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#MonitordeVíctimas | Fue detenido el señalado de matar a un sexagenario prendiendo fuego en su casa

Al parecer el presunto homicida cometió el asesinato para vengarse de un hijo de la víctima, quien supuestamente lo había delatado ante la policía

 

El crimen ocurrió hace casi 5 años en San Agustín del Norte. El detenido fue Einer Jesús Padrón Parra

 

@SandraGuerrero1

 

Luego de cinco años, la policía científica capturó al homicida de Ramón Iginio Reyes, de 62 años.

El 3 de octubre de 2016, Einer Jesús Padrón Parra llegó hasta el piso 2 de un edificio ubicado en el sector La Yerbera, en San Agustín del Norte, donde residía Reyes.

Luego de asegurarse de que no había gente en el pasillo, aprovechó para echar combustible y una sustancia acelerante debajo de la puerta de la vivienda de Reyes. Posteriormente provocó fuego al accionar un yesquero.

El ocupante del apartamento murió asfixiado por el humo. Las llamas consumieron el cadáver.

La investigación policial estableció que Padrón Parra, de 24 años de edad, confrontaba problemas con un hijo de la víctima. La forma que encontró para vengarse de su enemigo fue causarle la muerte a su padre.

La pesquisa policial estableció que el ahora detenido tomó la determinación de quitarle la vida al sexagenario porque presumía que el hijo de la víctima lo había denunciado, por su presunta implicación en la comisión de delitos. Al parecer el hijo de la víctima también estaría presuntamente implicado en esas fechorías.

#EstoNoEsNormal | El fuego y Dostoyevski

RESIDENCIAS LAS DANIELAS, LAS MINAS DE BARUTA. Estos son algunos de los eventos ocurridos entre la noche del lunes 11 y la madrugada del martes 12 de marzo:

9 pm. Atrapan a un hombre que intentaba saquear un carro.
10 pm. Un grupo de ladrones trata de forzar la entrada de la urbanización.
11 pm. La misma pandilla intenta saquear un kiosko que está al lado de la misma entrada.
11:30 pm. Estalla dos veces el transformador de una red eléctrica cercana.
12:30 am. Se oye una persecución de motos justo en la entrada y una serie de disparos.
1:30 am. En un apartamento empieza una pelea doméstica salvaje.
2:00 am. Unos adolescentes le prenden fuego al jardín del estacionamiento.
2:30 am. Algunos vecinos tratamos de apagar el incendio antes de que alcance los carros, utilizando la poca agua que tenemos, pues el servicio ya estaba suspendido dos semanas antes del apagón.
Hasta entonces solo habíamos tenido 4 horas de electricidad en la noche del domingo. El servicio no se restableció sino hasta el miércoles en la tarde.

Ante esta serie de eventos, en plena madrugada de insomnio y preocupación, recordé que en «Demonios», una novela sobre los inicios del terrorismo en Rusia, Dostoyevski escribe una escena en la que gran parte de un pueblo de provincia se incendia. Un espectador, el gobernador Von Lembke, llevado a la locura por la crisis desatada, mira anonadado las llamas y dice: «El incendio no está en los tejados, sino en las almas de las personas».

Pero cómo ardían esas llamas aquí en la tierra.

@marcoalexj

No importa cómo lo veamos, ni cómo comenzó. No incumbe que el rojo gobernador carabobeño haya regresado de su viaje rasgándose las vestiduras y despidiendo a unos funcionarios policiales, quizás no culpables, pero sin duda responsables. No concierne que el oportuno –pero no consecuente fiscal general nombrado por la cubana constituyentemente haya despertado de su letargo y con su cara permanente haya prometido investigaciones. Todo eso es necesario, pero no es lo importante.

 

Lo que demostró la carnicería en la sede de la Policía de Carabobo es otro ejemplo de la que se ha convertido en Venezuela una política revolucionaria de la violencia, balazo y fuego como políticas de Estado, tipicidades de un país que dejó de ser pueblo y civilización para transformarse en una revolución que ha hecho del derrame de sangre, la amenaza feroz e indiferencia ante la vida sus elementos de persuasión.

