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Carta Democrática Interamericana

Alejandro Armas Mar 31, 2017 | Actualizado hace 3 semanas
Aislados

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Contra toda advertencia de la mayoría de los expertos sobre la pérdida de ventajas económicas, nos sacaron de la Comunidad Andina de Naciones en 2006. Chávez debió mandar adonde mandó a los yanquis cualquier idea de una balanza comercial positiva para abrazarse a la verdadera “patria grande” con los camaradas del Mercosur. Aunque el resultado fue devastador para la producción nacional de alimentos, no les importó. Sin embargo, hasta para mantenernos dentro de un club sin beneficios para nosotros, metieron la pata. El año pasado nos suspendieron de forma tan deshonrosa, que lo único más vergonzoso fue la simulación de que presidíamos el organismo y los intentos de la canciller por colarse donde no la invitaron. Fuera de la CAN, y fuera del Mercosur. ¿Qué sigue en la agenda? Posiblemente, la Organización de Estados Americanos.

Para cualquier venezolano que no se limite a repetir como autómata los mensajes de propaganda de VTV, la última sesión del Consejo Permanente de esta asociación continental no pudo ser más embarazosa. Vista la imposibilidad de mejorar la posición del Gobierno en el foro, su representante, Samuel Moncada, estalló en ofensas y acusaciones contra los países que osaron comprometerse a buscar una solución a problemas como la falta de elecciones, la crisis humanitaria, los presos políticos y el desconocimiento de la Asamblea Nacional. Acaso todo fue justamente para evitar que las deliberaciones siguieran, como en efecto fue así. Los diplomáticos extranjeros tuvieron solo una muestra de la criminalización de la crítica a la que los venezolanos hemos estado sometidos por casi 20 años.

Pero, ¿está o no está activada la Carta Democrática que tanto hace rabiar (y estremecerse) al chavismo? Hay varias interpretaciones porque el Artículo 20 de la propia carta no habla de una “activación” y cómo iniciarla. Plantea, sí, que con el voto de dos tercios de los miembros en Asamblea General se procede a suspender a uno en el que haya habido una alteración del orden constitucional democrático, cosa que no ocurrió el martes. Antes de recurrir a esto, las demás naciones tienen la obligación de intentar solventar el problema con una suerte de mediación entre las partes enfrentadas. Según algunos especialistas, es lo que está pasando ahora. Otros plantean que el reconocimiento de que se trasgredió el orden democrático tiene que ser respaldado por la mitad de los miembros. Eso tampoco ha ocurrido.

Así que todavía estamos en la OEA. Pero, ¿por cuánto tiempo más? Parece que la situación para el Gobierno dentro de la organización, por alejada que esté de las expectativas de muchos opositores que exigen mayor firmeza ante los atropellos del chavismo, ya se le ha vuelto insoportable y no prevé otra cosa que un progresivo empeoramiento, lento quizás, pero seguro. De otra forma no se explica que Maduro quiera jugar posición adelantada con un supuesto estudio para evaluar cuán conveniente es seguir en la OEA.

Pero si la suspensión es la última consecuencia de la Carta Democrática, puede resultar difícil de entender por qué Maduro considera la posibilidad de buscar iguales o muy similares consecuencias mediante su propia mano. En primer lugar, porque simbólicamente no es lo mismo un retiro que una expulsión. El Gobierno siempre podrá sacar alguna ventaja sobre la duda de lo que pudo haber pasado si no se salía por cuenta propia.

De acuerdo, ¿y el aislamiento consiguiente no es el mismo? Tal vez, pero es probable que el chavismo se esté preparando justamente para sobrevivir como régimen no democrático aislado, una especie de Estado ermitaño, de esos capaces de enfrentar hasta la ruptura a los demás que busquen presionarlo para que cambie, y se sienten satisfechos con unos pocos aliados de peso geopolítico y económico.

Cuba, el principal referente de la “revolución bolivariana”, sabe bastante de eso. Como parte de las acciones hemisféricas cuyo objetivo fue echar del poder a Castro, en 1962 y tres años luego del triunfo guerrillero, los miembros de la OEA suspendieron a la isla. El voto fue unánime, con la obvia excepción del de los sancionados. Tal resultado contundente fue producto del contexto de la Guerra Fría, de la influencia de Estados Unidos, gran potencia liberal capitalista y anticomunista, en la región, pero también de la Doctrina Betancourt, férrea oponente de autoritarismos de izquierda y de derecha. En ese entonces no existía la Carta Democrática Interamericana, pero se argumentó que el marxismo-leninismo era incompatible con los requisitos democráticos para ser miembro.

