A ver … ¿Cómo te explico? por Francisco J. Quevedo
A ver… ¿Cómo te explico?  por Francisco J. Quevedo

Pizarra

 

¿Cómo se le explica a alguien que no entiende, o que no quiere entender, que son los mismos controles los que crean las condiciones ideales para la escasez, para la inflación, la real, esa que pagamos por lo que se consigue y no la que nos informa el BCV, y para el “bachaqueo”, entre otros daños colaterales? “Toda solución genera nuevos problemas” dicen las Leyes de Murphy. La Ley de Costos y Precios Justos coloca el PVJ muchas veces por debajo del costo real, haciendo inviable la producción de muchos bienes de primera necesidad, generando así escasez y promoviendo la búsqueda de soluciones desesperadas, no exentas de sus propias complicaciones. Y el régimen cambiario marca esos productos a Bs. 6,30 ó 12 por dólar, y coloca a la vez el cambio paralelo sobre Bs. 175, ofreciendo una rentabilidad hasta del 2.777% en la reventa.

La contraofensiva mediática del Estado y la campaña orquestada en las redes sociales que pretende tapar el sol con un dedo se cae de madura cuando comparamos el precio de la gasolina de un lado y otro de la frontera, y nos preguntamos cómo se lucha contra un incentivo creado por las mismas políticas del Estado que supuestamente pretenden evitarlo. A US$ 0,99 ó Bs. 173 el litro en Cúcuta vs. Bs. 0,097 en San Antonio, un tanque de 60 litros comprado aquí y vendido allá a un “pimpinero” representa una ganancia de Bs. 10.375, más de dos salarios mínimos. ¿Pa’ que trabajar, si con cruzar el puente y vaciar un tanque a la semana se gana uno más de Bs. 40.000 al mes?

La “guerra económica” nace en Miraflores, de la mente del “monje” y tantos marxistas que creen que la crisis es necesaria porque forma parte de la transición al Socialismo, y cuenta con un armamento que incluye un sistema cambiario atroz que combinado con los controles de precios subsidia más la importación que la producción de alimentos. Y no tenemos por qué hablar de la reventa de dólares obtenidos por los corruptos y allegados del Gobierno. El Estado se dedica a asegurar que los productos sean irracionalmente baratos a través del Indepabis que en efecto defiende más los costos del buhonero y el “bachaquero” que los precios al consumidor, quien a la final no consigue esos productos y termina pagando la diferencia en la calle. El armamento bélico-económico estatal incluye además, tasas de interés reales negativas que incentivan el crédito que impulsa no la inversión productiva sino la especulación cambiaria, y que mantiene en alza el mercado paralelo. Súmesele una imprenta de billetes y política monetaria que hacen disparar el circulante, más el dispendio fiscal y la dilapidación de las reservas internaciones y uno se pregunta, ¿cómo hemos podido llegar tan lejos?

Para colmo de males, el Estado es el principal importador. 62% del azúcar que se consume en Venezuela es importada por el Gobierno. ¿Si usted no la consigue, a quién va a culpar? Igual sucede con toda la leche en polvo y buena parte de la leche líquida que viene de países amigos del cono sur, de Ecuador y Nicaragua. Un litro de UHT uruguaya, importada por el Gobierno Nacional, se vende por Bs. 18, mientras que las marcas nacionales cuestan normalmente Bs. 54. ¿Cómo compite la industria contra políticas que subsidian no a los productores nacionales sino a los extranjeros y que prefiere generar en empleo en Montevideo en lugar de Carora? Comparemos estos precios con los internacionales que oscilan sobre US$ 1,25el litro al detalle. ¿A cuánto los calculamos, a 6,30, a 12, a 52 o a 175 Bs./$? El rango iría de Bs. 7,87 hasta Bs. 218,75. ¿Y ahora, por cuánto vendería usted un litro, cuando no sabe si le liquidarán las divisas a cualquiera de los tres cambios oficiales? ¿Cómo se trabaja con tanta incertidumbre?  

La “guerra económica”, si quieren llamar así al contrabando, a la buhonería, a las mal llamadas “compras nerviosas” y sí, a la especulación, se alimenta primero de los controles de precios que por un lado abaratan los productos y por el otro quiebran a los productores nacionales y generan escasez, segundo, se aprovecha del régimen cambiario que por un lado subsidia a los productores extranjeros más que a los venezolanos, y por el otro incentiva el “bachaqueo”, tercero, se nutre de la inflación creada por una política expansionista que genera tasas de interés reales negativas que a su vez disparan la especulación en divisas, y, cuarto, la agrava tanta politiquería fiscal que lanza el dinero a la calle sin requerir contraprestación productiva, comprando voluntades, pagando por no trabajar.

A ver… ¿Cómo te explico? Definitivamente, no hay peor ciego que quien no quiere ver.

 

@qppasociados