 

No es la primera vez que sucede, y con este concepto bolivariano no será la última lamentablemente. Comenzó, por ponerle una fecha de estreno, con los fusilamientos sin juicio ni preguntas, a dedo, ordenadas por ese imbécil mal concebido transformado en “héroe” de fotografía y verdugo ejecutor por gusto que se llamó Ernesto “Che” Guevara, que inició el régimen castrista asesinando a diario por decisión propia, un dios tropical de una justicia aberrante, aunque, sin la menor duda, con el respaldo y aprobación de esos otros asesinos, represores, violadores de los Derechos Humanos y torturadores que han sido los hermanos Castro Ruz y sus bandidos cómplices.

 

Se vió con pretextos abstractos de rebelión con el sandinismo nicaragüense, con los milicianos de Noriega en Panamá. Ni siquiera los implacables sinvergüenzas militares golpistas de Chile, Argentina y Uruguay han torturado y matado a tantos hombres y mujeres en América como el comunismo en el poder.

 

El chavismo, fiel y entregado discípulo en Venezuela, ni iba a ser ni ha sido menos.

 

Se estrenaron atacando con ametralladoras y granadas en mano una residencia presidencial donde no estaba el Presidente al cual se proponían liquidar, sino su esposa e hijas acompañadas por unos cuantos y desprevenidos guardianes civiles y militares. Derramaron sangre, atemorizaron a todo el vecindario, pero no fueron capaces de derrotar a aquella dama extraordinaria que supo defender su hogar, su casa.

 

Con tanques a disposición y soldados bien armados, derrochando balas y ferocidad, fueron incapaces de adueñarse del Palacio de Gobierno y el propio Presidente, objeto de todo ese feroz, ruidoso e inútil ataque, se les escapó por una puerta que los pedantes comandantes no supieron prever, y, sin una simple pistolita, los derrotó hablándole de madrugada al país.

 

Meses después lo intentaron de nuevo, esta vez con dos oficiales superiores al mando –uno de ellos después oculto empleado público ahora un desfachatado, oscuro y silencioso candidato presidencial- y con el control de la aviación militar, su gran triunfo fue unos cuantos ametrallamientos de pavimentos, bombardear su propia base y asesinar a mansalva en Venezolana de Televisión empezando por matar a tiros a un humilde e inofensivo portero. La gran hazaña de ese 27 de noviembre fue escaparse al Perú, largo vuelo con el rabo entre las patas.

 

Disparando mentiras, chapoteando sobre una dirigencia política desconcertada, desgastada y rotas sus relaciones con la ciudadanía, llegaron al poder para, a lo largo de ya casi 20 años, no haber cumplido nada de lo ofrecido para el bienestar popular, ejecutando por la fuerza y renovación semanal de las mentiras todo lo no prometido, lo escondido.

 

Han manejado al país entre asaltos a la propiedad privada, agresiones a la iniciativa, destrucción de la economía, persistencia en los errores. Insólito y absurdo que hoy, después de todo lo sucedido, ciertos politiqueros de la MUD/Frente Amplio conjuntamente con el Frente Amplio Legitimador Chavistas Oportunistas Nacionales, se presten apoyar la ignominia de una elección irrita y fraudulenta. ¡Qué vergüenza!

 

A Chávez lo mató un cáncer mal manejado por una medicina que hace tiempo ya, no es lo que afirma ser y en cambio constituye una enorme hipocresía científica reservada, además, para los poderosos seducidos por la falsedad; pero ese cáncer, lo salvó de los dolores de su propia agonía política que ya asomaba.

 

Angustia que heredó, porque a Chávez y los Castro les dio la gana, el hombre más sumiso, obediente pero menos capacitado para planificar y ejecutar terapias intensivas, ahora es su propia tribulación la que avanza entre criptotransfusiones y medicamentos económicos piratas que, en vez de mejorar, empeoran, como aquellos sangramientos y aplicaciones de sanguijuelas de la Edad Media.