Pues, 55 años después, ese mismo régimen sigue vivito y coleando. Recientemente ha establecido mínimas medidas de liberalización económica, pero el monopolio del poder por el Partido Comunista y la exclusión de cualquier oposición siguen siendo los mismos. La expulsión no logró su cometido, como tampoco lo hizo el embargo de Estados Unidos a la isla y otras represalias económicas. Para quienes creen que sanciones de este tipo como resultado del aislamiento necesariamente tumban cualquier gobierno, consideren que la economía cubana estaba hasta la revolución gobernada por su relación con el vecino del norte, y de pronto ese piso de apoyo desapareció.  Venezuela hoy también mantiene al “imperio” como principal socio de comercio exterior, pero en medida mucho menor a la de la Cuba de entonces.

Lo cierto es que el gobierno comunista se las arregló para mantenerse a pesar del aislamiento en su propio vecindario, y del mundo occidental en general. Lo primero que hizo fue refugiarse en los brazos de la Unión Soviética para evitar un colapso económico. Así estuvo por unos treinta años hasta la caída del bloque marxista-leninista en Europa Oriental. Desaparecida la URSS, Cuba se las vio color de hormiga por un tiempo, durante el “Período Especial” de los años 90, caracterizado por una escasez mucho mayor de lo normal, hambre y fuertes fallas constantes en los servicios básicos. Al mismo tiempo EE.UU. apretó la tuerca del embargo con la Ley Helms-Burton. Sin embargo, antes de que terminara la década la economía cubaba ya se había estabilizado considerablemente. Después apareció Chávez y no creo necesario ahondar en qué pasó a partir de entonces.

Hoy difícilmente se podría decir que Cuba está aislada. Es más, en 2009 la Asamblea General de la OEA aprobó mediante voto el regreso de la isla. Estados Unidos se opuso, pero no sirvió. Los Castro decidieron que su país no volvería al organismo a pesar del gesto. De seguro, esa decisión es lamentada por el chavismo en este momento.

Lo expuesto en el párrafo anterior no ha evitado que ahora el Gobierno venezolano copie la retórica habanera que identifica a la OEA como el “ministerio de colonias” de Estados Unidos para dominar América Latina. También gritan con histeria que la Carta Democrática tendría como consecuencia inevitable una invasión militar de Venezuela. Yo no recuerdo cuál ejército invadió Honduras en 2009, luego de que al país centroamericano se le aplicara la carta, con el voto de Venezuela además, por el golpe que destituyó a Manuel Zelaya.

Moscú, como pasó con Cuba, además de Pekín, podrían ser los amigos influyentes mediante los cuales el Gobierno mantenga sus vínculos con el mundo exterior ante un creciente repudio en América. Ellos y otros panitas no democráticos como Irán, Siria y Bielorrusia. También pudieran profundizarse los lazos con los regímenes africano y asiáticos que engrosan las filas de esa reliquia de la Guerra Fría que es el Movimiento de Países No Alineados, que nuestro Ejecutivo tanto de jacta de prsidir. Y con razón: su interés por la promoción internacional de los Derechos Humanos, dada la situación interna en la mayoría de sus miembros, es prácticamente nulo.

Pero lo más probable es que los socios clave sean Rusia y China. Son ellas las que tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU y que pueden efectivamente defender al chavismo en ese espacio. Noten, a propósito, que el argumento inicial del TSJ para terminar de disolver la Asamblea Nacional fue el interés del Gobierno por crear empresas petroleras de capital mixto sin el aval constitucionalmente obligado del Parlamento, imposible con la oposición en mayoría. Varias de esas empresas ya fueron creadas pasando por encima de la cámara, ni más ni menos que con capital ruso.

Los más recientes eventos de esta acontecida semana me obligan a mencionar la cadena de manifiestos de rechazo o, al menos, preocupación de países de la región ante el “Fujimorazo a la venezolana”, y que incluyen el retiro de un embajador en Caracas. Ello es una señal del aislamiento al que Miraflores y la Casa Amarilla están dispuestos a sumirnos con tal de mantener el poder. Los hechos se precipitan, para bien o para mal.

