmente peso pesado, como los de ferroviarios, petroleros o frigoríficos. No había dirigido nunca una huelga ni negociado con éxito un contrato colectivo. Ni siquiera era abogado laboralista. Para apartar todo reparo, el Jefe respondió, tersa y zanjadoramente: «No importa: el cargo habilita».

La respuesta fue, desde luego, muy festejada por los áulicos del dictador como una prueba más de la perspicacia e ingenio del gran fraseólogo sureño. «Se non è vero, è ben trovato«.

La frase «el cargo habilita» obró en lo sucesivo como santo y seña de aquellos vociferantes incapaces que, para mediados de los años cincuenta —antes, muchísimo antes de los planes de ajuste inspirados en el Consenso de Washington— ya habían llevado a la otrora pujante Argentina a la bancarrota, en nombre de la justicia social.

Medítese esa frase —»el cargo habilita»—, cuya concisión la hace digna de ser el mantra de todos los populismos latinoamericanos. Así, los designados a dedo por Hugo Chávez para ocupar, en 2003, la directiva de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), luego del tiránico y arrogante despido de más de 20.000 gerentes y técnicos de alto desempeño, bien pudieron decirse a sí mismos: «Desconozco el negocio, no soy ingeniero de yacimientos ni he pasado una hora en una plataforma de perforación, pero da igual: el cargo habilita».

La meritocracia corporativa que hasta entonces regía la exitosa petrolera criolla, dijo Chávez, era una engañifa más de los privilegiados apátridas. El resultado del desguace de Pdvsa está a la vista.

A su manera resentida, esto de que el cargo trae consigo las aptitudes necesarias es superchería de añeja estirpe entre nosotros, latinoamericanos, hecha del oportunista revanchismo de los justicieros que llegan al poder para acabar con los «obscenos privilegios» que etc., etc. En tanto que expresión del igualitarismo a ultranza, la doctrina del cargo que habilita atenta contra una de las pocas jerarquías que, desde tiempos de las cavernas, los humanos aceptamos de modo natural y sin chistar: la de la competencia, la de las capacidades y destrezas individuales.

Porque «el cargo habilita» le fue dado al Che Guevara para pasar de dirigir los fusilamientos de La Cabaña (hasta ese momento, su única experiencia administrativa) a asumir, sin titubeos, la dirección del Banco Central de Cuba para acometer, de la mano de Fidel, la planificación económica del país. En muy poco tiempo, las improvisaciones, intemperancias, lecturas a medio hacer, intuiciones y desmesuras de Guevara despedazaron el aparato productivo cubano.

Porque por «el cargo habilita» padecen aún los venezolanos la nefasta perdurabilidad, ¡14 años!, del monje Jorge Giordani, un improbable ingeniero a quien solo distinguían la perruna lealtad al tirano y la arrogancia de la ineptitud, en el Ministerio del Poder Popular para la Planificación Económica. Llevar a la ruina y la catástrofe social a un país petrolero, en el curso del más largo boom de precios en un siglo, fue su logro superlativo.

Así entiende el chavismo —los chavismos continentales— lo irreemplazable que hay en ese no sé qué, alojado entre el saber y la experiencia y que es, en suma, lo humanamente intransferible, lo que no tiene precio.

El País ES

@ibsenmartínez

 

Entre sueños y pesadillas: La desesperanza es lo último que se pierde por Armando Martini Pietri

RodolfoMarcoTorres2

 

Si vamos a hablar con seriedad no sólo no sabe de economía, aunque por su trayectoria ya algo debería haber aprendido pues ha manejado bancos de primera importancia y ha debido tomar decisiones importantes; técnicamente hablando es el jefe de la economía del país, sea cual sea la realidad de esa jefatura, es Ministro de Hacienda, Finanzas y Presidente de la Banca Pública. 

En la práctica, es un militar profesional que hasta que Chávez lo puso al frente de los bancos del Gobierno no tenía más idea sobre economía nacional que usted y yo. Entiendo que ya retirado, participó en el episodio del 4 de febrero, no es muy dado a la exposición pública, parece ser hombre de pocos discursos, más bien tímido y prudente, que deben considerarse buenas virtudes para un ministro de finanzas, quien además preside el banco más grande de Venezuela, banco del Estado que en teoría marca la pauta bancaria nacional.