 

Sólo en una política han sido persistentes. La de la violencia, disparo a quemarropa, granadas e incendio criminal como respuesta y solución para todos sus errores, sin comentar las violaciones permanentes a los Derechos Humanos y la Constitución de la República. Los muertos de la sede de la Policía de Carabobo son sólo otro brutal capítulo del libro maldito de la intimidación y fanatismo como remedio para todo.

 

@ArmandoMartini  

Una foto de las protestas en Venezuela está nominada al World Press Photo

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Una imagen del fotógrafo venezolano Ronaldo Schemidt, que retrata la quema accidental de un manifestante de la oposición durante unos disturbios en Caracas, es una de las seis nominadas anunciadas hoy para hacerse con el World Press Photo del año.

La instantánea recoge el momento en el que José Víctor Salazar, de 28 años, sale corriendo envuelto en llamas al ser alcanzado por un chorro de gasolina proveniente de una moto de la Guardia Nacional Bolivariana, que fue capturada e incendiada por manifestantes con un cóctel molotov.

El joven, convertido en una antorcha humana y provisto con una máscara, corre en busca de ayuda para apagar el fuego de su cuerpo, mientras al fondo de la imagen se aprecia, pintado en la pared en color negro, un pequeño grafiti de una pistola que apunta hacia la palabra “paz”.

“No es fácil tomar una imagen así”, dijo a Efe Lars Boering, director de World Press Photo, para quien el mérito de la nominación se debe a que “el fotógrafo estuvo allí en el momento justo y lo captó de una forma muy poderosa”.

“Tiene mucha energía, movimiento y dramatismo, pero al mismo tiempo está muy bien compuesta. Dice mucho de lo que está pasando en Venezuela, donde hay manifestaciones, una detrás de la otra, en las que hay una violencia total”, explicó la presidenta del jurado, Magdalena Herrera.

La imagen de Schemidt es una de las seis nominadas en la categoría Fotografía del Año del certamen organizado por la fundación World Press Photo, cuyo jurado recibió más de 73.000 instantáneas.

Las otras cinco candidatas recogen desde el atentado de Westminster que sacudió Londres en marzo de 2017 hasta el retrato de una niña víctima del grupo terrorista Boko Haram en Nigeria, pasando por el drama de los refugiados rohinyás en Myanmar o la liberación de Mosul del Estado Islámico por parte de las fuerzas iraquíes.

Boering explicó que estos dos últimos temas fueron los más cubiertos, aunque también recibieron muchas imágenes de otras protestas en Venezuela y Estados Unidos.

Por otro lado, el fotógrafo español Javier Arcenillas recibió una nominación en la categoría Proyectos a Largo Plazo por varias instantáneas tomadas entre 2010 y 2017 que dan testimonio de la lucha contra el tráfico de drogas en México, Guatemala y Colombia.

En la categoría Historias de Deportes, el colombo-estadounidense Juan Arredondo fue nominado por una serie en blanco y negro que retrata La Paz Fútbol Club, equipo colombiano formado por antiguos miembros de la guerrilla de las FARC y víctimas del conflicto armado que se entrena en la selva.

“Los deportes pueden volver a unir a la gente, hacerles competir los unos con los otros, pero siempre desde el respeto”, indicó Boring, para quien el trabajo de Arredondo fue “uno de los pocos que cubrió los momentos posteriores al conflicto de Colombia”.

Otra serie nominada en la misma categoría es “Los chicos y los toros”, firmada por Nikolai Linares y en la que se retrata el día a día de una escuela española de tauromaquia en Almería.

Linares fotografía a los jóvenes practicando con el capote, tanto en el ruedo como en la calle de noche, y probándose el traje de luces.

“Son fotos muy bonitas, con un punto de pista interesante” que retratan la tauromaquia como algo “parecido a una danza que se aprende desde muy joven”, indicó Herrera, que ve en la mirada y las poses de los chicos “la filosofía del encuentro con el toro”.