@AAAD25

Almagro pide sesión urgente de consejo permanente de OEA por Venezuela

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El Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, solicitó este viernes la convocatoria de una sesión urgente del consejo permanente de la institución para «analizar la situación en Venezuela», luego de la decisión del Tribunal Supremo del vecino país de asumir las competencias del poder legislativo.

Almagro, en una carta conocida este viernes, argumenta su solicitud teniendo en cuenta «los informes que se remitieran a dicho Consejo Permanente con fechas 30 de mayo de 2016 y 14 de marzo de 2017, así como los efectos sobre el orden constitucional democrático de las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela».

El secretario de la OEA ampara su recurso en el artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana, según el cual «…el Secretario General podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime conveniente».

Almagro elevó la petición ante Patrick Andrews, representante permanente de Bélice ante la OEA, y quien preside el Consejo Permanente del organismo.

Henrique Capriles Radonski en Washington

El gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles, sostiene este viernes una reunión con el secretario general de la OEA, en Washington, Estados Unidos.

“Un gran abrazo a todos nuestros hermanos venezolanos en Washington DC, vamos llegando para asistir a la OEA”, indicó el líder opositor antes de entrar al encuentro.

Capriles viajó de Colombia, donde estuvo este jueves para promover el envío de alimentos y medicinas a Venezuela, a Washington para abordar con Almagro la decisión del Tribunal Supremo venezolano de asumir las facultades de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición, según explicó hoy un portavoz del gobernador a Efe.

Se espera que Capriles hable con la prensa para explicar el contenido de la reunión, según su portavoz.

 

Convocan reunión urgente de Mercosur

Argentina convocó para este sábado una reunión urgente de cancilleres del Mercosur para analizar la «grave situación institucional» que atraviesa Venezuela, donde el máximo tribunal de justicia asumió las funciones del Parlamento y retiró la inmunidad a los diputados.

«Ante la grave situación institucional en la República Bolivariana de Venezuela» los integrantes del Mercosur «han resuelto convocar una urgente reunión de Cancilleres» el sábado «para analizar posibles vías de solución», dijo el comunicado.

Una fuente de cancillería precisó que el encuentro se realizará en Buenos Aires. «Los países fundadores del Mercosur reiteran su inalterable apoyo a los principios fundamentales del Estado de Derecho y a la preservación de la democracia en la región latinoamericana», agregó el comunicado.

*Con información de El Tiempo Co y EFE

Para ex magistrada Mármol de León el objetivo del TSJ es cárcel para diputados y suspensión de elecciones

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A propósito de la sentencia del TSJ que anuló las competencias de la Asamblea Nacional y se las concedió a la Sala Constitucional, la ex magistrada Blanca Rosa Mármol de León sentenció que la vía que queda es una Constituyente Originaria y apelar por los artículos 347, 348 y 349 de la Constitución Nacional, sin la participación del Consejo Nacional Electoral.

1.- ¿El TSJ podrá hacer leyes, implementarlas o derogarlas?

-La intención es despojar a la Asamblea Nacional de todo, asumir las funciones judicial y legislativa, eliminar en la práctica el parlamento, poner presos a los diputados. La sentencia de la Sala Constitucional establece un «control innominado» de la constitucionalidad que no está en la Carta Magna. Es una respuesta a lo sucedido en la OEA con la Carta Democrática Interamericana. Por supuesto que ellos pueden hacer lo que les de la gana, pero esa sentencia carece de toda legalidad.

2.- ¿Qué pasará con las Comisiones parlamentarias?

-Me imagino que ellos van a seguir trabajando y no aceptarán la sentencia, la asumirán como una decisión inconstitucional e ilegítima, es imposible que un grupo de magistrados pueda asumir el trabajo de más de cien diputados, no lo van a hacer, por eso esta sentencia es nula.

3.- ¿Como quedan los créditos que pide el gobierno en el extranjero y que deben ser aprobados por la AN?

-El gobierno quiere pagar y darse el vuelto, para eso es esa sentencia de la Sala Constitucional, la cartera crediticia del Ejecutivo tiene obligatoriamente que pasar por la aprobación de los diputados de la Asamblea Nacional y ese aspecto tiene que ser llevado y denunciado ante la OEA.