Uno de esos días asfixiantemente húmedos de esta Caracas que en octubre se pone nublada y aplastantemente lluviosa, quien tiene sobre sus hombros la responsabilidad de la compleja economía venezolana está trabajando en su confortable oficina ubicada en la antigua sede del Citibank en pleno centro de Caracas. Rodolfo Marco Torres está cansado, abrumado de problemas, se desvela y comprende –el problema es que lleva demasiado tiempo entendiéndolo, y comprender lo malo puede aplastar a cualquiera- que las cosas no van bien y mucho menos como quisiera. Y que se van a poner peor. La amplia oficina lo agobia, no es que sea pequeña, es que las angustias son muy grandes. Se echa hacia atrás en la cómoda butaca presidencial, cierra los ojos, con la mirada sacada de realidades suelen surgir nuevas esperanzas. El general y Ministro clave cierra los ojos no para dormir sino para soñar, para imaginar y analizar. 

Entonces, en algún momento cuando el pesado ruido de la calle va disminuyendo y los brillos de las luminarias callejeras –las que están encendidas, que no son todas- dan saltos en los charcos que dejó el corto, reciente y feroz aguacero, Marco Torres siente el imperio de abrir los ojos, se exige su mirada directa. 

A su alrededor hay una especie de espacio iluminado y más allá nada se ve, es penumbra. Pero eso no es lo que cuenta; a lo que abre de par en par los ojos, la atención y el espabilamiento del Ministro Torres es que frente a él está, con boina roja encajada con firmeza y banda presidencial, Hugo Chávez. No está muy seguro de lo que debe decir, pero el instinto militar lo lleva a ponerse de pie de inmediato en posición de acatamiento. “¡A la orden, mi comandante en jefe, qué honor recibirlo”, exclama con clara firmeza militar, pero también con una comprensible confusión, ¿general y banquero viendo espíritus?, al mismo tiempo con la alegría de reencontrar al amigo. Y fijándose un detalle: Chávez viste completo su uniforme de Comandante en Jefe, ¿se acuerdan?, el del copiado de los que usan los hermanos Castro.

Título de caja

Chávez, seco, responde con tono de mando a un subalterno de confianza. “Está bien, Torres, gracias, ahora siéntate y explícame qué carajo es lo que pasa con la fulana economía. Estoy harto de hablar con todo tipo de personas y nadie me explica nada, temo llegar a la conclusión de que de Nicolás para abajo nadie tiene idea». 

El Ministro pone expresión serena y contesta: “Mi Comandante en Jefe, la situación es crítica pero salvable”.

Harto de promesas y especulaciones, Chávez no se impresiona: “Bueno, cuéntame; o, mejor dicho, no me eches otro cuento, convénceme”.

“Hagamos un poco de memoria para ver la situación en perspectiva”, advierte el Presidente del Banco Venezuela, quien da pasos adelante recurriendo a la memoria y recordando: “cuando usted presidía la revolución la situación ya era de cuidado, eso hay que recordarlo, porque lo que nos está pasando no lo comenzamos ni el Presidente que usted eligió, ni yo. Toda esta tranca la comenzaron el viejito Giordani, que se las daba de misterioso y lo envolvía y jalaba las brasas para su lado y a conveniencia, mientras su hombre de confianza en petróleo, Rafael Ramírez hacía lo mismo en PDVSA y Merentes se auto-incubaba en el BCV; era una economía inmanejable no importa lo que usted quisiera hacer; era un desastre y la descoordinación insoportable”. Y aclara aún más el Ministro: “antes, cuando era Presidente todos hablaban, cada uno daba sus propias explicaciones y usted cambiaba o simplemente se iba a otro tema. Con Maduro la situación ha cambiado en algo, al menos el único que habla y propone soy yo y todos los demás siguen o tratan de ver de dónde sacan los reales”.

Torres cruza los dedos en gesto involuntario, mantiene la mirada baja pero el ánimo decidido, no piensa callarse: “Porque ésa es la otra cuestión, mi Comandante en Jefe, y hay que decirla clarita: usted tuvo mucha plata en las manos, tuvo esa gran suerte, el Presidente Maduro lo que tiene son deudas en bolívares que no valen nada y en dólares que cuestan demasiado”. 

“Bueno”, concilia Chávez “entiendo todo eso, pero dime qué han adelantado, qué hacen para solventar esta paralización, esta tranca económica que puede generar un lío grande en lo social, porque en lo político parece que vamos a perder las parlamentarias”.

