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#EstoNoEsNormal

#EstoNoEsNormal | Todavía olemos a mierda mientras escribimos esto

Otra vez, los colectivos paramilitares del gobierno nos corrieron violentamente del centro de Caracas mientras protestábamos de forma noviolenta. Esta vez fueron más que golpes y empujones: nos lanzaron encima, a maestrxs, activistas y periodistas, potes llenos de excrementos y orina. Luego nos corrieron del lugar con la paz de la que ellxs hablan: la paz de los golpes, de las patadas, de los empujones, la paz de la humillación, mientras respirábamos y probábamos el sabor de ese chorro de «paz». Paz de mierda.

Reconocimos a varios miembros del colectivo paramilitar cuando, minutos antes de agredirnos y a pocos metros de donde estábamos con nuestras consignas y pancartas, conversaban tranquilamente con efectivos de la Policía Nacional Bolivariana. Después de esa conversación, la PNB se retiró en silencio y los colectivos paramilitares comenzaron la agresión. Los mismos miembros nos persiguieron a nosotrxs y a lxs periodistas que estaban cubriendo la protesta e intentaron robarles sus equipos.

Estábamos allí, en el Día del Maestro, con maestrxs y otras personas pertenecientes al gremio educativo, alzando nuestras voces por el salario digno que nadie tiene en Venezuela. Habíamos salido de la misa que tuvo lugar en la Catedral de Caracas, y protestábamos en la Esquina La Torre, en la entrada de la Plaza Bolívar.

No nos cansaremos de decirlo y practicarlo: transformaremos esta indignación y este dolor en fuerza para seguir resistiendo la opresión. Hasta que hagamos política de una manera diferente. Hasta que la dignidad se nos vuelva costumbre.

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#EstoNoEsNormal | La cola, el efectivo y el café

-Porfa, LA QUE VEA GASOLINA AVISA.

Este es el primer mensaje, antes de las 8 de la mañana, en el grupo de una familia que vive en una ciudad del centro de Venezuela. Siguen los demás: 

-Tengo 1 hora y media en la cola de la bomba de XXXX y apenas llevo 50 metros avanzados.

-Buenos días, por favor, ¿alguna ha visto bomba de gasolina abierta???

-No he salido

-Ahora me asomo a ver si la bomba cerca de mi casa abre. Las bombas no abren tan temprano; anoche se fue la luz aquí y se cerró la bomba y no abrió más.

Al día siguiente:

-Buenos días. Estoy en XXXXX haciendo la cola con poquiticos carros pero aquí la gandola llega tarde :(((( El encargado dijo que hoy sí venía, vamos a ver. 

-Aquí el enlace del grupo para amigos familiares que quieran saber dónde hay gasolina: https://chat.whatsapp.com/B6n3eJogCfAI34gCSB2uqzuytrt

-La de XXXX llega a la avenida Bolívar. Jamás había visto esa cola tan larga. 

-Nada que llega la gandola y ahora el encargado dice que esta bomba tiene dos tanque contaminados. Qué estrés, y yo teniendo que ir a trabajar al hospital. Auxilio. 
 
-Cuando vengan a la bomba de mi casa pegan el grito que les llevo efectivo. Si no tengo, les hago café

Al otro día, a media mañana:

-Se me acaba de colear un carro adelante de mí. ¡¡Qué rabia!!!!!

-Chama a mí también me pasó y ¡¡qué rabia!! El de adelante lo dejó pasar.

-Qué rabia eso. En vez de avisar que están guardando puesto.

Al final de la tarde:

-Me vine pa’ mi casa, mañana lo intento.

Así tienen más de una semana: haciendo inventario matutino de bombas abiertas, ayudándose con el efectivo, ofreciendo café, dándose la cola, comiendo helado de batibati en el carro y bajo el sol; dejando de ir al trabajo para pasar horas en una fila en cualquier calle, dejando de ir a lugares para no gastar combustible, calculando cuánto alcanza un cuarto de tanque. La vida medida. La vida sin vivirla. La vida que otros han diseñado.

Lo mismo ocurre en varias ciudades de la zona central del país. En Caracas, la capital-burbuja, apenas hay congestionamiento en algunas estaciones de servicio. 

Mañana me despertaré con los mismos mensajes. Normal. 

#EstoNoEsNormal | 15 pisos y contando

VIVO EN NAGUANAGUA, ESTADO CARABOBO, EN UN PISO 15. Así que allí estaba el primer desafío. Las escaleras son totalmente cerradas y mi teléfono ya no tenía batería. Teníamos que bajar contando los 8 escalones de cada tramo y, cuando llegaba al final de cada piso, sentía que me caía.