4.- ¿Cuál puede ser el destino de la AN?

-Creo que uno de los caminos que podría tomar el TSJ es decretar el Estado de Conmoción para que Maduro tenga poderes absolutos y por supuesto está latente el posible encarcelamiento de los parlamentarios que fueron despojados de su inmunidad.

5.- ¿Hay algún precedente de esta nueva sentencia?

-Ninguna, es algo inédito y el único objetivo es afianzar a Maduro en el poder, suspender elecciones y encarcelar a los disidentes.

 

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Los Runrunes de Bocaranda de hoy 30.03.2017: ALTO: Excusa
¿LA EXCUSA PERFECTA?:

La mañanera sentencia de antier del TSJ sobre la Asamblea, las inmunidades de los diputados y la Carta de la OEA tiene un trasfondo que bien nos lo explicó el abogado constitucionalista y alcalde de Baruta Gerardo Blyde. Este jurista, junto a una pléyade de colegas de la misma rama, hilaron fino para descubrir la verdadera intención del madurismo chavista ante la confrontación en la reunión convocada por la mayoría de países miembros del organismo multilateral. Tras las lamentables exhibiciones de sus representantes en las dos sesiones en Washington, dentro del TSJ se urdió la fórmula “legal” para salirnos del cumplimiento de la Carta Interamericana. En lo que se denominaría “contrato innominado de la constitucionalidad” podrían torcer la Constitución y la suscripción, firmada por Chávez, de la Carta Interamericana de la OEA y que fue ratificada, como exige la ley, en un anterior período de la Asamblea Nacional. Como los diputados demócratas venezolanos pidieron la aplicación de dicha carta, los rojos magistrados inventaron la fórmula no solo para declarar nula esa decisión de una Asamblea que ya estaba sentenciada por el mismo TSJ como en “desacato”, sino para anular el acuerdo que suscribió Venezuela de la Carta del organismo multilateral.  Con la excusa de hacer todo lo posible para evitar un estado de conmoción, le ordenan a Maduro y le dan las herramientas (“legales” para ellos) para que se retire del cumplimiento y observación de la Carta de la OEA. Ojo, es en esa carta fundacional en la que se inspira la carta democrática. Por ello el embajador alterno (pues para ser embajador principal debe ser aprobado por la AN) Samuel Moncada repetía varias veces que estaban incumpliendo el artículo 1 de la Carta OEA. Con la sentencia no tendría Maduro que esperar 2 años para retirarse de su cumplimiento obligatorio. Pareciera que cómo le falló la invasión a territorio colombiano para crear el falso y provocado “estado de conmoción” ahora buscaron esta excusa para, de ser acordadas recomendaciones, elecciones, liberación de presos políticos y respeto a los DDHH o la aplicación de la CI/OEA, no se tenga ninguna obligación de cumplirlas. No les importa quedar en evidencia. Ya el mundo los conoce…y la justicia esperará por ellos en algún momento…

 

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La OEA y Venezuela: un paso adelante, por Kenneth Ramirez

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El pasado 14 de marzo, ante el agravamiento de la crisis en Venezuela y tras constatar el incumplimiento de los acuerdos del proceso de diálogo que se desarrolló durante casi un año con la facilitación del trío de Ex-Presidentes Zapatero-Fernández-Torrijos, a los que en la última fase se sumó El Vaticano, el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, presentó un nuevo informe en el que concluye que “los continuos esfuerzos de diálogo han fracasado”, por lo que propuso un conjunto de medidas que, al amparo de la Carta Democrática Interamericana, pudieran llegar hasta la suspensión de Venezuela de la OEA a menos que se realizarán elecciones generales anticipadas en plazo breve.

Ante ello, un grupo de Estados miembros de la OEA que incluye a Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, EEUU, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay, decidió asumir un papel más activo mediante la Declaración del pasado 23 de marzo, donde señalan “la necesidad de agotar los esfuerzos diplomáticos antes de adoptar decisiones drásticas”, y por ello subraya la importancia del diálogo y la negociación como la vía idónea para llegar a soluciones duraderas, al tiempo que ofrece su colaboración para encontrar esas soluciones. También consideran urgente que se atienda de manera prioritaria la liberación de presos políticos, que se reconozca la legitimidad de las decisiones de la Asamblea Nacional y que se establezca un calendario electoral.