El Ministro de Finanzas se apresura a informar: “estamos en conversaciones con el banco alemán Deutsche Bank, quienes conocen muy bien nuestra situación y no son pro-gringos como el Fondo Monetario Internacional; los alemanes son gente seria y nos están asesorando para ver cómo salimos de este enredo en el que estamos” y no puede evitar que se le salga agregar «y perdóneme el abuso, este enredo en el que nos metieron usted y los suyos». 

Chávez reacciona con fuerza “¡nunca hubiera permitido que esto sucediera!”

El general mantiene su actitud respetuosa pero él no lo va a callar: “no se trata de permitirlo o no, mi Comandante eterno, son las consecuencias de una política errada y populista, y ésa política era la suya, la de Giordani y todos los demás”. 

Chávez sabe que su amigo y subalterno tiene razón, y opta por la búsqueda de soluciones, entre otras cosas porque a él tampoco se le ocurre nada. “Ajá, ¿y entonces las soluciones? Porque por lo que sé, desde mi partida lo único que sube en este país es la inflación, que para el 2015 se estima en 158 % y para el 2016 hasta 200 %, o más”, expresa indignado.

«Hay muchas variables, Comandante», señala sin mucha convicción el Ministro, “el PIB, el incremento del poder adquisitivo, los aumentos de salarios, el reconocimiento de la FAO….” «Déjate de pendejadas», lo interrumpe Chávez: “no vengas con palabras técnicas porque eso no sirve, aquí quien se jode y sufre es el más pendejo, el más pobre, es decir, mi pueblo y no los oligarcas que siempre están más ricos”.

El fallecido Presidente está de pésimo humor y lo que oye no lo mejora, lo que ya sabe lo empeora: “el aumento de los alimentos de su precio regulado es todos los días, el precio regulado es una referencia olvidada, el café 900%, la harina pan 690%, la leche en polvo 600%, el tomate 344%, las alas de pollo 341%, la zanahoria 120%, la carne molida 43% el cartón de huevos 123%”; se queda en silencio un instante mientras busca más ejemplos y le explota en la ira el peor, «¡y eso cuando se consiguen!».

El general banquero se defiende de una avalancha de la cual no se siente único responsable: “eso es culpa de oligarcas, pelucones, Fedecamaras, empresarios, el imperio, el contrabando de extracción, los buhoneros y bachaqueros que están especulando, son la artillería de la guerra económica…”

Chávez baja el tono, “la verdad, Marcos, me morí de cáncer, no de pendejera ¿Ahora me vas a contar que Lorenzo Mendoza esta encompinchado con ellos para conspirar contra el gobierno? ¡Por favor, más seriedad!”

Marco Torres también baja la guardia, recuerda con quien está hablando “mi comandante presidente eterno comprendo su molestia”; interrumpe Chávez nuevamente indignado “¿molestia? ¡Lo que estoy es arrecho! Se entiende que se cometan errores, que la ideología y los sueños lo cieguen a uno, pero cuando se llega al extremo de la defensa de la revolución, ¿cómo es posible que hayan permitido este desastre económico?” 

El Ministro de Finanzas insiste en una explicación: “bajó el precio del petróleo, Presidente, el barril se vende en menos de la mitad de sus tiempos, no tenemos dólares…”.  A Chávez el argumento no lo satisface, al contrario, la expresión se le congestiona y corta al general: “¡que van a tener dólares si se los robaron todos!”  Pero Torres no se queda con ésa y responde de inmediato: “el robo no es de ahora también cuando usted era el máximo jefe aquí hubo amigos que robaron a mansalva, el profesor Giordani y otros veteranos chavistas lo saben y lo dijeron públicamente” 

«Sí, claro», ironizó Chávez, «¿y qué ha hecho el Gobierno para recuperar ese montón de dólares desaparecidos? ¿Por qué no publican la lista de esos sinvergüenzas? Por allí andan los bolichicos en el imperio comprando apartamentos de 60 millones de dólares y en España comprando haciendas y codeándose con la realeza ¡Yo me morí, a mi ya no me culpen!, ¿qué ha hecho Nicolás, qué has hecho tú, qué ha hecho la Fiscal?». El Ministro va a responder, pero Chávez está embalado y es él quien da un salto adelante, “¿cómo es eso que van a meter preso a Mendoza de Polar? Se volvieron locos ni yo pude hacerlo y te consta que busqué muchas formas y cada una era más riesgosa que la otra, lo único que conseguimos fue convertirlo en héroe nacional y ahora popular!.»

