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Hasta aquí llegó el interinato

@ArmandoMartini

Imposible negarlo, el muchacho de La Guaira -por suerte o destino- es revelación interesante. Se convirtió en la ansiada esperanza de una ciudadanía aborrecida de sandeces, saturada de alardes inútiles y falsos pavoneos del que tiene todo de castro-cubano y nada de buen gobernante. El G4, contaminando al gobierno encargado, lo malogró a tal punto de que hoy es irrelevante, lo acabó y le puso término; escenario que obligó la frase “hasta que la tiranía caiga”, para justificar su permanencia. De allí nacieron alacranes y sus descendencias de engendros, que van emergiendo sin diferencia con el chavismo.

Triste, doloroso para Venezuela, el interinato fracasó; hay que superarlo, más importante, asumirlo. Buen tipo, inexperto y mal orador, organizó un embrollo azaroso y fallido en la frontera colombiana. Fue la primera de muchos embustes, cantinfladas y galimatías. Reconocido presidente encargado por poderosas naciones, incluyendo la primera potencia mundial, Estados Unidos, en la cual fue recibido con honores, distinciones entusiastas en la Casa Blanca, y en el Capitolio por ambas cámaras, haciéndose figura mundial. Lo que perturbó, puso nervioso no solo al usurpador, dictador castrista, a su régimen y corte de adulantes cómplices, sino a sus propios compañeros que lo traicionaron. Designó una burocracia interina -ignorando militares-, habilitó representantes a los cuales dieron trato de embajadores y, antes, a un Tribunal Supremo de Justicia que luego abandonaron sin consideración.

De repente, al despertar del sueño, sorpresa. Resulta que todo era ficción, fantasía e ilusión. Lo que según él y sus seguidores era ilegítimo es ahora legítimo, como las “elecciones” convocadas por el no tan espurio usurpador, una Asamblea que deriva constitucional y un Consejo Nacional Electoral ecuánime, imparcial, transparente, es tan inequívocamente legítimo como el Legislativo criticado de fraudulento y no confiable, que puede elegir un poder electoral digno porque incluyeron a un par de oficialistas con antifaz de opositores.

Surgió de la más pura expresión de esperanza y fe ciudadana, y hoy el cese de la usurpación, gobierno de transición, elecciones libres fue una broma, un chiste de mal gusto. Pero, aseguran, el acuerdo de salvación nacional funcionará; al final será otra burla que solo servirá para ocultar la participación abierta o encubierta en la hipocresía regional. Sí, es el mismo joven presidente que se dejó carajear por el soberbio alzado del 30 abril, sin fuerza ni explicación.

Con la recién ronda de avenencias, las buenas noticias serán únicamente para los negociantes; las malas para los ciudadanos de principios y buenas costumbres. El régimen castro-chavista logra su objetivo, gana tiempo, se oxigena; los sin representatividad obtienen reconocimiento de alternativa política, continuando el gozo del negocio antagonista. Y, para el resto solo queda sufrir las consecuencias de la perversa política pícara de añagaza y maniobra.

Se encaramó en el techo de una camioneta para dejar claro a las multitudes que el presidente era él. Hizo soñar democracias y grandezas a sus compatriotas, honestidad, sinceridad y decencia ciudadana a los países que lo apoyaron; ahora, nos anuncia que podría asumir como legítimo el revocatorio convocado por quienes se suponía agotados, derrotados y, en consecuencia, no está seguro de su posición, y necesita que el pueblo salga a votar un futuro mejor.

¿Qué pasa si el castro-chavismo no cumple? Justificarán el porqué del cónclave, y ante el fracaso, desatarán su rabia, arrojan culpas a los ciudadanos que anhelan libertad y condenan la cohabitación. Evadirán su responsabilidad, harán pausa, convivirán y preparan el siguiente chantaje de unidad; mutarán, se transforman para engolosinar ingenuos con explicaciones pueriles, desde los embustes e invenciones de otrora, delirios electorales hasta el acuerdo de Salvación Nacional, que terminara en más frustración y mayor decepción.

Si las elecciones digeridas con apetito voraz por la oposición oficialista, y el espejismo del revocatorio para pendejos son aceptados por el presidente encargado, entonces no requerimos ni necesitamos a un presidente interino.

Entre legitimación de decisiones del castro-madurismo y el revocatorio, un presidente interino deja de tener vigencia, no tiene sentido ni coartada, regresa a su perdida condición de diputado, pero no de encargado. Reconocer el derogatorio contra el usurpador es mostrarse conforme, porque no se revoca la ilegitimidad, se desautoriza, disuelve o anula una concesión del pueblo, y si es autorización con beneplácito ciudadano es legítima, y el encargado queda en el aire, el sueño fue imaginación que hasta aquí llegó.

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