Plan evasión cero por Maria Andreina Muñoz-Tébar
Mar 10, 2016 | Actualizado hace 8 años
Plan evasión cero por Maria Andreina Muñoz-Tébar

ISLR

 

  No tengo nada en contra de Pagar Impuestos. ¡Por Dios! No es sino gracias a los impuestos que Haiman, el ahora diputado, pudo “regalarnos” tremendas soluciones viales. Puedo dar fe de algunas de ellas en Caracas; por ejemplo, el elevado de los Dos Caminos: ¿Ha pasado usted por un ladito, por la callecita mínima bajo el elevado, rumbo a Petare? Los Huecos anegados por agua que sale del subterráneo son una pieza monumental de la ingeniería (y tremendo negocio para la Cauchera que queda a pocos metros). Por arriba confieso no he circulado; las burdas terminaciones de la construcción ponen a millón mis terminaciones nerviosas. Y ni hablar de la ampliación de la Autopista Valle-Coche. La carrera electoral, con su desmedida ansiedad de votos, fue suficiente para saltarse necesarios estudios cuando se levantan pilotes sobre aguas que, gracias al Niño, hoy están bajitas… Por no entrar en mayores detalles. La primera vez que circulé por esa vía le dije a un amigo que manejaba,  mientras observaba la obra: ¡Qué maravilla, he allí mis impuestos!

 Si anda reconcomiado(a) por su aporte al Fisco (antes del 31 de marzo),  en la fachada de la sede en Mata de Coco del Seniat (Caracas) se muestra una gigantografía que detalla los bolívares que, de lo recaudado, invierten en diferentes áreas del “Buen Vivir Bolivariano”. Entre ellos, por supuesto, el cuidado de nuestra salud. Cada “bolivarito” que uno declara como ingreso producto de 12 horas intensas de trabajo (para batallar la inflación la jornada laboral de todos se ha extendido) es invertido, por mencionar alguna de tantas evasiones, en la compra de una ambulancia. Bueno… En realidad la factura (inflada) del carro de emergencias está. Llegó a la administración del Hospital cuidado si antes de que se construyera el propio Centro de Salud. Pero ni siquiera el sonidito, ese que le hace arrimar al hombrillo mientras maneja y pasa alguna por la vía por la que circula, llegó al hospital. Machete, ¡Qué más da! Lo lleva un vecino… Pero antes…. Deberá recorrer toda la ciudad buscando gazas, adhesivos, el traje del médico, la camilla y los antibióticos que le prescribirá el galeno cuando retire el simple furúnculo. Una afección que pudo evitarse si no fuera por los 15 días sin recibir media gota de agua.  Vaya la verdad por delante: de un furúnculo  pocos se han muerto. Muere un niño, de apenas 3 añitos, tratando de llegar a Cúcuta desde Ureña para tratarse su Leucemia. Y por él, por los Hipertensos, los diabéticos, los que deben realizarse una diálisis diaria, por todos ellos celebro mi aporte. No lo considero algo “Impuesto”… si les llegara.

 Perdonen si insisto en guiarme por la publicidad del SENIAT en la fachada de una de sus sedes. Pasaría entonces a evaluar la inversión de nuestros impuestos en educación. Y las cifras me indican la cantidad de niños, jóvenes y adultos que esperan por “luces” y salen realmente formados de nuestros centros educativos, al mismo tiempo que salen a la luz pública noticias de hijos de Ministros, Gobernadores,  Alcaldes y  Altos Jerarcas Rojitos, de sus avances y logros, no precisamente en un Simoncito, en las Escuela Bolivariana de la esquina (según ellos hay como arroz), o en una Universidad Socialista de la ciudad. ¡Bravo! Tanto fruto ha dado mi modesto aporte al Fisco que ya hay núcleos universitarios en París, Brasil y Argentina.  

    Saque usted sus propias conclusiones luego de este brevísimo, muy escueto resumen acerca del “fructífero” destino de cada bolívar que pago en impuesto. Para nada sugiero  un “Harakiri” o una “Mea Culpa»  a quien desnuda su realidad financiera en pro de un país. Todo su dinero entró. Pero todo el dinero aportado se esfumó. La explicación debe exigírsele a quienes administran nuestros recursos, incapaces hasta de calcular y sugerir al ejecutivo la nueva unidad tributaria para que paguen más los enchufados.

    Pero definitivamente resulta inaceptable que a usted le “impongan” realizar una declaración de “amor”  (a un país) cuando unos cuantos, bajo salario cancelado por usted mismo(a),  se nieguen a rendir cuentas de cada aporte dado.  La nueva asamblea Nacional se instaló en Enero. Seleccionada por una contundente mayoría de venezolanos. Cuenta con Soberanía entonces (que lo diga el CNE). Culmina el primer trimestre del año y NI UNO de los ministros, esos que administran cada centavo aportado por NOSOTROS al fisco, se ha dignado a rendir cuentas “serias” al Soberano.  

  Quienes están obligados por ley, por constitución, de rendir cuentas a cada ciudadano por su contribución a la Nación, de pronto se encuentran rodeados de docenas de cauchos espichados, abuelitas enfermas y malestares estomacales. Todas esas excusas chimbas aplicadas por el Vago fanático de la inamovilidad laboral. No hay quien se digne a explicar tantas indignaciones padecidas a diario. Incluso tienen el atrevimiento de exigir reuniones a puertas cerradas, cuando las declaraciones de todos los ciudadanos son públicas, y requisito indispensable para cualquier cantidad de trámites.

  Exijamos todos y cada uno, de la manera que más le plazca, mi querido lector. Quizás declarando en masas en cualquiera de las sedes del ente tributario para dejar constancia por escrito de nuestra demanda. Parándonos frente al Ministerio que tiene meses sin direccionar los recursos necesarios para que la universidad a la que asiste su hijo funcione. Tocándole cacerolas las 24 horas del día al funcionario que construyó un palacio y ha viajado por medio mundo por cuenta de nuestra desgracia. Hagamos Ley el eslogan del SENIAT para que nos respondan, nos rindan cuentas.

  Que nos expliquen bolívar a bolívar, y de manera fuerte (¿No era así el bolívar que vendían?), frente a los medios de comunicación, en qué fueron invertidos nuestros aportes repletos de sacrificio y tesón. Dejemos bien claro que son nuestros empleados, pagamos su salario, y por tanto demandamos que por cada declaración de impuesto haya una explicación seria, profunda y responsable del destino de nuestro dinero.

 Recordémosles que tienen hasta el 31 de marzo, por poner una fecha; vaya que la tienen vencida.

 PLAN EVASIÓN CERO: CERO EXCUSAS

 Es fácil y Sencillo: Declaren… ¡Y Paguen!

@dremunoztebar