El militar banquero se quita el asunto de encima: “Bueno, mi Comandante supremo supongo que esas son vainas de Maduro o de Diosdado, a mí nadie me ha dicho nada de eso y si vino porque está preocupado no vuelva más cuando metan preso al de Polar porque eso va a desatar mucha molestia entre los venezolanos” 

«Volvamos al tema», insiste Chávez «¿que tienen preparado para salir de este lío y ganar las elecciones?»

El Ministro vuelve a tomar fuerza y anuncia: “estamos preparando una arremetida contra la especulación, presentamos un presupuesto manteniendo todos los beneficios sociales y vamos a abastecer cuanto abasto y supermercado público y privado haya a partir de noviembre para que no falte nada, ya tenemos guardada mucha mercancía y estamos esperando otras. Lamentablemente se nos fregó un barco lleno de carne pero hay mucho más en camino. No se preocupe que no faltará nada” 

Chávez cambia, estalla, golpea el escritorio, abre los brazos, está realmente indignado, exasperado, encarajinado: «¡claro que me preocupo, y mucho más cuando leo declaraciones como que ´Venezuela esta como esta por la guerra económica´, ‘yo gozo en las colas sabrosas’, ´coman piedras fritas´ o ´hay que dolarizar los salarios´. Son expresiones insólitas, ridículas y por eso peligrosas son como para sentarse a llorar»

El militar se levanta “sin duda comparto su opinión, esas estupideces no ayudan para nada pero no puedo hacer mayor cosa al respecto”. Chávez reclama con dureza: «¿Qué pasó con el bolívar? ¿Por qué lo dejaron volverse ñoña? Una cosa es que pierda fuerza, pero en tus manos y en las de Nicolás ya no vale nada, -ni los ladrones lo quieren- ¡eso es casi traición a la Patria, carajo!» 

Marco Torres camina hacia el ventanal con la cabeza baja, pensativo, mira hacia la calle, “no tengo respuesta más que la de decirle que hemos seguido su legado al pie de la letra” y agrega con resignación y a la vez con preocupación: “estoy seguro que seré el chino de Recadi del Gobierno de Maduro y pagaré los platos rotos de este desastre, seré el responsable y así lo reflejará la historia.”

Se voltea para argumentar, pero la oficina está vacía, perfectamente iluminada. Y entonces siente un enorme cansancio.

 

@ArmandoMartini

 

Entre sueños y pesadillas: El alumno desconcertado visita al profesor vacío de respuestas por Armando Martini Pietri

GiordaniyChávez

 

No es un hombre de grandes ambiciones personales, no necesita carros lujosos ni relojes de prestigio, es moderado en sus apetitos materiales, es de esos individuos poco comunes que piensan primero mucho, por años, pero se concentran en un solo camino del cual después no saben cómo salir, de hecho ni siquiera se interesan en hacerlo hasta que la realidad los golpea tan duro que su ordenada y sólida convicción se queda en el aire.   

Nunca ha sido ladrón, simplemente no le interesa, está extraviado en su propio bosque y cree que es la selva amazónica, no tiene montañas, ni siquiera árboles más altos para subir y poder ver más allá. Sólo así se habría dado cuenta de que su campo es pequeño, cada día más pequeño. Quizás así entendería que no lo llaman “el Monje” por su misticismo sino por su aislamiento. 

En esas pesadillas pensaba el otrora poderoso hombre de las finanzas y cerebro de la economía chavista, ahora apartado y en soledad en su espacio “El rincón del Quijote” –como llama a su lugar preferido en su casa-, en el que está hoy desterrado, sin privilegios ni poder, y cuando ya no se tiene poder, empieza uno a pensar en los demás, ya no hay bosque, sólo gente en colas de mercados sin comida que comprar y mendigando medicinas. Jorge Giordani, que en su retiro forzoso lee periódicos y ve cosas que antes ni siquiera se imaginaba,  reflexiona y recapacita sobre lo que en la actualidad vive y padece el pueblo venezolano. 

Repasa tercamente, por quien sabe cuántas veces, las muy gastadas páginas de la teoría marxista y toda la hipótesis económica de la izquierda mundial; no la de ahora claro, la de los tiempos de Marx y décadas después Lenin. De repente hace aparición el comandante Hugo Chávez.