A esta iniciativa le siguió la celebración de sendas sesiones extraordinarias del Consejo Permanente (CP) de la OEA el lunes y martes de esta semana. La sesión extraordinaria del CP del martes fue convocada en primera instancia por los 14 Estados signatarios de la citada Declaración, a los que se sumaron Bahamas, Barbados, Jamaica y Santa Lucía, en la que se analizaría colectivamente la situación de Venezuela a fin de identificar un curso de acción que coadyuve en la búsqueda de soluciones. La sesión extraordinaria del CP del lunes fue convocada a posteriori por la delegación Venezuela, como un intento de frenar la del día siguiente, para lo cual se trasladó la Canciller Delcy Rodríguez a Washington.

Tanto el largo discurso de 43 minutos de la Canciller el día lunes, como la intervención del Vicecanciller para América del Norte y nuevo Representante Alterno de Venezuela en la OEA, Samuel Moncada, el día martes, fueron lamentables. Insultos al Secretario General para evitar discutir los temas de fondo; ataques a la OEA con la tradicional retórica de facturación cubana; rechazo a la convocatoria del CP por “tratar asuntos internos sin contar con el consentimiento del país concernido”. Y, finalmente, desdeño de los argumentos de Almagro como meras “fabricaciones” para impulsar una “intervención” de parte de una “facción minoritaria de países”; exponiendo a partir de allí, la situación actual de Venezuela en términos tan idílicos que sólo se corresponden con el particular universo paralelo del gobierno venezolano. Empero, lo peor vino al final de las respectivas intervenciones. La Canciller indicó amenazante que “de persistir estas agresiones y acosos contra Venezuela, tomaremos severas y definitorias acciones”. Colocando sobre la mesa la amenaza implícita de una hipotético retiro de Venezuela de la OEA como respuesta a una eventual aplicación de medidas drásticas en el marco de la Carta Democrática Interamericana; al tiempo que dejaba como única rendija abierta la posibilidad de retomar la facilitación del trío de Ex-Presidentes al agradecerle la ominosa carta que enviaron al CP.

Por su parte, el Vicecanciller Moncada se esforzó por subir el tono. Al saber débil su argumentación, y tras ser derrotado con la aprobación del orden del día (20 a favor, 11 en contra, 2 abstenciones y 1 ausente) y tener que escuchar las numerosas intervenciones críticas sobre la situación venezolana, calificó la sesión como un “acto hostil” y arremetió contra varios Estados miembros y el Secretario General con un lenguaje muy agresivo, al tiempo que intentaba victimizarse en un intento desesperado de dar vuelta al debate, lo cual resultó contraproducente. La Presidencia del CP conminada por varias delegaciones tuvo que llamarlo al orden en varias ocasiones. El Representante de México, Embajador Luis Alfonso de Alba, familiarizado con la estratagema del “pleito ratero”, incluso llegó a amenazar con retirarse. En todo caso, los Estados miembros recibieron una buena dosis de diplomacia pugnaz llena de “pos-verdad” que los llevó al límite.

Hacia el final del debate, Canadá presentó en nombre de 20 Estados miembros una nueva Declaración que emplaza a la OEA  a “concretar una hoja de ruta en el menor plazo posible” para “apoyar el funcionamiento de la democracia en Venezuela”. Agregando que “coincidimos en la necesidad de que encontremos propuestas concretas para definir un curso de acción que coadyuve a identificar soluciones diplomáticas, en el menor plazo posible, en el marco institucional de nuestra organización y a través de consultas incluyentes”. Por tanto, aunque muchos no lo perciban y el gobierno venezolano intente cantar victoria dada la falta de una resolución formal como colofón de las intensas sesiones, la OEA ha dado un paso adelante respecto a la crisis venezolana. Una amplia mayoría de Estados miembros con gran preocupación por el deterioro de la crisis venezolana que puede llevar a escenarios de explosión social, violencia e inestabilidad política con consecuencias para todo el vecindario; han decidido reactivar labores de diplomacia preventiva desde los pasillos de la organización, mostrando mayor disposición a impulsar y asumir tareas de facilitación o mediación tendientes al pronto restablecimiento del orden democrático en Venezuela.