World Press Photo dará a conocer los ganadores de este año en una ceremonia que se celebrará en Amsterdam el 12 de abril. EFE

 

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Una prueba de fuego, por Marianella Salazar

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La vorágine de sucesos en víspera de la consulta popular del 16 de julio tiene en vilo al país y a la comunidad internacional, que esperan como resultado que la Asamblea Nacional instale definitivamente un gobierno provisional que llame a elecciones generales en un lapso no mayor a 90 días.

Los diferentes gobiernos del mundo necesitan contar con un interlocutor interino legítimo para facilitar acuerdos de asilo político para la más alta nomenclatura que se prepara para la huida y la inmediata reconstrucción del país, cuyas pérdidas humanas y estructurales superan las de cualquier nación en guerra en los últimos 20 años.

La destrucción de Venezuela, la miseria y desnutrición, la educación y la pauperizada salud son temas que requieren una alianza internacional para la recuperación de un país que fue refugio de millones de inmigrantes procedentes de la posguerra del siglo XX, del exilio de las dictaduras militares del Cono Sur y del gran prostíbulo del Caribe que hoy regenta a Venezuela: Cuba.

La gran ayuda de la comunidad internacional depende de las acciones políticas de los 112 diputados electos en diciembre de 2015 y que apenas, hace semanas –prácticamente a regañadientes– fueron conminados por la fiscal general de la República a ponerse los pantalones y nombrar los poderes públicos, como el írrito TSJ y un vencido CNE, que vergonzosamente no pudo ser relevado por la Asamblea Nacional durante año y medio por falta de quórum, cuya responsabilidad recae en algunos diputados que le hicieron el juego al régimen.

Luego de más de 100 días en protesta y casi 100 muertos, llegamos a un punto de no retorno con la consulta popular de este domingo, legalmente vinculante (Art. 70 de la Constitución) que destranque finalmente el juego y nombre de manera inmediata a un o una presidente provisional. De no ocurrir este trascendente acontecimiento y llamen a otros trancazos sin consecuencias políticas definitivas, el pueblo indignado pasará descontrolado a otro nivel de protestas que sobrepasará a la dirigencia y escogerá el camino más tortuoso para la salida del régimen.

¿Frente de salvación?

Los posibles acuerdos, asomados por el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, al informar que estaba al tanto de la salida de Ramo Verde del preso político Leopoldo López; la discreta reunión en víspera del anuncio oficial de la cúpula de Voluntad Popular en la Embajada de España han desatado inverosímiles conjeturas sobre la salida del régimen. Estamos por ver las consecuencias de esta sorpresiva jugada política.

Por lo pronto, la amenaza del divisionismo en la Unidad Democrática y las inciertas candidaturas presidenciales comienzan a hacer mella en una coyuntura que es toda una prueba de fuego con miras a la conformación de un inminente gobierno de transición. Lo que resultaría inaceptable es un acuerdo para suspender la asamblea constituyente, realizar elecciones regionales en diciembre y así rehuir de un gobierno de transición, acordando elecciones presidenciales sin inhabilitados políticos en diciembre de 2018. Sería una trastada con miras a profundizar la división en la MUD y constituir un frente de salvación del “legado de Chávez” para reconquistar el poder vía electoral, aun a costa de la defenestración del madurismo.

Con ese hipotético escenario quedaríamos en las mismas al empezar las manifestaciones en abril, cuando no se planteaba ninguna constituyente y la dirigencia dispersó el motivo central de las protestas al diversificar las exigencias, que exclusivamente debió ser la salida de Maduro, entonces el régimen adoptó la constituyente y la hizo protagonista.

Derrotar la constituyente sin gobierno de transición es una rendición y una burla al pueblo en rebelión desde hace más 100 días.

 

@AliasMalula

El Nacional 

Juan Manuel Santos confirma que cese al fuego será hasta el 31 de octubre

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El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, manifestó que el alto al fuego con las FARC, en vigor desde el pasado 29 de agosto, se mantendrá hasta el 31 de octubre a la espera de los consensos que se puedan alcanzar en el país tras el triunfo del “No” en el plebiscito sobre el acuerdo de paz.