Giordani, ya con sus años y curado de miedos, se sobresalta un poco como cuando Maduro lo botó, pero se recompone y pronuncia: “¡Virgen de la Altagracia, comandante, qué honor y qué placer!”. Se arregla, hace pausa y vuelve a la acción: “No sabe cuánto tiempo he deseado este encuentro”. 

Chávez feliz de encontrarse con su profesor predilecto pero preocupado por la situación exclama: “yo también”. 

Pero sin perder tiempo va a lo que motivó su viaje: “¿Qué está pasando en Venezuela, profesor, está vuelta guate? Tú deberías saberlo, yo no hice nada que tu no me aconsejaras, hasta seguí tu recomendación, aquella de que “los pobres tendrán que seguir siendo pobres, los necesitamos así, hay que mantenerlos pobres y con esperanza” refrendado después con la frase célebre de ese muchacho Rodríguez: “No vamos a sacarlos de la pobreza para que se vuelvan escuálidos”.

Chávez se enseria, se ve que está molesto y también desconcertado, busca explicaciones: “¿Qué más pobres tienen que seguir siendo?”

El ingeniero electrónico con profundo suspiro comienza su abanico de pretextos: “es que el imperialismo, la burguesía, los escuálidos, el consumismo, la libre empresa, Fedecámaras, los empresarios privados, la economía liberal… 

Chávez lo interrumpe ásperamente y dice: “Jorge, no me des excusas pendejas, esa estrategia la apliqué yo y la gente lo creía, ahora lo dice Nicolás y no convence a nadie. La gente esta brava, molesta y arrecha como decía el imberbe aquel. Dame algo sólido, yo no estuve en el Cendes de tus tiempos” 

El profesor universitario respira hondo y comienza de nuevo: “Presidente le recuerdo lo que le dije en 2012: “El regalado se tiene que acabar, comandante”. “Después que nos dejaste prematuramente Hugo, le recomendé a tu sucesor que tomara ciertas medidas pero entre el Banco Central de Venezuela y ciertos intereses nuevos y viejos no me hicieron caso”. 

Chávez refunfuña, “si yo no te entiendo del todo, ¿cómo quieres que te entienda Nicolás, que sigue creyendo que los árabes son unos viva la pepa que no saben de negocios?”

Giordani, ya acostumbrado a largas conversaciones con quien fue su alumno y su jefe, no se deja apartar del tema, sigue en lo suyo: “el ejecutivo no ha tomado las medidas draconianas que se necesitaban por complacer a centros de poder. Como además Maduro no tiene fuerza propia, lo que hace es meter más gente en el Gobierno, aumenta la burocracia alrededor suyo para sentirse más jefe, y más burocracia trae más enredos, más trampas, más pescuezos estirados y, por supuesto, más corrupción”.

Chávez lo oye hablar, empieza a sentir otra vez que Giordani es sabio, se va dejando envolver y espera que el maestro continúe.

La mente del catedrático trata de organizarse para apartar la hojarasca, y decide meter el dedo en la parte más vergonzante: “querido comandante yo se lo advertí en su momento, que algunos revolucionarios, enchufados y jovencitos astutos substrajeron de las arcas de la nación, con empresas fantasmas, mas de 25 mil millones de dólares, ¿se acuerda que se lo dije? y también advertí a Maduro y no me prestaron atención, al menos usted me oyó, Nicolás me despidió”.

Chávez reconoce “es que tu eres muy mío, pero muy incómodo para Nicolás”

Giordani, con disciplina de profesor y de marxista, sigue en la ruta que se fijó: “siempre sostuve que la política social del gobierno tendría como centro ‘al ser humano’ y que había espacio para los empresarios, pero sólo para aquellos que querían invertir y asumir riesgos, por supuesto con una tasa razonable de ganancias”.

Se acaricia la escasa barba que le rodea el cuello y continua: “hay una diferencia que no termina de entender la maquina demoledora del neoliberalismo, que termina por dejar en la cuneta un bagazo que, justamente, es el ser humano; para ganar hay que poner dinero, hay que invertir, para ganar, Comandante, no para abultar carteras de dinero en un par de operaciones”.