Todo esto enmarcado en los principios del Sistema Interamericano, acordados expresamente en la Carta de la OEA, así como en la Carta Democrática Interamericana suscrita en forma soberana en tiempos de Hugo Chávez, e invocada en el pasado –concretamente en la crisis de Honduras de 2009- por Nicolás Maduro cuando ejercía funciones de Canciller, y por ello no cabe hablar de intervencionismo. Estamos ante un ejercicio de responsabilidad de parte de los Estados miembros, ya que fueron ellos mismos -incluyendo a Venezuela-, quienes se han comprometido individual y colectivamente a promover y defender la democracia y los derechos humanos en el Hemisferio.

Resulta por ello difícil de entender para el resto de los Estados miembros de la OEA, el rechazo tozudo del gobierno venezolano a la identificación de acciones y mecanismos -como la recomposición de los facilitadores y la constitución de un Grupo de Países Amigos propuesto por algunas delegaciones-, con el objeto de encauzar un nuevo proceso de diálogo y negociación entre venezolanos con una agenda concreta y monitoreo periódico, para producir resultados en un tiempo razonable, dentro del marco institucional de la OEA. No obstante, ni la paciencia de los Estados miembros es infinita ni el gobierno venezolano tiene escapatoria de una realidad signada por la crisis interna y su aislamiento externo.

Cualquier cálculo que pueda estarse haciendo en altas esferas del poder tendiente a una ruptura con la OEA, como se desprende del discurso de la Canciller Rodríguez y los últimos actos del Tribunal Supremo de Justicia, debe tomar en cuenta varias cosas:

1) Más allá de la dimensión normativa de las relaciones internacionales, sólo se encuentran las realidades del poder desnudo, donde Venezuela tiene pocas bazas a su favor en momentos en que los precios del petróleo están deprimidos y no tienen perspectivas de recuperación en el corto y mediano plazo;

2) Romper con el marco multilateral hemisférico sólo implica una mayor exposición ante acciones de terceras potencias, cuyas acciones unilaterales pueden ser incluso vistas en esos escenarios como legítimas;

3) Resulta crucial no creer en la propaganda propia; ni el Movimiento de los No Alineados se encuentra en su mejor momento, ni UNASUR sirve de cobertura como en tiempos pretéritos debido a los cambios políticos que ha experimentado la región;

4)  Debe tenerse mucho cuidado con los consejos envenenados que podría estar dando Raúl Castro que sólo buscan alentar al gobierno venezolano a realizar peligrosas acciones temerarias, para intentar así invisibilizarse y sobrevivir a la Administración Trump;

5) Ni Venezuela es Cuba, ni Maduro es Fidel, ni 2017 es 1962. Por cierto, tampoco la Rusia de Putin o la China de Xi pueden ser vistas como una URSS rediviva. ¿Y usted qué opina?

 

@kenopina

Doctor en Ciencias Políticas, MBA en Energía e Internacionalista. Profesor de la UCV y Presidente del Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales (COVRI).

Mar 29, 2017 | Actualizado hace 7 años
La OEA tiene la palabra, por Carlos Canache Mata

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El 23 de junio del año pasado, el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, presentó ante el Consejo Permanente de ese organismo un primer informe sobre la crisis de la institucionalidad democrática, económica y social que existe en Venezuela. Ese informe fue actualizado el día 14 de este mes en el que se dice que ha habido una “agudización” de dicha crisis y que las gestiones diplomáticas realizadas por el Secretario General de Unasur y tres ex-presidentes (de España, República Dominicana y Panamá, con posterior participación de un representante de la Santa Sede), “no han dado por resultado ningún progreso” y “los reiterados intentos de diálogo han fracasado”.

El Consejo Permanente fue convocado a reunirse el 28 de marzo para analizar la situación venezolana, teniendo como referentes los informes de Almagro, la declaración de 14 países publicada el  23 de este mes y la presentación de la canciller  Delcy Rodríguez el día lunes 27.  En la declaración de los 14 (después se sumaron cuatro países más) se considera urgente “la liberación de presos políticos, se reconozca la legitimidad de las decisiones de la Asamblea Nacional, según la Constitución, y que se establezca un calendario electoral que incluya las elecciones pospuestas” y, sólo como “último recurso”, la suspensión de la participación de  Venezuela en la OEA, lo que requeriría el voto favorable de de los dos tercios de los Estados Miembros. Escribo este artículo después de escuchar la intervención del lunes 27 de la canciller venezolana en la OEA,  en la que agredió a Almagro, confirmando la observación de éste de que el gobierno de Maduro “no rebate nuestros informes, solo amenaza”.