“Se decretó el cese el fuego bilateral y definitivo con las FARC hasta el 31 de octubre“, afirmó el jefe de Estado colombiano.

Las partes habían acordado un alto el fuego bilateral y definitivo, pero con la nueva situación creada con el plebiscito, que deja en el aire el acuerdo, el Gobierno de Santos se vio en la obligación de prorrogarlo mediante una medida especial.

“Espero que podamos avanzar en los acuerdos y los diálogos para que podamos concretar los arreglos y los acuerdos que nos permitan poner en marcha la solución a este conflicto”, afirmó el gobernante.

Fuentes de la Presidencia explicaron que con el anuncio de Santos se extiende la vigencia de una resolución emitida por el Ministerio de Defensa que ponía en marcha el alto el fuego y que caducó el pasado 2 de octubre, día del plebiscito.

Las fuentes agregaron que el decreto de cese el fuego bilateral y definitivo se mantiene, pero con el anuncio se prorroga la implementación de la medida por parte de la fuerza pública.

 

 

En un comunicado, el Ministerio de Defensa puntualizó que para dar cumplimiento al decreto de cese al fuego, ese despacho expidió la Directiva No. 17 de 2016 que contenía los lineamientos para la implementación y ejecución del Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo (CFHBD) entre el Gobierno Nacional y las FARC hasta el día del plebiscito, es decir el 2 de octubre pasado.

Pero ante los resultados del plebiscito y, para efectos operacionales y de seguridad jurídica, el Ministerio expidió una nueva directiva con aplicación inicial hasta el 31 del presente mes y posibilidad de ser prorrogada según la necesidad de preservar el cese el fuego, así como la seguridad de la ciudadanía, de los miembros de las FARC-EP y de la Fuerza Pública.

Santos se pronunció tras reunirse en la Casa de Nariño, sede del Gobierno, con líderes de los gremios económicos y de las iglesias cristianas en busca de apoyos alrededor del diálogo que iniciará con los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, que encabezan los sectores a favor de la opción por el “No” en el plebiscito.

El jefe de Estado se reunió con delegados del Consejo Nacional Gremial, entre ellos el presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegan), José Félix Lafaurie, que en los últimos meses protagonizó una agria polémica con el Gobierno.

Al encuentro también asistieron el general retirado del Ejército Jorge Enrique Mora, el exdirector de la Policía y general en retiro Óscar Naranjo, y Frank Pearl, integrantes del equipo de negociación del Gobierno.

El presidente colombiano aseguró que estuvo reunido por muchas horas con varios de los negociadores, entre ellos Mora, Naranjo y Pearl, quienes le manifestaron que le dejaban en libertad para que renovase el equipo, lo cual no aceptó.

“Les dije que por ningún motivo, que todos quedaban ratificados y que, por el contrario, los necesitaba más que nunca en este proceso”de escuchar a los que votaron ‘No’ y también dialogar con los que votaron ‘Sí’ para ver cómo llegamos a los acuerdos”, indicó el jefe de Estado.

Santos, quien desde que se conoció la negativa de los colombianos en el plebiscito se dijo dispuesto a emprender un diálogo nacional, se reunirá este miércoles con los expresidentes Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, dos de los más férreos contradictores de las negociaciones con las FARC.

“Se trata nuevamente de buscar los comunes denominadores, cuáles son sus preocupaciones, cuáles son sus observaciones para ver si podemos introducir a través del diálogo las observaciones en ese gran acuerdo nacional que nos permita continuar en la búsqueda de la paz”, agregó.

El Gobierno colombiano y el grupo guerrillero llegaron a una acuerdo después de casi cuatro años de negociaciones en Cuba, que ha quedado en el limbo con la victoria del “No” el pasado domingo.

 

Reacciones de las FARC

Por su parte, el jefe máximo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Rodrigo Londoño, mejor conocido como Timochenko, reaccionó ante el anuncio del presidente Juan Manuel Santos de que el cese el fuego con su grupo paramilitar se mantendrá hasta el próximo 31 de octubre, preguntando si eso significa que de ahí para adelante continuaría la guerra.