El comandante interrumpe de nuevo, pero ahora desencajado: “¿Pero quién va a querer invertir? Si aquí no se le dan dólares a nadie, ni cadivi, ni simadi, ni sicad 1 y 2, ni Cencoex ni ninguno de esos inventos que hicimos y que han fracasado. Nicolás y lo que él llama gabinete económico parece que no existieran, no declaran ni dicen nada, excepto cuando no tienen nada que decir. ¿Por qué no le ponen un parado al dólar today? ¿A quienes les interesa tenerlos? ¿Nadie sabe quiénes son? ¡Y ahora Jaua declara ‘que los quiere extraditar’ ¿Qué carajo va a extraditar si ni siquiera sabe quiénes son? ¿Qué vaina es ésta?, esto se parece a la Radio Rochela. ¡Una mamadera de gallo!”

Chávez está francamente molesto y sigue: “y por lo de ‘al ser humano’ eso ya no lo compra nadie, se agotó ese discurso, todos son pobres hasta la clase media o sea el 95% de la población, todos mamando”. Un recuerdo se le monta en la cabeza y aclara: “bueno, todos menos los especuladores y los bachaqueros esos”.

 “Es verdad, comandante” resalta con resignación el Doctor en Planificación que continua tratando de dar alguna respuesta: “Presidente, le recuerdo que según fuentes bancarias alrededor de 30 mil venezolanos tienen casi 90 mil millones de dólares en el exterior, cuando la deuda total social es más o menos similar”. Hace una dramática pausa y continúa: “esa situación es gravísima porque el Estado es dueño del subsuelo y del recurso”.

 El comandante supremo se fastidia y señala: “Profesor, eso está bien para una clase de economía pero te repito, al pueblo le importa muy poco. ¿Dónde están los presos por corrupción? ¿Por qué quienes se robaron esos reales están libres? ¿Por qué el gobierno no ha hecho nada y se hace el loco? ¿Dónde están los reales?, como se preguntaba Luis Herrera y con esa pregunta llegó a Miraflores”.

“No se Presidente, eso pregúnteselo a Nicolás Maduro y su grupo.”

Continua el ingeniero graduado en la Universidad de Bologna, Italia: “elaboramos una tesis, lo que abre caminos y posibilidades, pero ante esos eventos está la utopía: ese lugar al que nadie llegará. Pero que es una guía, como un faro”.

A Chávez parece atragantársele el fastidio, “no entiendo un carajo, Jorge ¿qué dices?”. Y rezonga, molesto: “Con razón Nicolás te botó si no te entendía, ¿de dónde sacaste tantas necedades? ¡No has entendido un sebillo, estoy buscando soluciones viables y sustentables para que mi pueblo no pase tantas necesidades y penurias! ¡No quiero ver más colas, eso es denigrante!»

Una vez más quien ostenta un Doctorado en Planificación de la Universidad de Sussex, Reino Unido, que aprobó pero quizás no digirió,  intenta explicarse: “hay un plan estructurado para los próximos 500 años. Cuando hablamos del eje Orinoco Apure, esa autopista está construida”. Y sin dar chance a la pausa cierra: “cuando sabes a dónde vas y tenemos un reto de construir una sociedad socialista, eso no se construye por decreto. Es un sueño, una utopía. Es el socialismo del siglo XXI, porque los utópicos socialistas vienen del siglo XIX. Entonces, pies en la tierra y mirada en el universo. Lo otro son veletas.”

Chávez diserta, razona y expone: “me tienes abrumado de tanta teoría lo cierto es que esto no funciona, las pruebas son tan evidentes que hasta un ciego puede verlas. Y te aclaro, Giordani, estoy muerto pero no ciego ni sordo ni mudo ni apendejeado”. Cambia el rumbo y sigue, preocupado, insistente: «¿qué vamos hacer con el sector privado? ¿Hay que incorporarlos?”

Responde Giordani con cierto temor y trata de interpretar fielmente al comandante: “¿Cual sector privado? ¿Los golpistas que aun andan por allí todavía? Creo que deberían fundar un partido político el ‘PGN, Partido Golpista Nacional’ pero en todo caso, “nosotros hicimos una estrategia empresarial que consiste en el rompimiento entre lo financiero y lo productivo (…). Es la ganancia súbita, inmediata, sin riesgo por hacerse de la renta”

Chávez riposta: “Jorge sigues sin decirme un carajo; y el efecto de la baja del petróleo ¿Qué consecuencias tendrán en nuestra economía?”