Perdí parte de la comida refrigerada. Para sobrevivir compraríamos alimentos que no necesitan ser refrigerados. Otra odisea. Aun cuando el comercio tuviera planta, los puntos no pasaban. No se podía transferir, no había señal. Entonces había que buscar dólares, que te recibían por debajo de su valor. Redondeando a 3000 bolívares por dólar, y aún así, seguíamos perdiendo porque no te daban cambio.

Los negocios que vendían agua potable estaban cerrados. Y de los grifos no salía agua. Llegó el momento en que hubo que bajar a buscar agua y subirla 15 pisos.

Habíamos logrado cargar los teléfonos y hasta la laptop en centros comerciales: el lado bueno de la historia es que le permitían a las personas poner multitomas y podías ver cualquier cantidad de aparatos cargando mientras iba aumentando cada minuto la lista de espera. Una carnicería cercana nos regaló agua para los baños. Y ofreció sus cavas para mantener refrigerado alimentos y medicamentos que lo requirieran.

Solangel Monasterio

Naguanagua, Carabobo

#EstoNoEsNormal | El apagón, la mente y yo, por Diego Arroyo Gil

PREPÁRATE, QUE DENTRO DE POCO va a empezar a oler. ¿Qué? Bueno, la comida que se descompone, la que compraste antier y resiste cada vez menos la falta de electricidad que tiene muerta a la nevera. No había pensado en eso, y es tan obvio. Y también van a oler los baños, porque se te acaba el agua y no vas a poder vaciar la poceta llena de orine y de mierda. Qué horror. Sí, pero la amenaza estaba, ¿o ya se te olvidó? El innombrable juró en público que un día se bañarían en El Guaire, solo que nunca se imaginaron, porque no son tan cerdos, que se refería a que se bañarían en El Guaire dentro de su propia casa. Coño, cállate. Es la verdad. Sí, puede que sea verdad, pero no te adelantes, que me da miedo. Miedo y arrechera. ¿Cómo estarán los de Derwick? ¿Los de Derwick? Ja. ¿Cómo van a estar? En Madrid, en Miami, en Estambul, bañándose en vino, en ginebra, en champaña… Mira, huele, ¿no te llega el tufo? No, ¿de dónde? Mijo, huele. ¡Verga, si soy yo! ¿Será que me lavo? Si te vas a lavar, apúrate, que son las seis y ya se está poniendo oscuro. Ahí en el baño queda un tobo de agua, no lo malgastes. No hace falta que lo digas, yo sé. Por si acaso. [Se lava]. Ya me lavé, ahora voy a prender la vela. ¿Y tú no tienes hambre? Normal, pero me da de todo abrir la nevera. En el mesón hay un mango, y en el estante de arriba, a la izquierda, hay unas galletas de soda. Me provoca una arepa. ¿Y cómo la vas a hacer, si la cocina es eléctrica? Cierto, uno no se acostumbra. [Se come el mango]. ¿Te acuerdas de que Bolívar no comió mango? ¿Ah? Así te contó Fulano, que el mango llegó aquí con Guzmán Blanco, por lo cual es casi imposible que Bolívar haya comido mango, y que si Bolívar hubiera comido mango a lo mejor no se le hubiera ocurrido hacer la Independencia. ¿Por qué me traes esas cosas justo ahora? Bueno, acuéstate, pero antes cierra las ventanas, que vives en el piso uno y en medio de la oscurana cualquiera salta el muro y se mete. [Cierra las ventanas y se acuesta]. Cómo estarán en los hospitales. [Silencio]. Me he dado cuenta de que tú nunca rezas, sería bueno que reconsideraras creer en Dios. [Silencio].

 

@diegoarroyogil

#EstoNoEsNormal Las pacientes flacas y la ciudad muerta, por Jesús Colmenares

@bordon1

SOY MÉDICO OBSTETRA VALENCIANO. A diario repaso todas las alternativas posibles para tratar a mis pacientes ante la terrible escasez de medicinas en el país, con la frustración  de ver cómo la mayoría de las gestantes pierden mensualmente peso en vez de ganarlo.

Tengo una de 22 años con 18 semanas de embarazo y pesa 38 kilogramos, está pálida, triste, pero con la esperanza de recibir el bono prometido por el gobierno (sí, en minúsculas) y así poder comprar, si alcanza, algo que a todas ellas les falta: alimentos, medicinas, pañales, fórmulas lácteas, etc. Finaliza mi consulta, 5 pm, retorno al hogar y observo la desesperación de algunos por conseguir transporte como sea, en cavas, camiones de estaca, en el Metro que solo fue  concluido hasta la mitad de la ciudad por la corrupción que nos aqueja desde hace mucho tiempo … y muchos a pie. Otros hurgan entre la basura para llevar la cena a su mesa.

Se va apagando la ciudad, percibo una extraña sensación de desconsuelo, de desolación, de tristeza, de gente viva pero que aparenta estar muerta. Soy médico, también paciente, soy padre, esposo, tengo madre y hermanos, soy ciudadano y pertenezco a una sociedad que se niega a que esto continúe. No lo merecemos.

