La huella que no se borra: los huérfanos producto de las ejecuciones extrajudiciales - Runrun
La huella que no se borra: los huérfanos producto de las ejecuciones extrajudiciales

Runrunes y Monitor de Víctimas realizaron, la noche del 24 de agosto, un Twitter Space para hablar sobre su más reciente investigación sobre los huérfanos producto de las ejecuciones extrajudiciales en Venezuela, titulada La generación que perdió el sueño: huérfanos de la letalidad policial en Venezuela.

El espacio, que lleva el mismo nombre de la investigación, fue moderado por la periodista Ronna Rísquez (coordinadora de Monitor de Víctimas), y reunió a los expertos Abel Saraiba, psicólogo y coordinador adjunto de Cecodap; Mirla Pérez, miembro del Centro de Investigaciones Populares, y Lorena Meléndez, periodista de investigación y coordinadora del especial. 

A continuación, un resumen de las intervenciones de los participantes:

Abel Saraiba: «Es fundamental poder acompañar a las familias para poder guiar en estos procesos que son devastadores para los niños (ejecuciones extrajudiciales de padres o personas a cargo). Pueden quedar marcados para siempre (…) El fracaso escolar no es solo es un síntoma inmediato. Que esto se produzca transforma la muerte en un evento que no solo causa dolor en el momento, sino que condena a los niños a vivir en un ambiente de pobreza con opciones muy límitadas (…) En medio de todas las dicultades que hay en este sombrío panorama, es importante dibujar espacios donde se puedan construir respuestas… Creo que cualquier programa sensato en este momento debe empezar por dar apoyo a las familias al menos en lo psicológico, y fortalecer las capacidades de las escuelas para que los niños que sean víctimas no queden fuera del sistema escolar (…) Cuando pensamos en el impacto de esto (ejecuciones extrajudiciales de padres o personas a cargo), una de las palabras clave que van a aparecer es la idea del trauma y yo creo que es importante entender la idea misma del trauma como un punto de partida, sobre todo porque el trauma tiene que ver con un hecho que sobrepasó un evento que por lo general ocurre de forma súbita y que sobrepasa la capacidad que tiene una persona para procesar aquello y por lo tanto este evento deja huellas, deja marca, deja efectos que más adelante se transforman en síntomas y que por supuesto nos hablan del impacto que ha tenido un cierto tipo de de episodio en la vida de un ser humano. Entonces, qué sucede que en este caso, pues encontramos que el los niños que han vivido este tipo de situaciones comparten la experiencia de lo traumático, ¿y por qué? Es fácil entender que ningún ser humano tendría por qué estar preparado. Para vivir algo como esto, o sea, el orden aparentemente natural de la de la vida, supone que los hijos enterrarán a sus padres, pero esto en el marco de causas naturales de muerte y, por lo general, cuando los hijos son adultos y han tenido la ocasión de desarrollar recursos para poder enfrentar este tipo de pérdidas. Sin embargo, acá encontramos que la pérdida se produce de forma anticipada producto de la violencia, sin que los niños tengan, por supuesto, los recursos emocionales como para poder procesarlos».

Lorena Meléndez: «[El trabajo también contempló] la precariedad en la que viven los niños y adolescentes después de que murieron sus padres, víctimas de letalidad policial, pues habían tenido en muchos de los casos una actividad bastante integrada con la educación de ellos, por un lado, pero también eran sostenes de familia en la mayoría de los casos. Entonces, esto condujo también a que todo el peso económico de los niños recayó sobre las madres, muchas de las cuales habían tenido que migrar y estos niños quedaron al cuidado de abuelas o de tías. En fin, al cuidado de de terceros, justamente cuando están atravesando estas experiencias (…) Dentro de los nueve casos que investigamos, en tres se repite un patrón en el que las madres se ven obligas a migrar para enviar remesas a las personas que quedan a cargo de los niños (…) En el último capítulo de esta investigacion ahondamos en el tema escolar. Muchos niños abandonan la escolaridad antes de un año después de que ocurriera el asesinato de un familiar. Esto se mantuvo en el tiempo: o salieron totalmente del sistema escolar o bajaron tanto el rendimiento que se terminaron rezagando».

Mirla Pérez: «Estamos en un contexto de emergencia humanitaria compleja, que empobrece a la familia y a la comunidad. En una Venezuela matricentrada, se había creado un tejido que permitía que las deficiencias familiares las solventara la comunidad (…) El Estado no sirve de contención en estos casos aunque es el responsable y debe dar las condiciones de repación, pero no lo hace, por lo que hay un estado de desprotección para los niños, para las familias y para la sociedad (…) En Venezuela se había creado un tejido comunitario relacional que hacía que las deficiencias que podía haber en la familia eran solventadas en la comunidad. En este momento estamos teniendo una familia muy empobrecida dentro de un contexto comunitario también empobrecido, entonces el este niño que vive esta experiencia que además hay que sumarla a la misma experiencia de emergencia humanitaria compleja, porque esto que está viviendo el niño es producido también por el Estado, o sea, el Estado está produciendo condiciones humanitarias complejas, porque es precisamente de origen político y por el otro lado te está también produciendo caos en el propio niño, está produciendo vivencias que el niño no debió haber vivido. Eso no debió haber ocurrido nunca en en la vida del niño y precisamente ocurre porque el responsable de la letalidad es precisamente el Estado. Entonces, claro, la deficiencia que nosotros estamos viendo a nivel social, económica, toca también la arista de la educación, pero no la educación del niño en cuanto a continuidad o no de su proceso particular, sino el deterioro estructural de la educación en Venezuela. (…) Este es un trabajo que hay que seguir haciendo. Estamos en un situación de violencia permanente dentro de las comunidades, en la que no vislumbramos una respuesta del Estado. Lo que nos toca como organizaciones es documentar y hacer público el sufrimiento de estos niños».

Ronna Rísquez: «Es mas doloroso cuando la muerte ocurre de manos de los cuerpos de seguridad del Estado que en otros contextos como un robo, porque se supone que deben protegerte. Si ocurre en el entorno de vivienda de las víctimas, además pierden su lugar seguro».

Haciendo clic aquí puedes leer el trabajo completo La generación que perdió el sueño: huérfanos de la letalidad policial en Venezuela.