Mas que el profesor contesta el filósofo y no precisamente Rosales: “al cambiar la perspectiva de un presupuesto con un barril de 100 dólares a uno de 45, esto va a tener un efecto moralizante”

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Chávez abre los brazos, exasperado: “¿Y con qué se come eso, como preguntaba Miquilena de la famosa sociedad civil a comienzos de mi Gobierno?”. Se responde a sí mismo el comandante supremo aun más molesto que antes, ya en estado casi de desesperación: “eso es pura teoría, pura paja, la gente ni come ni se cura con eso, busco respuestas, no gamelote; ¿Qué hay que hacer? Dímelo sin rodeos, ni teoría, ni nada, sé directo, claro y contundente”

Giordani, con su estilo lento, señala: “una vez expresé que soy un soñador y proponente de nuevas realidades”. Suspira, se concentra, se sumerge como submarino en profundidades teóricas, toma fuerzas y se atreve con una respuesta que al mismo tiempo busca resumir: “mi muy querido y apreciado comandante eterno y supremo, ya casi somos el hazmerreír de América Latina”; y remata terminante y decisivo: “lo primero es reconocer que la política económica venia muy mal pero usted y yo la logramos disfrazar y encubrir pensando en el largo plazo, ¿quién se iba a imaginar su desaparición física y casi de inmediato el desastre petrolero, por ejemplo?”

Chávez no se deja acorralar, “tú eres planificador, tu debiste preverlo”.

El experto tiene respuesta expedita: “Lo previmos, ¿acaso no tratamos de poner la economía a un valor dólar limitado, muy por debajo del precio de mercado?” Y agrega con cierta crueldad: “fue usted, Presidente, quien se empeñó en la gastadera para comprar apoyos en el Caribe, y fue usted quien mantuvo bandidos conocidos con las manos en el petróleo, no fui yo, yo le hice advertencias que usted me oyó pero dejó de lado, y me disculpa la sinceridad”.

“Bueno”, Chávez baja el tono y retoma el objetivo que buscaba con esta visita: “Nicolás y su grupo de incompetentes no supieron interpretar nuestra estrategia y la acabaron, la pregunta sigue siendo ¿qué se puede hacer, y rápido?”

Giordani sostiene el tono de profesor aburrido y sigue en su tema: “Hay que dejar de lado el dogmatismo excesivo y la conjetura retórica. Olvidar la teorías económicas comunistoides fracasadas y extinguidas en todo el mundo –salvo Cuba que ya también se agotó y está cambiando para que los hermanos puedan morir tranquilos, y lo más importante, Presidente, cambiar el rumbo y salir de este lio lo más pronto posible o, de lo contrario, estaremos enfrentando problemas muy serios con los pobres que fueron nuestro soporte y que ya no lo son mas. En pocas palabras Hugo, esta vaina se jodió pero tenemos patria”.

Un aire frío de lluvia entró por alguna ventana, y el comandante eterno se esfumó. Giordani se quedó sentado, la mirada ya vaciada viendo amenazantes oscuridades.

 

@ArmandoMartini

En defensa de Maduro (Carta a Giordani) por Laureano Márquez

 

Es cierto que Maduro ha hecho unos aportes notables en la ruina del país, fruto de su originalidad destructiva. Pero lo ha hecho siguiendo el guion que Chávez y usted, Dr. Giordani, trazaron en los 15 años anteriores

 

@laureanomar

Por razones de conciencia me veo obligado a realizar algo que ningún chavista ha querido hacer: salir en defensa de Maduro frente a las acusaciones de que es objeto. Comparto lo que dice usted en su crítica, también lo que señaló Felipe González: efectivamente Maduro se ha dado la tarea de destruir lo que queda del país.

En lo que en verdad no concuerdo con usted es en dejar de lado la propia labor de 15 años suya suyita de usted y del presidente a quien sirvió, en este proceso. Creo que, al menos, Maduro ha tenido un último gesto de lealtad con quien desde la eternidad suele hablarle de diversas formas y es el de echarse encima la profunda raya, que quedará registrada en los anales de la historia, de la destrucción de una nación en momento en que más ingresos le han entrado en 200 años de vida republicana.

La dilapidación de una fortuna tan notable y el endeudamiento crónico en medio de tanta abundancia es algo por lo que habrán de pagar muchos millones de venezolanos con sufrimiento en los años por venir. Lo peor – y usted lo sabe- es que pagaran, como es costumbre,  los más humildes, los que se encuentran hoy en la misma pobreza de siempre y pagando los platos rotos de los millones que sus compañeros (no lo incluyó a usted, porque tiene fama que es hombre decente) se han choreado. Y lo pagarán, como muchos voceros autorizados han reconocido sin ruborizarse, con más pobreza, porque han sido mantenidos en ella con intención, para mayor dominación de sus conciencias.