“¿De ahí para adelante continúa la guerra?”, escribió Timochenko en su cuenta oficial de la red social Twitter,mientras permanece en La Habana con el equipo negociador de las FARC, que participó durante los últimos cuatro años en los diálogos de paz mantenidos en esa ciudad con el Gobierno colombiano.

Después de conocer el resultado de esa consulta el pasado 2 de octubre, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia aseguraron que mantendrían el cese al fuego bilateral y definitivo y que la palabra se mantendría como su única arma de lucha por la paz, una postura que desde el domingo han reiterado en varias ocasiones.

En otra declaración en vídeo difundida el pasado lunes por las redes sociales, el líder de las FARC sostuvo que el plebiscito “no tiene efecto jurídico alguno”.

El jefe de la delegación negociadora del Gobierno de Colombia, Humberto de la Calle, y el negociador plenipotenciario Sergio Jaramillo continúan en La Habana desde el pasado lunes siguiendo las órdenes del presidente Santos, quien pidió que las FARC sean informadas de los próximos pasos que dará el Ejecutivo de cara a abrir un diálogo nacional.

Hasta el momento las partes no han difundido ninguna información sobre sus nuevas conversaciones en la capital cubana.

Juan Manuel Santos y las FARC firman cese el fuego bilateral y definitivo

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El presidente colombiano Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC sellaron el jueves el acuerdo del cese bilateral y definitivo del fuego, de desmovilización y dejación de armas de los rebeldes, tres pasos previos para dar por terminado un conflicto armado que lleva más de medio siglo y ha dejado unos 220.000 muertos, miles de desaparecidos, y millones de víctimas y desplazados.

En una ceremonia celebrada en La Habana, Santos y el comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, o ‘Timochenko’, escucharon a la lectura de un acuerdo que detalla cómo unos 7.000 rebeldes van a dejar las armas y se van a desmovilizar una vez el acuerdo final de paz se suscriba.

«La decisión de las partes representa un paso de avance decisivo, el proceso de paz no tiene vuelta atrás», dijo el presidente de Cuba, Raúl Castro. «La paz será la victoria de toda Colombia pero también de toda nuestra América».

El anuncio fue hecho por los delegados de los países garantes, Cuba y Noruega, en presencia del Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon, y los presidentes de México, Chile, Cuba, Venezuela, entre otras personalidades de la región.

«Hoy se abre un nuevo capítulo, que nos devuelve la esperanza y que les da a nuestros hijos la posibilidad de no repetir la historia», dijo el presidente Juan Manuel Santos al final de la lectura del acuerdo. «Nos llegó la hora de ser un país con esperanza. El fin de las hostilidades queda asegurado. No habrá más víctimas de esta guerra entre los hijos de una misma nación».

El cese del fuego bilateral, la desmovilización y dejación de las armas comenzarán con la firma del acuerdo final de paz y los dos últimos puntos tendrán un plazo y desarrollo de 180 días.

Las armas se entregarán a observadores no armados de la ONU y el proceso será verificado por una instancia de monitoreo encargada de resolver conflictos, presentar recomendaciones y reportes, integrada «principalmente por observadores de países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)», delegados de las FARC y el gobierno colombiano.

Según el acuerdo, las FARC contribuirán y suministrarán información para la «limpieza y descontaminación» de los territorios del país que tienen sembrados de minas antipersona, artefactos explosivos improvisados, y municiones sin explotar.

También se anunció la creación de 23 zonas en veredas rurales colombianas y ocho campamentos para la desmovilización y concentración de los guerrilleros. En cada zona habrá un lugar de almacenamiento de las armas, que contarán con vigilancia policial.

Según el acuerdo firmado, un día después de la firma del acuerdo final de paz, el Ejército colombiano reorganizará sus tropas «para facilitar el desplazamiento de las estructuras de las FARC» a las 23 zonas y ocho campamentos designados.

