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Inhabilitaciones, escamoteo al deseo de un país
Las inhabilitaciones, o el hurto planeado con premeditación y alevosía a la disposición ciudadana que decidió cambiar, vulnera el derecho constitucional de elegir y ser elegido

 

@ArmandoMartini

La noción de soberanía se observa en constante desafío, pudiendo definirse como escamoteo a la voluntad de un país. Ultimátum para la democracia. En el ajedrez político, las jugadas maestras involucran sutilezas que desafían el anhelo ciudadano. Desde interferencia electoral hasta la operación económica.

Sin embargo, el más insidioso es el hurto planeado con premeditación y alevosía a la disposición ciudadana que decidió cambiar, vulnerando el derecho constitucional de elegir y ser elegido, cuando las instituciones, actores y poderes influyen con providencias viciadas de justicia, socavando la autonomía y capacidad de autodeterminación.

Fraude o estafa electoral, se refiere a violar el derecho de gobernarse sin obstrucción. Los arbitrajes políticos y sociales son de autoridad ciudadana, practicada a través del sufragio, de acuerdo a sus principios y valores.

La sustracción de la voluntad ciudadana tiene impacto en la sociedad cada vez más retada. Su influencia es antiética y se revela desde la presión jurídica, económica y política hasta la comunicación embaucadora.

Un ejemplo de intromisión abusiva e ilegal en aspectos electorales por parte de agrupaciones y coristas son el Foro de Sao Paulo y Grupo Puebla, a través de maniobras y financiación de campañas, torciendo la balanza de los resultados. Tal proceder subvierte la democracia, deteriorando la legitimidad del proceso y, por ende, de los elegidos.

Sesudos padecen al explicar que negarse a traicionar el mandato popular es un llamado de inhibición y renuncia. El voto es un derecho que se puede o no ejercer, y quien decide no hacerlo nunca debe ser estigmatizado. La abstención es un dato estadístico en las elecciones que reverencian la integridad electoral, sin el impedimento tramposo de elegir y ser elegido. Y, cuando resulta contrario, el retraimiento es el derecho de negarse a convalidar o ser cómplice de la simulación electoral fraudulenta.

El intento de influir en la opinión pública ha sido de constante preocupación. Ya sea a través de la desinformación, presiones indebidas, amenaza, chantaje, acciones encubiertas o violaciones a los derechos humanos. La ciudadanía digna es objeto de conspiraciones que detonan frustraciones a su esperanza de cambio y progreso, por aquellos que, sin recato ni miramientos, obligan su permanencia indefinida.

La inhabilitación, un agravio a la ciudadanía

Robar voluntades ofende el gentilicio, agravia la ciudadanía y es una conminación para la libertad y los derechos ciudadanos. En una democracia genuina, auténtica, el mandato del pueblo es sagrado. Y, cuando se quebranta o distorsiona, carcome el principio mismo de gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

Elecciones íntegras son piedra angular de cualquier democracia robusta y saludable. Sin embargo, cuando intervienen para inclinar el resultado, escamotean el indiscutible designio ciudadano, reemplazando la elección legítima por una impuesta y adulterada que se burla de la población, es antidemocrático y tiene consecuencias impredecibles.

Robarse la voluntad de un país es un ataque a los valores y principios esenciales del sistema democrático. Al defender el señorío del sufragio, resistiendo la exigencia arbitraria, protegemos los haberes libertarios y amparamos los valores universales de libertad, justicia y dignidad.

Cuando la sustitución es obligada e involuntaria, no hay garantía de futuro justo y equitativo; por el contrario, se entrega la voluntad de un pueblo que ambiciona diferente, se roba la esperanza y el anhelo ciudadano de estar inhabilitado para ejercer su parecer. El escamoteo a la voluntad de un país es la más grave amenaza para la libertad y la democracia. Solo a través del respeto de conciencia basado en la identidad se garantiza la justicia imparcial.

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