En la reunión de ayer, el Consejo Permanente de la OEA tenía dos alternativas. La primera, declarar, como lo prevé el artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana (CDI), que en Venezuela se ha producido “una alteración del orden constitucional que afecta gravemente su orden democrático”, para lo cual se necesita el voto favorable de al menos 18 países, pasándose así  a la aplicación de los pasos contemplados en los artículos 20 y 21 de la CDI (la Carta ya estaba activada desde el 23 de junio). La segunda, sería no votar por la aplicación de la CDI, sino que se aprobaría un Acuerdo o Resolución solicitando el calendario electoral pendiente y la liberación de los presos políticos, para lo que se precisa mayoría simple, es decir, el voto de 18 países.

  Tal vez fue esto último lo que decidió ayer martes 28 el Consejo Permanente. Pero pienso también que si  transcurre un plazo razonable  sin que se atiendan esos dos pedidos del Consejo Permanente, podría abrirse una nueva etapa en la que se haría irresistible la aplicación de la ya activada CDI, por cambios de posición de algunos de los países del Caribe que se benefician con el petróleo subsidiado que les han suministrado los gobiernos de Chávez, primero, y de Maduro, ahora.

  El tiempo también se agota.

Asamblea Nacional rechaza sentencia del TSJ que define límites de la inmunidad parlamentaria

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La Junta Directiva de la Asamblea Nacional, conformado por los diputados Julio Borges, Freddy Guevara y Dennis Fernández, así como el Jefe de la bancada de la Mesa de la Unidad Democrática, Stalin González, rechazaron la sentencia publicada este martes por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en la que se adjudica la potestad de definir “los límites de la inmunidad de los parlamentarios” y afirmaron que esto es “una retaliación contra el Parlamento por el trabajo que hicieron sus miembros para denunciar en el exterior los atropellos contra la democracia y el voto en Venezuela”.

El presidente del Parlamento, aseveró que la «única conmoción interna que teme Nicolás Maduro son unas elecciones en el país» y denunció que todos estas disposiciones y sentencias son «atropellos ilegales que está utilizando para defenderse del voto de los venezolanos, porque lo que está claro es que el verdadero miedo de Nicolás Maduro es una elección, por eso usa las instituciones del Estados para evitarlas”.

Aseguró que esta medida tomada por el TSJ es consecuencia del reciente acuerdo aprobado por la Cámara de Diputados sobre la reactivación de la aplicación de la Carta Democrática Interamericana de la Organización de Estados Americanos (OEA), quien hoy reúne al Consejo Permanente en Washington, Estados Unidos para tratar la situación de Venezuela.

“Hoy a las dos de la tarde el Gobierno de Maduro va a quedar al descubierto ante el continente. El saboteo a la sesión de hoy, la marcha instalada para amedrentar, las últimas declaraciones de Maikel Moreno y la sentencia de hoy, son una respuesta al trabajo que se ha venido realizando en el Parlamento de la crisis política y social en todas las inspeccionas nacionales e internacionales. Hoy Venezuela tiene un Gobierno que está cuestionado por los 18 países más importantes de la región,” explicó Borges.

El jefe de la bancada de la Unidad agregó que este documento busca de manera “delictiva” desconocer la inmunidad parlamentaria de los diputados a la Asamblea Nacional. Asimismo, ratificó que desde el Poder Legislativo seguirán construyendo los escenarios para fijar un cronograma electoral.

Minuto a Minuto: Sesión en la OEA para discutir situación en Venezuela

 

Este martes 28 de marzo, representantes de las 34 naciones que componen el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos se reunirán en Washington para debatir la crisis en Venezuela y evaluar la posible aplicación de la Carta Democrática Interamericana.

El presidente actual del Consejo Permanente, Patrick Andrews,  dijo que no recibió una solicitud formal para cancelar la sesión y confirmó que «la reunión sigue en pie».  La canciller venezolana Delcy Rodríguez dijo este lunes en el seno del organismo que se trataba de una confabulación orquestada por el Secretario General, Luis Almagro y Estados Unidos para propiciar una intervención en Venezuela.