El desplazamiento se haría el quinto día después de la firma del acuerdo final «siguiendo las rutas de desplazamiento establecidas de común acuerdo entre el Gobierno Nacional y las FARC».

Transcurridos los 180 días, el acuerdo prevé la salida de los combatientes de las zonas y campamentos sin armas y vestidos de civil.

 

Raul Castro,Juan Manuel Santos,Timoleon Jimenez,Ban Ki-moon

El acuerdo también prevé el compromiso de las autoridades colombianas a combatir a los grupos paramilitares, que podrían entorpecer e impedir el regreso de los guerrilleros a la vida política y civil, lo que estará a cargo de una unidad especial de la policía colombiana creada para tal efecto.

Esto constituye un punto de inflexión para las FARC, que no quieren repetir la experiencia ocurrida con un movimiento político nacido del fallido proceso de paz de los ochenta y que en los años siguientes vio caer asesinados a por lo menos 3.000 de sus integrantes y simpatizantes a manos de narco-paramilitares y militares corruptos.

«Las fuerzas armadas colombianas agigantadas en el transcurso de la guerra», dijo Timochenko. «Están llamadas a jugar un papel importante en la paz. Fueron nuestras adversarias pero en lo adelante serán nuestras aliadas».

Cientos de personas se abrazaron y cantaron el himno de Colombia en el centro de la capital colombiana cuando Santos y ‘Timochenko’ firmaron el acuerdo. Algunos llevaban la bandera de Colombia.

«Lo de hoy es un hecho histórico y estamos pendientes de lo que iba a pasar, pues obviamente en las ciudades poco percibe, pero en el campo, en las áreas rurales donde se percibe el conflicto y esto es histórico y esto es una gran esperanza para toda Colombia, y que esto erradique el derramamiento de sangre nos afecta desde hace muchos años», dijo Jimmy Gonzalez, de 36 años y que trabaja en un hotel como botones.

Desde fines de 2012, la administración de Santos y las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) llevan adelante en La Habana un proceso de paz, a la que se llegó luego de que en los últimos 15 años el ejército colombiano, apoyado por el gobierno de Estados Unidos, desatara una ofensiva que diezmó las tropas del movimiento insurgente y replegó a sus combatientes pero sin derrotarlos.

Las conversaciones se caracterizaron por el accidentado proceso lleno de tensiones y porque se extendieron más tiempo del que anticipara Santos inicialmente.

Si se alcanza un acuerdo final se extinguiría el último gran movimiento armado de América Latina. Una vez firmado, los colombianos deberán refrendarlo.

Las encuestas de opinión muestran que las FARC, que en las últimas décadas financiaron su insurgencia con dinero del narcotráfico y el secuestro, son impopulares en muchos sectores colombianos.

«No creo nada de lo que hacen las FARC, ellos deberían estar presos porque nos han hecho mucho daño», dijo Luz Silva, ama de casa 58 años. «No estoy de acuerdo con lo que acaban de hacer en La Habana, porque repito deben pagar por todo el sufrimiento que nos han hecho por muchos años mucho derramiento de sangre».

Pese a la firma de los acuerdos del jueves, hacer la paz en Colombia puede resultar difícil pues muchos grupos criminales se disputan con violencia el cultivo y tráfico de cocaína.

En el país quedaría operando el Ejército de Liberación Nacional (ELN) una pequeña guerrilla que desarrolla sus actividades en algunas áreas del país y que podría parcialmente llenar el vacío que dejen las FARC, aunque actualmente el gobierno de Santos adelanta algunos acercamientos para firmar la paz con esa agrupación.

El ex presidente Álvaro Uribe, principal crítico del gobierno de Santos y del proceso de paz, dijo el jueves que «la palabra paz queda herida con la elevación del grupo terrorista FARC a la condición de socio del Estado, o para-estado o paramilitar, con el pretexto de combatir a otros criminales».

Aún quedan temas pendientes por negociar relacionados con la refrendación de los acuerdos para darle soporte jurídico y legal a los mismos a fin de que no sean reformados por un gobierno posterior.