Leo estupefacto –reaparece publicado en los medios– su documento del año pasado y de verdad parece una irónica broma todo lo que usted señala allí con esa misma actitud de ausencia con la que le mirábamos en la televisión durante 15 años de cadenas, en las que progresivamente se demolía un país.

Los que están en el gobierno no se lo van a decir, Dr. Giordani –porque o creen que se la están comiendo, supongo, o raspan la olla, quizá–, pero su merced no puede lavarse las manos de esta tragedia. Dice usted, refiriéndose al difunto presidente: «Como líder de este proceso bolivariano, como compañero de viaje, como amigo, siempre primó entre nosotros la búsqueda de un mundo mejor, más justo para la mayoría del pueblo venezolano, y más allá de nuestras fronteras, el encontrarse con la utopía del sueño bolivariano».

Este sueño bolivariano es el mismo del que Maduro es principal exponente y continuador y que se ha trastocado –y se trastocará aun más– en una de las peores pesadillas de nuestro devenir como pueblo. Hoy Venezuela presenta una economía destruida, un sistema institucional verdaderamente vergonzoso en términos de valores y principios de democracia, justicia y libertad. Usted y el expresidente llevaron al país al borde del abismo; él solo ha dado un paso al frente, esclavo como es de un modelo del que no puede dar marcha atrás, como lo hace usted ahora que se encuentra fuera y que seguramente cree que en nada tiene que ver con esta monstruosidad. Es su creación,  Dr. Frankenstein, ¿es que no lo reconoce? Es un verdadero y auténtico hijo del comandante y continuador de su legado, del «sueño bolivariano», del que han huido ya cerca de cinco millones de compatriotas.

Maduro es el abanderado de la política económica que usted promovió y que se manifiesta en procesos como:

√ La destrucción del aparato productivo nacional para hacerlo depender de importaciones corruptas.

√ El desmantelamiento de nuestra principal empresa que otrora estuvo entre las mejores del planeta: PDVSA.

√ El mantenimiento de un sistema cambiario que solo ha hecho multimillonarios a los bolichicos. Esos de corazón antichavista y bolsillo chavista.

√ El desmantelamiento de los servicios públicos y su continuado y progresivo deterioro.

√ Un endeudamiento público inconcebible justo cuando más ingresos le entraron a la nación.

√ Destrucción de las empresas públicas a punta de una mezcla de ineficiencia, corrupción, estímulo de la vagabundería improductiva y generación de mafias sindicales gansteriles.

√ Transformación en lo anterior de todo lo expropiado que funcionaba: siderúrgica, cemento, empresas de producción de alimentos. Y todo cuanto han tocado vuestras manos que, como por arte de magia, entra en un proceso destructivo irremediable.

Todo lo señalado, salpicado por una de las peores muestras de corrupción e ineficiencia como nunca se ha conocido en nuestra historia. Nada de ello es obra de Maduro, Dr. Giordani. Tampoco el desmantelamiento de la poca institucionalidad que teníamos, el encarcelamiento del que piensa distinto, la represión a los disidentes y la destrucción de todo vestigio de  esa democracia y libertad, por la que lucharon nuestros antepasados. Es cierto que Maduro ha hecho unos aportes notables, fruto de su originalidad destructiva, pero lo ha hecho siguiendo el guion que ustedes trazaron en los 15 años anteriores. De modo que atribuir autoría a quien solo ha sido un catalizador positivo (en el sentido de que acelera un proceso negativo), es cuando menos injusto.

Es triste que quien venga a salirle al paso a sus argumentos sea un cómico, pero es que la comicidad es de las pocas cosas serias que van quedando en el país. Nos vemos en la cola.

Artículo actualizado el 12 de octubre de 2021.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

En Twitter criticaron declaraciones de Giordani sobre el modelo económico que él mismo creó
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Jorge Giordani, ex vicepresidente de Planificación, volvió a criticar el modelo económico y el liderazgo en Venezuela. Sus declaraciones levantaron críticas en la opinión pública, que se reflejaron en Twitter. Algunos ciudadanos aseguran que el modelo económico que Giordani ahora describe como erróneo, fue creado por él mismo.