 

#EstoNoEsNormal El profesor de inglés y los servicios públicos, por Jesús Contreras López

@shaggy_san

NACÍ EN GUAYANA PERO VIVO EN MÉRIDA, una de las ciudades más castigadas por la falta de servicios públicos…Todos.

Como venezolano común, trabajo en muchas cosas: soy traductor, profesor de inglés y de español de  niños y adultos, y también soy cantante profesional por las noches. En casa no tenemos gas desde hace dos meses, ni agua contínua desde hace tres años. A eso se sumó el problema eléctrico que ahora sacude a todo el país.

Hace un mes decidí que no podía continuar trabajando en el preescolar dándole inglés a los niños porque la crisis de transporte, traducida en huelgas, aumentos de 200% sin aprobación municipal y, por supuesto, la falta de efectivo, no me permitía poder llegar a tiempo a mi lugar de trabajo. Opté por trabajar desde casa, en una empresa que da clases de español online a extranjeros. El primer día, empezaron los cortes programados (y no programados) de electricidad por lo que desde que empecé no he podido cumplir la jornada diaria como es debido. Opción B: usar los datos de mi celular para conectarme, pero ninguna de las 3 operadoras tiene buena cobertura aquí.

Mientras tanto, tuve que sacar 3.000.000 bolívares para poder comprar los 2 encendedores de la cocinita eléctrica que se nos dañó por los bajones de luz y tuvimos que usarla obligatoriamente todos los días por la falta de gas. También 1.500.000 para reparar la PC que se dañó por lo mismo y aún falta el televisor. que también está dañado. Pero no hay prisa, porque desde hace 2 meses el cable no sirve y la empresa no da respuesta.

Sí, hemos preguntado por las plantas o un UPS, y ni querrán saber cuánto cuesta.

¿Moraleja? No tragarse tanta impotencia, porque mi esposa, mi hijo y yo tenemos gripe,y todo se debe remediar al natural: un jarabe para la tos va por el millón de bolívares.

No, no es normal, para nadie. Y cansa.

#EstoNoEsNormal  Las instrucciones y el pan, por Aura Tampoa Lizardo

@auratampoa

CADA MIÉRCOLES A LAS 8:00 AM, vístete, agarra tu cartera y enrúmbate a la panadería. En el camino, repasa mentalmente las preguntas anti-pérdida de tiempo: “Señora Fernanda, ¿hay pan?”, “¿Cuánto cuesta?”, “¿Puedo pagar con punto?”, “¿Acepta débito y crédito?”, “¿Me guarda un gallego mientras hago la cola?”. 

Antes de hacer la cola, formula las preguntas y haz una amiga. A medida que avanzas, fíjate cuántos panes van quedando. Una vez en la caja, paga con tu tarjeta el equivalente a medio salario mínimo. Ve a la estantería con el tique, saca tu bolsa ecológica, sacúdela, reverencia al dependiente de turno y al pan. Extiende las manos y procede a guardarlo. Ábrete el sweater, introduce la bolsa con el pan a nivel de la barriga y cierra el sweater. Camina hasta tu casa sosteniendo el pan entre tu barriga y tus brazos. Camina rápido e inhala profundo. Dirígete a casa pensando cómo vas a rellenarlo y prepárate mentalmente para que una diligencia de 3 horas culmine en un acto de 15 minutos. Si quieres comer pan en Venezuela, recuerda: es preciso ser millonario y salir muy temprano.

#EstoNoEsNormal La parálisis y la silla

@laurahcastillo

AGUANTÓ TODO EL DÍA y la esperó para morirse. Después de una semana con una infección respiratoria, se asfixió cuando ella llegó a la casa después de su trabajo como empleada doméstica.

Desde hace varios años él padecía un Parkinson que ya estaba avanzado. Por eso su capacidad respiratoria era baja y la rigidez de los músculos dificultaban los movimientos del pecho. Eso y que desde hacía meses no cumplía con el tratamiento completo: de tres pastillas diarias estaba tomando solo una para rendirlas porque no se consiguen en el país. También buscaban una silla de ruedas porque perdió la movilidad muy rápido.

A principios de abril los pacientes de Parkinson marcharon a la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo para pedir la apertura de un canal humanitario. Son aproximadamente 33.000 en Venezuela. La parálisis de los órganos es uno de los principales peligros de no tomar el tratamiento. Eso fue lo que le pasó a él.

La tarde de su muerte, un amigo de ella le consiguió la silla de ruedas, nueva y gratuita, a través de una fundación. Estaba contenta porque podría llevarlo al banco a cobrar la pensión y al médico cuando fuera necesario. Él no llegó a ver la silla. Solo la esperó a ella para morirse.

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