El mandato de Santos culmina en agosto de 2018.

 

Las FARC anuncian acuerdo con el Gobierno de Colombia para lograr un alto el fuego

FARC

 

El gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC anunciaron el miércoles un acuerdo de cese del fuego, el primer paso para poner fin a uno de los conflictos armados más largos del mundo, que marcó a generaciones de colombianos y dejó miles de víctimas y miles de millones en pérdidas materiales.

El conflicto político dejó más de 220.000 víctimas fatales y desplazó a millones de campesinos a las ciudades desde que iniciaron las hostilidades en 1964.

«Las delegaciones del Gobierno Nacional y de las FARC-EP informamos a la opinión pública que hemos llegado con éxito al Acuerdo para el Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo; la Dejación de las armas, las garantías de seguridad y la lucha contra las organizaciones criminales responsables de homicidios y masacres o que atentan contra defensores de Derechos Humanos, movimientos sociales o movimientos políticos», expresó un comunicado conjunto de las partes leído en esta capital por uno de los negociadores rebeldes.

En los últimos 15 años el Ejército colombiano, apoyado por el gobierno de Estados Unidos, desató una ofensiva militar que diezmó las tropas del movimiento insurgente y replegó a sus combatientes a las selvas, lo que forzó al Secretariado de la organización a sentarse a una mesa de negociación a pactar su desmovilización.

La ceremonia que oficializará este acuerdo de fin de hostilidades se realizará el jueves en La Habana y contará con la presencia del presidente Juan Manuel Santos y del Comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Timoleón Jiménez, o Timochenko, además del mandatario Raúl Castro y de funcionarios de los países garantes del proceso: Noruega, Venezuela y Chile.

Santos anunció que volará el jueves a La Habana. En enero, ambas partes solicitaron a las Naciones Unidas que adelantaran el monitoreo del entonces eventual cese del fuego y que sirvieran de instancia de resolución de conflictos que surjan de la siguiente desmovilización de los 7.000 guerrilleros armados que tienen las fuerzas insurgentes.

Aunque se desconoce el contenido del convenio, el comunicado conjunto también especificara la «dejación de armas» y las «garantías de seguridad» para los rebeldes así como los mecanismos contra los grupos paramilitares.

El cese del fuego es el primer paso hacia un acuerdo de paz general que podría desactivar la lucha de las FARC, creadas en la década de los 60 y es la fuerza insurgente más longeva del continente.

El 23 de septiembre de 2015, en Cuba, Santos y el comandante Timoleón Jiménez, o Timochenko, fijaron para el 23 de marzo la firma de la paz, pero las delegaciones negociadoras reconocieron que les había sido imposible resolver varios puntos de la agenda de negociaciones.

Desde fines de 2012 el gobierno del centro derechista Santos y las FARC llevan adelante en la capital cubana un proceso de paz para tratar de poner fin a más de medio siglo de conflicto armado interno.

Las negociaciones de paz se han caracterizado por lo accidentado del proceso accidentada y porque se extendió más tiempo del que anticipara Santos. Si el acuerdo final se logra, se le daría fin al último movimiento insurgente de América Latina, acusado de ser uno de los principales proveedores de cocaína a Estados Unidos. En el país quedaría operando el Ejército de Liberación Nacional, o ELN, la una pequeña y recalcitrante guerrilla que opera en algunas áreas y podría llenar el vacío dejado por las FARC.

El lunes Santos había asegurado en un acto público que «creo que ya para el 20 de julio habremos podido cerrar las negociaciones en La Habana y ahí entrará una etapa nueva para el país».. En esa fecha, Colombia celebra la declaración de independencia de España.

Una vez que se alcance el acuerdo final, los colombianos deben refrendar los acuerdos en un referendo.

Las encuestas de opinión muestran que las FARC son altamente impopulares entre los colombianos y la demora en las conversaciones ha generado frustración de los habitantes del país con los rebeldes, por lo que la perspectiva de una verdadera reconciliación parece un poco más distante.