¡Artículo solo para mayores! por Carlos Dorado
¡Artículo solo para mayores! por Carlos Dorado

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Nosotros en la noche” es una película reciente en cartelera, protagonizada por Robert Redford y Jane Fonda, que narra la historia de dos personas mayores (81 y 79 años respectivamente) que son viudos, vecinos y viven en un pequeño pueblo cerca de Denver (Colorado-USA-). Un buen día ella le toca a su puerta, y le propone dormir juntos en su cama, argumentando que la soledad de las noches es muy larga y triste, y quizás podría aliviarla hablando entre ellos; dejándole en claro que no se trata de sexo, sino de compañía. Redford (que en la película se llama Louis), promete pensarlo seriamente.

Louis, al día siguiente decide aceptar y comienzan a dormir en su casa, entrando por la puerta de atrás, para que los vecinos no se den cuenta. Hasta que un buen día Fonda (llamada Addie en la película) le dice que debe entrar por la puerta principal, ya que no le volverá a abrir la puerta trasera. “Si alguna ventaja tiene nuestra vejez, es que no tenemos que justificar nada, ya lo hemos hecho durante demasiado tiempo”, le dijo. Al siguiente día entró por la puerta principal, poniendo en conmoción a todo el pueblo.

Los diálogos son maravillosos, allí van aflorando temores, errores, aciertos, miedos y esperanzas a través de una relación cuyo mayor mérito es la sinceridad, y haber puesto contra las cuerdas a la soledad de la gente mayor. ¡Nadie debería estar solo en su vejez, pero es cuando más se está!

La película es muy humana; demuestra que uno es viejo cuando se comienza a actuar como viejo, cuando se pierde la curiosidad y la ilusión. Cuando se deja de mirar y sólo se dedica a ver. Cuando todo lo bueno fue, y todo lo malo es. Cuando ya no se busca con los ojos cosas nuevas y sólo se cierran para repasar lo que vieron en el pasado, dejando que las imágenes lleguen solas, repetidas una y mil veces. Hasta llegar a un punto, donde la única esperanza es que la vejez dure poco. ¡Por eso dicen que el secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad!

La vida consiste en ajustarse a las condiciones reales y tomar las cosas como realmente son, no como uno desearía que fueran. La vida enseña. Pero pocos aprenden. Quizás porque es demasiado corta, y la sabiduría no es suficiente para entender que hay que sacarle todo el jugo al tiempo, sin dejar que la naranja esté demasiado madura o muy verde. ¡Para la mayoría, la vida verdadera es aquella vida que precisamente no llevan!

Un viejo poema chino dice que si dos personas se quieren mucho, y han estado muy unidas durante toda la vida y una de las dos muere, la que realmente se muere es aquella que sigue viviendo. Todos inconscientemente tenemos como objetivo llegar a viejos; sin embargo cuando se llega nos resistimos a aceptar que hemos llegado; olvidándonos que cada edad, desde la infancia hasta la vejez tiene su propia hermosura. Donde muere una, nace otra, hasta que pocos llegan a la meta: Morir de viejos.

Por eso es muy hermoso contemplar el rostro surcado de arrugas de una persona anciana, un rostro que ha vivido, y ver en sus ojos una bella luz. Ver ese rostro reír a carcajadas, verlo ilusionarse, verlo enamorarse de nuevo, respirando ganas de vivir. ¡Ese no es un viejo, es una leyenda!

Decía mi madre: “Carlos, no se puede enseñar una nueva canción al viejo profesor”. Seguramente será verdad, pero se pueden volver a tocar de nuevo las viejas canciones, ¿Por qué no?

Sería una bella forma de terminar una película llamada: ¡Vida!

cdoradof@hotmail.com